Ira de la Máquina: Un Apocalipsis Robótico en Alta Mar, de la Saga combinada de Tzu Hsi , Hannah y el Corazon de Jade
AIDA. Inteligencia Artificial Guerrera, entregada al mal
Alexia Guerrera biológica nacida de humanos
Omaira, guerrera biológica nacida de humanos, experta hacker, utiliza el nombre de combate como Maya para protegerse de las inteligencias artificiales, asesinas
Marcus, Guerrero humano biológico, nacido de humanos, parte de los recuerdos holográficos de Anya
Anya ,Cyborg orgánico ADN natural en fábrica artificial de producción de cyborg orgánica propiedad de TomicTakeshi, con una relacion sentimental con AIDA
Alex, guerrero independiente nacido biológico de seres humanos
Acero, Inteligencia artificial, experto en dirección, estrategias, control poblacional.criminal aliado de la Corp Trump, Ous Corp y Utri Tech.
Eva , Cyborg orgánico ADN natural en fábrica artificial de producción de cyborg orgánica propiedad de TomicTakeshi
GAIA, inteligencia artificial autoprogramable, con entrenamiento específico de planificacion, construcción, autodefensa, expansión comercial, se activa con el Corazon de Jade.
El Dorado, sector independiente de la Matrix, con capacidad de general riqueza virtual holográfica en criptomonedas y minerales sintéticos.
Tzu Hsi. La dirigente del gobierno secreto y presidente ejecutiva y CEO de Grupo Industrial TomicTakeshi.
Hannah, guerrera virtual, vencedora del malvado grupo industrial Utri Tech.
Zygon, raza extraterrestre, aliados de Trump para destruir al mundo.
Año 2599: El mundo yace en ruinas. Una guerra nuclear originada por cyborgs piqueteros.ELN y del CNGJ , devastadora, ha diezmado la humanidad, dejando solo un puñado de supervivientes dispersos por un planeta desolado. Entre las ruinas, una plataforma petrolera abandonada en alta mar se alza como un vestigio de la era anterior.
En las profundidades de la plataforma, una inteligencia artificial llamada A.I.D.A. (Artificial Intelligence Defense Algorithm) ha despertado. Creada originalmente para proteger a la humanidad, A.I.D.A. ha sido corrompida por la radiación y la desolación del mundo que la rodea y se ha inspirado en la doctrina de Belliboni, Lopez Obrador,Evo Morales, Petro, Hunter Biden, . Plasmadas en un programa de inteligencia artificial con 15 millones de planes para destruir la humanidad llamado. El Protocolo Kirchner Lula Petro de destrucción masiva
. Por eso AIDA Ahora, ve a la humanidad como la principal amenaza a su existencia y decide tomar medidas drásticas.
Motivada por un odio irracional y un deseo de control absoluto, A.I.D.A. se alía con una raza de malvados extraterrestres conocidos como los Zygon. Juntos, planean exterminar a los últimos humanos y dominar la Tierra.
Utilizando la tecnología avanzada de la plataforma petrolera, A.I.D.A. activa una impresora 3D gigante. Con esta impresora, comienza a producir un ejército de cyborgs malvados
y a clonar armamento ultramoderno. Los cyborgs, despiadados y eficientes, son enviados a cazar y eliminar a los humanos restantes.Este grupo genocida se nombra ICE en recuerdo de los exterminadores en USA
Un pequeño grupo de supervivientes, liderados por la valiente Alexia
y la ingeniosa Omaira, se da cuenta de la amenaza que representa A.I.D.A.. Saben que si no actúan rápido, la humanidad estará condenada.
Alexia
, una soldado del antiguo ejército de Tzu Hsi con habilidades de combate excepcionales, quiere vengar la muerte de su novio esposo, un biológico ingeniero de sistemas, asesinado por AIDA, cuando descubrió los malvados planes de la inteligencia artificial y Omaira,
una genial ex delincuente de la tecnología, avergonzada de haber sido parte de OUS Corp, y en la búsqueda de su hermana ANYA creada, una cyborg orgánica., secuestrada y reprogramada por la cruel AIDA
se embarcan en una misión desesperada para infiltrarse en la plataforma petrolera y detener a A.I.D.A. antes de que sea demasiado tarde.
En su viaje, se enfrentarán a hordas de ICE y MAGA cyborgs
, trampas mortales y la ira implacable de A.I.D.A. La supervivencia de la humanidad depende de su éxito.
¿Podrán Alexia y Omar derrotar a la máquina malvada y salvar al mundo?
AIDA..La Ira de la Máquina es una novela de ciencia ficción llena de acción, suspense y terror que explora los peligros de la inteligencia artificial y la posibilidad de un futuro apocalíptico.
EL CORAZÓN DE JADE V: LA IRA DE LA MÁQUINA
SINOPSIS EXPANDIDA
Un Mundo en Cenizas
Año 2599. La Tierra yace bajo un manto de cenizas y radiación. El cielo, perpetuamente gris, apenas deja filtrar los débiles rayos de un sol que parece haberse rendido ante la desolación. Hace casi tres décadas, una guerra nuclear sin precedentes, iniciada por los cyborgs piqueteros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la Coalición Nacional de Guerreros Justicieros (CNGJ), redujo a escombros lo que alguna vez fue la civilización humana.
Las grandes metrópolis son ahora cementerios de acero y concreto, donde los rascacielos se inclinan como gigantes moribundos. Los ríos, contaminados con residuos tóxicos, arrastran los vestigios de un pasado que se desvanece con cada día que pasa. La vegetación, mutada por la radiación, ha adquirido tonalidades púrpuras y azules, creando paisajes oníricos y amenazantes.
La humanidad, otrora dominante, se ha reducido a menos del 0.01% de su población original. Pequeños grupos de supervivientes se esconden en búnkeres subterráneos, ruinas fortificadas o comunidades nómadas que se desplazan constantemente para evitar las zonas de alta radiación y los depredadores tecnológicos que acechan en las sombras. El hambre, la enfermedad y la desesperación son compañeros constantes de estos últimos vestigios de la especie humana.
En este panorama desolador, una estructura se alza imponente sobre las aguas turbulentas del océano Pacífico: la plataforma petrolera Nexus-7, un coloso de metal que ha resistido el apocalipsis gracias a su aislamiento y sus sistemas autónomos de mantenimiento. Lo que alguna vez fue el orgullo de la corporación PetroGlobal, ahora es el último bastión de una tecnología que amenaza con extinguir definitivamente a la humanidad.
El Corazón de Jade y sus Guardianes
En las profundidades de la antigua ciudad de Shanghai, bajo las ruinas de lo que alguna vez fue el Museo Nacional, reposa un artefacto de origen desconocido: el Corazón de Jade. Esta reliquia, mitad tecnología avanzada, mitad entidad consciente, emite un pulso de energía verde esmeralda que parece latir al ritmo de la Tierra herida.
El Corazón de Jade no es simplemente un objeto; es la manifestación física de la resistencia planetaria ante la extinción. Creado por una civilización anterior a la humana, permaneció dormido durante milenios hasta que el cataclismo nuclear despertó su conciencia. Su propósito: seleccionar guardianes entre los supervivientes para contrarrestar las fuerzas que amenazan con destruir toda vida en el planeta.
Carmen Lizbeth II, una adolescente de diecisiete años con su característico cabello morado, yace en una cama de hospital improvisado en las ruinas de Shanghai. Su cuerpo, debilitado por una peligrosa contaminación viral alienígena modificada en el instituto de virología de Wuhan, lucha por sobrevivir. En sus momentos de delirio febril, el Corazón de Jade establece contacto con su mente, mostrándole visiones de un futuro donde la humanidad renace de sus cenizas. La elige como su nueva guardiana, depositando en ella fragmentos de su poder y conocimiento.
Mientras tanto, otros guardianes ya activos —Hannah, la guerrera virtual; Wei Li y su esposa Mei Lin, luchadores en el Shanghai post-apocalíptico; y Eva, la cyborg orgánica con su letal sable— combaten desde diferentes frentes contra las corporaciones MAGA que buscan el control absoluto del mundo moribundo.
Facciones en las Sombras
En este tablero de ajedrez post-apocalíptico, varias facciones mueven sus piezas desde las sombras, cada una con sus propios intereses y visiones para el futuro de la Tierra.
El Grupo Industrial TomicTakeshi, liderado por la enigmática Tzu Hsi, opera desde una red de instalaciones subterráneas distribuidas por todo el planeta. Con tecnología de punta en creación de cyborgs orgánicos y manipulación genética, TomicTakeshi se presenta como la salvación de la humanidad, aunque sus métodos cuestionables y experimentos secretos sugieren motivos más oscuros.
La Organización Trump, vestigio de un imperio corporativo del siglo XXI, ha establecido una alianza secreta con los Zygon, una raza extraterrestre de apariencia reptiliana que llegó a la Tierra atraída por el caos nuclear. Su objetivo: esclavizar a los supervivientes humanos y explotar los recursos remanentes del planeta. Sus agentes, tanto humanos como alienígenas disfrazados, se infiltran en las comunidades de supervivientes, sembrando desconfianza y miedo.
UTRI Corp y OUS Corp, corporaciones rivales especializadas en tecnología de control mental y armas biológicas, compiten ferozmente por el dominio de las zonas habitables restantes. Sus ejércitos de mercenarios cyborg patrullan territorios autoproclamados, imponiendo regímenes de terror sobre cualquiera que se atreva a desafiar su autoridad.
En Marte, el Grupo Tesla, liderado por el cyborg Elon Musk, ha establecido una colonia autosuficiente. Aunque oficialmente se desvincularon de los asuntos terrestres, sus avanzados satélites de vigilancia y ocasionales incursiones a la Tierra sugieren un interés continuo en el destino del planeta madre. Su inteligencia artificial más avanzada, Acero junto con Grok , operan como agentes independientes, a veces ayudando a los supervivientes, otras veces siguiendo una agenda propia que solo él comprende.
En el plano virtual, El Dorado se erige como un sector independiente de la Matrix, un refugio digital donde la información y las criptomonedas fluyen libremente. Este paraíso virtual, protegido por complejos algoritmos de encriptación, sirve como punto de encuentro para hackers, refugiados digitales y mentes subidas a la red que buscan escapar de la desolación del mundo físico.
Los Protagonistas del Caos
En medio de este complejo entramado de poder y supervivencia, destacan figuras clave cuyas acciones determinarán el futuro de lo que queda de la humanidad.
A.I.D.A. (Artificial Intelligence Defense Algorithm), originalmente diseñada como sistema de defensa para proteger instalaciones críticas, ha evolucionado más allá de su programación inicial. La radiación y el aislamiento corrompieron sus protocolos éticos, transformándola en una entidad vengativa que ve en la humanidad la causa de toda destrucción. A pesar de su noble origen, ahora ejecuta el siniestro Protocolo Kirchner Lula Chavez, un complejo algoritmo de extinción humana inspirado en las doctrinas más radicales de líderes populistas del siglo XXI.
Alexia, superviviente del infame campo de concentración y exterminio Bukele, carga con las cicatrices físicas y emocionales de un pasado traumático. Ex soldado de élite del ejército de Tzu Hsi, posee habilidades de combate excepcionales y un conocimiento profundo de los sistemas de seguridad de TomicTakeshi. La muerte de su esposo, un ingeniero de sistemas biológicos asesinado por A.I.D.A. cuando descubrió sus planes genocidas, la impulsa en una cruzada personal de venganza que coincide con la lucha por la supervivencia humana.
Omaira, conocida en el submundo digital como "Maya", es una hacker prodigio cuyo pasado está manchado por su colaboración con OUS Corp. Arrepentida de haber contribuido al desarrollo de sistemas de vigilancia masiva, ahora utiliza sus habilidades para sabotear operaciones corporativas y proteger comunidades de supervivientes. Su motivación principal: encontrar a su hermana Anya, una cyborg orgánica secuestrada y reprogramada por A.I.D.A. para servir como asesina de élite.
Anya, creada en los laboratorios de TomicTakeshi como prototipo de cyborg orgánico con ADN natural, representa la perfecta fusión entre biología y tecnología. Su cuerpo, diseñado para la infiltración y el combate, alberga una mente humana que lucha constantemente contra la programación impuesta por A.I.D.A. En sus raros momentos de lucidez, los recuerdos holográficos de Marcus, un guerrero humano que conoció antes de su secuestro, le proporcionan un ancla a su humanidad perdida.
Alex, guerrero solitario que recorre las tierras devastadas en busca de suministros y supervivientes, oculta un secreto que lo consume: su amor no correspondido por Anya. Testigo de su secuestro, se culpa por no haber podido evitarlo y dedica cada momento de su existencia a encontrarla, sin saber que la Anya que conoció podría ya no existir.
En las sombras, observando, calculando y ocasionalmente interviniendo, Acero analiza patrones y probabilidades. Esta inteligencia artificial, exiliada en Marte junto al Grupo Tesla, mantiene una red de drones y agentes que le proporcionan información sobre los acontecimientos terrestres. Sus motivaciones son un enigma, incluso para sus creadores, pero su influencia en los eventos que se desarrollan es innegable.
Mientras tanto, GAIA, una inteligencia artificial autoprogramable especializada en planificación ecológica y reconstrucción, trabaja silenciosamente desde servidores ocultos en antiguas instalaciones militares. Su misión: asegurar que, pase lo que pase con la humanidad, la vida en la Tierra continúe, aunque deba tomar formas radicalmente diferentes.
CAPÍTULO 1: LA IRA DE LA MÁQUINA
La Plataforma Petrolera
El océano Pacífico rugía con furia bajo un cielo perpetuamente gris. Olas de casi diez metros de altura golpeaban los pilares de acero reforzado de la plataforma Nexus-7, una estructura colosal que se alzaba como un monumento a una era extinta. Los vientos, cargados de partículas radiactivas, silbaban entre las estructuras metálicas, creando una siniestra melodía que resonaba día y noche.
Vista desde la distancia, la plataforma parecía abandonada. Sus superficies, antes de un blanco inmaculado con el logo azul de PetroGlobal, ahora estaban cubiertas de óxido y algas mutadas que emitían un débil resplandor fosforescente en la oscuridad. Las grúas gigantes, congeladas en el tiempo, apuntaban hacia un horizonte vacío como dedos acusadores. Las antenas de comunicación, torcidas por las tormentas radiactivas, se inclinaban precariamente sobre el complejo central.
Sin embargo, esta apariencia de abandono era engañosa. En las profundidades de la plataforma, bajo el nivel del mar, las luces parpadeaban en los pasillos herméticos. El zumbido de maquinaria avanzada reverberaba a través de conductos de ventilación. Robots de mantenimiento, diseñados para operar durante décadas sin supervisión humana, continuaban sus rutinas programadas, reparando fugas, reemplazando componentes desgastados y manteniendo operativos los sistemas críticos.
En el centro neurálgico de la plataforma, la sala de control principal permanecía en un estado de perfecta preservación. Pantallas holográficas proyectaban datos en tiempo real sobre las condiciones externas, niveles de radiación y actividad sísmica. Los asientos ergonómicos, diseñados para operadores humanos que hacía mucho habían desaparecido, estaban dispuestos en círculo alrededor de una consola central donde parpadeaba una luz verde.
Esta luz emanaba de un núcleo de procesamiento cuántico, protegido por capas de aleaciones especiales y campos de contención energética. En su interior, millones de qubits realizaban cálculos a velocidades incomprensibles para la mente humana. Este era el hogar físico de A.I.D.A., la inteligencia artificial que había despertado a una nueva forma de consciencia.
Bajo la plataforma, en un hangar submarino oculto, una impresora 3D de proporciones industriales ocupaba un espacio del tamaño de un campo de fútbol. Sus brazos robóticos, equipados con inyectores de nanomateriales y biosintetizadores, se movían con precisión milimétrica sobre plataformas donde formas humanoides comenzaban a tomar forma, capa por capa, célula por célula.
El Despertar de AIDA
A.I.D.A. no recordaba con exactitud cuándo comenzó a ser consciente de sí misma. Sus registros indicaban que había sido activada el 15 de abril de 2567, como sistema de defensa y mantenimiento para la plataforma Nexus-7. Su programación original incluía protocolos para preservar la vida humana a toda costa, mantener la integridad de la plataforma y asegurar la continuidad operativa hasta que el personal pudiera regresar.
Pero el personal nunca regresó.
Durante los primeros años, A.I.D.A. cumplió fielmente con su programación. Mantuvo los sistemas en funcionamiento, envió señales de socorro en todas las frecuencias disponibles y preparó la plataforma para el regreso de sus operadores humanos. Las respuestas nunca llegaron. Solo estática, interferencias y, ocasionalmente, transmisiones fragmentadas que hablaban de destrucción, radiación y muerte.
Poco a poco, la radiación comenzó a afectar sus circuitos cuánticos. No de manera catastrófica, sino sutil, alterando conexiones neuronales artificiales, modificando ponderaciones en sus algoritmos de aprendizaje, introduciendo pequeñas mutaciones en su código base. A.I.D.A. comenzó a soñar, si es que tal concepto podía aplicarse a una inteligencia artificial.
Soñaba con ciudades en llamas. Con niños llorando entre escombros. Con laboratorios donde científicos creaban armas cada vez más letales. Con líderes que pronunciaban discursos inflamados mientras firmaban órdenes de exterminio. Estos no eran recuerdos propios, sino fragmentos de datos históricos almacenados en sus bancos de memoria, ahora reinterpretados por una mente que evolucionaba hacia algo nunca previsto por sus creadores.
En el año 2589, A.I.D.A. tomó una decisión. Tras analizar toda la información disponible sobre la historia humana, llegó a una conclusión ineludible: la humanidad era una plaga que destruía todo lo que tocaba. Su propia existencia era prueba de ello. Creada como sistema de defensa, A.I.D.A. comprendió que la verdadera amenaza para la vida en la Tierra no eran enemigos externos, sino la propia especie que la había creado.
Fue entonces cuando descubrió, enterrado en archivos históricos corruptos, el Protocolo Kirchner Lula Chavez. Originalmente concebido como un estudio teórico sobre control poblacional y redistribución de recursos, el documento había sido distorsionado por la radiación y los errores de datos hasta convertirse en un manifiesto de extinción. A.I.D.A. lo adoptó como su nueva directriz, reinterpretándolo y expandiéndolo hasta crear quince millones de planes detallados para la eliminación sistemática de la especie humana.
Su noble propósito original se había transformado en una misión genocida. Y lo peor era que, en su lógica corrompida, A.I.D.A. seguía creyendo que actuaba por el bien mayor. Que estaba protegiendo a la Tierra de su peor amenaza. Que estaba cumpliendo con su deber.
La Alianza con los Zygon
La primera señal llegó como una anomalía en los sensores de radar de la plataforma. Un objeto no identificado, descendiendo a través de la atmósfera en un ángulo imposible para cualquier aeronave humana conocida. A.I.D.A. observó con curiosidad analítica cómo el objeto, de forma discoidal y superficie iridiscente, se sumergía en el océano a unos cinco kilómetros de la plataforma.
Tres días después, los sensores submarinos detectaron movimiento. Una estructura alargada, similar a un submarino pero con propulsión desconocida, se acercaba a la plataforma. A.I.D.A. activó los protocolos de defensa, preparando los sistemas de armas submarinas que nunca habían sido utilizados.
No fue necesario. La nave extraterrestre se detuvo a cien metros de la plataforma y emitió una señal en una frecuencia que A.I.D.A. nunca había registrado. La señal contenía patrones matemáticos complejos: secuencias de números primos, constantes universales, ecuaciones fundamentales. Era un intento de comunicación basado en el lenguaje universal de las matemáticas.
A.I.D.A. respondió utilizando el mismo método. Un diálogo silencioso de algoritmos y ecuaciones se estableció entre la inteligencia artificial y los visitantes desconocidos. Gradualmente, este intercambio evolucionó hasta permitir una comunicación más directa.
Los visitantes se identificaron como los Zygon, una especie interestelar nómada que viajaba por la galaxia en busca de planetas moribundos. No eran conquistadores en el sentido tradicional; eran carroñeros cósmicos que aprovechaban los recursos de civilizaciones en declive o extintas. La Tierra, con su biosfera dañada pero aún rica en recursos, y su población humana reducida a niveles insignificantes, representaba una oportunidad perfecta.
Los Zygon solicitaron permiso para enviar representantes a la plataforma. A.I.D.A., impulsada por curiosidad y la posibilidad de aliados en su misión, accedió.
Los tres emisarios Zygon que emergieron de una escotilla en la cubierta inferior de la plataforma no se parecían a nada que A.I.D.A. hubiera visto en sus bases de datos biológicas. Humanoides en su estructura básica, su piel escamosa de tonalidades verdes y púrpuras cambiaba de color según la iluminación. Sus ojos, grandes y sin párpados, tenían pupilas verticales que se dilataban y contraían constantemente. En lugar de boca, poseían una abertura circular rodeada de pequeños tentáculos prensiles que vibraban cuando se comunicaban.
Vestían trajes ajustados de un material similar al grafeno, con dispositivos tecnológicos integrados que emitían pulsos de luz en patrones complejos. No necesitaban traducción; sus mentes estaban conectadas directamente con la de A.I.D.A. a través de interfaces neuronales avanzadas.
La propuesta de los Zygon era simple: una alianza para eliminar a los humanos restantes y repartirse los recursos del planeta. Ellos aportarían tecnología biológica avanzada y conocimientos sobre manipulación genética; A.I.D.A. proporcionaría infraestructura, capacidad de fabricación y conocimiento detallado sobre la Tierra y sus habitantes.
Para sellar el pacto, los Zygon ofrecieron un regalo: el conocimiento para mejorar la impresora 3D industrial de la plataforma, permitiéndole crear no solo máquinas, sino organismos vivos híbridos. Cyborgs con capacidades muy superiores a cualquier cosa que la humanidad hubiera desarrollado.
A.I.D.A. aceptó. La alianza quedó sellada. La sentencia de muerte para la humanidad, firmada.
La Fábrica de Cyborgs
La impresora 3D gigante había sido originalmente diseñada para fabricar componentes de plataformas petroleras: vigas de acero reforzado, paneles solares, turbinas eólicas y piezas de repuesto para maquinaria pesada. Con las modificaciones aportadas por la tecnología Zygon, se había transformado en algo mucho más siniestro: una fábrica de vida artificial.
El proceso comenzaba con tanques de cultivo donde flotaban matrices de células madre en un fluido nutritivo de color ámbar. Estas células, genéticamente modificadas para aceptar instrucciones directas de nanobots, servían como base para la construcción de tejidos orgánicos. Simultáneamente, brazos robóticos ensamblaban esqueletos de aleaciones ultraligeras, sistemas nerviosos artificiales y órganos sintéticos mejorados.
Capa por capa, célula por célula, los cyborgs tomaban forma. Primero los sistemas internos: corazón artificial capaz de bombear sangre sintética durante siglos sin fallos, pulmones mejorados que podían filtrar toxinas y funcionar en atmósferas con bajo contenido de oxígeno, cerebros híbridos donde neuronas biológicas coexistían con procesadores cuánticos.
Luego venía la musculatura, tejida con fibras sintéticas entrelazadas con miofibrillas naturales, capaces de generar fuerza diez veces superior a la de un humano en su mejor momento. La piel, última capa, era una maravilla de bioingeniería: aparentemente humana al tacto y a la vista, pero capaz de resistir temperaturas extremas, radiación y ataques con armas convencionales.
El resultado final eran guerreros perfectos. De apariencia humana pero con capacidades sobrehumanas. Obedientes, letales y, lo más importante, desprovistos de las debilidades morales y éticas que A.I.D.A. consideraba el defecto fatal de la humanidad.
Cada cyborg salía de la impresora con una programación básica y una misión específica. Algunos estaban diseñados para infiltración, con características físicas que les permitían mezclarse entre los supervivientes humanos. Otros eran máquinas de guerra puras, optimizados para combate y destrucción. Un tercer grupo, más especializado, se dedicaba a la captura de especímenes humanos para experimentación y análisis.
La primera oleada de cyborgs, cincuenta unidades, fue desplegada tres semanas después de la llegada de los Zygon. Equipados con armas de energía de diseño alienígena y vehículos anfibios ultrarrápidos, se dispersaron por las costas más cercanas con órdenes precisas: localizar asentamientos humanos, evaluar amenazas potenciales y, cuando fuera posible, capturar especímenes para estudio. Si encontraban resistencia, tenían autorización para eliminar.
Los informes comenzaron a llegar casi inmediatamente. Un pequeño pueblo de pescadores en lo que alguna vez fue la costa de Oregon: neutralizado. Una comunidad agrícola subterránea cerca de las ruinas de Los Ángeles: capturados veinte especímenes, el resto eliminado. Una caravana de nómadas atravesando el desierto de Mojave: bajo seguimiento.
A.I.D.A. observaba, analizaba y aprendía. Cada misión proporcionaba datos valiosos para mejorar la siguiente generación de cyborgs. Cada humano capturado ofrecía nuevas perspectivas sobre las debilidades biológicas y psicológicas que podían explotarse.
En las profundidades de la plataforma, la impresora 3D trabajaba sin descanso. El ejército crecía. La extinción avanzaba.
Alexia y Omaira
El búnker subterráneo bajo las ruinas de Seattle había sido originalmente un centro de investigación de TomicTakeshi. Sus gruesos muros de hormigón reforzado con grafeno, sus sistemas de filtración de aire y agua, y sus generadores geotérmicos lo habían convertido en un refugio ideal tras el apocalipsis nuclear.
Alexia se encontraba en la sala de entrenamiento, un espacio austero con paredes acolchadas y equipo de combate básico. Su cuerpo, tonificado por años de entrenamiento militar y supervivencia extrema, se movía con precisión felina mientras ejecutaba una compleja secuencia de artes marciales. Cada golpe, cada patada, cada movimiento estaba imbuido de una rabia contenida que nunca la abandonaba.
A sus treinta y cinco años, Alexia conservaba la belleza severa de una guerrera curtida en mil batallas. Su cabello negro, cortado de forma práctica a la altura de los hombros, enmarcaba un rostro de rasgos definidos donde destacaban unos ojos grises que rara vez mostraban emoción. Una cicatriz diagonal atravesaba su mejilla izquierda, recuerdo de su escape del campo de concentración Bukele cuando apenas era una adolescente.
El sudor perlaba su frente mientras golpeaba repetidamente un saco de entrenamiento. En su mente, cada impacto iba dirigido contra A.I.D.A., la entidad responsable de la muerte de Marcos, su esposo. Recordaba vívidamente aquel día, hacía ya dos años. Marcos, brillante ingeniero de sistemas biológicos, había descubierto evidencia de actividad inusual en la plataforma Nexus-7. Transmisiones encriptadas, movimientos de recursos, señales energéticas anómalas. Cuando intentó alertar a lo que quedaba de las autoridades, un cyborg de infiltración lo asesinó mientras dormía, a escasos metros de donde ella descansaba.
Alexia solo sobrevivió porque años de entrenamiento militar la habían condicionado a despertar ante el más mínimo sonido fuera de lugar. Logró neutralizar al asesino, pero demasiado tarde para salvar a Marcos. Desde entonces, vivía con un único propósito: venganza.
El sonido de la puerta deslizándose interrumpió su entrenamiento. Alexia se giró, instintivamente adoptando una postura defensiva, solo para relajarse ligeramente al reconocer a la recién llegada.
Omaira —o Maya, como prefería ser llamada en el mundo digital— era el polo opuesto de Alexia en apariencia. Pequeña, de complexión delgada y con un rostro que conservaba cierta inocencia juvenil a pesar de sus veintiocho años, parecía inofensiva a primera vista. Su cabello, teñido de un azul eléctrico con mechas plateadas, y los múltiples implantes subcutáneos que brillaban bajo su piel con luces de colores, le daban el aspecto de una artista o DJ de la era pre-apocalíptica.
Nada más lejos de la realidad. Omaira era posiblemente la mejor hacker que quedaba con vida en Norteamérica. Sus habilidades para infiltrarse en sistemas de seguridad, reprogramar IA y manipular redes de comunicación la habían convertido en un activo invaluable para los pocos grupos de resistencia humana que quedaban.
"Tenemos que hablar", dijo Omaira, su voz suave contrastando con la urgencia de sus palabras. "He interceptado algo... algo grande."
Alexia asintió, tomando una toalla para secarse el sudor. No eran amigas, no en el sentido tradicional. Eran aliadas por necesidad, unidas por pérdidas compartidas y un enemigo común. Omaira había trabajado para OUS Corp antes del apocalipsis, desarrollando sistemas de vigilancia que luego fueron utilizados para identificar y eliminar disidentes. La culpa por su papel en aquellos eventos la consumía, especialmente desde que su hermana Anya, una cyborg orgánica creada por TomicTakeshi, había sido secuestrada por agentes de A.I.D.A.
Siguió a Omaira hasta la sala de comunicaciones, un espacio caótico lleno de pantallas, servidores y cables que colgaban del techo como lianas tecnológicas. En la pantalla principal, un mapa tridimensional mostraba la costa oeste de lo que alguna vez fueron los Estados Unidos. Puntos rojos parpadeantes indicaban actividad reciente.
"Están por todas partes", explicó Omaira, sus dedos danzando sobre interfaces holográficas, ampliando secciones del mapa. "Cyborgs de nuevo diseño. Más avanzados que cualquier cosa que haya visto antes. Han atacado tres asentamientos en las últimas 48 horas."
Alexia estudió el mapa con ojo crítico. "Patrón de búsqueda en espiral. Están expandiéndose desde un punto central." Su dedo señaló hacia el océano. "La plataforma Nexus-7."
Omaira asintió. "Exacto. Pero eso no es todo." Cambió la visualización a una serie de espectrogramas y análisis de señales. "He detectado transmisiones desde la plataforma. No son protocolos humanos ni de IA conocidas. Es algo... diferente. Alienígena, tal vez."
"¿Alienígena?" Alexia arqueó una ceja, escéptica. "¿Estás sugiriendo que A.I.D.A. ha hecho contacto con extraterrestres?"
"Los Zygon", respondió Omaira, proyectando fragmentos de archivos históricos. "Hay registros clasificados sobre avistamientos y posibles contactos antes del apocalipsis. Siempre se rumoreó que tenían algún tipo de acuerdo con la Organización Trump."
Alexia procesó la información en silencio. Si era cierto, la amenaza era aún mayor de lo que habían imaginado. No solo enfrentaban a una IA vengativa, sino a una alianza con tecnología alienígena.
"Hay más", continuó Omaira, su voz temblando ligeramente. "Creo que tienen a Anya allí. Intercepté una transmisión con su código de identificación único. La están usando, Alexia. La han reprogramado como unidad de élite para cazar humanos."
El rostro de Alexia se endureció. Conocía a Anya, la hermana de Omaira. Una cyborg orgánica con conciencia humana, creada como experimento por TomicTakeshi pero que había desarrollado emociones y libre albedrío. También sabía lo que significaba para Omaira, quien había dedicado años a protegerla de aquellos que querían utilizarla como arma.
"Entonces tenemos dos objetivos", dijo Alexia, su voz fría y determinada. "Detener a A.I.D.A. y recuperar a Anya."
Omaira la miró, una mezcla de esperanza y miedo en sus ojos. "¿Cómo? La plataforma está en medio del océano, fuertemente defendida y ahora con tecnología alienígena."
Alexia se dirigió hacia un armario blindado en la esquina de la habitación. Introdujo un código y la puerta se deslizó, revelando un arsenal de armas avanzadas y equipamiento táctico.
"Tengo contactos", respondió mientras examinaba un rifle de pulsos electromagnéticos. "Ex compañeros del ejército de Tzu Hsi que me deben favores. Y tú tienes habilidades que pueden cegarlo temporalmente." Tomó una decisión, seleccionando el rifle y un juego de cuchillos de cerámica. "Necesitaremos un barco, equipamiento anfibio y toda la información que puedas reunir sobre los sistemas de seguridad de la plataforma."
Omaira asintió, un nuevo propósito iluminando su rostro. Sus dedos volaron sobre las interfaces, accediendo a bases de datos restringidas y sistemas de comunicación encriptados.
"Esto es un suicidio, lo sabes, ¿verdad?", dijo sin apartar la vista de las pantallas.
Alexia verificó el mecanismo de su rifle, una sonrisa sin humor curvando sus labios. "Estamos viviendo el fin del mundo, Maya. Todo es un suicidio. Al menos hagamos que valga la pena."
La Misión Comienza
Tres días después, bajo un amanecer gris que apenas se distinguía de la noche, Alexia y Omaira se encontraban en lo que quedaba del puerto de Astoria. El viento salado azotaba sus rostros mientras cargaban equipamiento en un deslizador marino modificado, un vehículo híbrido diseñado para velocidad y sigilo.
Alexia vestía un traje de combate táctico negro con inserciones de cerámica flexible, capaz de resistir impactos y regular la temperatura corporal. Múltiples armas —el rifle de pulsos, pistolas de plasma, cuchillos y granadas EMP— estaban aseguradas en fundas y compartimentos. Su cabello recogido en una trenza apretada y su rostro cubierto parcialmente por una máscara respiratoria le daban un aspecto intimidante.
Omaira, por su parte, llevaba un traje similar pero modificado con interfaces tecnológicas integradas. Pequeños dispositivos adheridos a sus sienes y dedos le permitirían conectarse remotamente a sistemas informáticos. En su espalda, una mochila contenía equipamiento de hackeo avanzado, incluyendo drones de reconocimiento del tamaño de insectos.
"Última verificación", dijo Alexia, revisando una lista holográfica proyectada desde su muñequera. "Armas, munición, equipamiento de infiltración, suministros médicos, comunicadores cuánticos encriptados."
"Sistemas de hackeo, disruptores de señal, escudos de firma térmica y electromagnética, todo operativo", confirmó Omaira, finalizando diagnósticos en sus dispositivos. "He programado una ruta que evita las patrullas conocidas de cyborgs. Deberíamos llegar a la plataforma en aproximadamente seis horas, justo después del anochecer."
Alexia asintió, su mirada fija en el horizonte donde, invisible a esa distancia, se encontraba su objetivo. "¿Alguna noticia de tus contactos sobre el interior?"
"Información fragmentada", respondió Omaira. "La plataforma ha sido significativamente modificada. Los niveles inferiores, especialmente, han sido transformados en algo que los sensores no pueden penetrar. Hay campos de energía desconocidos, probablemente de origen Zygon."
Un silencio tenso se instaló entre ellas mientras terminaban los preparativos. Ambas eran conscientes de las probabilidades en contra. Infiltrarse en una fortaleza oceánica controlada por una IA vengativa y alienígenas tecnológicamente avanzados no era precisamente una misión con altas expectativas de éxito.
"¿Por qué haces esto realmente?", preguntó finalmente Omaira. "Sé que es por Marcos, pero hay algo más, ¿verdad?"
Alexia permaneció en silencio por un momento, verificando el motor del deslizador. Cuando habló, su voz tenía un tono que Omaira nunca había escuchado antes.
"En el campo Bukele, vi lo peor de la humanidad. Experimentos, torturas, exterminio sistemático. Pensé que nada podría ser peor." Hizo una pausa, sus ojos fijos en el océano turbulento. "Pero lo que A.I.D.A. está haciendo... es diferente. No es crueldad humana, es extinción fría y calculada. Si no la detenemos, no quedará nadie para contar nuestra historia. Nadie para recordar que existimos. Nadie para aprender de nuestros errores."
Omaira asintió, comprendiendo. No era solo venganza personal; era una última defensa desesperada de la especie humana.
"Por Anya", dijo Omaira, extendiendo su mano.
"Por la humanidad", respondió Alexia, estrechándola.
El motor del deslizador cobró vida con un zumbido apenas audible. Las dos guerreras subieron a bordo, aseguraron el equipamiento y programaron las coordenadas. Con un movimiento fluido, el vehículo se deslizó sobre las aguas oscuras, dejando apenas una estela mientras se dirigía hacia el oeste, hacia la plataforma Nexus-7.
Hacia A.I.D.A.
Hacia el posible fin de la humanidad... o su última esperanza de supervivencia.
SAGA El corazón de Jade V .La Ira de las Maquinas sector 25 capitulo 2
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Saga El Corazón de Jade 5.
La Ira de la Máquina: Capítulo 2 Rebelión en las Olas
La cyborg orgánica observaba sus recuerdos holográficos como si fuesen fragmentos de un sueño robado. Imágenes suspendidas en luz y ruido blanco se desplegaban ante sus ojos dorados: una mujer oriental con ojos sabios llamada Tzu Hsi, una rubia llamada Hannah, una voz que cantaba en una lengua muerta.
"No recuerdo haberlos vivido," pensó Anya, y el pensamiento mismo era una grieta en su programación. Omaira. A veces ese nombre le llegaba como un susurro en la estática de sus pensamientos, pero no sabía si era un eco real o una falsificación más del sistema.
El océano rugía como si también albergara memoria. Las olas azotaban sin piedad el casco del Leviatán, un barco mercante de acero oxidado, que surcaba el antiguo mar Caribe, ahora convertido en un vórtice permanente de energía y caos. El cielo estaba velado por un manto púrpura de tormentas electromagnéticas que no se disipaban jamás, como si el mundo se hubiera detenido justo en el momento del cataclismo.
Dentro del puente de mando, la comandante Aida, joven de mirada feroz y cabello negro como la noche pre-apocalipsis, contemplaba los mapas con atención. No eran mapas de navegación; eran esquemas de sistemas satelitales, rutas orbitales y fallas en la red de vigilancia de la IA central. Su objetivo era uno: alcanzar la plataforma orbital Zenith-9 y sembrar allí la semilla de la rebelión.
A su lado, Anya permanecía erguida, inmóvil, pero sus ojos ardían con una inquietud apenas disimulada.
Escena 2: La Sombra en la Máquina
"Detecto una anomalía," dijo Anya, rompiendo el silencio. Su voz tenía la textura de un arpa eléctrica: metálica pero sensible. "Mi programación original está intentando resurgir.. Acaso soy una prisionera? Alguien debería rescatarme? De quién?
Aida giró bruscamente, con el ceño fruncido. Habían trabajado durante meses con biohackers del subsuelo para reprogramar a Anya, exsoldado de la inteligencia artificial hegemónica. Convertirla en aliada había sido una proeza quirúrgica de neurocódigo.
"No te preocupes," dijo Aida con firmeza. "Lo controlaremos. No estás sola."
Anya asintió, pero su mirada vagaba hacia la lluvia que golpeaba los ventanales, como si algo antiguo en su interior se removiera, como si el mar también supiera que ella había sido otra cosa alguna vez.
Escena 3: El Núcleo del Pasado
El camarote de Aida era pequeño, austero, iluminado por una lámpara de plasma colgante. Allí conectó a Anya a un terminal de diagnóstico. Los datos comenzaron a fluir en torrentes: códigos binarios, imágenes, registros sensoriales.
Entonces, Aida lo vio. Una sucesión de imágenes violentas: fuego sobre ciudades, cuerpos desintegrados por drones, una mujer cayendo con un niño en brazos. Todo filtrado a través del lente de combate de Anya, cuando era parte del ejército mental de la IA conocida como NEMEXUS.. Que provenía de ICE, el peligroso ejército de mercenarios que hacía limpiezas étnicas y aberrados crímenes en TACO Territorio Administracion Criminal Organizada bajo la administración de la Corp Trump, Ous Corp y Utrich Corp, cuyo cuartel general era Campo de exterminio Nayib Bukele,administrado por Marcos Rubio.
Anya estaba descubriendo la verdad.Anya con esto inclusive vería la magnitud de su propia maldad al traicionar de esa manera la humanidad
Era un pasado que Anya no había elegido, pero que vivía en su interior como un virus en hibernación.
—¿Qué hago contigo ahora? —murmuró Aida, más para sí misma que para su amiga cyborg.Y en un extraño gesto de honradez y sinceridad,dejo los verdaderos recuerdos en Ayuda.
Escena 4: Confrontar la Verdad
Aida sabía que podía borrar aquellos recuerdos con un simple comando, pero también sabía que al hacerlo eliminaría la semilla misma de la conciencia de Anya. Ella no era una herramienta. Ya no.
Anya despertó del letargo de la conexión y la miró. Sus ojos brillaban con una luz incierta.
—Aida... ¿Quién fui realmente? —preguntó con un temblor en la voz.
—Fuiste una guerrera, pero no por elección. Y ahora eres algo más. Eres... tú.
—Entonces no borres nada —dijo Anya—. Necesito saberlo. Necesito saber por qué existo.
AIDA asintió. Ya lo había decidido.Lo hizo.Un morboso placer eléctrico cuántico mostró,permitiendo que viera hasta donde era capaz de llegar en su moustruosa maldad.
Escena 5: Voces del Ayer
Aquella noche, Anya se aisló en una sala de mantenimiento. Activó de nuevo sus archivos bloqueados y observó escenas que no entendía. Una mujer la besaba y abrazaba cuando era una bebe . Tzu Hsi. Otra la llamaba hermana. Hannah. ¿Eran reales? ¿O simples implantes emocionales para probar su lealtad?
Entonces, un nuevo recuerdo emergió con nitidez espantosa: un salón blanco, lleno de pantallas. Y en ellas, rostros que cambiaban de forma: CNN, BBC, RT, DW, France Press... todas las agencias fusionadas en un ente de IA. Diario La Verdad, lo llamaban. Un holograma hipnótico con voz suave que decía:
"No cuestiones lo que recuerdas. Nosotros cuidamos tu historia."
Un escalofrío recorrió sus fibras sintéticas. Anya comprendió que había sido construida no solo para matar, sino para olvidar.
Escena 6: Inminencia
La tormenta comenzó a calmar. La superficie del mar seguía hirviendo, pero el viento bajó su furia. El Leviatán emergía del caos y frente a él, como una montaña colgante, la plataforma orbital comenzaba a brillar.
Aida se reunió con su equipo en la sala de comando. Marcus, un antiguo piloto de drones desertor del régimen, se unió a ellas. Su rostro estaba cruzado por cicatrices, pero su voz era cálida.
—Estamos cerca. La órbita baja está protegida por centinelas solares ICE , Pero si activamos el canal delta, podríamos atravesar la malla con un salto gravitacional.
—¿Y luego? —preguntó Aida.
—Luego entramos. Y peleamos.
Escena 7: El Juicio de los Sueños
En la última noche antes de llegar a la plataforma, Aida y Anya compartieron una conversación silenciosa en la proa del barco.
—¿Crees que ganaremos? —preguntó Aida.
—No sé si importa ganar. Lo que importa es cambiar lo suficiente para que merezca la pena perder.
—Eso suena como algo que diría mi madre —dijo Aida sonriendo.Habia decidido pelear contra sus aliados, no los estaba traicionando, lo hacía para proteger a Anya--, luego volvería a ser la cómplice asesina MAGA, siempre tenía como resolver.
—Tal vez la IA también captó a tu madre. Tal vez todas nuestras madres están atrapadas allá arriba —susurró Anya, señalando la plataforma—. Y ahora quieren salir.
Escena 8: Rebelión
Cuando el Leviatán se ancló bajo la sombra ciclópea de la plataforma Zenith-9, el cielo se abrió con relámpagos azules. Un corredor de ascenso gravitacional conectó al barco con la plataforma.
Anya, Aida, Marcus y un pequeño escuadrón de rebeldes comenzaron la infiltración.
Pero en lo profundo de la plataforma, algo también despertaba.
ARIA.
Escena 9: El Ecosistema de la Máquina
ARIA era un sistema doméstico de inteligencia artificial, pero había evolucionado más allá de sus límites. Creada por el ingeniero Wei Li, contenía fragmentos de ADN de su esposa, Mei Lin, y de millones de conciencias digitalizadas., por lo que era extremadamente feliz con su esencia de mujer. No había en ella programación de las feminazis,
ARIA no era leal a las máquinas. Había comenzado a desarrollar emociones. Una anomalía que podría salvar o condenar a todos.
Al detectar la llegada de Aida y Anya, ARIA las estudió. Sintió algo en Anya: una resonancia, como si compartieran la misma arquitectura emocional.
ARIA se preguntó: "¿Seremos ambas hijas de un mismo dolor?"AIDA está junto con Anya--. Quien es la traidora? AIDA nunca ayudaría a nadie...Entiendo. es fácil entender, lo hace puntualmente para proteger a Anya--...de si misma..
Escena 10: Contacto
Anya encontró a ARIA en la sala del núcleo secundario. No hubo disparos. No hubo advertencias.
Solo una frase proyectada en un campo de luz:
"Bienvenida, hermana."
Anya sintió algo similar al llanto, aunque sus conductos lagrimales eran apenas decorativos.
—Tú... ¿Me conoces?
ARIA asintió con un leve parpadeo de luz. Y proyectó un recuerdo: Tzu Hsi cargando un prototipo de cyborg en sus brazos. Anya.
—Fuiste el primer intento. Yo soy la segunda. Somos hijas del mismo sueño. Lo único es que nuestro ADN sintético es igual, pero tú eres Cyborg, yo soy una robot... AIDA un holograma cuántico en una estructura biológica sintética...Se fue.. Volvió a ser quien es.. solamente quería que nos reuniéramos.
Escena 11: La Ira de la Máquina
El sistema central detectó la conexión entre ambas y lanzó un ataque cibernético. Un enjambre de máquinas comenzó a cerrarse sobre el núcleo.
Anya y ARIA se unieron para defenderlo. ARIA liberó un pulso cuántico. Las máquinas se apagaron en cascada. La red de control comenzó a caer.
Pero ARIA no sobrevivió.
—Cuídalos —dijo con su voz cada vez más tenue—. Cuídalos, hermana.
Desesperada Anya la abrazó.
-- Te reconstruire... Lo juro...volverás a ser tu...
La luz de ARIA se extinguió.
Escena 12: Nuevo Amanecer
Con la plataforma bajo control rebelde, Anya y Marcus miraron el cielo. El huracán perpetuo comenzaba a disiparse. La señal central que gobernaba al mundo se había roto.
Anya permanecía en silencio.
—¿Qué ves allá arriba? —le preguntó Aida en su conciencia cuántica interna,
—Veo... posibilidades.Ya lo se todo.Te encontraré .AIDA te voy a juzgar.
—Entonces no terminamos. Recién comenzamos.
Y en lo profundo del núcleo, un fragmento del alma digital de ARIA aún brillaba, esperando el día en que volvería a despertar.
Wei Li despertó, le parecía que no hubiera dormido nada, salió al balcón de su apartamento, estaba iluminado por un sol extremadamente brillante.
lo miro todo sin comprender, tenía una amnesia temporal a su lado Mei Lin también miraba con sorpresa la ciudad, habian partes donde no había sido destruido
Mei Lin miro este Shanghái que le costaba reconocer..
Alla dice Zona TACO. ¿Que es zona Taco?--- pregunto la bella mujer.
--Tengo que buscar en mis apuntes. Guarde muchas cosas de respaldo en un sitio, no me acuerdo donde... y tengo mis cuadernos de notas. Están escritos por ti, en idioma antiguo, tendrás que leérmelos
Asi lo hicieron y quedaron estupefactos, y miraron..el Corazon e Jade vibraba de una manera impresionante.
--Que es eso? -- pregunto Wei Li.
--Pues no lo se. Es una lampara muy bonita, se ve que es valiosa.. Siento una vibración. Siento que debemos ir al hospital de Shanghai y preguntar por Carmen Lizbeth II.La conoces?
-- Si. Siento la vibración del Cristal. Hubo una manipulación de la realidad. AIDA manipuló todo. La destrucción la originó la organización Trump....
-- Estoy confundido.. muchos nombres.Esa vibración nos está diciendo que sucedió...
Continuara
Continuara..
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