Autora
Ana Sabrina Pirela
@AnaSabrinaPirela2024
¿DE DÓNDE SOMOS?
Homenaje de una hija de Venezuela,
en su Día de Independencia.
Somos del Norte de la América del Sur,
carácter del Llano bravío, majestad del Páramo Andino,
que, andando, buscando mejor suerte, recorrimos un camino,
hoy estamos por todas partes, destino, azar,tour.
Somos brillo del Oriente, voz del galerón oriental,
vestimos donaire del vals de la gran Capital,
amor zuliano, sol y lago, puente ícono regional,
cantamos gaita todo el año, la hicimos universal.
¿Cómo somos?
Coraje y fuerza del Mar Caribe, sentimiento solidario,
recibimos al que llegue con gestos de alegrías
sin rechazar color de piel, culturas ni ideologías,
con él cantamos, lloramos, nunca se sentiria solitario.
¿Quiénes somos?
¡Somos los hijos de Venezuela!
de todo el mundo, deambulando desde hace rato,
somos fibra del maíz y olor del café,
del hogar, familia, hermandad, amistad, oración y fe
que, si algunos pudiéramos ya, ¡regresaríamos de inmediato!
Ana Sabina Pirela Paz
O5-07-2025
UN MUNDO CON MIEDO
Si ayer, mientras nos recreamos en las líneas que describía una sociedad futurista y tecnológica en la obra de Aldous Leonard Huxley: “El mundo feliz”, publicada en 1932, hoy podríamos producir, no una historia, sino muchas en el horizonte actual de esta reflexión que título: “Un mundo con miedo”. Si, estamos viviendo la época de un colectivo mundial colmado de pánico. Un pavor que no discrimina fronteras, que ruge en las entrañas de una madre, como en el corazón del padre, entre toda una sociedad globalizada en la estructura humana como en la culturalmente elaborada. Un mundo atemorizado desde los cimientos del hogar, ver dentro de ese recinto hogareño el monstruo de un familiar que violenta la humanidad y arrastra la ingenuidad de un menor, o la pareja amenazada, forzosamente silenciada, por anunciar la terminación de una relación donde era la víctima del abuso e irrespeto. Vamos más allá, el esposo que fomenta la violación de su propia pareja, entre cercanos y extraños, cuando premeditadamente la drogaba, menciono el hecho por lo recién del caso.
Un mundo atemorizado hasta para ingerir algunos alimentos, no vaya a ser que hasta el pan nos envenene mortalmente o nos haga desarrollar una enfermedad terminal. Ese temor no escapa de los espacios escolares ¡miedo sí ¡en que nuestros hijos sufran el cruel bullying escolar, el abuso perpetrado por sus propios pares frente a la vulnerabilidad del otro: se aplica la violencia verbal, física, emocional, social o relacional y el cyberbullying, Ni hablar de lo peor. los tiroteos selectivos o no en los centros escolares y en ámbitos públicos.
Pero… ¿qué sucede en las organizaciones políticas denominadas democráticas? Si ayer teníamos esmero en elegir nuestros gobernantes en virtud de un currículum que mostraba conocimiento, idoneidad y prestancia para el ejercicio y desenvolvimiento del cargo, aunado a las medidas que anunciara que pensábamos era el reivindicar a través de las promesas, el bienestar de su pueblo. hoy observamos que cualquier sociópata u alguien que muestre problemas de adaptación social o aquel propenso a un perfil dictatorial, autócrata o totalitario, que solo gobierne para el grupo de sus simpatizantes puede llegar a ser presidente, ministro, congresista…
¿Decadencia humana? ¿Decadencia social?... ¿qué ha permitido esconderse en la mente humana que sigue atemorizada? ¿No bastó implementar la posverdad? ante un mundo dividido en criterios y opiniones: lo que parece verdad es mentira y lo que se asemeja a la mentira, después resulta verdad. Lo que se toma también en temor. El humano esconde pavor en sus pensamientos y en esa soledad que vislumbra como un abandono, subyace el miedo-.
Quizás ya no vea el futuro de la sociedad humanoide, pero ya observo el preámbulo, como cuando nos imaginábamos el sentimiento de pavor latente ante las guerras y desde entonces, ¡cuántas no han acontecido!!
También hemos sentido la furia de la inclemente naturaleza, que el propio humano ha podido alterar y destruir, quien como ser pensante no ha podido reconstruir soportes esenciales para su salvación, porque su única liberación para el temor es la acción y el raciocinio. Miedo algunas veces entendible, porque quizás el vecino, contrario a nuestros ideales, se vuelva enemigo y desarrolle el rol de espía y denuncie el pensar del otro.
Pero, hay más, en sociedades cuyos gobernantes fomentan guerras o atemorizan a sus habitantes con persecuciones en privarlos de libertad por pensar diferente, por prácticas de sus políticas excluyentes, un sector de la población migra a otras latitudes y nos encontramos con el otro temor: el nativo siete miedo por ese extranjero. Miedo por sus costumbres, por su idiosincrasia, por el color de su piel, por verse desplazado de una labor por aquel con mayor estudio, capacitaciones y conocimiento para realizarlo. Y por contraparte, el inmigrante se atemoriza por las consecuencias de la cruel xenofobia.
Pero… lo peor, a todo eso se suma otro ingrediente: la angustia futura de las consecuencias de la inteligencia artificial. Un miedo que ya empezamos a experimentar: la pérdida de un trabajo, base económica de nuestro sustento, por lo que pueda representar en la sustitución de las labores tradicionales, porque el mundo androide, el híbrido, el humanoide ya lo tenemos en puerta.
¿Qué les repara el porvenir de las generaciones ante estas novedosas civilizaciones? El resultado no lo veré, pero los criterios existen.
Comparto una opinión del escritor venezolano Edgar Pérez, cuya creatividad intelectual la desborda magistralmente con temas de ciencia ficción:
“La primera novela que yo leí cuando era un muchacho fue” Yo robot” de Isaac Asimov y no me imaginé nunca que ya desde el pedestal de años fuera ver que está empezando a hacerse realidad y si algo lamento es estar tan viejo, y me gustaría estar joven, me encantaría empezar de nuevo para aprender exclusivamente esas tecnologías fascinantes. Ver lo que viene, prever lo que viene, a la vez es aterrador porque es el principio en la famosa agenda 2030, el famoso reseteo del cambio, del paradigma de la humanidad, de la hibridación, de la creación ya de los ciborgs, que es un ciborg completamente artificial, pero después vendrán los ciborgs biológicos y entonces como decían por allí:” Jugar a Dios” …
Sin duda un mundo atemorizante.
Ana Sabina Pirela Paz
13-10-2024
@anasabrinapirela2024
todos los derechos reservados propiedad de la autora Ana Sabrina Pirela
El
NIEBLA DENSA
Niebla densa cubre la ciudad,
cala dentro, como abrazo tierno,
niebla pura, paraje del bienvenido invierno,
cortina que invita a la tranquilidad.
Niebla espesa, que apuras reflexionar sobre lo externo,
soportas el descanso del Sol ardiente,
permites un paréntesis en su rutina permanente,
y despojan la realidad de lo que discierno.
Entre calles paseas, te cuelas por los pórticos,
la mente camina con el hombre,
que ya no divisa el firmamento.
Al igual que los tallos de los árboles, mis pies húmedos
sienten tú frio desierto blanquecino,
extraño el amarillo rayo matutino,
velo invernal, te pido, ocultes hoy mis miedos.
Niebla densa, antes de irte, hazme escuchar
la canción que me acobijó en la cuna,
plegarias en las noches caribeñas con luna,
susurro de mi madre, lenguaje del mar,
que imagino para salvarme ¡
Ana Sabina Pirela Paz
Junio 12 2024
Ana Sabrina Pirela Escritora y poetisa Venezolana radicada en la ciudad de Buenos Aires.
Primavera en invierno
Emergen soles en mi paso,
Irradian luz y color floral,
renovación de un espacio corporal,
vida, vigor, termina un ocaso.
Excelsa primavera llegas en invierno, despides el día frío, oscuro,
millones de soles marcan futuro,
brillo natural y calor interno.
Claro sendero en mi paso,
vivifica huella y escucha cantos,
despertar con ilusiones de encantos,
sin recuerdo pasado ni repaso.
Vida, escritura, oda al amor,
hay tiempo, se suman años,
soles danzando, vaticinan otro cumpleaños,
de salud, plenitud y vigor,
se apertura la nueva era:
de enero a diciembre ¡primavera!
Ana Sabina Pirela Paz
21 de Junio 2024.
05 de Agosto 2025
En estos días claros…
Sin encono, sin palabras de reproches, sin lágrimas… te sorprende la edad adulta, vestida con la liviandad que te regala la experiencia mediante el aprendizaje esencial de una vida, sin juzgarla si fue buena o no, exitosa o injusta, porque simplemente la sabiduría marca la grandeza de lo que significa la inexorable aceptación.
Los amores han pasado, los hijos han crecido y se han ido, quizás ya no anidas interés en fomentar nuevas relaciones de parejas, ni apuras en reunirte en conversas que no te resulten fructíferas. Ahora valoras el silencio de la soledad, sin sentirte “estar sola”, alejándote de los diálogos bulliciosos, sin sentido ni beneficio.
Has recogido la siega que brinda la buena amistad, por haberla cultivado con los valores de lealtad, el respeto y solidaridad, alimentada por los afectos sinceros, entre abrazos, escuchas o compañía en los días de infortunios.
Andar de prisa y llegar de primera dejó de ser prioridad, ya no cuentas horas, porque hasta del reloj de pulsera te despojaste, entonces sales cuando puedas y quieras, ya la agenda rígida de los compromisos quedó acaso perdida u olvidada en alguno de los armarios.
A la palabra concisa te acostumbraste, te expresas en forma directa: claridad y efectividad en tú comunicación, la que no ofende ni ruboriza, pero que enseña tolerancia y gentileza. Se acabaron las discusiones, da lo mismo quien cree sobrarle la razón, te quedas con tú impresión, sin pretendes impresionar ni convencer.
En esa etapa de los días claros, llamada por otros “dorada” no necesitas buscar validación, ya están fortalecidas tus convicciones y credos, aprendiste a relajar las estrictas posiciones, porque Identificaste la comprensión con la empatía en considerar las diferencias del otro.
Cambiamos lo sofisticado por lo práctico, preferimos “estar cómodas” en el vestir, sin apartarnos del buen gusto y la elegancia, aspectos que nos siguen acompañando.
Se terminaron los afanes, atrás quedaron los programas, ya no existen imposiciones predeterminadas ejecutamos las prioridades día a día.
Se aprende a soltar las dependencias, los apegos. Nos retiramos hasta de las visitas médicas. salvo lo estrictamente necesario. No encontramos con otras alternativas para la sanación corporal y espiritual, sin olvidarnos de la salud integral que nos regala el entorno natural-.
En los días claros, la mirada reposa hacia lo interno, en la búsqueda de la satisfacción propia y la autonomía del ser. Los que van descubriendo y transitando el mismo camino podrían identificarse con estas posturas, con expectativas futuras, porque quedarán por develarse reflexiones en la ruta que aún nos restan por recorrer.
Ana Sabina Pirela Paz
05-08-2025
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