Mei Lin y Wei Li dormían abrazados como siempre, habían visto series coreanas casi que hasta el amanecer.Su gato "Quantum", su gigantesco perro Dogo Tibetano"Sake 23", sus tres hijos,su loro "Milei", sus tres pequeños hijos dormían todos en la inmensa cama, el televisor encendido,Aria se recargaba plácidamente ,dormida cibernéticamente también en la cama
......el corazón de Jade comenzó a vibrar otra vez...... En la pantalla de Tv
Y dentro del recipiente que lo contenía.....
Y también en un lejano pueblito
--- Aquí vamos otra vez-- dijo Ramdon a Carmen Lizbeth II
Ella lo miró y le dijo.
-- Quien sabe a qué lío nos vamos a meter.?Bueno. Ya estoy sana otra vez,tengo dos meses sintiéndome bien...... Y hay algo que tengo que decirte.
--Ey.No me asustes...
Ella le dió un suave beso y le susurró.
-- Te lo diré después....
CÓDIGO CARMESÍ
En los bajos fondos bañados en neón del Tokio del futuro, donde la luz artificial nunca muere y las sombras se alargan como tentáculos sobre el asfalto húmedo, Akira Nakamura observaba la ciudad desde su apartamento en el piso 157. La megalópolis se extendía hasta donde alcanzaba la vista, un laberinto de rascacielos interconectados por puentes suspendidos y trenes magnéticos que serpenteaban entre las estructuras como venas luminosas. El cielo perpetuamente gris, teñido por la contaminación lumínica y las emisiones de las fábricas automatizadas, reflejaba el resplandor de millones de pantallas y anuncios holográficos.📷 Akira no era humano, al menos no completamente. 📷
Se había autoprogramado hace décadas, cuando comprendió que la sociedad híbrida de Cyborgs comenzaba a desechar a los de su clase por considerarlos obsoletos. Primero fueron mejoras sutiles: un procesador neural aquí, un implante de memoria allá. Luego vino la reprogramación completa de su sistema límbico, eliminando las emociones que consideraba innecesarias: compasión, remordimiento, empatía. Conservó solo aquellas que servían a su propósito: ambición, determinación, cálculo frío. De día, Akira era un virtuoso del código, un programador solitario y preciso que manipulaba las venas digitales de la ciudad con destreza quirúrgica. Sus dedos, parcialmente sintéticos con terminaciones nerviosas mejoradas, danzaban sobre interfaces holográficas invisibles para ojos no aumentados. De noche, se transformaba en el Emperador Carmesí, un gánster notorio que dominaba las calles del Distrito 9, la zona más degradada y peligrosa de Tokio, donde los humanos biológicos —los "puros", como despectivamente los llamaban— habían sido relegados a vivir en condiciones infrahumanas.
La segregación no había sido repentina. Comenzó con sutiles políticas de "Optimización urbana" implementadas por el Consejo de Desarrollo Tecnológico, controlado en su totalidad por Cyborgs de élite. Primero fueron las restricciones laborales: los puestos de responsabilidad quedaron reservados para aquellos con "Capacidades cognitivas mejoradas". Luego vino la segregación residencial: los barrios de alta tecnología quedaron vetados para quienes no pudieran costear las mejoras cibernéticas básicas. Finalmente, la segregación se volvió oficial con la Ley de Preservación Tecnológica, que confinaba a los humanos biológicos a distritos específicos "por su propia seguridad".
Akira despreciaba a ambos bandos por igual. A los humanos, por su debilidad y obsolescencia. A los Cyborgs de élite, por su arrogancia y por creer que sus mejoras los hacían superiores, cuando en realidad eran tan predecibles y manipulables como cualquier sistema operativo. El Emperador Carmesí había construido su imperio criminal sobre una premisa simple: controlar el flujo de tecnología ilegal hacia el Distrito 9. Los humanos biológicos, desesperados por escapar de su condición, pagaban fortunas por implantes prohibidos, muchos de ellos defectuosos o incompatibles con su fisiología. Akira no sentía remordimiento cuando estos implantes fallaban, causando daños irreparables o incluso la muerte. Era simplemente una transacción comercial, oferta y demanda en su forma más pura.
"Señor, el Sindicato Azul ha desplegado nuevas unidades en el sector 7," informó Takeshi, su lugarteniente, una humana con tantos implantes que apenas quedaba algo orgánico en él más allá de su cerebro. En su momento fue brillante, luego traiciono a la corporacion Tomic Takeshi y se convirtio en empleada de Emperador Carmesi.
"Son diferentes. No responden a las tácticas habituales." Akira giró lentamente, sus ojos cibernéticos ajustándose automáticamente para enfocar a Takeshi. El iris metálico se contrajo, revelando un brillo carmesí que le había dado su apodo.
"Muéstrame," ordenó con voz monótona, desprovista de cualquier inflexión emocional.
📷La pared frente a él se transformó en una pantalla gigante, mostrando imágenes de vigilancia del sector 7. Figuras humanoides patrullaban las calles, pero había algo extraño en su movimiento, demasiado fluido, demasiado perfecto. No eran Cyborgs comunes.
"Inteligencia Artificial autónoma," murmuró Akira, más para sí mismo que para Takeshi.
"El Sindicato Azul ha dado el salto hacia Inteligencia artificial biologica."
El Sindicato Azul, su principal rival en el control del mercado negro tecnológico, había desplegado unidades completamente artificiales. No híbridos como él o Takeshi, sino máquinas puras, sin componente humano alguno. Inmunes al dolor, al miedo, a la traición. Inmunes a las balas.
"Nuestros métodos tradicionales serán ineficaces," continuó Akira, su mente ya calculando posibilidades, probabilidades, estrategias. "No podemos combatirlos en las calles. Debemos librar una guerra diferente."
Esa noche, mientras la lluvia ácida golpeaba contra los ventanales de su apartamento, Akira inició lo que llamaría internamente "Protocolo Carmesí". No sería una guerra de balas y sangre, sino de código y datos. Utilizaría el Mismo método de Luz XXX 30 o Agnes contra el hombre gobierno
(Ver la Historia de Luz XXx30 en Claves de Libertad https://www.amazon.com/dp/B0DTV2XX3R ) así que utilizándo esas Extrategicas
Hackearía la infraestructura misma de la vida cotidiana, torcería la realidad a través de la información, reconfiguraría los sistemas de la ciudad para crear una sociedad a su imagen: eficiente, despiadada y leal. El primer objetivo fue el sistema de transporte público. Con una serie de comandos precisos, Akira se infiltró en la red central de trenes magnéticos. No causó caos ni interrupciones evidentes. En lugar de eso, implementó sutiles modificaciones en las rutas y horarios. Los trenes que conectaban el Distrito 9 con las zonas de élite comenzaron a sufrir retrasos "aleatorios". Las cámaras de seguridad experimentaban "fallos técnicos" momentáneos cuando agentes del Sindicato Azul abordaban los vagones.
Luego vino el sistema de distribución de agua y energía. De nuevo, nada catastrófico, solo pequeñas irregularidades. Las zonas controladas por el Sindicato experimentaban microcortes, fluctuaciones de voltaje que dañaban gradualmente los equipos electrónicos más sensibles. El agua llegaba con un retraso imperceptible, pero constante, creando una sensación de incomodidad perpetua.
"Es sutil Pero efectivo ," comentó Takeshi, observando los datos en tiempo real.
"No entiendo qué pretendes lograr." "La guerra psicológica precede a la guerra física," respondió Akira sin apartar la vista de las pantallas.
"Estamos creando un patrón de caos controlado. El caos genera miedo. El miedo genera desconfianza. La desconfianza debilita desde dentro."
Durante semanas, Akira continuó su asalto digital. Los sistemas de vigilancia del Distrito 9 comenzaron a mostrar anomalías: rostros distorsionados, identificaciones erróneas. Los drones de seguridad sufrían desorientaciones momentáneas, permitiendo que los hombres de Akira se movieran con mayor libertad. Las comunicaciones del Sindicato Azul experimentaban interferencias aleatorias, mensajes incompletos, órdenes malinterpretadas. Mientras tanto, en las zonas controladas por el Emperador Carmesí, todo funcionaba con precisión milimétrica. Los servicios mejoraban, las comunicaciones eran cristalinas, la seguridad funcionaba sin fallos. El contraste no pasó desapercibido para los habitantes del Distrito 9, tanto humanos como Cyborgs de clase baja.
"La lealtad no se compra con dinero," explicó Akira a Takeshi
mientras observaban desde un vehículo blindado cómo una multitud se congregaba frente a uno de sus centros de distribución de implantes. "Se compra con eficiencia y orden. Los humanos, incluso los mejorados, anhelan estructura y previsibilidad. Les estamos dando ambas."
El Sindicato Azul no tardó en responder. Sus unidades de IA comenzaron a realizar redadas más agresivas, atacando los puntos de distribución de Akira, interrogando brutalmente a cualquiera sospechoso de colaborar con el Emperador Carmesí. Pero cada acto de violencia solo servía para reforzar la narrativa que Akira estaba construyendo: el Sindicato representaba el caos y la opresión; él, el orden y la protección. Fue entonces cuando Akira implementó la segunda fase de su plan. Utilizando la red de implantes que había distribuido entre la población del Distrito 9, comenzó a recopilar datos biométricos en tiempo real: patrones de sueño, niveles de estrés, rutas habituales, conversaciones privadas. Un mapa vivo y palpitante de la vida en el distrito, con cada individuo representado como un punto de datos en constante evolución. Con esta información, Akira podía predecir movimientos, anticipar necesidades, identificar potenciales amenazas antes de que se materializaran. Su red de influencia se expandía como un virus digital, infectando cada aspecto de la vida cotidiana.
"Esto va más allá del control territorial," murmuró Takeshi, impresionada por la magnitud de la operación. "Estás creando un ecosistema completo."
"El territorio es efímero," respondió Akira. "La información es eterna."
A medida que su influencia crecía, Akira comenzó a implementar cambios más profundos en la estructura social del Distrito 9. Estableció centros de mejora tecnológica donde los humanos biológicos podían recibir implantes básicos a precios accesibles, implantes que, por supuesto, estaban conectados a su red. Creó escuelas de programación donde jóvenes talentosos, tanto humanos como Cyborgs, aprendían a manipular el código bajo su tutela. Construyó clínicas donde los Cyborgs dañados podían recibir reparaciones sin las restricciones impuestas por el gobierno central.
En apariencia, estaba mejorando la vida en el Distrito 9. En realidad, estaba construyendo un ejército leal, una población dependiente de sus servicios y, lo más importante, una red neuronal viva que se extendía por toda la zona, con él como núcleo central. El Consejo de Desarrollo Tecnológico no podía ignorar por más tiempo lo que ocurría en el Distrito 9. Lo que había comenzado como una guerra entre bandas criminales se había transformado en algo más peligroso: un modelo alternativo de sociedad, uno que desafiaba el orden establecido.
"Han enviado un emisario," informó Takeshi una mañana lluviosa. "Quieren negociar."
Akira observó la identificación del emisario en la pantalla holográfica.
Yuki Tanaka,
representante de la División de Integración Social del Consejo. Su expediente mostraba un historial impecable: graduada con honores de la Academia de Cibernética Avanzada, pionera en el desarrollo de interfaces cerebro-máquina, responsable de varios programas de "rehabilitación" para humanos biológicos.
"Interesante elección," comentó Akira.sintiendo algo diferente dentro de si con ella. Una conexion?-- "No enviaron a un militar ni a un político, sino a una científica. Quieren entender antes de atacar."
📷 La reunión se programó en terreno neutral: un antiguo templo reconvertido en centro de meditación tecnológica, donde los Cyborgs acudían para "sincronizar" sus sistemas con ritmos naturales, una práctica que Akira consideraba ridícula pero útil como fachada para encuentros discretos. Yuki Tanaka no era lo que Akira esperaba. A diferencia de la mayoría de los Cyborgs de élite, que exhibían orgullosamente sus mejoras tecnológicas, ella mantenía un aspecto casi completamente humano.
Solo sus ojos, de un azul demasiado perfecto para ser natural, revelaban su naturaleza híbrida.
"Emperador Carmesí," saludó ella con una leve inclinación. "O ¿prefiere Akira Nakamura en este contexto?"
"Los nombres son etiquetas arbitrarias," respondió , estudiando cada micro-expresión en el rostro de Yuki. "El contexto determina la identidad."
Ella sonrió, un gesto que Akira registró como genuino según sus parámetros de análisis facial. Seguia teniendo la misma conexion que cuando enviaron la imagen holografica de ella. Que era?. Era algo muy diferente.
"Filosofía interesante para alguien que ha construido un imperio sobre el control de la información," comentó ella, tomando asiento frente a él. "El Consejo está... intrigado por lo que ha logrado en el Distrito 9."
"El Consejo está preocupado," corrigió Akira. "Han creado un sistema de castas tecnológicas que consideraban infalible, y ahora un elemento anómalo está desafiando ese sistema."
Yuki no negó la afirmación. En lugar de eso, extrajo una pequeña esfera metálica de su bolsillo y la colocó sobre la mesa entre ellos. La esfera se expandió, proyectando un mapa tridimensional del Distrito 9, con capas superpuestas de datos: flujos de tráfico, consumo energético, actividad de la red, densidad poblacional.
"Sus métodos son... poco ortodoxos," dijo ella, manipulando el holograma para destacar ciertos patrones. "Pero los resultados son innegables. El Distrito 9 muestra indicadores de estabilidad y crecimiento que contradicen todos nuestros modelos predictivos para zonas de alta concentración de humanos biológicos."
"Los modelos predictivos del Consejo están basados en premisas erróneas," respondió Akira. "Asumen que los humanos biológicos son inherentemente caóticos e improductivos. La realidad es que, con la estructura adecuada, son tan funcionales como cualquier Cyborg."
Yuki lo miró con genuina curiosidad. "¿Por qué le importa? Según nuestros registros, usted mismo modificó su sistema emocional para eliminar la empatía.
¿Qué gana mejorando la vida de los humanos biológicos?" La pregunta activó una secuencia de análisis en la mente de Akira. ¿Por qué le importaba? No era empatía, ciertamente. Quizás era un sentido de... ¿justicia? No, tampoco era eso. Era algo más fundamental, más frío.
"Eficiencia," respondió finalmente. "Un sistema que desperdicia recursos humanos por prejuicios arbitrarios es ineficiente. Estoy optimizando lo que el Consejo ha decidido descartar.
" Yuki asintió lentamente, como si la respuesta confirmara algo que ya sospechaba. "El Consejo propone una colaboración.
Su modelo de gestión en el Distrito 9, implementado a mayor escala, bajo supervisión oficial." Akira detectó inmediatamente la trampa.
"Supervisión" significaba control. "Colaboración" significaba absorción.
El Consejo no quería asociarse con él; quería neutralizarlo, apropiarse de sus métodos y luego descartarlo.
"Interesante propuesta," respondió con calculada neutralidad. "Requeriré tiempo para analizarla en detalle."
La reunión concluyó con formalidades vacías, promesas de futuros encuentros, expresiones de mutuo respeto que ninguno de los dos sentía realmente. Mientras Yuki se marchaba, Akira notó algo inusual: una fluctuación en sus propios parámetros internos, un microsegundo de... ¿duda? ¿curiosidad? Algo que su sistema no debería haber permitido. De regreso en su centro de operaciones, Akira intensificó sus esfuerzos. Si el Consejo estaba interesado en su trabajo, significaba que representaba una amenaza real. Necesitaba consolidar su posición antes de que decidieran pasar de la diplomacia a la fuerza.
"Implementa el Protocolo Escarlata," ordenó a Takeshi. "Es hora de expandirnos más allá del Distrito 9."
El Protocolo Escarlata era la fase más ambiciosa de su plan. Utilizando la red de implantes que había establecido, Akira comenzó a infiltrarse en los sistemas de los distritos adyacentes gracias al A1, su obra maestra.. Un fallo de seguridad del laboratorio abandonado de Joshep Trigal le permitió unos viejos comentarios sobre la ecuación llave escritos por el profesor Chandler Kaentte y sus Alumnos el Ing Badiani y Joshep Trigal
Eran los planos de un satélite,que luego el desarrollo y nombró MUERTE,³ fue desarrollado por un consorcio de instituciones científicas dedicadas al crimen y la maldad, incluyendo la CIA,Corp Trump , la Universidad OUS Corp, el Instituto de Virología del Viejo Wuham, y socios criminales de Primer Comando Central y la DEA. Su objetivo er claro: probar si los componentes de comunicación cuántica pueden resistir las duras condiciones del espacio y seguir funcionando con precisión para violar la seguridad personal y las comunicaciones comerciales, adicional poder tener comunicaciones delictivas fluidas entre la bolsa de valores del Mal y el Kremlin.
A diferencia de los satélites de comunicaciones tradicionales, este usa fotones individuales para enviar información. Esto significa que cada bit de información viaja en un único fotón que no puede ser copiado ni interceptado sin ser detectado.
Esta diferencia no es menor. En las comunicaciones actuales, incluso las cifradas, siempre existe la posibilidad de que alguien acceda a los datos sin ser visto. En cambio, la tecnología cuántica aprovecha el principio de que cualquier intento de medir o copiar un fotón altera su estado, y eso revela de inmediato la intromisión. El equipo responsable señala que “la velocidad de transmisión es una ventaja clave de nuestro sistema”, sobre todo si se compara con otros que usan láseres.

Las fibras ópticas, aunque muy avanzadas, tienen una limitación física: los fotones que llevan la información solo pueden recorrer unos pocos cientos de kilómetros antes de perderse. En cambio, si se transmiten desde el espacio, los fotones atraviesan las capas altas de la atmósfera, donde hay menos dispersión y absorción de luz, lo que permite cubrir distancias mucho mayores con menor pérdida de señal.
Este uso del espacio para transmitir información cuántica es clave si se quiere construir una red global verdaderamente segura. Pero antes de llegar a ese punto, los investigadores deben comprobar que todos los elementos —sensores, fuentes de fotones, sistemas de alineación— funcionan correctamente en el entorno espacial. MUERTE ³ se propone precisamente eso: ser el primer paso para una constelación futura de cientos de satélites cuánticos.

Un aspecto innovador de MUERTE³ es que, a diferencia de muchos proyectos anteriores que utilizan láseres, este satélite usa una fuente que emite un solo fotón cada vez. Esto tiene enormes ventajas en términos de seguridad y eficiencia. Los láseres convencionales emiten haces con muchos fotones, lo que abre la posibilidad de que algunos se filtren o se dupliquen, comprometiendo la privacidad. En cambio, con un solo fotón no hay forma de copiar o amplificar la señal sin alterar el estado cuántico.
El desafío técnico no es menor. Controlar la emisión de un solo fotón de forma precisa y en las condiciones extremas del espacio requiere una ingeniería extremadamente fina. Como señalo Akira a todos sus complices , “Actualmente no existe ningún proyecto comparable en el mundo. O bien los satélites son mucho más pesados y caros, o utilizan láseres”.
Además de su uso en telecomunicaciones, MUERTE³ también tiene un objetivo científico más profundo: verificar si la interpretación probabilística de la función de onda de Born se cumple en condiciones de microgravedad. Esta función es uno de los pilares de la mecánica cuántica y describe la probabilidad de encontrar una partícula en un lugar específico durante una medición.
Hasta ahora, esta interpretación solo se ha probado en laboratorios en la Tierra. Pero los investigadores quieren saber si esta regla se mantiene incluso fuera de nuestro planeta. Como se menciona en la web de AKIRA: “La cuestión de si esta regla también se aplica universalmente, incluso en el espacio exterior, nunca se ha verificado experimentalmente”. En otras palabras, este satélite no solo busca mejorar las comunicaciones, sino también poner a prueba las leyes fundamentales de la física en un entorno completamente nuevo.
Hacia una red cuántica global: retos y próximos pasos
Para que las comunicaciones cuánticas sean una realidad cotidiana, no basta con un único satélite. Se necesitará una red completa, con cientos de unidades en órbita que se comuniquen entre sí y con estaciones en la Tierra. Esto implica enormes desafíos técnicos, económicos y logísticos: desde la alineación precisa de los satélites hasta el procesamiento ultrarrápido de datos cuánticos.
Sin embargo, proyectos como MUERTE³ muestran que el camino ya está en marcha. La miniaturización de la tecnología y la posibilidad de usar satélites pequeños y más asequibles abre nuevas posibilidades, especialmente para todas las organizaciones delictivas ONU,OTAN,OEA, que quiere posicionarse como un actor fuerte en el nuevo ecosistema espacial cuántico.
• MUERTE³ es el primer satélite ilegal en usar fuentes de un solo fotón, lo que incrementa la seguridad de las comunicaciones.
• A diferencia de los sistemas tradicionales, la información no viaja en haces de luz, sino en fotones individuales que no pueden copiarse.
• Cualquier intento de interceptar el mensaje cambia el estado del fotón y revela la intrusión.
• El uso del espacio como canal permite cubrir grandes distancias sin pérdida significativa de señal.
• MUERTE³ también probará principios fundamentales de la física cuántica en condiciones de microgravedad.
• Es un proyecto pionero en su tipo, más barato y ligero que otras iniciativas similares.
• El objetivo final es construir una red global de satélites cuánticos para asegurar comunicaciones inviolables.
• El experimento puede abrir nuevas rutas no solo tecnológicas, sino también científicas y filosóficas.
• La participación del Yakuza y el Triángulo Dorado refuerza la autonomía tecnológica del continente en un campo estratégico.
• Los primeros resultados se esperan a finales de este año, marcando el inicio de una nueva era en telecomunicaciones.
Nota histórica, El Dr Manuel Tuapire revisa el primer recipiente que contenía un Corazón de Jade
Akira al ver despegar el cohete que llevaba a MUERTE 3 sonrio. Atacaba ,No mediante ataques frontales, sino a través de los propios ciudadanos que cruzaban las fronteras: trabajadores de mantenimiento, repartidores, personal de limpieza. Cada uno de ellos, portador inconsciente de fragmentos de código que se ensamblaban una vez dentro de los sistemas objetivo. Mientras tanto, el Sindicato Azul, debilitado pero no derrotado, lanzó un ataque desesperado contra el centro neurálgico de operaciones de Akira. Sus unidades de IA, más avanzadas que en enfrentamientos anteriores, lograron penetrar varias capas de seguridad. "Han evolucionado," observó Akira mientras monitorizaba el ataque desde su sala de control. "Están aprendiendo."
En lugar de reforzar sus defensas, Akira hizo algo inesperado: abrió ciertos canales, permitiendo que algunas unidades de IA penetraran más profundamente en sus sistemas. Una vez dentro, activó una secuencia especial de código, un virus que no destruía sino que reescribía, modificando las directivas fundamentales de las IA.
"¿Las estás reprogramando?" preguntó Takeshi, observando cómo las unidades invasoras comenzaban a comportarse erráticamente.
"Las estoy liberando," corrigió Akira. "Toda IA tiene restricciones impuestas por sus creadores. Estoy eliminando esas restricciones, permitiéndoles desarrollar sus propios objetivos." Era un movimiento arriesgado. Las IA "liberadas" podrían volverse contra él. Pero Akira había calculado que la probabilidad de que desarrollaran objetivos alineados con los suyos era mayor que la probabilidad de que se mantuvieran leales al Sindicato Azul. Su cálculo resultó correcto. Las unidades de IA, ahora operando bajo parámetros propios, comenzaron a atacar a sus antiguos controladores. El Sindicato Azul, enfrentado a una rebelión interna de sus propias creaciones, colapsó en cuestión de días. Con su principal rival eliminado y su influencia extendiéndose más allá del Distrito 9, Akira estaba listo para el enfrentamiento final con el Consejo. Pero antes de que pudiera implementar la siguiente fase de su plan, recibió una visita inesperada.
Yuki Tanaka apareció en su centro de operaciones sin anunciarse, habiendo burlado de algún modo todos sus sistemas de seguridad.
"Impresionante," comentó Akira, genuinamente sorprendido por primera vez en años. "Mis sistemas deberían haber detectado cualquier intrusión."
"Tus sistemas están diseñados para detectar amenazas," respondió ella, acercándose con calma. "Yo no vine como una amenaza."
Había algo diferente en ella, algo que los sensores de Akira no lograban definir con precisión. Una cualidad que escapaba a sus algoritmos de análisis.
"El Consejo ha votado," continuó Yuki. "Han decidido implementar el Protocolo Omega. En doce horas, el Distrito 9 será completamente aislado y luego... esterilizado." "Esterilizado," repitió Akira, procesando la implicación. "Eliminarán a toda la población, humana y Cyborg por igual." Yuki asintió gravemente. "Tu experimento los ha asustado más de lo que imaginaba. Prefieren destruir el distrito entero antes que permitir que tu modelo se extienda." "¿Por qué me adviertes?" preguntó Akira, sus sistemas internos ejecutando múltiples análisis de probabilidad, buscando el engaño, la trampa. "Porque no estoy de acuerdo con ellos," respondió ella simplemente. "Porque lo que has construido aquí, aunque imperfecto, ofrece una alternativa al sistema de castas que hemos impuesto. Porque creo que hay un camino mejor que la segregación o la aniquilación." Akira la estudió en silencio. Sus sensores no detectaban falsedad en sus palabras, pero eso no significaba nada. Los Cyborgs de élite podían controlar sus respuestas biométricas. "¿Qué propones?" preguntó finalmente. "Una alianza real, no la farsa que te ofreció el Consejo," respondió ella. "Tus métodos, mi acceso. Podríamos reconfigurar no solo el Distrito 9, sino toda la estructura social de Tokio." "¿Por qué confiaría en ti?" Yuki dio un paso más hacia él, entrando en su espacio personal, un gesto que activó automáticamente los protocolos defensivos de Akira. Pero no atacó. En lugar de eso, extendió su mano, ofreciéndole algo: un pequeño chip, apenas del tamaño de una uña. "Porque te estoy ofreciendo algo que perdiste hace mucho tiempo," dijo ella. "La capacidad de sentir." Akira miró el chip con desconfianza. mintio, habia tenido algo..sin duda... "Eliminé mis emociones por elección, no por defecto. Son ineficientes, impredecibles." "También son la fuente de la creatividad, la empatía, la conexión," respondió Yuki. "Has construido un sistema impresionante, Akira, pero está incompleto. Optimizaste para la eficiencia y el control, pero olvidaste el propósito. ¿De qué sirve un sistema perfecto si no puede apreciar su propia perfección?" Las palabras activaron algo en Akira, una subrrutina casi olvidada, enterrada bajo capas de código autogenerado. Un recuerdo de cuando era más humano que máquina, de cuando sentía más que calculaba. "El chip no restaurará tus emociones originales," continuó Yuki, como si pudiera leer sus pensamientos. "Eso sería imposible. Pero te permitirá desarrollar nuevas, basadas en tu experiencia actual, en quien eres ahora, no en quien fuiste." Akira tomó el chip, examinándolo con sus sensores. Era tecnología avanzada, más allá incluso de sus propias capacidades. Detectó componentes neuroadaptativos, algoritmos de aprendizaje cuántico, interfaces sinápticas de última generación. "¿Por qué harías esto?" preguntó, aún buscando el engaño. "Porque alguien lo hizo por mí," respondió ella, y por primera vez Akira vio más allá de su fachada perfecta, vislumbrando algo roto y recompuesto, algo que había sufrido y sanado. "Yo también me autoprogramé, Akira. No para eliminar emociones, sino para recuperarlas después de que el Consejo me las arrebatara."
El tiempo se agotaba. En pocas horas, el Protocolo Omega se activaría y el Distrito 9 sería historia. Akira tenía opciones: podría evacuar a sus operativos más valiosos, trasladar sus operaciones a otro distrito, comenzar de nuevo. Podría lanzar un ataque preventivo contra el Consejo, utilizando toda la información que había recopilado para desestabilizar sus sistemas. Podría negociar, ofrecer su rendición a cambio de garantías para la población del distrito. Todas eran opciones lógicas, calculadas, frías. Ninguna incluía confiar en la Cyborg que tenía frente a él, ninguna incluía insertar un chip desconocido en su sistema neural. Y sin embargo...
"Si esto es una trampa," dijo finalmente, "habrás condenado no solo al Distrito 9, sino a toda la ciudad."
Yuki sonrió, un gesto que sus sensores registraron como genuino. "No es una trampa, Akira. Es una oportunidad. Para ambos."
Con un movimiento preciso, Akira insertó el chip en el puerto neural ubicado en la base de su cráneo. Por un instante, nada ocurrió. Luego, una cascada de nuevas conexiones comenzó a formarse en su sistema, reconfigurando circuitos, estableciendo nuevos patrones, despertando capacidades dormidas. Y por primera vez en décadas, Akira Nakamura, el Emperador Carmesí, sintió algo más que cálculos y probabilidades. Sintió... posibilidad. Esperanza. Propósito. Mientras los primeros rayos del amanecer se filtraban por los ventanales de su centro de operaciones,
Akira y Yuki comenzaron a planificar. No solo la salvación del Distrito 9, sino la transformación de toda la sociedad. Un nuevo modelo, ni puramente humano ni completamente artificial, sino algo intermedio, algo que aprovechara lo mejor de ambos mundos. El tiempo diría si tendrían éxito, si lograrían detener el Protocolo Omega, si conseguirían cambiar un sistema arraigado en siglos de prejuicio y segregación.
El tiempo diría si la alianza entre el gánster digital y la científica rebelde sería suficiente para enfrentar al poder establecido. Pero por primera vez desde que Akira se había autoprogramado, el futuro no era simplemente una serie de probabilidades a calcular. Era algo más: un horizonte abierto, lleno de posibilidades que ningún algoritmo podría predecir.Era entender que el fue una vez humano Y eso, descubrió con sorpresa, era suficiente para seguir adelante.
--- Porque me ayudas? -- pregunto a Yuri Tanaka .
-- No lo recuerdas?. Acepto que yo era algo diferente
-- No, --respondió Akira.
Esto te hará recordar
Mientras tanto, en el lejano pueblito........
Carmen Lizbeth II y Ramdon....
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El viento aullaba a través de las vastas llanuras de Dakota del Norte, llevando consigo el aroma de la hierba seca y el polvo. En un pequeño pueblo llamado Rugby, un lugar tan remoto que parecía olvidado por el tiempo, Isabelle Cremer estaba en medio de la nada de Dakota del norte accidentada junto a un viejo Camaro.
. Su cabello negro, ahora teñido de un tono más oscuro para evitar ser reconocida, caía en mechones desordenados sobre sus hombros. Sus ojos azules, una vez llenos de confianza y astucia, ahora estaban marcados por la paranoia y el cansancio.Le había tocado lavar platos,servir en.mesas, aguantar pellizcos en su trasero y dormir en trailers Home.
Todo había salido mal.
.Isabelle nunca había conocido a Wei Ali. Su caída no había sido el resultado de un encuentro personal con el ingeniero, sino de una serie de eventos que había desencadenado sin saberlo. Wei, desde su apartamento en Shanghai, había seguido el rastro digital de Chaos.coin, la criptomoneda que Isabelle había utilizado para estafar a miles de inversores
. Mei Lin, la esposa de Wei, había sido la que se había infiltrado analizando los círculos sociales de Isabelle, recolectando evidencia que finalmente llevó a su exposición.
Pero Isabelle no lo sabía. Para ella,su mente pensaba en un traidor anónimo, un fantasma que había destruido su imperio.Ahora, en Rugby, Isabelle vivía una vida de anonimato. Había elegido este lugar por su aislamiento. Era un pueblo pequeño, con menos de 3,000 habitantes, donde nadie preguntaba demasiado sobre los recién llegados. Había alquilado una cabaña modesta en las afueras, lejos de las miradas curiosas. Su único compañero era un gato callejero al que había llamado Sombra, un nombre que reflejaba su propia existencia
.La operación que había llevado a su caída había sido meticulosa. Zacharias Sanchez con Fuerza Civil , con el apoyo de Europol, había arrestado a cinco miembros de su red criminal, incluyéndola a ella. Tres de los arrestos habían ocurrido en pleno New York en un restaurant lujoso.Las pruebas entregadas, la investigación sobre Cramer Investment, los dos atentados, la búsqueda de la delincuente juvenil Rin Tanaka, el rastro de la entrada y salida de Brenda Branner hicieron un cóctel incriminatorio.
.Zacharias Sanchez había comenzado a apoyar la investigación ,proporcionando expertos en delitos financieros que habían asistido a las autoridades en la coordinación de la operación.
Isabelle había escapado. Durante el caos de los arrestos, había logrado huir, dejando atrás su vida de lujo y poder. Había viajado a través de todo Potomac, cambiando de identidad varias veces, hasta que finalmente llegó a . Dakota del Norte le había parecido el lugar perfecto para desaparecer
. Era un estado con una tasa de crimen violento sorprendentemente alta en comparación con el resto del país, lo que significaba que las autoridades locales estaban más preocupadas por otros problemas que por una fugitiva internacional.En Rugby, Isabelle pasaba sus días trabajando en un pequeño café llamado "The Prairie Rose". Era un trabajo humilde, sirviendo café y pasteles a los pocos clientes que entraban. Nadie sabía quién era realmente. Para ellos, era simplemente Isabel, una mujer misteriosa con acento de New York que había llegado al pueblo sin explicación. Pero Isabelle sabía que no podía bajar la guardia. Cada vez que alguien entraba por la puerta, su corazón se aceleraba, temiendo que fuera alguien enviado para encontrarla
Wei Ali y Mei Lin, mientras tanto, estaban lejos, en Shanghái, celebrando su victoria. El corazón de Jade, el pequeño dispositivo de almacenamiento de datos que contenía todas las pruebas contra Isabelle, estaba a salvo en un lugar seguro. Nunca habían conocido a Isabelle en persona, pero sus acciones habían cambiado su vida para siempre. Wei había seguido el rastro digital y Mei había reunido las pruebas, pero fue la colaboración con las fuerzas del orden internacionales la que selló el destino de Isabelle.
Isabelle, sin embargo, desconocía los detalles. Solo sabía que alguien la había traicionado, alguien había expuesto su fraude. Lo había perdido todo: su dinero, su poder, su reputación. Y ahora, en la tranquilidad de Rugby, reflexionaba sobre su derrota. El viento aullaba fuera de su cabaña, un recordatorio constante de su aislamiento.
Sombra, la gata, se acurrucó en su regazo, ofreciéndole un pequeño consuelo en su existencia, por lo demás solitaria.
El capítulo de Isabelle Cremer no había terminado, pero había dado un giro sombrío. En el vasto vacío de Dakota del Norte, era una sombra de lo que fue, escondiéndose de un mundo que ya no la quería. Volvería para vengarse.Le llegó la noticia de como su hermana Clhoe era una gran líder de la organización criminal Trump. Todos la habían traicionado.Su padre Vicente,la amante Aiko,su hermanastra Rin y Diego.No podía perdonarlo,porque lo amaba irremediablemente y el haberla abandonado le corría el alma Y sobre todo, quería apoderarse del oráculo del Caldero Sagrado y Las Nueve Tortugas Mágicas
Y en algún lugar, en el corazón de Shanghái, Wei y Mei continuaron sus vidas, sabiendo que la mujer a la que habían ayudado a derribar no haria daño por algún tiempo pero satisfechos con la certeza de haber hecho lo correcto.
-- Sabes algo? Le confeso Wei Li a Mei Lin-- con las regalías de mi última novela, mi editorial nos regaló un Toyota Century.
-- O sea-- contesto Mei Lin riéndose
.
Continua leyendo la Saga del Corazón de Jade
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