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domingo, 20 de julio de 2025

CAPRICORNIO ♑ 3,4,5,6,7,8

Novelas Por Capitulos



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## Parte E


Mucho tiempo antes del asesinato del policía municipal.

Las muchachas se habían detenido en la infinita y solitaria carretera vía al Socorro. La noche se cernía como un manto pesado sobre el páramo, y el motor del Malibú Turbo diesel  modificada se apagó con un último suspiro metálico.


 Susana, con su chaqueta de cuero gastada y una mirada que había visto demasiadas sombras, deslizó la pierna al suelo. A su lado, la bella Kristal , más joven y con una energía nerviosa que apenas podía contener, manipulaba una tableta electrónica. La luz azulada del dispositivo iluminaba su rostro, revelando una mezcla de excitación y aprensión.

En las tabletas electrónicas estaban las cuentas por internet del "Baberto". Sus contraseñas estaban guardadas. Hicieron una transferencia, sabiendo que pronto les clausurarán sus cuentas bancarias juveniles. Pero ya para eso habría solución. En la maleta había mucho dinero en efectivo, una fortuna suficiente para desaparecer y reinventarse. El viento helado de los Andes se colaba por cada rendija, trayendo consigo el olor a tierra húmeda y a pino.

Susana dejó el auto  a orillas del camino y dieron vuelta desandando la carretera.

-- Lo incendiamos?

-- Si.Si..Quiero verlo arder-- exclamó Susana.

Así lo hicieron, contemplaron el auto mientras se calcinaba.

Era una ceremonia, una unión de tres adolescentes ,muy peligrosas ,con demasiado dinero para gastar

Era una ceremonia, una unión de tres adolescentes ,muy peligrosas ,con demasiado dinero para gastar.


 3 días, el paisaje cambiando de montañas escarpadas a valles fértiles. Rita estaba excitada, ansiosa. Quería participar, quería estrenarse en el oscuro ballet que Susana había coreografiado con tanta maestría. Por eso llegaron a la pequeña ciudad, un punto en el mapa que prometía anonimato. Por eso estaban en la esquina a media noche, esperando como depredadoras silenciosas.

Vieron llegar la destartalada Pick Up Peugeot Turbo Diesel, con la pintura descolorida y abolladuras que contaban historias de innumerables caminos. Las luces delanteras, amarillentas y tenues, apenas iluminaban la escena. Vieron a los dos hombres descender, borrachos ambos, sus risas guturales resonando en la quietud de la noche.

"Ahora", dijo Susana a Rita con una sonrisa fría y depredadora. Sus ojos brillaron con una intensidad febril. El momento había llegado. El juego había comenzado.



#"#"#"#" 

Los dos hombres descendieron de la destartalada camioneta. Bajo la tenue luz del único farol en la esquina, divisaron a tres adolescentes en shorts, a medianoche, charlando despreocupadamente. La calle, impregnada del bullicio lejano del carnaval, parecía vibrar con una energía inquieta. 

 —Mira, tres escorts buscando acción. ¿Te queda algo en la tarjeta de crédito? —dijo el primero, con una sonrisa torcida.

 —Claro que sí. Ya van a saber lo que es un hombre negro hiperdotado de verdad —respondió el otro, su voz cargada de arrogancia y alcohol. La noche prometía diversión, y él estaba seguro de que terminaría aún mejor.Se acercó con paso confiado, mientras su amigo, tambaleándose por la borrachera, forcejeaba con la puerta de su  casa . 

Las ventajas de estar soltero y sin compromisos a la vista, pensó. 

Pero algo no estaba bien. Giró, extrañado, y lo que vio lo congeló: las tres jóvenes rodeaban a su amigo, hundiendo puñales sin piedad en su cuerpo. El aire se llenó de un silencio roto solo por los gritos ahogados del hombre en el suelo. 

 Espantado, quiso gritar, pero el pánico le robó la voz. Sabía que no tendría tiempo de encender la camioneta y huir. Corrió, tropezando, hacia una casa iluminada donde una multitud festejaba al ritmo de la música.

 —¡Llamen a la policía! ¡Ayuda! —gritó, jadeando.

 —¿Qué te pasa, amigo? ¡Estamos en carnaval! —respondió un joven, riendo, mientras le ponía una cerveza en la mano. 

 El hombre miró atrás, aterrorizado. Allí estaban las tres, a apenas dos metros, inmóviles entre los jóvenes que bailaban y bebían en la calle. Sus rostros, iluminados por las luces parpadeantes, mostraban una calma perturbadora. 

 —¡Son asesinas! ¡Llamen a la policía! —insistió, ya sobrio por el miedo.

 —¿Asesinas? ¡Por mí que me maten así, en mi cama! —bromeó el joven, lanzándoles un beso—. ¡Vengan, mamis!

 Las tres sonrieron con frialdad y se desvanecieron entre la multitud, como sombras engullidas por la noche. 



## Parte I

Fue en la época en que el padre de Kristal y su pareja recibieron la primera visita a media noche, cuando la vida de la joven comenzó a desdibujarse. Kristal, una niña ordenada y meticulosa, con una mente para los números que superaba su corta edad, le preguntó a su padre cómo manejaría su dinero. Ella era una niña ordenada, muy bien administrada. Su padre era un experto en finanzas, y de alguna manera él sabía que ella había solucionado todo con su mamá, una mujer de negocios tan astuta como él.

Se despidió con afecto de su hija, un adiós que se sentía inusualmente denso, como si supiera que cada despedida podría ser la última. No sería la única ni última vez. Estaba pendiente el asunto de las identidades, un laberinto de nombres y papeles falsos que se cernía sobre ellos como una sombra, una amenaza silenciosa que pronto se manifestaría con brutalidad inesperada.




## Parte II

Comenzaron una terrible carrera, una macabra danza de muerte. Pares de hombres por año caían bajo su mano implacable. A veces dos casi al mismo tiempo, sus vidas extinguidas con eficiencia escalofriante. A veces de día, a veces de noche. Dentro de apartamentos lujosos, en medio de una pista de baile en discotecas ruidosas, en cines oscuros. Algunos habían luchado, sus gritos ahogados en la noche. Otros habían suplicado, sus ruegos ignorados por la fría determinación de sus verdugos. Algunos habían intentado sobornarlas, ofreciendo fortunas que no significaban nada para ellas.

Supuestamente había sido casual, encuentros fortuitos que terminaban en tragedia. Supuestamente algunos las conocían, como el esposo del padre de Magnolia, cuya muerte llegó después del engaño que llevó a contaminar a su padre con SIDA, un acto de venganza gestado en las profundidades de la traición. O "el Niño", mucho tiempo después, en el baño de un chalet de playa, su vida truncada por un pasado que lo había alcanzado.

Pedro Sulbaran, en el último puesto de la clase económica de un Boeing 737 Max de Aerolíneas de La Costa, minutos después de aterrizar de emergencia en una base militar. Eran los lógicos para las estadísticas de la policía, casos que encajaban en un patrón. Aparentemente, los demás no tenían ningún motivo, lo que los convertía en enigmas para el detective Palacios.

Este año llevaban 4 víctimas. Un chofer de autobús, comenzando a trabajar en Expresos de La Selva, en una estación de servicio, en la primera parada rumbo a la capital. Un empleado bancario en la zona lacustre, su cuerpo descubierto flotando en las aguas tranquilas. Un chef de cocina en un Spa en la Cordillera Andina, silenciado en la quietud de las montañas. Y un Policía Municipal en la misma ciudad de Magnolia, un caso que había sacudido los cimientos de la comunidad.


 Tres semanas después del asesinato del policia municipal

 Tres semanas después del brutal asesinato de un joven policía municipal, el detective Palacios llegó al apartamento del padre de Kristal. El lugar era impecable, con un aire casi femenino: muebles ordenados, cortinas delicadas y un aroma sutil a lavanda. El hombre, vestido con una bata impecable, lo recibió con una calma que desentonaba con la gravedad del encuentro. Hablaba sin acento, con una voz pausada, casi monótona.

 —Su hija volvió a matar —dijo Palacios, directo—. Tenemos razones para creer que pronto intentará contactarlo.

 El padre no respondió. Sus ojos, fijos en el detective, no dejaban traslucir emoción alguna.Palacios sacó una fotografía del policía asesinado y la colocó sobre sus manos. 

 —Estaba esperando a su primera hija en un mes. Ahora, una joven viuda y una niña que crecerá sin padre.

 El hombre inspiró profundamente, pero su rostro permaneció impasible+

.—Sé quién es mi hija —dijo al fin, con voz cortante—. No venga a manipularme con fotos. Primero atrape a los que le destrozaron la vida a Kristal, y luego hablamos de asesinatos.

Palacios guardó silencio, evaluándolo. Luego, con calma, preguntó:

 —¿Puedo tomar un vaso de agua? 

 —Tómelo usted mismo de la cocina. No se preocupe, no lo voy a contaminar —respondió el hombre, con un dejo de ironía. 

 Palacios asintió y se dirigió a la cocina. Sus ojos escanearon rápidamente el espacio: un cuchillo en el fregadero, una ventana entreabierta, un par de platos aún húmedos. Todo demasiado ordenado, como si alguien hubiera limpiado a conciencia. Regresó al salón. Entendio que ella ya habia estado ahi, antes que el. Era la verificacion que estaba cerca y volveria.

 —Gracias por su amabilidad. Me retiro —dijo, con un tono que ocultaba su verdadera intención y tomando el vaso con agua junto al hombre-- Muchas gracias por el agua.

-- Deje el vaso ahí, no se preocupe.Yo lo llevaré a la cocina-- dijo el padre de Kristal.


 Cuando la puerta se cerró tras el detective, el padre habló en voz baja, mirando hacia la cocina.

—Debes ser más cuidadosa. Están demasiado cerca

.Kristal emergió desde el umbral de la  cocina donde un rato antes estuvo el Comisario Palacios, su figura recortada contra la luz tenue. Sus ojos, fríos y calculadores, se clavaron en su padre. No dijo nada, pero su silencio era una promesa de que la cacería aún no había terminado. 









## Parte III





Palacios no perdía tiempo. Su oficina, un caos de expedientes apilados y tazas de café vacías, era su santuario y su prisión. La imagen de Miosotis y Magnolia, golpeada y vulnerable, se había grabado en su mente, alimentando una furia silenciosa.  

Cansado marcho a su casa en su destartalado Peugeot 408. Manejaba y la voz a su espalda le alerto.

-- Deberían darle un mejor auto.

Miró el retrovisor.Ahi estaba Susana, vestida gotica, con un inmenso Magnum 44 con el percutor hacia atrás.

Tenía que pensar rápido, no debía buscar detenerse.

-- Que bien que me das la oportunidad de hablar. Yo sé todo lo que les hicieron. Yo voy a defenderlas, yo quiero buscarle una salida a esto sin dañarlas.Mucho han sufrido.

-- Lo del policía municipal no era nuestra intención.

-- Lo sé.El no tenía por qué llegar.Fue un intruso -- les contesto. Tenía que alabarlas, tenía que hacerles creer que era muy importantes.

-- Usted parece un hombre honesto-- dijo la muchacha.

- Quiero ser un padre para ustedes. Yo voy a estar junto a ustedes. Todo saldrá bien.Quiero hablar con todas.

-- Quiere ser un padre para nosotras?

-- Para todas.Llevame dónde están Magnolia y Jazmin.

-- Estacionese

El policía se estacionó.

-- Deseo que nos dejen en paz.

-- Yo voy a ayudarlas a eso-- dijo el policía estacionándose.

Susana le inyectó en el cuello y el se desplomó.

La muchacha descendió del auto y ahí estaban Magnolia y Rita.Paradas en medio de las gentes que volvían de sus trabajos nocturnos.

-- Quiere ser un padre para nosotras-- informó a las otras dos.

Conversando tranquilamente las tres adolescentes tomaron el autobús en la ruta Avenida Vitacura (Vitacura)






Desde el día de la entrevista y el terrible golpe de Miosotis, su mal humor no había hecho más que empeorar. Sabía de todos los comentarios que había originado su fracaso. Al menos estaba vivo. Entendía que era una advertencia por haberse acercado demasiado. La conexión era el padre de Magnolia. Definitivamente fue por eso.



"Ella va a tratar de ver a su padre. Miosotis se supone está enferma. Eso les quita movilidad. Las tres siempre andan juntas. Nunca se quitan su disfraz", murmuró a Rodríguez, su compañero de pocas palabras pero eficiencia implacable.

"Pregúntale a la de la farmacia que medicinas compraron", ordenó a Rodríguez, su voz áspera como papel de lija.

"Nada especial. Ya lo averigüé. Omega 3, Vitaminas, pastillas para aliviar el dolor de la menstruación", contestó este viendo unos expedientes de otros casos.

"¡No! ¡Diablos! Esos fueron los pagados. Ve nuevamente las cintas. Se robaron remedios y medicinas... Ve en el pasillo donde duraron más sin comprar. Vamos a ver esos videos. Se comportaron de una manera inusual. Ellas no son así. Querían llamar la atención o alguna noticia las hizo explotar... ¿Por qué?"

Vieron los videos. Las tres muy juntas, muy tranquilas, esquivando las cámaras de seguridad con habilidad que solo la práctica podía otorgar. Sabían esquivar las cámaras de seguridad. Pero de repente, después que una de ellas fue al baño, vino el descontrol. Miosotis fue al baño. Se veían las luces giratorias reflejadas de la radiopatrulla al detenerse y ellas terminando de salir.

Retrocedió la cinta. Se veían comprando varios fármacos de libre prescripción. Retrocedieron más las cintas. Las tres, cada una por individual, recorrieron los pasillos y lanzaron al suelo la gran cantidad de remedios. Lo hicieron después de tomar los que necesitaban. Sabían que la policía buscaría los remedios que necesitaban. No tenían intenciones de pagar. Para tomar los que necesitaban prescripción facultativa fingirían un atraco y se llevarían dinero. Lamentablemente, la radiopatrulla llegó demasiado rápido.

La dependienta de la Farmacia no lo dijo, pues si lo declaraba, todos esos remedios no podrían venderse por precaución sanitaria. Su silencio se sumaba a la frustración de Palacios.





## Parte IV

Mientras el detective Palacios veía las cintas, a 850 kilómetros de ahí, Miguel estacionó su Dodge Gran Charger Turbo Diesel 4x4. Era su orgullo, su pasión. La amaba casi tanto como a "Pita" y a Lupe, Lupita, la mujer que había conquistado su corazón.

La feria agropecuaria estaba en su pleno apogeo. Exhibición de tractores rusos y japoneses, competencia de rodeo, caballos de paso, desfile de carrozas, la elección de la reina de las ferias. Y este año la emoción más grande: su Lupe había ganado. Era la reina. La más bella. La chica que estaba en el pináculo de la cadena alimenticia, por muchos kilómetros ante sus rivales. Lo mejor, él era únicamente su dueño.

Se acomodó entre las gentes, a orilla de la acera. Vio venir las carrozas, obras de arte florales. El inmenso Iveco Stralis 6x4 arrastraba la gigantesca carroza. Allá en lo alto estaba ella, con una atrevida minifalda de jeans, y un chaleco multicolor. Su preciosa cara estaba adornada con una inmensa corona. La reina de las ferias de los Valles Altos. La zona de las Naranjas.


"¡Híjole!", gritó agitando su sombrero al paso de la carroza, comenzando a correr junto a ella

"¡Híjole!", gritó agitando su sombrero al paso de la carroza, comenzando a correr junto a ella. "La más bella es mi Lupe..."

Ella le regaló una sonrisa. La misma magnífica y cándida sonrisa con que lo conquistó en una feria igual a esta, mucho tiempo atrás.





Miguel, viendo su bella reina, no podía dejar de recordar cómo conoció a Lupe. Eran las dos de la mañana. Venía de regreso, todavía muy emocionado. Había marchado por primera vez a la ciudad a comprar vacunas para los pollos. Su padre le había prestado la Dodge Gran Charger Turbo Diesel y había recorrido casi 3000 kilómetros entre ida y vuelta.

Llegó a la estación de Combustible Repsol. Cargaría Biodiésel ligero. Muchos camiones pesados estaban pernoctando y un autobús Marco Polo se marchaba. Mientras cargaba el combustible la vio. El viento frío de la noche agitaba su pelo. Ella veía el autobús alejarse. La miró mejor. "¡Rayos!", pensó. Desde aquí casi se le derramó el biodiésel, con lo costoso que era. Pero es que ese cuerpo había que contemplarlo de cerca. Con unos Shorts de Jeans desafiaba el frio de la noche.

"¿Necesitas ayuda?", fue su pregunta saludo. Ella giró su rostro. "¡Por todos los santos! ¡Vaya que era bonita!" Una niña que solicitaba un aventón, ignorante de los peligros nocturnos de las carreteras latinoamericanas.

Sin miedo la chica se incorporó a su camioneta. Tranquilamente, durmió en el puesto del copiloto. Había hablado muy poco con él. Estaba agotada. "¡Qué perfil tan bello!", pensó, con el pelo desordenado en su rostro. Descendió en el mismo pueblo que él. Buscaba trabajo. Cualquier cosa.

Entonces una oportunidad así no se dejaba escapar. Casi inmediatamente le ofreció el puesto. Ella asintió cuando vio la pequeña y ultramoderna granja avícola. Comenzó inmediatamente a trabajar en la granja. Era de gran ayuda. Todo lo sabía con el papeleo. Administraba excelentemente. Jamás se equivocaba y no había necesidad de decirle que hacer. Era fuerte. Metía una mano cuando se necesitaba. Manejaba muy bien. Con ella, los vendedores tenían que dar el precio justo.

No podía ser de otra forma. Comenzó a cortejarla. En una feria igual a esa, la Feria de las Rosas. Ahí fue. Cuando ambos subieron a la rueda carrusel, se le declaró. Ella le dijo que SÍ, en medio de unas inmensas lágrimas que le movió el alma a mandarriazos.

La primera vez que fueron a un hotel, ella fue un vendaval. Era insaciable. Lo amarró, le enseñó cosas increíbles, obscenas, deliciosas. Sencillamente, no concebía la vida sin ella.

Ahora Lupe era la reina de las ferias. Con todo gusto se tomó fotos para los periódicos locales. Posó en la TV regional. Él junto a ella. "Quien no cuida lo que tiene... A pedir se queda", pensó y es que Lupe era demasiado bella.



"¡Híjole!", gritó con el mismo entusiasmo, cuando ella descendió de la carroza y lo besó, para la delicia de todos los presentes. Él le entregó un inmenso ramo de rosas rojas.

Ella aprovechó para susurrarle al oído: "Papi... mi bello... vamos a ser tres..."

Miguel la vio. Un grito de felicidad atronó el valle, alzándola por el grácil talle. "¡Pero qué bella era la vida!" La abrazó con su amor de siempre, para no quedar mal y seguir con la fama de rústico, hundió su cara en su pelo, para ocultar las dos lágrimas de felicidad por la noticia dada por la mujer más bella del mundo, su compañera, su preciosa compañera.



## Parte V: La Conexión Oculta



. El detective, , seguía obsesionado con las muchachas y su patrón de asesinatos. La falta de un motivo aparente para la mayoría de las víctimas lo carcomía. ¿Qué unía a un chofer de autobús, un empleado bancario, un chef y un policía municipal?

Palacios decidió revisar los casos sin aparente conexión. Comenzó a buscar patrones en la base de datos policial. Horas de búsqueda, cruce de datos, llamadas a colegas. La inspiración en "Sanders affaire Alaska" le susurraba que la clave podría estar en los detalles más pequeños.

Se encontró con un detalle peculiar: el empleado bancario había sido encontrado cerca de una granja avícola en la zona lacustre. La descripción le sonaba familiar. Recordó un informe antiguo sobre fraude menor que involucró a un proveedor de vacunas para aves. El nombre de Miguel apareció en el informe.

Decidió investigar a Miguel, no como sospechoso, sino como posible conexión. 

. La vida de un detective era un constante ejercicio de desconfianza.




## Parte VI: La Revelación

La investigación llevó a Palacios a la granja avícola de Miguel. Se presentó como inspector de rutina. Miguel lo recibió con hospitalidad de quien no tenía nada que ocultar. Mientras revisaba registros, su mente trabajaba conectando los puntos.

El empleado bancario había estado involucrado en un esquema de lavado de dinero, utilizando las cuentas de la granja para mover fondos ilícitos. Miguel, ajeno a la verdadera naturaleza de las transacciones, había confiado en el empleado.



Cuando el empleado bancario intentó retirarse del esquema, se convirtió en objetivo de alguien...  


.Otra pared,otro callejón sin salida.Nada concluyente. Estuvo a segundos de , pero nada. Tenia muchos casos al mismo tiempo y el mas peligroso y activo, las Tres Flores de la Muerte.


## 

Miguel, , continuó con su vida. Su granja prosperaba, su amor por Lupe crecía. La noticia del embarazo se había extendido por los Valles Altos, y la comunidad celebraba. El nacimiento de su hijo sería un nuevo comienzo y una continuidad de una vida en abundancia,sencilla,feliz.




parte F

Capítulo III

Espérame... Es un momento nada más.. Un beso de hielo , un corazón de piedra. No es mucho tiempo del sol de hierro, de la mañana en oscuridad. No es tu culpa. No es casualidad; es un hilo de muerte, una sombra en la claridad. Me buscaste. Te encontré........

Capítulo IV

El Comisario cambió su vehículo. Era evidente que ellas en algún momento se habían hecho copias de sus llaves. Ahora tenía asignado un IKCO Turbo Diesel eléctrico

y había duplicado la seguridad en su apartamento, dejando permanentemente encendido un laptop con un programa de rastreo y alarma silenciosa con la central de policía

y había duplicado la seguridad en su apartamento, dejando permanentemente encendido un laptop con un programa de rastreo y alarma silenciosa con la central de policía. Sabía que quizás no tendría otra oportunidad.

Dormía un sueño cansado y agitado. El Stress y el laborar años sin vacaciones pasaban su factura.

Se despertó e incorporó violentamente en la cama.

Rita estaba parada en el pie de la misma.Armada con una escopeta automática.

A esa distancia no le daría tiempo de tomar su Walter PPk automática y matarla

A esa distancia no le daría tiempo de tomar su Walter PPk automática y matarla.

La muchacha lo miraba fijamente. Finalmente dijo.

--Miosotis nos explicó que usted da la impresión de querer ser un padre para nosotras... Yo no conocí el mío ... ¿..¿Por qué quiere serlo?.

El comisario pensaba velozmente.. Una respuesta incorrecta.. Todas las respuestas eran incorrectas para estas paranoicas.

Guardó silencio.

La muchacha dejó caer dos lágrimas por sus mejillas.

--Sabía que era mentira....- afirmó la muchacha con pesar.

El comisario vio de soslayo la mesita de noche.

--Sé que quiere mucho su arma—le dijo la muchacha, enseñándosela – No lo molestaré mas... digamos que fue un error... Pero usted no es parte de nuestra estadística.

--Te repito lo que le dije a Susana, Quiero ser un padre para ustedes, pues deseo protegerlas de la maldad que las ha maltratado—aventuró el hombre, pensando a toda velocidad...

---Miosotis dice que su padre le hacía cosas cuando ella tenía 8 años.

--No es mi caso—expresó el comisario, sintiendo que caminaba terreno firme—Yo NO soy igual al padre de Miosotis.

--¿Es Gay?.-- pregunto suponiendo por lo afectuoso del padre de Kristal

---No. Mis sentimientos de padre son iguales a los de él. Yo soy la muralla que las va a proteger e impedir que les hagan daño... Estás aquí, porque tomas tus propias decisiones... Confía en mí.. No te defraudaré.Ni a ti ni a ellas..

La muchacha lanzó una inyectadora preparada.

--Hágalo—le dijo, quitando el seguro a la automática—digamos que es una protección... Una muestra de confianza. Negociarlo. Pero usted siempre habla en futuro. Y ya sabe que Susana lo inyecto. Solo quería saber que usted también quiere ser un padre para mi

--Si. Negociarlo. Pero debes darme la oportunidad—respondió el Comisario Inyectándose.. Algo le dijo que no lo mataría por el momento...





Mucho tiempo después de la feria, del asesinato del policia, en muchos meses de tranquilidad

.................Jairmur entendió y asimiló la noticia. Tenía una fuerte relación con la rubia más bella que cualquiera podría imaginar, Shannon se iría a trabajar a una hora apenas de ahí. Visitaría los fines de semana. Si acaso. Ya ella también estaba a punto de graduarse y debería comenzar sus pasantías. Eso era lo planificado. Eso era lo esperado en dos alumnos universitarios extremadamente brillantes. El se mantendría fiel. Ella prometía lo mismo.

Inesperadamente se decidió. Total si se amaban. Este era el preciso momento de hacerlo

Rápidamente, tomó un hilo e hizo un anillo de compromiso, y se arrodilló ante Shannon Di Marco.

--Shannon Di Marco. No es por miedo. No es por control. No es por compromiso ni manipulación. Es porque estoy irremediablemente enamorado de ti. ¿Quieres casarte conmigo?.—lanzó sin respirar, viéndola fijamente.

Shannon por un momento abrió los ojos por el impacto de la sorpresa

Shannon por un momento abrió los ojos por el impacto de la sorpresa. Luego, inevitablemente, una sonrisa iluminó su rostro.

--¿Prometes comprarme un Aston Martin eléctrico?.

--Seguro.—prometió el muchacho, mientras le besaba las piernas

--¿Y llevarme dos veces al año a Montecarlo a jugar en el casino?.

--Es un hecho.—exclamó este acariciando el interior de los torneados muslos

--¿Ropa de Saint Laurent?.

Te están esperando en el desfile de primavera.—dijo este levantando la vista y mostrando una brillante mirada

Ambos se rieron. El lentamente se incorporó. Ella lo abrazó. Le dijo muy quedamente.

--Si mi amor. Por supuesto que quiero casarme contigo....

--Te presentaré a mi padre.

--Y yo al mío.

Después se besaron apasionadamente.

--Lo tuyo, ¿es mío?. Y lo mío. ¿Seguirá siendo mío?.—susurró nuevamente ella, con su rostro casi pegado al de él, haciendo guerra de pestañas.

--No puede ser de otra manera—dijo el tomándola en brazos para llevarla al cuarto.

¡Ay dios¡... Pero loco... La luna de miel no puede ser antes del matrimonio....





Capitulo Final Parte I.

Fue una boda de Universitarios. Todos contribuyeron con algo. Los padres de ambos no pudieron asistir. Eso no les importó mucho. La luna de miel sería postergada para después, en las vacaciones de verano o en las vacaciones navideñas. Estuvieron por ahí y por allá en un viejo Chrysler New Yorker Turbo Diesel que un amigo les prestó.

Rodaron por el bosque y estuvieron en los lagos. Comieron arenque, una inesperada nevada les permitió tomarse fotos y vídeos que colgaron en You Tube. Hicieron irresponsablemente el amor, en la oscuridad del camino, a media noche, junto a los bosques de pinos. Desde allí en un cibercafé les enviaron e-mails a sus padres notificándoles que ya prontos volverían de su mini luna de miel.


Ella fue a trabajar sus pasantías en el pequeño Hospital privado de Ciudad Llano, y el entendió que le sería imposible una erección como en quince días, por la forma como ella lo amo.

Inesperadamente, el padre de Jairmur llegó. Tenía que hacerlo. Eran muchos e-mails de invitación. Ya no podía negarse.

--Hola hijo—saludó con una excusa muy fabricada en sus ojos, que ambos inmediatamente obviaron— fue imposible venir antes. Pero... Es que definitivamente hicisteis una boda muy inesperada. Es que acaso...¿Están esperando?.

--No padre... Nada de eso—abrazó afectuosamente el muchacho al otro—es que ya es tiempo. Ya está por recibirse de médico. En fin... Tú sabes...

-¡Vaya¡... Es médico.—asintió admirado el hombre.

-Sí papá. Disculpa que nunca te la presenté...Pero ya sabes... el trabajo...los estudios...Casi no usamos Twitter ,ni Facebook; ni siquiera Tik Tok.Mírala. – extendió las fotos de un improvisado álbum con fotos de la luna de miel, y se marchó a la cocina a buscar dos cervezas.

La ocasión era importante. Con un pie trancó la nevera. Inmediatamente, recibió el brutal golpe en la cabeza.

El Comisario tomó las fotos... Las miro distraídamente... No sirve para la estadística... Después con un golpe en el corazón las miró mejor...Pelo negro... Pero es... Entendió los lugares. Cada una vivía en un sitio diferente....Jairmur era parte de la estadística... La de ellas...Se quedan a ver nuestros procedimientos... Diferente a los de la Policía... Las chicas que trotaban... Pelo negro... Después venga a tratar de manipularme hablándome mal de mi hija... Ojos negros... La negociación siempre es parte de un todo ¡Dios mío¡.... Era... Era...Se juntaban para cazar... Tiempos y lugares sin lógica... Lo entendió absolutamente todo

El exquisito aroma de Glamorous Magnolia de Flora de Gucci le hizo Levantar la vista.

El bisturí se hundió e hizo un tajo inmenso en el cuello y pecho del Comisario Evaristo Gutiérrez.

¿Magnolia?...

--No necesito un padre. Ya tengo uno y tú no eres quién para desunir mi familia—dijo ella, sin ninguna expresión en su rostro de máscara de cera.

Después de inspirar aire, salió tranquilamente por las escaleras posteriores, rumbo al estacionamiento.

Jairmur estuvo varios días en el hospital. Todos vieron salir tranquilamente la rubia de la residencia universitaria. Magnolia, Jazmín y Miosotis se marcharon en el Peugeot del Comisario... Todos la vieron...



........................ Shannon hizo una carretera a toda velocidad. Llegó a atender a su amado. Reía y lloraba al mismo tiempo de pena por su suegro, y de felicidad, pues su esposo había escapado de tan terrible trance.

La investigación fue contundente. Las tres fueron vistas. Identificación 100% positiva. El Peugeot fue abandonado en un bote de basura. Ni una Huella. Ni un trazo de ADN... Nada.... La bendita estadística se volvía contra los que la llevaban. Todos afirmaban que el Comisario estaba a punto de resolver el caso y por eso fue dado de baja por las asesinas.


222222222

Rodríguez era un hombre duro, se despidió con lágrimas a su superior. No pudo resolver el caso. Él lo continuaría...

Meses después...

No estuvo bien... Fue la alegría de la noticia.... Seremos madres.... Nunca más... Nunca más...

-- Mi amor... ¿Sabes algo?.. No sé... Me encantaría cambiar el color de mi pelo... Alguna de las enfermeras dice que si me pintara el pelo de amarillo, me parecería a Olivia Wilde.

--¿Tú crees?..—dijo distraídamente, sin despegar sus ojos de la computadora, inmerso en números y números

-- Será toda una sorpresa... Ya lo verás...

---¡Ahhhh¡...

Esa noche Jairmur se tomó unos Whiskies. Ella entró al baño y un rato después salió envuelta en una toalla. Luego picarescamente la dejó caer... Levantó sus brazos juntando sus manos. Movió sensualmente sus caderas en un perfecto movimiento de danza tántrica hindú..


¡Dra. Shannon Si Marco ¡—exclamó el joven anonadado de tanta belleza. Una voluptuosa rubia, ojos azules espectacular— toda mía...

Una voluptuosa  rubia, ojos azules espectacular— toda mía



--Quiero que me embaraces—susurró ella, mientras rozaba con sus pezones erectos el pecho de él.



Pasaron otros meses más


Lupita Ya estaba en el octavo mes de gestación. Miguel conoció esa tarde a las dos primas de su esposa. Eran bellas. Una rubia muy bella. . Una chica muy Urbana y Fuerte... ... Una doctora, controlaría de ahora en adelante el embarazo Rita y la chica fuerte como Kristal... Fue una sensación rara. Las tres se sentaron frente a él, muy juntas. Era una tarde y estaban en el Restaurante de Parrilla Argentina "La Boutique de la Carne" en la carretera hacia el llano central. Lupe no comió, por el cuidado del embarazo... Conversaron distendidamente. E inesperadamente. Fue un segundo. Las tres lo miraron intensamente por un instante. Sin parpadear. En un absoluto y hermético silencio. Fue una sensación. Como si una serpiente cascabel.... Como si ellas eran un solo ser diferente, maligno y único... Como si fueran el afiche una película de terror

Sintió un escalofrío.

¿Saben algo?... Por un momento me dieron mucho miedo. —dijo Miguel, después de tomar un largo trago de Coca Cola Light y dejar escapar un brutal eructo.

Inmediatamente estallaron en risas..Continuará

Continuara




Continua

Flores de la Muerte se marchitaron. No volvieron a atacar. Nadie supo lo de la estadística. Nadie supo porque desconocidos pagaron una venganza que solo ellas entendían. Otros casos llamaban la atención de la PDI. Lo de siempre. Maridos celosos, mujeres obsesivas, fanáticos religiosos, delincuentes comunes.

Nunca nadie entendería ni sabría, cómo era que Jairmur y Miguel si lograron estar estables con ellas, ser padres amorosos y esposos devotos.

Aunque varias veces y en el silencio de la madrugada, mientras reposaban tranquilamente un filoso bisturí se acercaba a sus cuellos...

No...Lo amo demasiado...La estadística... La Muerte.





Parte II



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Dos años después de la extraña muerte del Comisario Palacios

CAPRICORNIO PARTE 2

Vio con cuidado la ventana... Atisbo la avenida. Ya eran 4 años en esa zozobra. Millones de veces maldijo esa noche. Millones de veces pidió que lo dejaran en paz. Ya había pagado lo hecho.. Esas dos muchachas llorando y suplicando que no les hicieran nada.. Él fue uno. .La rubia, era la más frágil y bella. Se lo hizo brutalmente 2 veces y después riéndose se fueron a celebrar...

 Después su primo Iguana Podría junto a su jefe apareció destazado. En cada fecha cercana a ese aniversario, cada uno de los participantes fue cayendo asesinado, a medida que pasaban los años era más y más la forma horrible que aparecían los cadáveres. Hasta llegar al único sobreviviente. El mismo.

Había sobrevivido gracias a que se mudó a un pueblo lejos en el llano selvático. Luego volvió por unos días a la ciudad al entierro de su madre. Estuvo en el funeral desde lejos, en el cementerio se mantuvo dentro de un vehículo. No caminaba a pie. No andaba en moto. No frecuentaba fiestas, no se divertía ni en bares ni en discotecas. en una semana se cumpliría el quinto aniversario. No podía asomar ni la punta de la nariz a la calle. Eran días de variados sentimientos.. Rabia, miedo, frustración le erizaban la piel.. Cada vez recordaba el periódico con las fotos de su primo y de "Baberto", después cada uno de los 30 hombres de esa noche. 6 hombres por año, en éste año 5 aparecieron destazados, martillados, golpeados, mutilados.. El único que quedaba era el...

Lo sabía perfectamente. Eran ella. Eran ellas dos... Por eso dormía con su Mágnum 44. Pero le parecía insuficiente tenía una Heckler & Koch P7M13 con 3 cacerinas. Ahora con todo eso había pedido ayuda a varias bandas amigas del sector. Un No rotundo fue la respuesta. Otros divagaron.. Entendió. Era un muerto que caminaba. Nadie quería morir junto a él. Éste año era el quinto. Cualquier precaución era insuficiente. Por eso se mudaría nuevamente. Ya el dueño de la pensión le había dicho que se fuera. Pero de verdad le daba miedo tomar una carretera. Nadie quería llevarlo. Nadie quería acompañarlo.

--Maldita sea. Si son unas mocosas—dijo con furia para nadie. 

Por momentos quería salir a la calle. Encontrarlas. Y bueno.. Si lo matarían. Que fuera delante de la gente. si tenía oportunidad matar alguna de allá. Ellas le debían más.. Nada menos que sus 29 amigos, cómplices y compadres. Pero nuevamente el miedo lo invadió. Cualquier ruido lo hacía saltar. Cualquier ring de teléfono lo hacía temblar. Más nunca pudo dormir bien. Más nunca un pase de POLVO ILEGAL le entró bien. Todo por culpa de esa noche. Esa noche que nunca debió pasar.


II

El hombre vio con satisfacción como el viejo Y8. Transportaría una carga de 16 toneladas de "Pasta Pura" al 90% de pureza. No había que ser avaricioso. Bajo perfil. Utilizar las "ventanas" en los pantanos de Luisiana, o en el desierto de Sonora. Usaría el avión unas 6 veces. Después el mismo le daría el pitazo a la policía. Unos dos meses de vacaciones. Otro avión. El mismo procedimiento. 28 años de labor sin casi pérdidas. Salvo las programadas lo hacían un hombre extremadamente rico. "El Papa de todos los Helados". "El absoluto", "El Químico", "Papadios", eran varios de sus sobrenombre. Varias cuentas en el Líbano, en isla de Man, un pequeño ejército privado, muchos colaboradores en las policías de nUEVA gRANADA, Westonzuela, LA Española, Jalisco  y New York.

. Todo bello. Todo perfecto... Pero a pesar de tener otros 6 hijos, le hacía falta el "Blanco" su hijo menor, el que siempre lo acompañaba, el que siempre estaba con el acompañando los embarques, el que lo apoyaba en los largos y peligrosos viajes a la selva del Darien.

 Fue una muy mala idea darle 500 dólares a la india, para comprarle el virgo a la hija. Dos cosas habían sucedido. "El Blanco" Manuel se había encaprichado por la muchacha. después de usarla una noche y no verla más, andaba por medio país buscándola; hasta aquel día en que apareció destrozado. De momento soltó su rabia contra los "Guayacanes de Guayaquil", pero a la larga entendió que no fueron ellos. Luego la policía le dijo que era la muchacha campesina junto a otras dos. Algo muy malo había pasado. las tipas eran más peligrosas que un comando israelí.

Tenía casi 5 años buscándolas. Nada. Ningún resultado. Mucho dinero había soltado por alguna información, alguna pista, un indicio. Pero nada.

Vio el avión desaparecer en el horizonte. Estaba Trasnochado. Vio detenerse la Range Rover eléctrico 4x4 Turbo Diésel

. Descendieron dos hombres con ametralladoras en sus espaldas. Saludaron con distancia y respeto.

El hombre en silencio se dirigió a la camioneta. Una hora por malos caminos le esperaba. A lo mejor dos patrullas del ejército encontraría por ahí y unos 300000 dólares pasarían silenciosamente de mano.

Rodaron por la accidentada vía por una media hora. Finalmente uno de los hombres le dijo.

Llamaron de PETARE. La "gente" allá dice que consiguieron al hombre.

No contestó. Cada quien sabía qué hacer. Cada quien sabía cuánto dinero gastar. También sabían cómo traer al hombre. Ya todo eso estaba "Cuadrado".

Descendió de la camioneta y por un momento contempló el paisaje . Pero ya no le causaba emoción . Más importante era que mañana mismo le trajeran al hombre. Se introdujo en el helicóptero



III.

El Doctor Darío Sifontes Ortega, se consideraba un hombre apuesto. Sus tres divorcios y sus 6 amantes, junto a sus 9 novias lo confirmaban. Donde ponía el ojo, ponía la bala. Para eso tenía la ayuda de su Detroit EV eléctrico., sus fama de excelente médico, su capacidad de bailar ininterrumpidamente, su expresión de chico juvenil, malo, mentiroso , encantador y la posibilidad que alguna mujer fuese la acompañante oficial. Pero desde unos meses, esa joven doctora que estaba terminando su post grado de médico internista lo tenía extasiado, enamorado, ansioso de verla desnuda en su cama y después, bueno sería después. Todo dependería de cómo se presentaran las cosas. Lo había averiguado todo sobre ella. Que era casada, un hijo varón de dos años, un esposo a 4 horas de carretera, y cada 15 días un largo viaje, o el venia o ella se desplazaba. Mas nada. Era seria, callada, bella, deseable, sexy , todo en una mujer que se sabía tenía un cuerpo espectacular , ponía siempre una distancia, hablando únicamente en forma mesurada de los casos clínicos, de las nuevas tecnologías, durante esas dos semanas tomaba casi todas las guardias, los fines de semanas, en navidad no había compartido y no aceptaba regalos ni invitaciones a almorzar. Era todo un reto.

Terminó su turno a las 11 de la noche. Estaba cansado. Había realizado una larga intervención quirúrgica de 5 horas. Era una operación innecesaria. Todos sabían que el paciente no tenía posibilidades. Pero el seguro de hospitalización norteamericano del enfermo era una tentación que no podía dejar de lado. Una vez terminado, caminaba por el solitario pasillo hacia el estacionamiento. Camino por el vacío estacionamiento. Vio junto a su Detroit un sencillo Troller 4x4 Turbo diesel, precisamente allá caminaba ella. Sencilla, tranquila, también cansada, siempre perfecta.

--Doctora Shannon Di Marco. ¿Cómo le va?.

La joven sonrió, era indicativo. Estaba cansada y su expresión corporal indicaba que de verdad no quería hablar. El entendió 16 horas de trabajo era la media de una cursante de post grado.

--Oh Vamos. Somos seres humanos. Tenemos derecho aunque sea una hora en paz. La invito a una copa. Si quiere, le prometo no le decirte ni una palabra. Pero de verdad es un crimen no desestresarse después de tanto trajín.

Por un momento ella dudo. Pero no era descortés.

No soy muy buena en eso de tomar una copa—índico sin dejar de caminar.

Vaya. Vaya. Que buen punto. Por fin. Después de tanto tiempo.

---Yo también. Pero creo que todavía se puede transitar por la Avenida Bolívar.

Ella silenciosamente acepto.

Ella siguió el Detroit. Nada de ser ostentoso. Manejo con baja velocidad. Pensaba rápidamente un buen sitio. Un lugar decente. Nada de ser indicativo. Sería una labor de hormiga. Pero él era experto en eso.

El "Salón Turpial" era un lugar familiar, discreto, no indicativo de nada. Con cortesía escogió una mesa justo en el centro Bien visible. Pidió una botella de Tatay de Cristóbal, el mejor vino de Talca  que se podía conseguir. Se dispuso a la difícil tarea de derribar las defensas de esa joven doctora. Se mostró distendido, cordial y respetuoso. Para eso tenía a su favor los temas médicos. Era inevitable, a ambos le gustaba demasiado su profesión. Resultó que la Doctora Shannon Di Marco era muy culta, nada tonta. Definitivamente lo que quería era tomar un buen vino y disfrutar de unos trozos de queso Queso Vacherin Mont D' Or:. En silencio le dolió el golpe a la tarjeta de crédito, esperaba que hubiera valido la pena. Pero es que imaginaba el cuerpo de ella en su amplio uniforme y ese era un acicate para intentar más ...Por lo menos ya había aceptado una invitación.. Así que se despidió y con una inocente sonrisa se fue en su Detroit EV.

Ella tomó el teléfono y llamo.

----Jairmur. Mi bello. No estás dormido?. Sí. Cansada... tomé dos copas de vino con un colega...¿Y mi bebe?. Pónmelo en el visor que quiero verlo...

Después manejó con cuidado. Ni por un segundo se engañó en cuanto a las intenciones del doctor. No quería lidiar con eso. En su sitio de trabajo No. Se sentía estable. No quería empezar de nuevo. No quería esconderse.




Jairmur sonrió.. Su esposa era más que perfecta. Sin suegros fastidiosos, sin un pasado atormentador. Tranquila, Sin escándalos anteriores. Todo bello, todo perfecto... Elevo la vista de su pantalla de computador, en su oficina y contempló por un instante su asistente. Un fugaz pensamiento. Una mirada. Una insinuación.. Era una de estas licenciadas recién graduadas, tan obvias. Siempre hablaba en ese tono de dos. Tan íntimo. Siempre se colocaba en el escritorio de una manera que era todo un mundo de posibilidades... Sin duda esa estrategia daría resultado con otro. Con el no. No por mojigatería. No porque creyese en una relación cerrada y monógama. Simplemente Shannon llenaba todo su mundo y nadie; pero absolutamente nadie cabía en él.


IV

El inspector Tiburcio García, sabía que no ascendería más. 

Cosa que le tenía sin cuidado

Cosa que le tenía sin cuidado. Había destruido 20 patrullas, matado 5 inocentes, tenía 59 expedientes por corrupción y después en 3 años de investigación no había aportado nada a la detención de las Flores de La Muerte. 

Si Por el fuera , ellas podían llamarse como les daba la gana. No tenía ni la menor intención de ponérseles delante. Sin embargo, 150.000 dólares llamaron poderosamente su atención. "Papa Dios" estaba pagando eso por cualquier información que lo llevase a las asesinas de su hijo. eso si lo sabía la policía. Que Rita Peralta, Susana y Kristal lo asesinaron en venganza a la violación de Rita.

Solamente debía guardar al "esqueleto" Sánchez, único sobreviviente de las Flores de la Muerte y llevárselo a "Papa Dios".. Él era el único en la policía que sabía esa información: Todos en la división no encontraban la conexión entre los asesinatos. Pero dos años antes "Esqueleto" se entregó y le contó todo. Inmediatamente lo soltó. ¡Para que darle comida y abrigo¡. Que Las Flores de La Muerte hicieran el trabajo

Nada Mal 

Se dirigió a su Mitsubishi Eclipse Diesel eléctrico. ¡Claro¡. ¿Cómo no lo pensé?. .

Esqueleto, fue el único sobreviviente

Esqueleto, fue el único sobreviviente. el hijo del "Papa Dios" también era parte de la extraña estadística de las Locas asesinas. Algo bueno venia caminando por ahí y él no estaba dispuesto a perdérselo.

Pondría a "esqueleto" y le darían 150.000 dólares..¡Como sería lo que venía detrás¡...




..............La Pizzería estaba repleta, un inmenso bullicio y actividad era el indicativo que era un mediodía, cerca del día de pago. La muchacha se desplazaba diligentemente entre comensales, malandros, chavistas kirchneristas, mendigos, ladrones, piqueteros, asesinos y algunos trabajadores llenaban las mesas y las desocuparon a medida que terminaban de comer.

La muchacha sabía que mientras servía las mesas uno que otro pellizco llegaba a su trasero, un guiño de ojos y 9 invitaciones de acostarse con alguien recibía. Y es que era verdad. Con ese pelo negro, esas piernas y aquel espectacular trasero, nadie quedaba indiferente.

Los comensales veían ávidamente "Los más buscados".

---Oye Emma, mi preciosa. Ahí saliste otra vez—dijo una voz admirado por la similitud de la imagen en la pantalla.

--¡Claro¡. Por eso es que trabajo aquí--, dijo la muchacha sin dignarse a mirar el televisor.

Por eso es que trabajo aquí--, dijo la muchacha sin dignarse a mirar el televisor

--Yo quiero que me mates.

¿Y cómo?.—repuso ella con picardía.

--Tú sabes cómo. Desnuditos los dos. Después me matas así—explicó el hombre enseñándole un video porno interracial de Blacked en la pantalla de su iPhone.

--¡Ja¡. Siéntate a esperar –contestó riendo la joven, inmersa en su labor.


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Capricornio ♑ Capitulo 2

Novelas Por Capitulos










Parte D


VII


Unas serias  jóvenes , miraban fijamente la cámara de quién sabe quién, con ropas de buena calidad, tranquilas, serenas, no se veía ninguna peligrosidad en ellas

... 












Años antes del asesinato del policía municipal......


  El aire olía a gasolina y mugre en el callejón donde el Chevrolet Malibu Turbo Diesel, tuneado con luces de neón y llantas cromadas, aguardaba como un depredador agazapado. Era el territorio de “Baberto”, un flaco con la cara devastada por cicatrices de acné, cuya silueta huesuda se recortaba contra la luz mortecina de una farola rota. 

Susana y Kristal, apenas unas semanas después de su última pesadilla, habían acudido allí con el corazón latiendo al ritmo de una decisión temeraria: buscar al proveedor de sustancias de su madre, adentrarse en el submundo que ella frecuentaba. Querían algo, cualquier cosa, que apagara el dolor que las carcomía. Pero el callejón no era un lugar para adolescentes imprudentes. Era un lugar donde los errores se pagaban con sangre. Apenas cruzaron el umbral de la penumbra, el instinto les gritó que algo estaba mal. El aire se volvió denso, cargado de un hedor a sudor rancio y licor barato. No fueron veinte hombres, como dirían después, exagerando en un intento de justificar el horror. Fueron muchos,  suficientes para destruir un destino--.

Una horda de sombras ebrias y brutales que las rodearon con risas guturales, como hienas cerrando el círculo sobre su presa. Las manos ásperas las sujetaron, las empujaron, las desgarraron. La noche se convirtió en un borrón de violencia, un torbellino de alaridos y súplicas que nadie escuchó. El asfalto frío fue su único testigo. Al amanecer, la policía las encontró en un charco de sangre y mugre, con los cuerpos magullados y las miradas vacías. Dos adolescentes más en la estadística de una ciudad que devoraba a sus hijos sin piedad. La prensa las llamó “estúpidas”, “imprudentes”, como si su sufrimiento fuera una lección moral. 

Pero para Susana y Kristal, la verdadera lección estaba escrita en sus cuerpos destrozados: el mundo no perdonaba, y ellas tampoco lo harían. Gracias al dinero de su padre, un hombre ausente que pagaba para no mirar, ambas fueron internadas en una clínica privada. Los tubos, las máquinas, los médicos de rostros impasibles las mantuvieron con vida. Fue la última vez que Susana vio a sus padres juntos, una imagen borrosa de dos figuras discutiendo en voz baja en el pasillo de la clínica. A Susana no la visitó nadie. Nadie preguntó por ella. Nadie quiso saber.


 Un mes después, salieron de la clínica, físicamente recuperadas pero irreparablemente cambiadas. En sus pechos anidaba algo nuevo, algo oscuro y afilado como una navaja: odio. Un odio frío, absoluto, que no conocía límites ni consuelo. Un odio que susurraba en cada rincón de su alma, alimentado por la rabia de lo que habían perdido. Se miraban en el espejo y no veían a las niñas de antes. Veían a dos desconocidas, unidas por un pacto tácito, un juramento sellado en sangre.

 Fueron al psicólogo, un hombre de gafas gruesas que hablaba de “trauma” y “resiliencia” mientras garabateaba notas. Fueron al médico especialista en enfermedades venéreas, un trámite humillante que las hizo sentir como ganado marcado. Su madre, por unos días, mantuvo una discreción inusual, como si temiera que el escándalo la alcanzara. Pero Susana y Kristal no necesitaban palabras para entenderse. Se abrazaban en la oscuridad de su habitación, se consolaban con caricias tímidas, se prometían en silencio que nunca volverían a ser víctimas


. --- El nuevo “amigo” de su madre apareció una mañana, con una sonrisa torcida y un brillo en los ojos que Kristal  reconoció al instante. Era el mismo destello cruel que había visto en Pedro Sulbarán, el hombre que irrumpió en su cuarto durante aquella fiesta lejana. Kristal lo sintió también, sin necesidad de palabras. Era un depredador, otro más, acechando en la penumbra de su hogar roto. Las feromonas, como habían leído en algún libro polvoriento de la biblioteca, las traicionaban. Atraían a los monstruos, los convocaban como un faro en la tormenta.


 El hombre se hizo el encontradizo en la cocina, un espacio que olía a grasa rancia y platos sucios. Susana lavaba los trastos, con las manos hundidas en agua jabonosa, cuando lo sintió acercarse. Su aliento cálido le rozó la nuca, y un escalofrío le recorrió la espalda. Intentó apartarse, pero él la acorraló contra el fregadero, sus manos buscando donde no debían. Ella forcejeó, con el corazón latiendo como un tambor de guerra, pero no gritó. No podía. El miedo la había entrenado para el silencio. Susana entró en ese momento, con el rostro pálido y los ojos encendidos por un fuego que no admitía dudas. La escena la golpeó como un relámpago: el hombre, Kristal , la cocina convertida en un campo de batalla. Los recuerdos de aquella noche en el callejón se estrellaron contra ella, cada alarido, cada golpe, cada humillación. Sin pensarlo, tomó un cuchillo de cocina, uno grande, con el mango desgastado por años de uso. Lo hundió en la espalda del hombre con una furia torpe pero implacable. La sangre brotó como un río oscuro, y los alaridos del hombre llenaron la casa. Kristal,  liberada del agarre, tomó otro cuchillo. No hablaron. No hicieron falta palabras. Juntas, apuñalaron al hombre una y otra vez, con una furia que no conocía el cansancio. La sangre salpicaba sus rostros, sus manos, sus ropas, pero ellas no se detenían. Cada golpe era una liberación, cada grito del hombre una sinfonía que alimentaba su éxtasis. Cuando el cuerpo dejó de moverse, se miraron, jadeantes, bañadas en sangre, y sonrieron. Por primera vez, se sintieron poderosas. Dueñas del momento, del espacio, de la vida y la muerte.

 Su madre entró entonces, con un grito que desgarró el aire. La escena la paralizó: el cuerpo destrozado en el suelo, sus hijas cubiertas de sangre, riendo como si hubieran descubierto un secreto divino. No tuvo tiempo de correr. Susana y Kristal se volvieron hacia ella, con los cuchillos aún en las manos. La madre fue la número dos en la estadística, otro nombre en la lista de víctimas de una ciudad que no hacía preguntas. La policía, perezosa y desbordada, atribuyó el crimen a los “robacasas westonzolanos de lujo”, una banda que servía como chivo expiatorio para cualquier caso sin resolver,Pero que generalmente era verdad cuando se investigaba un poco.

 Nadie interrogó a las chicas. Nadie dudó de su historia de horror. Eran víctimas, después de todo. Intocables.


@#@#@#@




 --- A 1450 kilómetros de allí, en un pueblo abrasado por el sol del llano, Rita, de catorce años, vivía su propio infierno

. Su madre, una mujer endurecida por la pobreza y la desesperación, la veía como una moneda de cambio. Cada domingo, en los rodeos y las fiestas de cumbia y mariachi, la exhibía como un trofeo. Rita, con su cuerpo macizo, sus piernas cortas pero bien formadas y su cabello negro como la noche, era un espectáculo sentada en las talanqueras. Los hombres la miraban, pero ninguno se acercaba. Había algo en ella, una fiereza silenciosa, que los mantenía a raya.

 “¿Será marimacha?”, se preguntaba su madre, con un desprecio alimentado por su ignorancia.

 Pero no era eso. Rita era una flor del llano, un deseo prohibido que los hombres temían tocar. Hasta que su madre, harta de esperar, decidió negociar. Un fajo de billetes cambió de manos, y Rita fue enviada a “pasear” con “el niño”, el hijo de un hacendado que traficaba con cultivos ilegales. Ella, ilusionada, pensó en el cine, en una hamburguesa, en la GMC Suburban 4x4 Turbo Diesel que brillaba bajo el sol. Pero no hubo cine. No hubo besos. En la parte trasera de la camioneta, el muchacho la desnudó con la misma brutalidad con que un jinete doma a una yegua. La golpeó, la usó, la dejó rota.


 “Por fin aprendiste a ser mujer”, fue lo único que dijo su madre, contando los billetes sin mirar el rostro demacrado de su hija.  


Aquellanoche, Rita tomó una decisión.


 A la madrugada, con el pueblo aún dormido, subió a un autobús Scania Marcopolo, oxidado y ruidoso, rumbo a la capital. No llevaba más que un bolso con ropa vieja y una determinación feroz. La ciudad, con su río de luces y peligros desconocidos, la recibió a las dos de la mañana. Asustada pero resuelta, caminó por la avenida principal, buscando un parque donde descansar. Sabía ordeñar vacas, manejar un tractor, cargar sacos de alimento. Era fuerte. Era bonita. Algo bueno tenía que suceder. O eso se dijo mientras el frío de la madrugada le calaba los huesos. 


Una semana después del asesinato del policía municipal ..

  En la capital, en una oficina solitaria que olía a café rancio y papel viejo, el Comisario Ramírez contemplaba una vez más las fotos de las Flores de la Muerte. Así las llamaban ahora: Magnolia y Miosotis, antes Susana y Kristal. Las imágenes eran pocas, borrosas, tomadas años atrás, cuando aún eran adolescentes de rostros serenos y ropas de buena calidad.  


Nada en ellas delataba la monstruosidad que habían desatado. Pero el Comisario sabía la verdad. Eran asesinas seriales, un fenómeno raro, una simbiosis letal de dos mentes que se complementaban como piezas de un rompecabezas macabro. El informe del grafólogo hablaba de un autocontrol extremo, de un coeficiente intelectual elevado, de un sadismo que encontraba placer en el caos que dejaban a su paso. Las pruebas eran escasas. Videos en YouTube, Twitch, Line, siempre con usuarios nuevos, mostraban fragmentos de sus vidas: carreteras polvorientas, moteles baratos, risas frías



. Tenían una legión de admiradores, adolescentes que imitando su estilo gótico-emo y urbano-sport, convirtiéndolas en una leyenda urbana. La policía las había tenido cerca una vez, cuando un detective las reconoció y disparó, hiriendo a Jazmín —o quizás era Magnolia— en el hombro. Pero escaparon, aprovechando una alcantarilla mal vigilada. Dos semanas después, el detective apareció muerto en el baño de oficiales del precinto 31, con un punzón clavado hasta el mango en su cuerpo y la cabeza sumergida en un inodoro sucio.

 La policía quiso culpar al Tren de Aragua o al Cártel Jalisco Nueva Generación. Pero el Comisario sabía que eran ellas. Siempre ellas. No cometían errores. Sus crímenes eran precisos, calculados, con un número par de víctimas cada año, sin un patrón claro de tiempo o lugar. Esta vez, habían vuelto al territorio de Kristal, un movimiento inusual. ¿Querían descansar? ¿O era una provocación? El asesinato del policía municipal no encajaba en su modus operandi. No fue una cacería. Fue una respuesta, un mensaje: no las toquen.  


El Comisario se masajeó las sienes, agotado. Había un equipo interdisciplinario siguiéndolas, un grupo de agentes que había abandonado otros casos para centrarse en las Flores de la Muerte. Pero era como perseguir fantasmas. Las pistas se desvanecían, los testigos callaban, y las imitadoras —adolescentes vestidas como ellas— complicaban todo.


 En una semana, habían detenido a 34 tríos de chicas que juraban ser las Flores, solo en la capital. 

 “La madre de Jazmin … ¿existe algún familiar aquí?”, preguntó el Comisario a Rodríguez, su subordinado, mientras revisaba una carpeta

. “No”, respondió Rodríguez, con la mirada fija en los papeles. 

 “¿Los de Susana… Miosotis?” 


 “Emigraron hace años a Rio Grande do Sul.” 

 “¿El padre de Magnolia?” 

 “Está aquí, en tratamiento. Lleva una vida tranquila. Su pareja murió en un accidente.”


 El Comisario asintió, con una chispa de intuición en los ojos.

 “Vino por él. Quiere verlo. Vigílalo, pero desde lejos. Sin errores esta vez.”

 Rodríguez asintió, aunque la duda asomaba en su rostro. El Comisario suspiró. Era un caso imposible, un rompecabezas que se burlaba de ellos.  

Salió al pasillo,a tomar el café número 50 de la noche.

En el pasillo, escuchó risas. El grupo SWAT, relajado, comentaba un operativo fallido. Uno de ellos imitaba a tres chicos que intentaban pasar por Gays , con movimientos torpes y voces exageradas. 

El Comisario se detuvo en la puerta, con el rostro endurecido. 

 “¿Qué es lo gracioso?”No tolero ese tipo de burlas a las minorias--, preguntó, su voz cortante como un cuchillo. Silencio.

 El teniente, un hombre fornido, palideció

. “Señor, eran tres chicos… intentaban ser femeninos, pero eran muy toscos. Fue en el operativo tras lo del municipal.” 

El Comisario no respondió. Sus pensamientos eran un torbellino. 

*Son demasiado inteligentes para nosotros*, pensó. La dependienta de la farmacia que las delató había sellado su destino. No debió haber llamado. Nadie estaba preparado para enfrentar a las Flores de la Muerte.  Entendió la burla, las tres pasaron justamente frente a todos ellos.Una burla realizada con maestría.


Con un portazo, salió de la oficina, rumbo al hospital donde el padre de Magnolia luchaba por su vida. Algo le decía que allí, en esa frágil conexión, estaba la clave para atraparlas. O para morir intentándolo. -


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