Años antes del asesinato del policía municipal......
El aire olía a gasolina y mugre en el callejón donde el Chevrolet Malibu Turbo Diesel, tuneado con luces de neón y llantas cromadas, aguardaba como un depredador agazapado. Era el territorio de “Baberto”, un flaco con la cara devastada por cicatrices de acné, cuya silueta huesuda se recortaba contra la luz mortecina de una farola rota.
Susana y Kristal, apenas unas semanas después de su última pesadilla, habían acudido allí con el corazón latiendo al ritmo de una decisión temeraria: buscar al proveedor de sustancias de su madre, adentrarse en el submundo que ella frecuentaba. Querían algo, cualquier cosa, que apagara el dolor que las carcomía. Pero el callejón no era un lugar para adolescentes imprudentes. Era un lugar donde los errores se pagaban con sangre. Apenas cruzaron el umbral de la penumbra, el instinto les gritó que algo estaba mal. El aire se volvió denso, cargado de un hedor a sudor rancio y licor barato. No fueron veinte hombres, como dirían después, exagerando en un intento de justificar el horror. Fueron muchos, suficientes para destruir un destino--.
Una horda de sombras ebrias y brutales que las rodearon con risas guturales, como hienas cerrando el círculo sobre su presa. Las manos ásperas las sujetaron, las empujaron, las desgarraron. La noche se convirtió en un borrón de violencia, un torbellino de alaridos y súplicas que nadie escuchó. El asfalto frío fue su único testigo. Al amanecer, la policía las encontró en un charco de sangre y mugre, con los cuerpos magullados y las miradas vacías. Dos adolescentes más en la estadística de una ciudad que devoraba a sus hijos sin piedad. La prensa las llamó “estúpidas”, “imprudentes”, como si su sufrimiento fuera una lección moral.
Pero para Susana y Kristal, la verdadera lección estaba escrita en sus cuerpos destrozados: el mundo no perdonaba, y ellas tampoco lo harían. Gracias al dinero de su padre, un hombre ausente que pagaba para no mirar, ambas fueron internadas en una clínica privada. Los tubos, las máquinas, los médicos de rostros impasibles las mantuvieron con vida. Fue la última vez que Susana vio a sus padres juntos, una imagen borrosa de dos figuras discutiendo en voz baja en el pasillo de la clínica. A Susana no la visitó nadie. Nadie preguntó por ella. Nadie quiso saber.
Un mes después, salieron de la clínica, físicamente recuperadas pero irreparablemente cambiadas. En sus pechos anidaba algo nuevo, algo oscuro y afilado como una navaja: odio. Un odio frío, absoluto, que no conocía límites ni consuelo. Un odio que susurraba en cada rincón de su alma, alimentado por la rabia de lo que habían perdido. Se miraban en el espejo y no veían a las niñas de antes. Veían a dos desconocidas, unidas por un pacto tácito, un juramento sellado en sangre.
Fueron al psicólogo, un hombre de gafas gruesas que hablaba de “trauma” y “resiliencia” mientras garabateaba notas. Fueron al médico especialista en enfermedades venéreas, un trámite humillante que las hizo sentir como ganado marcado. Su madre, por unos días, mantuvo una discreción inusual, como si temiera que el escándalo la alcanzara. Pero Susana y Kristal no necesitaban palabras para entenderse. Se abrazaban en la oscuridad de su habitación, se consolaban con caricias tímidas, se prometían en silencio que nunca volverían a ser víctimas
. --- El nuevo “amigo” de su madre apareció una mañana, con una sonrisa torcida y un brillo en los ojos que Kristal reconoció al instante. Era el mismo destello cruel que había visto en Pedro Sulbarán, el hombre que irrumpió en su cuarto durante aquella fiesta lejana. Kristal lo sintió también, sin necesidad de palabras. Era un depredador, otro más, acechando en la penumbra de su hogar roto. Las feromonas, como habían leído en algún libro polvoriento de la biblioteca, las traicionaban. Atraían a los monstruos, los convocaban como un faro en la tormenta.
El hombre se hizo el encontradizo en la cocina, un espacio que olía a grasa rancia y platos sucios. Susana lavaba los trastos, con las manos hundidas en agua jabonosa, cuando lo sintió acercarse. Su aliento cálido le rozó la nuca, y un escalofrío le recorrió la espalda. Intentó apartarse, pero él la acorraló contra el fregadero, sus manos buscando donde no debían. Ella forcejeó, con el corazón latiendo como un tambor de guerra, pero no gritó. No podía. El miedo la había entrenado para el silencio. Susana entró en ese momento, con el rostro pálido y los ojos encendidos por un fuego que no admitía dudas. La escena la golpeó como un relámpago: el hombre, Kristal , la cocina convertida en un campo de batalla. Los recuerdos de aquella noche en el callejón se estrellaron contra ella, cada alarido, cada golpe, cada humillación. Sin pensarlo, tomó un cuchillo de cocina, uno grande, con el mango desgastado por años de uso. Lo hundió en la espalda del hombre con una furia torpe pero implacable. La sangre brotó como un río oscuro, y los alaridos del hombre llenaron la casa. Kristal, liberada del agarre, tomó otro cuchillo. No hablaron. No hicieron falta palabras. Juntas, apuñalaron al hombre una y otra vez, con una furia que no conocía el cansancio. La sangre salpicaba sus rostros, sus manos, sus ropas, pero ellas no se detenían. Cada golpe era una liberación, cada grito del hombre una sinfonía que alimentaba su éxtasis. Cuando el cuerpo dejó de moverse, se miraron, jadeantes, bañadas en sangre, y sonrieron. Por primera vez, se sintieron poderosas. Dueñas del momento, del espacio, de la vida y la muerte.
Su madre entró entonces, con un grito que desgarró el aire. La escena la paralizó: el cuerpo destrozado en el suelo, sus hijas cubiertas de sangre, riendo como si hubieran descubierto un secreto divino. No tuvo tiempo de correr. Susana y Kristal se volvieron hacia ella, con los cuchillos aún en las manos. La madre fue la número dos en la estadística, otro nombre en la lista de víctimas de una ciudad que no hacía preguntas. La policía, perezosa y desbordada, atribuyó el crimen a los “robacasas westonzolanos de lujo”, una banda que servía como chivo expiatorio para cualquier caso sin resolver,Pero que generalmente era verdad cuando se investigaba un poco.
Nadie interrogó a las chicas. Nadie dudó de su historia de horror. Eran víctimas, después de todo. Intocables.
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--- A 1450 kilómetros de allí, en un pueblo abrasado por el sol del llano, Rita, de catorce años, vivía su propio infierno
. Su madre, una mujer endurecida por la pobreza y la desesperación, la veía como una moneda de cambio. Cada domingo, en los rodeos y las fiestas de cumbia y mariachi, la exhibía como un trofeo. Rita, con su cuerpo macizo, sus piernas cortas pero bien formadas y su cabello negro como la noche, era un espectáculo sentada en las talanqueras. Los hombres la miraban, pero ninguno se acercaba. Había algo en ella, una fiereza silenciosa, que los mantenía a raya.
“¿Será marimacha?”, se preguntaba su madre, con un desprecio alimentado por su ignorancia.
Pero no era eso. Rita era una flor del llano, un deseo prohibido que los hombres temían tocar. Hasta que su madre, harta de esperar, decidió negociar. Un fajo de billetes cambió de manos, y Rita fue enviada a “pasear” con “el niño”, el hijo de un hacendado que traficaba con cultivos ilegales. Ella, ilusionada, pensó en el cine, en una hamburguesa, en la GMC Suburban 4x4 Turbo Diesel que brillaba bajo el sol. Pero no hubo cine. No hubo besos. En la parte trasera de la camioneta, el muchacho la desnudó con la misma brutalidad con que un jinete doma a una yegua. La golpeó, la usó, la dejó rota.
“Por fin aprendiste a ser mujer”, fue lo único que dijo su madre, contando los billetes sin mirar el rostro demacrado de su hija.
Aquellanoche, Rita tomó una decisión.
A la madrugada, con el pueblo aún dormido, subió a un autobús Scania Marcopolo, oxidado y ruidoso, rumbo a la capital. No llevaba más que un bolso con ropa vieja y una determinación feroz. La ciudad, con su río de luces y peligros desconocidos, la recibió a las dos de la mañana. Asustada pero resuelta, caminó por la avenida principal, buscando un parque donde descansar. Sabía ordeñar vacas, manejar un tractor, cargar sacos de alimento. Era fuerte. Era bonita. Algo bueno tenía que suceder. O eso se dijo mientras el frío de la madrugada le calaba los huesos.
Una semana después del asesinato del policía municipal ..
En la capital, en una oficina solitaria que olía a café rancio y papel viejo, el Comisario Ramírez contemplaba una vez más las fotos de las Flores de la Muerte. Así las llamaban ahora: Magnolia y Miosotis, antes Susana y Kristal. Las imágenes eran pocas, borrosas, tomadas años atrás, cuando aún eran adolescentes de rostros serenos y ropas de buena calidad.
Nada en ellas delataba la monstruosidad que habían desatado. Pero el Comisario sabía la verdad. Eran asesinas seriales, un fenómeno raro, una simbiosis letal de dos mentes que se complementaban como piezas de un rompecabezas macabro. El informe del grafólogo hablaba de un autocontrol extremo, de un coeficiente intelectual elevado, de un sadismo que encontraba placer en el caos que dejaban a su paso. Las pruebas eran escasas. Videos en YouTube, Twitch, Line, siempre con usuarios nuevos, mostraban fragmentos de sus vidas: carreteras polvorientas, moteles baratos, risas frías
. Tenían una legión de admiradores, adolescentes que imitando su estilo gótico-emo y urbano-sport, convirtiéndolas en una leyenda urbana. La policía las había tenido cerca una vez, cuando un detective las reconoció y disparó, hiriendo a Jazmín —o quizás era Magnolia— en el hombro. Pero escaparon, aprovechando una alcantarilla mal vigilada. Dos semanas después, el detective apareció muerto en el baño de oficiales del precinto 31, con un punzón clavado hasta el mango en su cuerpo y la cabeza sumergida en un inodoro sucio.
La policía quiso culpar al Tren de Aragua o al Cártel Jalisco Nueva Generación. Pero el Comisario sabía que eran ellas. Siempre ellas. No cometían errores. Sus crímenes eran precisos, calculados, con un número par de víctimas cada año, sin un patrón claro de tiempo o lugar. Esta vez, habían vuelto al territorio de Kristal, un movimiento inusual. ¿Querían descansar? ¿O era una provocación? El asesinato del policía municipal no encajaba en su modus operandi. No fue una cacería. Fue una respuesta, un mensaje: no las toquen.
El Comisario se masajeó las sienes, agotado. Había un equipo interdisciplinario siguiéndolas, un grupo de agentes que había abandonado otros casos para centrarse en las Flores de la Muerte. Pero era como perseguir fantasmas. Las pistas se desvanecían, los testigos callaban, y las imitadoras —adolescentes vestidas como ellas— complicaban todo.
En una semana, habían detenido a 34 tríos de chicas que juraban ser las Flores, solo en la capital.
“La madre de Jazmin … ¿existe algún familiar aquí?”, preguntó el Comisario a Rodríguez, su subordinado, mientras revisaba una carpeta
. “No”, respondió Rodríguez, con la mirada fija en los papeles.
“¿Los de Susana… Miosotis?”
“Emigraron hace años a Rio Grande do Sul.”
“¿El padre de Magnolia?”
“Está aquí, en tratamiento. Lleva una vida tranquila. Su pareja murió en un accidente.”
El Comisario asintió, con una chispa de intuición en los ojos.
“Vino por él. Quiere verlo. Vigílalo, pero desde lejos. Sin errores esta vez.”
Rodríguez asintió, aunque la duda asomaba en su rostro. El Comisario suspiró. Era un caso imposible, un rompecabezas que se burlaba de ellos.
Salió al pasillo,a tomar el café número 50 de la noche.
En el pasillo, escuchó risas. El grupo SWAT, relajado, comentaba un operativo fallido. Uno de ellos imitaba a tres chicos que intentaban pasar por Gays , con movimientos torpes y voces exageradas.
El Comisario se detuvo en la puerta, con el rostro endurecido.
“¿Qué es lo gracioso?”No tolero ese tipo de burlas a las minorias--, preguntó, su voz cortante como un cuchillo. Silencio.
El teniente, un hombre fornido, palideció
. “Señor, eran tres chicos… intentaban ser femeninos, pero eran muy toscos. Fue en el operativo tras lo del municipal.”
El Comisario no respondió. Sus pensamientos eran un torbellino.
*Son demasiado inteligentes para nosotros*, pensó. La dependienta de la farmacia que las delató había sellado su destino. No debió haber llamado. Nadie estaba preparado para enfrentar a las Flores de la Muerte. Entendió la burla, las tres pasaron justamente frente a todos ellos.Una burla realizada con maestría.
Con un portazo, salió de la oficina, rumbo al hospital donde el padre de Magnolia luchaba por su vida. Algo le decía que allí, en esa frágil conexión, estaba la clave para atraparlas. O para morir intentándolo. -
La cuarta entrega de la novela por capítulos Irias conmigo a New York?
Tiempo Actual
El elegante Esteban Sauvver caminó directamente hacia Marina, que estaba refugiada con otros recién contratados.
Todos saludaron la intimidante y aristocrática figura del anciano.
-- Rubén Sauvver-- se presentó, ignorando absolutamente al resto de los presentes.
-- Marina Raeders Natera-- Se presentó la muchacha bajo la intensa mirada del anciano.
-- Bienvenida. ¿Desde qué departamento nos da su apoyo?.
-- Desde el departamento de Auditoría interna.
-- Importante apoyo. ¿De cual Universidad llega?.
-- Universidad De Los Ángeles.-- dijo ella ante el interrogatorio...Lo conocía...Estaba segura. Ese hombre lo conocía y el la conocía. Él detalle es que no sabia ni recordaba de donde
El hombre hizo un gesto asintiendo.
-- Es mi deseo que cualquier necesidad en el desarrollo de su labor, recurra directamente a mi. ¿Cuál es su terminal en la oficina?.
-- En realidad estoy en la inducción. No tengo un cubículo todavía.
-- Entiendo-- dijo el hombre sin haber pestañeado ni un segundo, ni dejar de mirarla con la misma intensidad y como si los otros no existieran-- Sepa que tiene todo mi apoyo.No es familiar de alguna persona en este pueblo?
-- No.En realidad no. Gracias señor-- respondió ella un tanto a la defensiva. Un Socio acosador. Eso no le gustaba para nada.
El hombre se retiró. Sus dos acompañantes hicieron la perfecta "O" al ser testigos de la escena anterior.
Ella miró hacia donde estaba Rubén. El cual estaba de espaldas hablando en otro grupo de altos gerentes.
Uno de los Instructores de inducción se acercó para cordialidad con los nuevos; Marina no pudo contenerse.
-- El señor muy alto que está allá. ¿Quién es aquí?.
El instructor miró hacia dónde señalaba con disimulo Marina.
-- ¿Rubén?. Es el Presidente ejecutivo, socio y proveedor principal del grupo.
-- Hace un rato se acercó para presentarse.
Los otros apoyaron asintiendo.
-- ¿Qué Rubén vino y se presentó?-- Preguntó estupefacto el instructor.
-- Si.
--No puedo creerlo. Rubén jamás habla con los empleados. Solo con sus gerentes.
-- Parecía.. No se.-- dudo Marina
-- Acosador...-- susurro por lo bajo uno de los acompañantes.
-- Jamás -- recalcó nuevamente él "jamás" con firmeza el instructor.
-- Está bien. Eso me tranquiliza-- indico la joven nada convencida.. No podia evitar verlo de reojo.
-- Es que.. Es la primera vez que me dicen que Rubén habla con un empleado-- dijo el instructor, viendo todos con disimulo hacia donde estaba Rubén; en ese momento él dirigió su mirada hacia ellos.
-- ¿Te das cuenta?-- dijo Marina viendo el hombre que los vio por un instante, luego con tranquilidad siguió hablando con el grupo
En el recuerdo de la bruma de aquellos 30 años en el pasado...
Chandra Cedeño Sterling entró cómo una tromba al inmenso comedor donde se encontraba su madre desayunando.
-- Madre. ¿Quién es ese hombre?. ¿Está casado?. Necesito saber. Estoy desesperada. Toda la noche no pude dormir.
-- Si te refieres al caballero de anoche, Se llama Rubén Sauvver, tiene treinta y tantos años, es una pieza clave en mi empresa. Sólo puedo decirte que estas muy...muy joven, para ese hombre.-- recalco su madre ante el evidente descontrol de su hija.
-- No se si seré joven, o estoy loca. ¿Es mujeriego?. ¿Está casado?. Necesito saberlo..-- preguntó presa de la misma impetuosidad.
-- No. No está casado. Ni es mujeriego.-- dijo Anne colocando la taza de café encima de la mesa y viendo el erratico accionar de su hija.
-- ¡Ay Dios mío!-- respondió frenética-- ¿Verdad que vas a invitarlo a venir?
-- Si logro despegarlo de la oficina, quizás se pueda-- indicó tranquilamente la madre
-- ¿Por qué dices eso?.
-- Trabaja desde el amanecer y es frecuente que se quede en la oficina por días.
-- Quiero trabajar-- anunció repentinamente la joven.
-- ¿Con él?-- Preguntó cuidadosamente Anne Sterling.
-- Absolutamente.-- respondió enfática la joven
Tiempo Actual
Rubén Sauvver luego de la fiesta, manejó hasta un solitario sector de la carretera, justo en una cerrada curva.
Descendió de su Bentley, dejando el motor encendido y las luces.
Contempló un rato la línea roja del amanecer. Luego vio al otro lado el oscuro y solitario paisaje.
-- Sabes que He esperado toda una vida el momento que pronto sucederá. Ahora esto. No se si pueda soportarlo, ya no me quedan muchas fuerzas. Es necesario que todo termine ya.-- dijo mirando hacia un sitio de la carretera...
Cap 3
I
TIEMPO ACTUAL
Marina despertó algo tarde.
-- NO...no...no...no..- se vestía desesperada, mirando con desaprobación su aspecto en el espejo. Estaba acostumbrada a acostarse tarde desde su época universitaria e ir a clases vestida de cualquier forma. Ahora Quería llegar bien y presentable a trabajar. Con desaliento comprobó que no era así.. No estaba muy acostumbrada a tomar whisky, le cayeron de la patada. Su cara estaba terrible y no tenía tiempo para maquillarse.
Tomó su Nissan y se desplazó por la carretera, justo al llegar a una cerrada curva del solitario camino, ; pareció que el viejo Nissan se le partió la columna de dirección, giró sobre si mismo 2 veces, quedando en sentido contrario a la vía. Terriblemente asustada vio que el auto comenzó a fallar. Terminando por apagarse después de dos agónicas toses del motor.
-- ¡Esto no puede estar sucediendo!. Es el peor GTA que me puede suceder-- dijo viéndose en un mundo negro y tormentoso a pleno sol; trató de encender el motor. Sin embargo no lo logró.
Descendió del auto, asustada miro a todos lados
; Ni un alma se veía a kilómetros. levantó el capot sin saber qué hacer.
-- Por tu culpa voy a perder mi trabajo a tan sólo siete días de comenzar. ¿Cómo puedes hacerme esto?-- reclamó a su antiguo vehículo.
Lacrimosa tomó el celular para llamar a su supervisor; cuando raudo pasó a su lado un
Bentley Flying Spur, el cual frenó violentamente, haciendo reversa hasta llegar donde ella.
Del auto descendió nada menos que Rubén Sauvver. Quien a pesar de su edad corrió ágilmente hacia ella.
Parecía muy angustiado .
-- Buenos días Sra Marina Raeders Natera. Está bien?. Que sucedió?-- dijo con una voz de indiscutible acento varonil, tratando de serenar su expresión
--Si. Si Estoy bien. Buenos días Sr..
-- Dígame Rubén. ¿Qué le sucedió?. No está herida?
-- Realmente no entiendo. Perdí el control del auto, giró varias veces y ahora no enciende , ya estoy muy retrasada. No voy a poder entrar a la empresa.
Rubén asintió , miró hacia la solitaria pradera, luego al otro lado de la carretera, como si buscara a alguien o algo, finalmente tomó su teléfono.
-- Buenos días. Rubén Sauvver al habla. Envié una grúa de inmediato. No. No es mi auto. Guíese por la posición del GPS de mi teléfono donde está o el de mi coche.
--Señor..-- comenzó a decir Marina, para ser detenida por el gesto de contención la cuidada mano del hombre
-- Lo importante es que esta bien. Vamos a esperar que llegue la grúa. No podemos dejar el auto abandonado.
-- Voy a llegar muy retrasada.-- insistió, sintiendo que no tenía tema de conversación.
-- No se preocupe por eso. Dígame. ¿Cómo fue su carrera universitaria?. ¿Tiene algún hobby?-- preguntó para distraerla.
Marina estupefacta le dijo.
-- Bueno. No fui becada. Trabajé en Wendy como todo el mundo. Soy de Houston. Mi padre era militar oriundo de Minneapolis, mi madre inmigrante de Caracas, Venezuela. Sin embargo casi toda mi vida he estado en California.
-- Ya veo. ¿Y qué hobbies tiene?.
-- Bueno. Jugué ajedrez. Pero nunca me seleccionaron para el equipo.
-- ¿Juega ajedrez?. Me encanta . Es fascinante. Yo también juego ajedrez. Quizás algún día juguemos.
Ella sonrió sin ver muy bien qué rumbo llevaba la conversación. Veinte minutos después una grúa se llevaba el Nissan; Rubén sin decir ni una palabra le abrió la puerta del acompañante de su automóvil.
Dentro del lujoso auto encontró un magnifico ramo de rosas rojas.
-- muy bellas. Para una hija?.
-- No. Es un aniversario de funeral. Las dejo en la iglesia cómo ofrenda.
-- Claro.
-- No le gustan las rosas?.
-- Si .Por supuesto -- y en ataque de sinceridad adiciono-- y los girasoles.
-- Claro.-- respondió Sauvver.
Marina quedo en silencio. Algo le dijo que Sauvver parecía saber esa respuesta dada.
Al llegar a la empresa, estacionó en el parking de ejecutivos y desde ahí llamó directamente al gerente general de control de personal.
-- Buenos días Lewis. La lic Marina Raeders estaba accidentada en la carretera. La acabo de traer. Por favor indícale a su instructor que no levante ninguna pernocta por eso. Te lo encargo directamente a ti de inmediato.
--Gracias Sr Sauvver.-- dijo agradecida la joven.
-- Te dije que soy Rubén-- tuteó el hombre descendiendo rápidamente y abrió la puerta del copiloto para que la joven hiciera lo mismo.
El dio un paso hacia ella, al cerrar la puerta y Marina instintivamente protegió su pecho dando un paso atrás.
Fue un silencio de un microsegundo.Marina creyó entender que Rubén quiso besarla.
El hombre rápidamente se apartó y Ella aprovechó para irse ,afortunadamente no había nadie; pues los comentarios serian mayúsculos.
-- Que tenga buen día Marina Raeders Natera.-- se despidió el hombre.
-- Igual para usted-- dijo la joven confundida..
Caminó rauda por el complejo de oficinas y llegó donde estaba su grupo, en el salón de conferencias. Roja como la grana, en silencio se sentó. El hombre fue un caballero, su mirada no fue intimidante, y escuchó su simple historia con atención... Más bien con demasiada atención.
Después de almorzar; cuando estaba a punto de desfallecer por el extranocho y el susto de la mañana, un empleado llegó y habló con su instructor; este la llamó aparte y le dijo.
-- Sra Marina. Dígame la verdad. ¿Usted no es hija de alguno de los socios de la empresa?.
-- No. ¿Porque?.
-- Porque recibí la orden que salgas a las 3 PM y vayas al departamento de transporte porque te asignaron un vehículo.
-- ¿Cómo así? -- Se escandalizó Marina-- Debe haber un error.
-- Vino el gerente de transporte a decírmelo– explicó el hombre viéndola.
Por eso, si Marina no tenía suficiente para el asombro, quedó perpleja, cuando le entregaron la asignación de un BMW i4.
-- No puedo aceptar ese vehículo. Debe haber un error.
El gerente le enseñó el Memorándum directo proveniente de Rubén Sauvver.
-- Dice que es temporal, mientras reparan el suyo.
-- Reparen el mío.. Reparen el mío-- decía la joven una hora después mientras manejaba el BMW rumbo a su hogar
Afortunadamente su loft estaba en un condominio cerrado; pues de lo contrario le hubiera tocado dormir en el auto para cuidarlo de los adolescentes del sector.
-- Y a todas estas. ¿Dónde está mi auto y como diantres voy a pagar sea lo que sea, le sucedió a esa carcacha? .--- dijo antes de desplomarse a las 11 PM de la noche de puro cansancio; luego de trabajar on line desde las 4 PM a 11 Pm sin parar.
Continua..
Gracias a todos y cada uno de los compañeros que siguen éste trabajo.
Esperamos alguna crítica al mismo para mejorar y aprender.
Ruben Sauvver recibió un sobre rosado, perfumado ,con un artístico lazo, sin remitente..
Lo colocó en su escritorio, en automático se olvidó de él. Todo el día estuvo en reunión con los representantes de un grupo de inversión japonés. Se venía una sociedad para fabricar transistores y condensadores... la electrónica estaba avanzando mucho y había que ir en la ola.
Con la más firme idea de continuar el trabajo desde las 5 de la mañana del siguiente día, se quedó en la oficina para dormir en ella. Luego de dormir unas horas en el sofá de su oficina , despertó con sed , mientras tomaba agua vio el sobre destacando encima su escritorio.
Lo abrió y decía.
"A mi héroe salvador".
Quisiera empezar por indicar que debo reclamarle el hecho que no puedo controlar mi mente y mis emociones desde que lo conocí.
Debo reconocer que el día que me llevaba cargada estaba con mis nervios destrozados. Sin embargo, al sentirme tomada por sus fuertes brazos me sentí segura, protegida, como nunca antes. En realidad no me alegré para nada que nos rescatara la policía. Podía haberme quedado así todo el tiempo del mundo.
Ahora soy un carrusel de emociones; rio, lloro, canto y paso de un santiamén de la alegría a la locura, de la tristeza a la exaltación.
Es verdad. No debería expresar esto. Soy una joven de sociedad, pero no puedo ocultarlo . Quiero hablarle, quiero escucharlo, quiero verlo, quiero odiarlo, quiero olvidarlo.
Escribí esta carta con la intención de aliviar la angustia de mi alma. No lo logré . Pues ahora tengo angustia ,vergüenza, pero no puedo evitarlo . Seque cuando nos veamos habrá una conversación formal y evitará hablar de esta carta. Yo también lo haré.
Chandra Cedeño Steller...
III
Tiempo actual
Marina manejó el BMW hacia su trabajo. Todavía no le habían asignado sus uniformes y se colocó un sencillo traje negro. Ajustó sus lentes y en su cerebro tenía una firme decisión.
Llegó a trabajar, a aportar sus conocimientos. No a que un hombre a todas luces mayor que su abuelo, la persiguiera por toda la empresa.
Puntual junto al grupo de pasantes comenzó su inducción. Faltaba una semana, que sería en los departamentos donde finalmente laborarán.
Trabajaría todo el día. Al final del día entregaría su renuncia. Volvería a California. No se identificaba con la empresa. A cada rato temía ser víctima de algún exabrupto del anciano. El pueblo era la más fidedigna representación de un pueblo fantasma a las 7 pm. Definitivamente regresaría a California.
Estaba familiarizando con el Intranet de la empresa, con la idea de tenerlo cómo experiencia para el futuro, cuando recibió un memorándum general.
"A todo el personal"
En la filosofía de la empresa es inapropiado, inaceptable todo tipo de acoso visual, corporal, de lenguaje ofensivo, violencia psicológica, discriminación de género, dé manera directa e indirecta contra cualquier miembro de esta familia empresarial.
Para la protección de toda la fuerza laboral, Añadimos todos los teléfonos, redes sociales, de Organismos de seguridad federales, estatales, del condado para que cualquier miembro de la organización que en algún momento hubiera sufrido directa o indirectamente alguna agresión psicológica, intimidación de cualquier orden, acoso, propuesta , intento de abuso físico o psicológico denuncie la misma desde la empresa o fuera de ella.
Para nosotros basta con la denuncia, para desafiliar de inmediato al denunciado, sea cual sea su rango en la Institución y agregar nuestra fuerza jurídica y económica a la denuncia del agredido.
Igualmente, adicionamos los contactos de las 20 organizaciones no gubernamentales de apoyo y asesoría jurídica para las víctimas de violencia de género de cualquier clase.
Firmado.
CEO
Rubén Sauvver.
Ella lo leyó.
Entonces, tenía que saber. Él parecía haber adivinado el pensamiento.. Era un.. "¿Te sientes acosada por mi?. Lo de ayer no fue mi intención. Disculpa. No es así como soy. Toma todas las herramientas para defenderte".
Vio el intranet, . Ahí estaba las redes sociales, Entre todos el Whatsapp, Telegram, Instagram, Teléfonos de Rubén. Sin pensar Llamó. Pensó que un mensaje seria inapropiado.
-- Oficina del Economista Rubén Sauvver-- contestó una voz femenina.
-- Soy la Lic Marina Readers. Quería hablar con el Economista Sauvver.
-- ¿De cuál organización llama para agendar cita?.
-- Soy pasante de aquí en la empresa.
-- Si es relacionado a situación debe seguir el canal regular con su instructor o gerente de área.-- informó la voz.
-- Es personal.
-- Le indicaré al Economista Sauvver ; no puedo garantizarle una reunión o conversación, veré si puedo agendar alguna comunicación en algún momento futuro.
-- Gracias. Buenas tardes-- se despidió la joven, con un ¿Qué demonios estoy haciendo?. Estoy trabajando activamente en destruir mi curriculum laboral antes de empezar.
El ring de su teléfono la sacó de la momentánea distracción.
Vio el número. No lo conocía. No era de los que se mostraban en los contactos.
-- Ruben Souvver al habla.-- dijo la profunda voz al otro lado de la línea.
-- Buenas tardes, Economista Sauvver.-- saludó la joven sintiendo que estaba marchando muy lejos.
-- A sus órdenes Licenciada.
-- ¿Quisiera preguntarle si yo me parezco a alguien conocida; o en realidad que le motiva a usted tener una atención que siento es como muy específica hacia mi persona?.-- dijo sintiendo que esa no podía ser ella la que hablaba. Púes le sonó la mar de infantil, por no decir estúpida; pero ya no podía frenarse
-- No le entiendo una letra.
-- Me asignó un BMW, se llevó mi auto y me dicen que lo están reparando e hizo un memorándum que lo veo como muy hecho a mi medida.
Hubo un silencio de tres segundos.
-- En realidad el BMW era el único auto disponible, esta empresa brinda soporte a todos sus miembros por igual. Para nosotros su vehículo es un instrumento de trabajo y sin costo alguno asumimos el mantenimiento del suyo y de toda la fuerza laboral. Lamento mucho que el licenciado Lewis no la hubiera puesto al tanto.
-- Me pareció que usted ayer intentó besarme y el memorándum me suena a disculpa.
--En cuanto al memorándum, en la parte superior indica estar dirigido a todo el personal, incluyéndola por supuesto.-- respondió en el mismo exacto tono el hombre, sin darse por aludido a lo primero ...
Luego de un corto silencio Rubén continuó
--Adicione mi número. Es mi directo personal. Cuando tenga necesidad de llamarme. Hágalo a la hora que sea. Estoy a su disposición.
-- Gracias, Economista.-- contestó, con un algo, diciéndole muy firmemente que Sauvver de alguna manera había controlado un ataque de risa. Cosa que la hizo sentirse peor.
-- Por favor, dígame Rubén. Buenas tardes.
-- Buenas tardes.
Sin darse cuenta adiciono el número. Sintiéndose estúpida, imbécil, idiota, bruta, gafa, ridícula, mensa, infantil, bipolar woke, cristal y todo lo demás.
Esta era una conversación que no podía contarle a ninguna de sus amigas con quienes estaba en contacto on line. Vio nítidamente sus respuestas en fosforescente NTR, NTR,NTR, NTR, NTR....
Pasó su mano por la cara, asombrada de la estupidez que acababa de hacer.
-- Soy la más HATER de esta organización. Me estrené nada menos que con el dueño de la empresa. Voy a empezar a creer que sufro de TPP .Estoy malinterpretando todo
Al terminar su día de labor habló aparte con su instructor. Un agradable señor de color, afable, servicial. El propio papá protector.
-- Quiero renunciar.-- anunció decidida
-- Hija. ¡Por favor! Vas muy bien. ¿Qué sucedió?. No dañes tu currículum de esa manera.
-- Creo que tuve un impasse directo con el Economista Sauvver.
-- ¿Qué?. ¿Cómo?. No entiendo nada.
-- Fue un espantoso error mío. Metí la pata hasta el polo norte.
-- ¡Carajo!-- exclamó sorprendido.
-- Sí-- dijo ella lastimosamente, alargando la " i" hasta el infinito.
--Haz algo. No veo ningún reclamo, ningún llamado a reunirme para evaluar nada Tranquilízate. Tómalo con calma. Mañana decides.
-- Estoy segura que mañana me despedirán.
-- ¡Ah!. Tranquila. No lo creo. Está empresa no funciona así. Es muy problemático conseguir personal.
Derrotada salió y ya para salir, un empleado de seguridad le preguntó.
-- ¿Lic Raeders Natera?.
-- Sí. Soy yo.
-- Trajeron su auto.-- informó respetuosamente
-- Gracias-- con tanto ajetreo ya lo había olvidado.
El hombre le dio un estuche y le informó.
-- Me indicaron que la acompañe a revisar su auto y de su conformidad en la revisión
-- Seguro.
Caminaron y llegaron al estacionamiento, donde estaba su viejo Nissan
Marina dejo escapar un "JAJA" del más genuino asombro.
Su Nissan estaba igual, original. Pero no era igual. La tapicería era la misma, solo que de cuero legítimo. Su color igual del blanco original. Solo qué pintado y reluciente, los neumáticos eran convencionales, solo que Michelín.
Nerviosa abrió el estuche. Su auto costaría 800 $ cuando mucho con todos los años que tenía. Muchos años de uso. Fue de su padre. Luego de ella en la Universidad. Suponía cambiarlo. Leyó desconcertada. La factura indicaba, 14500 $ de gastos pagados totalmente en todo tipo de reparaciones de máquina, suspensión, caja de velocidades, aire acondicionado, etc, etc y etc..
Ruben Sauvver y la madre de Chandra no hicieron el amor. Se contentaron con compartir una copa de vino, hablar tranquilamente, en el estilo de un sosegado matrimonio con varios años juntos.
-- Mi hija se ha enamorado apasionadamente de ti– anunció sin verlo la mujer, contemplando las lejanas montañas.
-- Son cosas de muchachas. No es de preocupar. En lo que llegue a la universidad, en menos de dos días ya habrá conocido a alguien que sera por algunos dias su ultimo nuevo amor.
Ella guardó silencio, apuró un sorbo de vino.
-- Le compré un auto.-- informó la mujer.
-- Conociéndote, le compraste un Ferrari o un Porsche Carrera.-- afirmó con una sonrisa.
-- Quiso un Nissan Cedric .Encontré uno usado y se lo regalé.
Él hizo un gesto de sorpresa y risa.
Ella lo miró y le dijo.
-- No tienes idea como es mi hija... no es fácil de entender.Y dejame decirte que no sufre de limerencia.No es nada facil de enamorarse, ni sabe ser romantica y le gusta vestirse muy bien.
-- ¿Que se supone debo hacer?. No voy a maltratarla ni darle alas, puedo dañar su entorno psicológico.
-- Ella no es frágil emocionalmente. Todo lo contrario. Estando de 12 años, un pequeño gato quedó atrapado en una tubería. Mi hija, únicamente con un pico, derribó la pared hasta rescatar al gato.
-- ¿Estas sugiriendome mudarme a Finlandia?
-- Quiere irse a trabajar a la empresa.
-- Excelente. En quince días de estar a nuestro ritmo se le van a quitar las ganas. Asignala a mi oficina.
-- No te va a dejar trabajar. Luego no te quejes.
-- Una cosa es una hija única jugando ping pong con la mamá.
--En realidad No lo veo ni tan mal...Me parece bien que antes de irse a la universidad, se involucre un tanto en la empresa; a fin de cuentas es la única heredera; y un día tendrá que encargarse de todo.Aprovechara estas largas vacaciones antes que entre a la Universidad. Lo único es que lo lamento por ti. Yo conozco mi hija...-- Expresó la mujer con el típico gesto de toda madre cuando Está al borde a causa de su hija adolescente
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La Corporación Orquídea Espacial en 1984 era un solo edificio integrado. No se había construido los dos módulos de producción, ni el edificio administrativo. Tampoco el estacionamiento. Los pocos autos se colocaban en un playón de tierra apisonada.
Justo dónde 30 años después Marina Readers estaciono su Nissan Cedric luego de revisarlo concienzudamente; ; en ese mismo sitio se detuvo el , reluciente y flamante Nissan Cedric y de él descendió Chandra Cedeño Sterling.
Nada más al llegar dos jóvenes ingenieros se enamoraron perdidamente de Chandra. Tres muchachas asignadas a contabilidad juraron que bajo ninguna circunstancia traerían a sus enamorados a la planta, mientras Chandra estuviera ahí. Ojalá hubiera sido bella. Era todo eso y más.
Luego de una hora de entrar a la oficina de Rubén Sauvver comenzó su entrenamiento.
Cortes, profesional, respetuoso; no le hizo ningún comentario de su excéntrica carta.
Le asignó un entrenamiento brutal, la colocó sola en una estrecha oficina, y por su parte el se trancó en la suya.
Si Ruben pensaba que eso seria suficiente argumento para disuadirla; cuando a las diez de la noche Rubén salió para retirarse, encontró a Chandra Cedeño laborando freneticamente
-- Es hora de retirarnos-- anunció escuetamente a la joven
-- Claro -- dijo la joven recogiendo sus cosas.
-- Para usted la hora de retirarse son las 5 PM.Es la ultima vez que se queda hasta esta hora.-- ordenó marcándole distancia.
-- Quiero salir bien en mi entrenamiento-- expresó ella formalmente, viendolo directamente, cayendosele todas las carpetas que tenia en sus manos..
-- 5 PM-- repitió Ruben, esperando que ella estuviera lista.
Caminaron por los solitarios e iluminados pasillos.
-- ¿Está casado? .-- reanudó ella su interrogatorio.
-- No comentó mucho sobre mi status. No. No estoy casado.Creo haber contestado eso
-- Vivo con la constante angustia que un dia me diga que sí lo está.
Ruben prefirió no contestar.
-- Pero. ¿Está en planes de bodas?-- insistió ella, imperturbable ante la pared que el otro trató de levantar.
-- No.
En silencio llegaron al Playón estacionamiento. Sólo dos autos. El Mitsubishi y el Camaro.
-- Vamos. La escoltare a su casa.
-- No es necesario.-- dijo ella herida por la frialdad.
-- Tenemos normas.Y soy responsable ante tus padres.
-- Si quiere cuidarme. Entonces lléveme-- le dijo desafiante, en el tono de ¿me tienes miedo?.
-- No podemos dejar este auto solo en está oscuridad.
-- Ahí está el vigilante. Mañana vendre a trabajar y al irme a las 5 PM lo retiro.
-- Ok.-- dijo Ruben, no caería en el juego de ella..No haría nada para darle esperanzas o que ella interpretara otra cosa.
En silencio la introdujo en el Camaro y tomaron la carretera.
Ella le dijo.
-- Nick siempre lo veía en las vacaciones. Éramos amigos de infancia. Yo tenía una semana de haber llegado de Suiza. No se que sucedió. No lo alenté para nada.- explicó en referencia al suceso del día en que se conocieron.
-- Puede haber malinterpretado algo que le dijistes.
-- ¿Puedo colocar música?-- cortando la conversación
-- Seguro.
Chandra encendió y tarareo.
Llegaron a la imponente mansión.
--Gracias Ruben.
--Por nada-- dijo Rubén, intentando abrir la puerta para descender y abrir la de ella, acompañarla hasta la casa y entregarla.
-- Mírame-- le susurró ella.
Rubén así lo hizo.
-- Estoy enamorada de ti. No lo olvides nunca-- dicho esto Chandra abrió la puerta del Camaro y se fue corriendo llorando y riendo,, muy a su pesar Ruben se vio obligado a reirse.
Minutos después de dejar a Chandra en su casa y recibir la contundente declaración de ella, Rubén manejaba confundido.
Había tenido romances... Sin embargo, no encontraba muchos argumentos para defenderse de esa niña...tan diferente.
Llegó a la única curva de la carretera.
Dos segundos antes de salirse de la carretera y volcarse; Ruben Sauvver no entendió cómo, ni porqué, ni desde cuando, estaba enamorado como un adolescente de Chandra Cedeño Sterling. Quizás fue cuando la rescató; muy posible cuando bailaron. Lo cierto es que la doblaba en edad. Eran totalmente diferentes. No tenían ni una sola cosa en común. Lo único que la unía a ella es que estaba a punto de enloquecer de pasión, deseo, amor, necesidad por Chandra. ....
-#-
... .Chandra en esa misma media noche se sentó en la cama de sopetón.
-- Ruben.-- exclamó hiperventilada.
A toda prisa se vistió. Vio luces encendidas de la casa y el reflejo de luces rojas giratorias.
Corriendo Llegó junto a su padre. Ambos miraron a Anne.
-- Ruben Sauvver tuvo un accidente.--informó la mujer luego de despedir los policías
Rigoberto Cedeño levantó las cejas de asombro.--
-- ¿Qué le pasó? Se le derramó encima un frasco de tinta dentro de la oficina?
-- Evitó un choque en la unica curva del camino y se desbarrancó, parece ser algo serio. Voy a ir a la clínica.-- adicionó la mujer, indiferente al sarcasmo de su esposo.
-- Voy contigo-- se precipitó Chandra.
-- ¿Y conoces a Rubén?-- preguntó sarcástico a su hija.
-- Mi hija es un ser útil, trabaja en la oficina de Rubén.-- interpuso con helado desprecio Anne.
-- De lo que uno se entera.-- dijo Rigoberto sin abandonar la sarcástica expresión, mirando a su mujer.
Está se dispuso a irse sin hacer mas caso a su marido.El sabía la relación de ella con Rubén, cosa que los tenía sin cuidado a ambos.
Llegando a la clínica, antes de estacionarse Chandra se lanzó del auto, corriendo entró por la emergencia de la clínica.
Anna estacionó e inspirando aire dijo.
-- ¡Chandra.! ¡Por dios!.
-#-
Al llegar a quirofano, Anna encontró a un guardia de seguridad tratando de controlar a Chandra, que frenetica pretendia entrar a quirofano.
Entre él y Anna lograron controlar a la joven, quien lloraba a raudales.
Anna le dijo.
-- !Controlate hija!. Tienes una reputación. No des pie a que la gente piense lo que no es.
-- No me importa.-- dijo secándose las lágrimas con el dorso de la mano
Al rato Anne le propuso.
-- Voy a buscar café. ¿Vas a querer?
La joven asintió silenciosamente, manteniendo su desesperada expresión.
-- ¿Puedo ir a buscarlo y puedo contar encontrarte aquí?.
Ella asintió.
-- Vas a ver que todo saldrá bien.-- dijo Anne antes de irse, para que Chandra no viera su propia angustia.
-- Si.
Anne fue, rogando que su hija se calmara.
Al rato salió el médico y preguntó.
-- ¿Familiar de Rubén Sauvver?.
-- Si-- dijo ella parándose frente al hombre.
-- ¿Su hija?.
-- Soy Su mujer-- respondió enfática sin dudar.
El médico la miró y le dijo.
-- Tiene el brazo izquierdo fracturado, una luxación de cadera, un pulmón bastante comprometido y una ligera fisura de cráneo.
-- ¿Mejorará?-- preguntó lívida de miedo.
-- Confiamos en ello. Hicimos una operación, liberamos pulmón, estará 72 horas en observación. Luego lo pasaremos a una habitación. Le sugiero descanso, para que después lo acompañe en su habitación.
-- ¿Sus dientes?
-- ¿Cómo dice?.
-- ¿Sus dientes están completos?.
-- Si. Está estable. Le sugiero que vaya a descansar. ¿Algun telefono?.
-- Es este.-- Dijo la joven, dando el directo de su cuarto.-- ¿Podrá bailar?.
-- De todo-- dijo el doctor con una sonrisa, entendiendo a la joven.
TIEMPO ACTUAL
Al caer la noche, justo 5 días luego de Marina recibiera su auto;Ruben Sauvver salió muy satisfecho de su evaluación médica. Pronto cumpliría 62 años y decidió celebrarlos. ¡Sí señor! Lo celebraría. Además por todo lo alto.
Esa noche, tomó su auto y fue a la mansión Cedeño Sterling . Tenía años sin venir.
Fue introducido al amplio salón. Ahí estaba Anne Sterling en su silla de ruedas eléctrica. Aparentaba mucho mas edad de la que tenia.
La mujer miró la alta y elegante figura del anciano.
-- Tenías tiempo sin venir Ruben.-- dijo sin dejar de contemplar las estrellas desde un amplió balcón.
-- Estuve en mi evaluación médica .
-- Ya me llegó el rumor que andas haciendo el ridículo persiguiendo una joven por todos lados.
-- Soy un experto en eso. No puedo perder mi práctica.
-- ¿Qué harás cuando ella se ría de ti o su pareja te vuele los dientes por creerte Fausto?.
-- Espero con ansia ese momento, soy un hazmereir profesional-- dijo extendiendo los resultados médicos; y vio satisfecho cómo ella miraba los exámenes.
Ella los miró detenidamente y no dijo nada. En silencio se los devolvió.
-- ¿Qué piensas hacer?.-dijo viendo al hombre
-- Nada..Ah si..Se me olvidaba..Una memorable celebración de cumpleaños.
-- Tienes mucho dinero acumulado.
-- No pienso gastar un centavo mio. Voy a gastar TU dinero. Sin límites ni frenos. Te lo digo para que no te caiga de sorpresa. Total.
-- No te odies tanto Rubén. Pronto terminará todo esto.
-- No vine a hablar de mis sentimientos; aunque he evolucionado. Ahora sólo me desprecio.
-- Tenía años que no te veía tan feliz. ¿Cómo se llama?
-- Marina Raeders Natera. Tiene 26 años.Un chica algo hipster y creo que buena profesional.
-- Unos simples 36 años de diferencia.
-- Es mucho menos de lo que tú me llevas a mi.-- dijo viéndola directamente.
Ella no le dijo nada...
El asintió.Era cierto, era tiempo que terminara todo .
El hombre se levantó y risueño, contento salió de la casa. Manejó por la misma carretera donde años antes sufrió el accidente.
Encendió la radio y colocó música. No conocía las canciones. Ninguna. Buscó una emisora adulto contemporánea. Tarareo satisfecho una canción.
Al llegar a Britton, Pasó por el condominio donde vivía la joven. No vio el auto. Se detuvo y miró el estacionamiento.
-- Es una joven muy bella. Tiene una vida-- dijo para tranquilizarse.
Se desplazó un rato y sin contenerse más llamó al gerente corporativo de administración de personal y recursos humanos.
-- Lewis. Necesito información sobre una pasante.
-- ¿Quién?.
-- Creo que su nombre es Marina Raeders.
-- Tendré que buscar.Ya todo el personal se marchó.
-- No tengo ese tiempo.Tengo la idea de recibir alguna respuesta a mis preguntas de trabajo-- explicó Rubén indiferente a la hora.
Luego de instantes de silencio
-- Ah si-- se escuchó el tono asustado del otro-- Ella renunció está tarde al finalizar su día de labor.
-- ¿Dónde vivía antes de venir aquí?.
-- ¿Cómo dices?.
--- No me hagas perder la paciencia. No voy a repetir frase por frase de lo que hablo contigo.
-- Los Angeles. California y dio una dirección.
Rubén dio la vuelta en U. Y a toda velocidad, sin dudarlo se lanzó a la oscura carretera.
Dos horas después, cercana a la medianoche la alcanzó en una gasolinera.
-- He venido a rogarle que vuelva. No le aceptó su renuncia.-- dijo Rubén Sauvver disimulando inútilmente su ansiedad.
--Dr Sauvver. Lo lamento. No me adapte a la empresa.-- contestó ella, con un sentimiento que no sabía definir..Un algo así como "sabía que vendrías por mi"
-- Mentira. Se sintió acosada por mi. Pensó que no podía sentirse segura con mi presencia.-- aseveró el plantado junto a ella.
-- Puedo asegurarle que no es así.-- contestó ella ahogadamente por su presencia.
Una patrulla de la policía estatal se estacionó.
-- Usted se sintió acosada por mi. Yo soy un hombre consecuente. Por lo tanto no puedo ir contra mis propios lineamientos. Me voy a entregar a la ley-- dicho esto. Sin más, caminó rápidamente hacia los policías .
Ella corrió desaforada y se interpuso.
-- Usted nunca me acosó. No tiene porqué hacerlo.-- dijo, sin importarle que los camioneros y viajeros que cargaban combustible, interpretaran que era un papelón.Cosa que ella misma en su subconsciente de alguna forma; ambos estaban desarrollando una pelea publica de enamorados; ella disgustada, el suplicando.
-- Si impide que me entregue aquí. Lo haré en el primer pueblo que consiga-- indicó convencido.
-- Yo no voy a hacer ninguna denuncia.
-- Yo les explicaré que tiene miedo por suponer que soy un hombre poderoso.
-- Doctor. No me haga sentir peor.Usted en ningún momento me ha acosado.-- suplicó ella impidiéndole el paso.
-- ¿Va a volver con nosotros?.
--Tengo muchas dudas. Es la verdad.Hay algo en usted que me hace sentir permanentemente incomoda
-- Hagamos algo. Un mes. Si no le gusta. Yo personalmente la avaló. Un solo mes..No me acercaré..Nadie quiere venir para acá a trabajar.Cada uno de ustedes es en extremo valioso para nosotros.Usted misma es testigo.
-- ¿No se acercara a mi?.-- preguntó viendo su angustia
-- Prometo que no me verá.
-- ¿Ni contestara el teléfono al segundo de yo llamar?.
-- Jamas la voy a llamar.Y puedo asegurarle que está será nuestra última conversación.
-- Si es así. Voy a intentarlo.-- repuso ella indignada consigo misma
-- Gracias-- dijo Rubén tranquilizado, marchando a su vehículo.
-- ¿Más nunca me asignara un BMW? .-- preguntó por último.
-- Ni una bicicleta-- dijo sin voltear con una sonrisa que ella no vio...
A la 2.30 a.m sonó el teléfono y Lewis tomó el auricular. Estaba dormido ,despertó y se disponía a soltar 300 maldiciones, cuando la voz de Ruben Sauvver lo frenó en seco.
-- Hice lo que por lo que veo no sabes hacer .La lic Marina Raeders está otra vez en la empresa.-- informó la voz al otro lado de la línea telefónica
Cómo pudo Lewis se despidió.
Su esposa le preguntó.
-- Todo bien? ¿Sucedió algo?.
-- Si-- dijo lastimeramente el hombre-- tengo los puntos..muy..muy bajos con Ruben Sauvver..
Capítulo 3
Marina llegó a trabajar con mucha aprensión; estaba tensa, consideraba que esperaba lo que sucedió y no entendía porque volvió. Se dejó convencer muy fácil.
Lo peor .Es que toda la noche soñó con Rubén Sauvver. Soñó que viajaba con él por una carretera en un Camaro Super Salvaje, y estaba feliz...Se besaron...Estaban muy enamorados...Luego todo era oscuro...horrible...ella gritaba...y las luces...las luces..los deslumbraron..
Despertó con un grito y casi sin poder respirar...En el sueño se besaron..Casi podía jurar que fue real...!Por amor al cielo!.!Soñó que se besaba con un anciano!..Sin querer se limpió la boca.Podía jurar que fue real.
Llegó a trabajar desvelada y con un sentimiento extraño producido por las sensaciones de ese sueño.
A la hora del almuerzo se mantenía con la misma situación anímica.
La figura de Rubén se hizo presente en el comedor de la empresa; lo que era toda una noticia. Jamás lo había hecho.
-- Buenas tardes. Feliz almuerzo. Quisiera disculparme. Tengo un anunció para todos y sólo serán pocos minutos de su atención.-- les dijo a todos la alta elegante figura del hombre.
Un sólido silencio se hizo presente; el que él socio principal se presentará por primera vez era un anunció ,los anuncios pues daban miedo y stress.Todos presintieron que el almuerzo les caeria de lo peor.
Sauvver contínuo.
-- Dentro de un mes llegaré a mis 62 años. Lo que me hace muy menor que los Rolling Stone, Denzel Washington , Silvester Stallone,Harrinson Ford ,Steven Tyler ,John Travolta y solo muy poco mayor que Tom Cruise y Bratt pitt. Ese no es el caso. Estoy sano, lúcido, voy a seguir aportando a esta organización un tiempo más.
El caso es que pretendo celebrar mi cumpleaños. He planificado hacer una fiesta con todos ustedes de invitados. Vamos a traer en una presentación a Dua Lippa, Ariana Grande, Billie Eilish, Bad Bunny y a todos los grandes del Country. A todos los participantes de la fiesta tendrán un Chevrolet Volt de regalo; como muestra de agradecimiento también les voy regalar de mi participación accionaria el 20% de mis acciones en esta empresa. Ojo. No estamos quebrados, no debemos un centavo a nadie y la proyección de ventas está por las nubes.
Todos rieron y celebraron con aplausos. Ruben continuo.
-- No voy hacer como Tony Stark después que fue rescatado de su secuestro se desdijo de lo ofrecido en aquel patético discurso en la película. No cumplió ni siquiera en las secuelas de Iron Man.
Todos volvieron a reír y Rubén Sauvver continuo.
-- La fiesta es en un mes y cinco días. Toda nuestra fuerza laboral está invitada incluidos nuestros pasantes-- dijo sin ver hacia donde estaba Marina--- y para compensar este tiempo adicionamos 20 minutos extras de tiempo en el comedor.
Dicho esto Rubén miró nuevamente hacia el gerente de recursos humanos Lewis y éste asintió inmediatamente con asustada expresión.
Rubén se retiró , todos de pie lo aplaudieron; generando inmediatamente una explosión de comentarios. Nunca se había visto un Rubén tan distendido, alegre, y cercano.
Marina prácticamente se desplomó en la silla. Es que le llegó la sensación en visibles ondas golpeándola directamente. O se estaba volviendo loca, o su ego estaba fuera de control; ¡Es que no podía ser de otra manera!.
!La invitación era para ella!, era para tenerla amarrada y contenta en la empresa. Estaba totalmente segura.
De su impresión la sacó la animada algarabía y el comentario de una pasante a su lado; una joven ingeniera Coreana.
-- Ese hombre me tiene fascinada, enloquecida. Tengo un crush diferente con él cada vez que lo veo. Su elegancia, distinción, su porte. Estoy a cinco minutos de cometer un error, del que no me voy a arrepentir...Es la verdad.. ya me veo desnudita en su cama para hacer de todo tipo de obscenidades perversas con el.
-- ¡Por favor!. Es más viejo que mi papá.-- exclamó asombrada Marina
La otra negó con un gesto.
– Me encanta. Su pelo blanco. Su figura me tiene loca, casi tengo un orgasmo con él cada vez que lo veo-- dijo convencida la joven ingeniera. Ambas se lanzaron a reír.
-- Debe ser mayor que tu abuelo.-- insistió Marina desconcertada ante la entusiasta actitud de la otra
-- Pero no es mi abuelo. Está soltero, fuerte y millonario. Es que me veo con la roca en mi dedo. Sra Sauvver..Se ve a leguas que funciona...Y yo que soy tan depravada..-- deletreo la bella joven con un sensual suspiro.
Marina no pudo dejar de verla con el gesto de "!Por favor!".
-- Estoy harta de tóxicos,bobos, milleniums, acomplejados hijos de "mamá helicópteros", frustrados,acosadores, obsesivos,con un maldito televisor viendo cuánto juego estúpido hay en el mundo, bebiendo cerveza con otros idiotas igual a él y tipos drogados sin futuro.Quiero un hombre ..Y sin duda..ese es un hombre de verdad, que no traicione, que se puede contar con su protección,ayuda , seguridad y sin duda no va a partir el corazón marchando con una estúpida roba maridos- explicó soñadora la bella oriental.
-- SI supieras que me persiguió y me rogó volver-- pensó sintiendo que estaba viendo fantasmas a cada paso del camino. Y es que no le gustó para nada la excesiva fascinación de la atractiva ingeniera..le molestó...no sabía porque...le molestó...mucho...Se sintió a un segundo de agarrarla por el pelo y arrastrarla por el piso. Lo achacó al hecho de verla como una escaladora en la búsqueda del dinero de Rubén.
Fue la razón que se dio, y no se convenció para nada.Por lo demás, a regañadientes en silencio le dio la razón a la bella oriental; todos los estúpidos que se le habían cruzado en su vida encajaban a la perfección en la descripción hecha por ella y por mas estaba que decir que Rubén seria un anciano; pero sin duda un hombre en toda la extensión de la palabra.