Capítulo 6: El Monje, el iPhone y el Desastre
Beijing en 1996 era un lugar fascinante, atrapado entre la tradición y la modernidad, con grúas de construcción compartiendo el horizonte con antiguos templos. Para Li Wei, que había nacido a finales de los 90, era como caminar por un documental histórico ligeramente descolorido.
"Todo se ve tan... analógico", comentó mientras caminaban por una calle llena de gente. "¿Dónde están todos los smartphones? ¿Cómo vive esta gente sin poder publicar fotos de su comida?"
"Sobrevivían de alguna manera", respondió Mei Lin secamente.Ya estaba convencida que Wei la besó a Traición o ella fue la que lo obligó a besarla "La humanidad logró existir durante milenios sin Instagram, sorprendentemente."
Yoo Mina, por su parte, parecía perfectamente cómoda, como si simplemente hubiera cambiado de vestuario para una nueva escena. Después de tres siglos de saltar entre épocas, 1996 probablemente le parecía tan contemporáneo como 2025.
"El museo está justo adelante", señaló, indicando un imponente edificio de estilo neoclásico. "Recuerdo haber visitado la exhibición cuando se inauguró. El espejo estaba en la sección central, presentado como un 'artefacto ceremonial de la corte Tang'."
"¿Cuál es el plan exactamente?", preguntó Wei Li , repentinamente consciente de que estaban a punto de intentar robar (o "tomar prestado temporalmente", como Yoo Mina insistía en llamarlo) un artefacto nacional en pleno día.
"Yo entraré primero", explicó Yoo Mina. "En esta época, estaba comenzando mi carrera como actriz en China, interpretando papeles secundarios en dramas históricos. No soy famosa aún, pero tengo contactos en el mundo del cine que me pueden dar acceso a la preparación de la exhibición bajo el pretexto de investigación para un papel."
"¿Y nosotros?", preguntó Mei Lin.
"Ustedes esperarán mi señal. Una vez dentro, les enviaré un mensaje..." Yoo Mina se detuvo, frunciendo el ceño. "Esperen, no hay mensajes de texto en 1996, ¿verdad?"
"No como los conocemos", confirmó Mei Ling. "Los teléfonos móviles existían, pero eran básicos."
"Entonces tendré que salir y buscarlos", decidió Yoo Mina. "Esperen en ese café de enfrente. Si no regreso en una hora, asuman que algo salió mal."
"Ese es un plan terrible", comentó Wei Li. "¿Qué se supone que hagamos si 'algo sale mal'?"
"Improvisen", respondió Yoo Mina con una sonrisa confiada. "Después de todo, tienen un cofre del tiempo y una experta en seguridad. Debería ser suficiente."
Antes de que Li Wei pudiera protestar más, Yoo Mina se alejó, caminando con la confianza de alguien que ha vivido múltiples vidas y ha salido airosa de todas ellas.
"Tu amiga tiene una definición muy básica de lo que constituye un 'plan'", murmuró Wei Li a Mei Lin mientras se dirigían al café.
"No es mi amiga", respondió Mei Lin automáticamente, aunque Li Wei notó que no había la usual hostilidad en su tono. "Y los planes detallados rara vez sobreviven al contacto con la realidad. A veces, la improvisación es la mejor estrategia."
El café era pequeño y acogedor, con un aire retro que, irónicamente, lo habría hecho tremendamente popular en el 2025. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, desde donde podían observar la entrada del museo.
"Esto es surrealista", comentó Li Wei, mirando a su alrededor. "Estamos en 1996. Yo ni siquiera había nacido aún. Mi yo actual tiene... ¿menos 2 años?"
"No pienses demasiado en las paradojas temporales", aconsejó Mei Lin, ordenando dos cafés en un mandarín ligeramente más formal de lo necesario. "Te dará dolor de cabeza."
"¿Crees que podríamos cambiar el futuro?", preguntó Wei Lu, incapaz de contener su curiosidad. "¿Y si hacemos algo que altera nuestra línea temporal?"
"Según Yoo Mina, el tiempo es más resistente de lo que pensamos", respondió Mei Lin. "Pequeños cambios tienden a ser absorbidos por el flujo principal de eventos. Se necesitaría algo verdaderamente catastrófico para crear una divergencia significativa."
"Como, por ejemplo, ¿robar un artefacto místico que supuestamente debería estar en un museo durante las próximas décadas?"
Mei Lin se encogió de hombros. "Supongo que lo averiguaremos."
Pasaron los siguientes cuarenta minutos en un silencio relativamente cómodo, observando el ir y venir de personas frente al museo. Wei Li no pudo evitar notar lo diferentes que eran las modas, los peinados, incluso la forma en que la gente caminaba, más presente en el momento sin la distracción constante de los dispositivos móviles.
"Sabes", dijo finalmente, rompiendo el silencio, "nunca me dijiste por qué estás tan interesada en estos artefactos. Yoo Mina quiere salvar a su enamorado, pero ¿cuál es tu motivación?"
Mei Lin lo miró por un largo momento, como evaluando cuánto revelar en la magnitud de lo enamorada que estaba y de lo divino de ese beso traicionero "Mi abuela", dijo finalmente. "La misma que me dio el colgante. En su lecho de muerte, me hizo prometer que encontraría los artefactos y los protegería."
"¿Por qué?"
"Ella creía que estaban malditos", continuó Mei Lin, su voz más suave de lo habitual. "Que traían desgracia a cualquiera que intentara usarlos para beneficio personal. Dijo que nuestra familia tenía la responsabilidad de asegurar que nunca cayeran en las manos equivocadas."
"¿Y le creíste?"
"No al principio", admitió Mei Lin. "Pensé que eran delirios de una anciana. Pero luego comencé a investigar y descubrí patrones... personas que habían poseído los artefactos y habían sufrido destinos terribles. Y luego descubrí la conexión con tu familia."
"¿Mi familia?", preguntó Wei Li , sorprendido. "¿Qué tiene que ver mi familia con todo esto?"
Mei Lin parecía a punto de responder cuando algo captó su atención. "Mira", dijo, señalando hacia el museo. "Es Yoo Mina."
Efectivamente, Yoo Mina estaba saliendo del museo, pero no sola. La acompañaba un hombre de mediana edad con gafas y un traje formal. Estaban conversando animadamente, y el hombre parecía impresionado por lo que fuera que Yoo Mina estaba diciendo.
"Parece que ha encontrado un aliado", comentó Mei Lin.
Yoo Mina y el hombre se despidieron en las escaleras del museo, intercambiando tarjetas de presentación con reverencias formales. Luego, ella se dirigió directamente hacia el café, con una sonrisa triunfante en su rostro.
"Tengo acceso", anunció en cuanto se sentó con ellos. "El Dr. Chen es el curador asistente de la exhibición y está fascinado con mi 'investigación para un papel de concubina imperial Tang'."
"Impresionante", reconoció Mei Lin. "¿Cuándo podemos entrar?"
"Esta noche", respondió Yoo Mina, bajando la voz. "Me ha invitado a una visita privada después del horario de cierre. Dijo que podía traer a mis 'asistentes de investigación'."
"¿Y el espejo?", preguntó Wei Li
"Está allí", confirmó Yoo Mina, sus ojos brillando con emoción. "Lo vi brevemente mientras me mostraba la disposición preliminar. Es definitivamente el artefacto que buscamos."
"Entonces, ¿el plan es simplemente... tomarlo?", preguntó Li Wei, incapaz de creer que pudiera ser tan sencillo.
"No exactamente", respondió Yoo Mina. "No necesitamos llevarnos el espejo físico. Solo necesitamos activarlo junto con el cofre y el abanico para crear una resonancia. Eso transferirá su esencia a nuestros artefactos."
"¿Su esencia?", repitió Li Wei. "Esto suena cada vez más a magia y menos a ciencia."
"Después de tres siglos, he aprendido que la distinción es—"
"—mayormente semántica, sí, ya lo dijiste", completó Li Wei. "Pero sigo sin entender cómo vamos a activar un espejo en medio de un museo sin que nadie lo note."
"El Dr. Chen me dará tiempo a solas con los artefactos", explicó Yoo Mina. "Aparentemente, algunos actores tienen métodos... intensos... para conectar con sus personajes históricos."
"¿Le dijiste que necesitas estar a solas con un espejo antiguo para canalizar el espíritu de una concubina Tang?", preguntó Li Wei, incrédulo.
"Más o menos", sonrió Yoo Mina. "Los académicos tienden a ser indulgentes con las excentricidades artísticas, especialmente cuando vienen envueltas en un paquete atractivo."
"Eso es manipulador y va a pedir el pago en especies ", comentó Li Wei.
"Eso es eficiente", corrigió Mei Lin. "Y bastante impresionante."
Yoo Mina inclinó la cabeza en un gesto de falsa modestia. "Trescientos años de práctica., ya se cómo se siente que me lleven como dios me trajo al mundo encima de una bandeja"
Mei Lin acusó la indirecta "
o vas en bandeja al cuarto de Li Wei o voy yo"
Pasaron el resto del día preparándose para la operación nocturna. Yoo Mina les consiguió ropa más formal para que pudieran pasar por asistentes de investigación creíbles, y repasaron el plan varias veces: entrar con el Dr. Chen, esperar a que Yoo Mina consiguiera tiempo a solas con el espejo, activar los tres artefactos juntos, y salir como si nada hubiera pasado.
"¿Y si algo sale mal?", preguntó Li Wei, quien había desarrollado un saludable escepticismo hacia los planes aparentemente simples.
"Siempre podemos usar el cofre para escapar", respondió Yoo Mina. "Aunque sin un destino claro, podríamos terminar en cualquier época y lugar."
"Genial", murmuró Li Wei. "Nuestro plan de respaldo es básicamente lanzarnos al vacío temporal y esperar lo mejor."
"Has resumido perfectamente mi experiencia de los últimos tres siglos", sonrió Yoo Mina.
A las 8 PM, se encontraron con el Dr. Chen en la entrada trasera del museo. Era un hombre afable con una pasión evidente por la historia, y parecía genuinamente encantado de tener a una actriz interesada en sus artefactos.
"La exhibición abre oficialmente mañana", explicó mientras los guiaba por pasillos tenuemente iluminados. "Pero todo está ya dispuesto. Tendrán una vista previa exclusiva."
La sala de exhibición era impresionante, con vitrinas elegantes que contenían diversos artefactos de la dinastía Tang: cerámicas, joyas, documentos caligráficos y, en el centro, en una vitrina especial iluminada desde abajo, el espejo.
Era más pequeño de lo que Li Wei había imaginado, aproximadamente del tamaño de un plato de cena, con un mango elaboradamente tallado. Su superficie, aunque oxidada por los siglos, todavía reflejaba la luz con un brillo inusual, casi sobrenatural.
"Este es nuestro tesoro principal", dijo el Dr. Chen con orgullo. "Un espejo ceremonial de la corte imperial Tang, cerca 750 d.C. Se cree que perteneció a la Consorte Yang, la famosa concubina del Emperador Xuanzong."
Yoo Mina se acercó al espejo, su expresión una mezcla perfecta de asombro académico y emoción artística. "Es magnífico", suspiró. "Puedo sentir su energía histórica desde aquí."
El Dr. Chen asintió, claramente complacido con su reacción. "Los antiguos creían que los espejos no solo reflejaban la apariencia física, sino también el alma. Algunos incluso pensaban que podían capturar espíritus o servir como portales a otros reinos."
"Fascinante", murmuró Yoo Mina. "Dr. Chen, sé que es mucho pedir, pero... ¿sería posible tener unos momentos a solas con el espejo? Mi método de actuación requiere una conexión íntima con los objetos históricos."
El curador pareció dudar por un momento, pero la expresión suplicante de Yoo Mina era aparentemente difícil de resistir. "Supongo que podría hacer una excepción", concedió finalmente. "Tengo que revisar algunos documentos en mi oficina de todos modos. Les daré quince minutos."
"Es más que suficiente", sonrió Yoo Mina. "Mis asistentes pueden cronometrar la sesión para asegurar que no me exceda."
Una vez que el Dr. Chen salió de la sala, cerrando la puerta tras él, la actitud de Yoo Mina cambió instantáneamente. La actriz deferente desapareció, reemplazada por la princesa guerrera de 300 años.
"Rápido", ordenó, sacando su abanico. "Li Wei, el cofre."
Li Wei extrajo el cofre de su mochila, sintiendo un hormigueo de anticipación y miedo. "¿Cómo accedemos al espejo? Está dentro de una vitrina cerrada."
"No necesitamos tocarlo físicamente", explicó Yoo Mina. "Solo necesitamos que los tres artefactos estén lo suficientemente cerca para crear una resonancia."
Colocó su abanico abierto sobre la vitrina, directamente encima del espejo. Li Wei puso el cofre abierto junto al abanico. Mei Lin mientras tanto, vigilaba la puerta, lista para advertirles si el Dr. Chen regresaba prematuramente.
"Ahora, concentrémonos", instruyó Yoo Mina. "Visualicen los tres artefactos conectándose, compartiendo su energía."
Li Wei cerró los ojos, tratando de imaginar lo que Yoo Mina describía. Para su sorpresa, pudo sentir algo, una especie de vibración sutil emanando del cofre, como si estuviera respondiendo a la proximidad de los otros artefactos.
El zumbido comenzó de nuevo, similar al que habían experimentado durante su viaje temporal, pero más suave, más controlado. A través de sus párpados cerrados, Li Wei podía percibir un resplandor creciente.
"Está funcionando", susurró Yoo Mina. "La resonancia se está estableciendo."
El zumbido aumentó de intensidad, y el resplandor se hizo más brillante. Li Wei abrió los ojos para ver que los tres artefactos estaban emitiendo una luz dorada que parecía fluir entre ellos como corrientes de energía líquida.
"Un poco más", murmuró Yoo Mina, su rostro iluminado por el resplandor sobrenatural. "Casi lo tenemos..."
Y entonces, todo salió mal.
La puerta de la sala se abrió de golpe, sobresaltándolos. Pero no era el Dr. Chen quien entró. Era un hombre alto y delgado, vestido con un traje impecable que parecía extrañamente futurista para 1996. En su muñeca, un reloj antiguo brillaba con la misma luz dorada que los artefactos.
"Princesa Myeongseong", dijo el hombre, su voz suave pero cargada de poder. "Ha pasado tiempo. Tres siglos, para ser exactos."
Yoo Mina se puso rígida, su expresión transformándose en una máscara de odio y miedo.
"Maestro Huang", respondió. "O debería decir, el falso inmortal."
El hombre sonrió, una sonrisa que no llegaba a sus ojos inhumanamente antiguos. "Siempre tan irrespetuosa. Esa fue tu perdición en la corte Joseon, y lo será nuevamente."
Li Wei miró entre Yoo Mina y el recién llegado, comprendiendo con horror que estaban cara a cara con el monje shaolín renegado, el creador de los artefactos y su perseguidor a través del tiempo.
"¿Cómo nos encontraste?", preguntó Mei Lin, posicionándose sutilmente para un posible ataque.
El monje levantó su muñeca, mostrando el reloj. "Los artefactos se llaman entre sí. Siempre lo han hecho. Cuando activaron el cofre y el abanico juntos, fue como encender un faro a través del tiempo."
Sacó un iPhone de su bolsillo, un modelo que Li Wei reconoció como varios años más avanzado que los disponibles en 2025. "Además", añadió con una sonrisa sardónica, "la tecnología moderna hace que rastrear anomalías temporales sea sorprendentemente sencillo."
"¿Un iPhone del futuro?", murmuró Li Wei, incapaz de contenerse. "Eso es hacer trampa."
"No hay reglas en la guerra temporal, joven", respondió el monje. "Solo supervivientes y víctimas."
Se volvió hacia Yoo Mina. "Has sido una molestia persistente, princesa. Tres siglos persiguiéndome, interfiriendo con mis planes. Pero esto termina hoy."
"¿Por qué?", preguntó Yoo Mina, ganando tiempo mientras Li Wei notaba que ella estaba moviendo sutilmente su abanico hacia el cofre. "¿Por qué crear los artefactos solo para pasar la eternidad persiguiéndolos?"
"Porque cometí un error", respondió el monje, su voz repentinamente cansada. "Creé objetos demasiado poderosos, fragmentos de eternidad que ningún mortal debería poseer. Incluso yo, su creador, no puedo controlarlos completamente."
Dio un paso hacia ellos, y Li Wei notó que el tiempo parecía distorsionarse ligeramente a su alrededor, como si el aire mismo se resistiera a su movimiento.
"Los artefactos deben ser destruidos", continuó el monje. "Y solo pueden ser destruidos cuando están todos juntos, en el momento y lugar correctos."
"¿Y después qué?", desafió Yoo Mina. "¿Qué pasa contigo? ¿También serás destruido?"
Una sombra cruzó el rostro del monje.
"Ese es mi castigo por jugar con fuerzas que no entendía. Mi inmortalidad está ligada a los artefactos. Cuando ellos desaparezcan, yo también lo haré."
"No te creo", respondió Yoo Mina. "Has mentido y manipulado durante siglos. ¿Por qué sería diferente ahora?"
"Porque estoy cansado", dijo el monje, y por un momento, Li Wei pudo ver el peso de los siglos en sus ojos. "Tan cansado como tú debes estarlo, princesa. La inmortalidad es una maldición, no un regalo."
Por un instante, pareció haber una conexión entre ellos, dos seres antiguos atrapados en una danza eterna a través del tiempo. Pero el momento pasó, y la determinación regresó al rostro de Yoo Mina.
"Si quieres los artefactos", dijo, "tendrás que quitárnoslos."
El monje suspiró, como si hubiera esperado esa respuesta pero aún así le decepcionara. "Como desees."
Levantó su muñeca, y el reloj brilló intensamente. De repente, todo a su alrededor pareció ralentizarse, como si el mundo estuviera moviéndose a través de melaza. Todos excepto el monje, quien se movía a velocidad normal.
Se dirigió hacia ellos con pasos medidos, confiado en su ventaja temporal. Pero para su sorpresa, Yoo Mina también parecía inmune al efecto ralentizador, moviéndose con la misma fluidez que él.
"Trescientos años de práctica", sonrió ella, interceptándolo con una postura de combate que parecía sacada de un antiguo manual de artes marciales coreanas.
Lo que siguió fue una de las peleas más extrañas que Li Wei había presenciado jamás. Desde su perspectiva ralentizada, veía a Yoo Mina y al monje moviéndose a velocidad normal mientras el resto del mundo, incluidos él y Mei Ling, parecían congelados en el tiempo.
Yoo Mina usaba su abanico no solo como un artefacto místico sino como un arma, sus movimientos precisos y letales, claramente el resultado de siglos de entrenamiento. El monje, por su parte, combinaba técnicas shaolín clásicas con movimientos que parecían pertenecer a artes marciales aún no inventadas.
Era como ver una película en cámara lenta y a velocidad normal simultáneamente, un espectáculo tan hermoso como aterrador.
Li Wei, atrapado en la ralentización temporal, luchaba por moverse hacia el cofre, cada centímetro un esfuerzo monumental. A su lado, Mei Lin parecía estar experimentando la misma dificultad, sus movimientos reducidos a un arrastre glacial.
La pelea entre Yoo Mina y el monje se intensificó, moviéndose por toda la sala de exhibición con una gracia sobrenatural. Vitrinas se rompían a su paso, artefactos antiguos caían al suelo, todo en un silencio irreal creado por la distorsión temporal.
En un momento crucial, Yoo Mina logró golpear la muñeca del monje con su abanico, interrumpiendo momentáneamente el efecto del reloj. El tiempo volvió a su flujo normal con un tirón desorientador, como una banda elástica soltada repentinamente.
"¡El cofre!", gritó Yoo Mina a Li Wei. "¡Ahora!"
Li Wei, repentinamente liberado de la ralentización, se lanzó hacia el cofre. Lo agarró justo cuando el monje recuperaba el control de su reloj, reiniciando el efecto ralentizador.
Pero esta vez, Li Wei estaba sosteniendo el cofre abierto, y descubrió que, mientras lo sujetaba, podía moverse normalmente a través del tiempo ralentizado.
"¡Mei Lin!", llamó, extendiendo su mano libre hacia ella.
Mei Lin, todavía atrapada en la ralentización, estiró su brazo con esfuerzo sobrehumano. Sus dedos se encontraron, y en el momento del contacto, ella también fue liberada del efecto.
El monje, viendo que estaba perdiendo su ventaja, cambió de táctica. Sacó su iPhone futurista y comenzó a manipularlo rápidamente.
"¿Está enviando un mensaje de texto en medio de una batalla por el destino del tiempo?", preguntó Li Wei, incrédulo.
"No", respondió Yoo Mina, su expresión alarmada. "Está haciendo algo peor."
El teléfono emitió un pitido, y repentinamente, la realidad a su alrededor comenzó a fluctuar, como una imagen de televisión con mala recepción.
"Está alterando la línea temporal", explicó Yoo Mina, su voz tensa. "Usando tecnología del futuro para reescribir el presente."
"¿Puede hacer eso?", preguntó Mei Lin, esquivando un fragmento de realidad que se desprendía como cristal roto.
"Aparentemente", respondió Yoo Mina. "Pero es extremadamente peligroso. Podría colapsar toda esta rama temporal."
El monje, ajeno a sus preocupaciones, continuaba manipulando su dispositivo, la realidad distorsionándose cada vez más a su alrededor. Partes de la sala comenzaron a cambiar, alternando entre diferentes versiones de sí misma: vacía, llena de visitantes, en ruinas, en construcción.
"Tenemos que detenerlo", dijo Yoo Mina. "O todos quedaremos atrapados en un bucle temporal fracturado."
"¿Cómo?", preguntó Li Wei, esquivando un jarrón Tang que aparecía y desaparecía erráticamente.
"Los tres artefactos", respondió Yoo Mina. "Si los activamos juntos, podríamos contrarrestar lo que está haciendo."
"¿Y el espejo?", preguntó Mei Ling, señalando la vitrina que ahora fluctuaba entre estar intacta y destrozada.
"Tendremos que arriesgarnos sin él", decidió Yoo Mina. "El cofre y el abanico juntos deberían ser suficientes para crear un portal de escape."
Se reunieron en el centro de la sala, formando un triángulo protector alrededor de los artefactos. El monje, notando lo que intentaban hacer, rugió de frustración y se lanzó hacia ellos, pero la distorsión de la realidad que él mismo había creado dificultaba su avance.
"¡Concentrémonos!", ordenó Yoo Mina, sosteniendo su abanico sobre el cofre que Li Wei sujetaba. "¡Ordos Kangbashi , 2025! ¡Visualícenlo claramente!"
Li Wei cerró los ojos, tratando desesperadamente de imaginar su casa en Jangbashi, ignorando el caos temporal que se desarrollaba a su alrededor. Sintió la mano de Mei Lin agarrando firmemente su hombro, anclándolo a la realidad.
El zumbido familiar comenzó, creciendo en intensidad hasta convertirse en un rugido que ahogaba incluso los gritos de rabia del monje. La luz dorada envolvió a los tres, formando un capullo protector contra la tormenta de realidad fracturada.
"¡No!", gritó el monje, lanzándose hacia ellos con una velocidad sobrehumana. Pero era demasiado tarde.
Con un destello cegador y una sensación de ser arrancados de la realidad misma, Li Wei, Mei Lin y Yoo Mina desaparecieron, dejando al monje solo en una sala de museo que se desmoronaba en fragmentos de posibilidades temporales.
Lo último que Li Wei vio antes de que el mundo se disolviera a su alrededor fue la expresión del monje: no de ira, como esperaba, sino de una tristeza tan profunda y antigua que parecía trascender el tiempo mismo.
Y entonces, todo se volvió luz y movimiento, y el trío más disfuncional de la historia fue lanzado una vez más a través del vórtice del tiempo, hacia un destino incierto. # El Cofre del Tiempo: Una Comedia Romántica Interdimensional
Capítulo 7
La sensación de viajar a través del tiempo nunca se volvía más agradable, decidió Li Wei mientras su cuerpo era estirado, comprimido y retorcido a través del vórtice temporal. Era como estar en una licuadora cósmica operada por un barman con serios problemas de ira.
Cuando finalmente aterrizaron, no fue con la gracia de viajeros temporales experimentados, sino con el estilo de tres personas arrojadas desde un tren en movimiento. Li Wei se encontró cara a cara con su alfombra, Mei Lin aterrizó en una posición defensiva perfecta (por supuesto), y Yoo Mina, de alguna manera, logró caer sentada elegantemente en el sofá como si hubiera sido su intención todo el tiempo.
"¿Estamos en casa?", preguntó Li Wei, despegando su cara del suelo y mirando alrededor con cautela.
"Orban Kangbashi , 2025", confirmó Yoo Mina, observando el apartamento. "Tu apartamento, específicamente. Lo logramos."
"¿Estás segura?", preguntó Mei Lin, ya revisando el perímetro con la eficiencia de alguien que espera que un monje inmortal aparezca en cualquier momento. "¿Cómo sabemos que es nuestra línea temporal original?"
Yoo Mina se levantó y se acercó a la ventana, mirando hacia el horizonte de Ordos. "No podemos estar completamente seguros", admitió. "Pero se ve igual. Y más importante, se siente igual."
"¿Se siente igual?", repitió Li Wei, poniéndose de pie con un gemido. "¿El tiempo tiene un sentimiento?"
"Después de tres siglos saltando entre épocas, desarrollas una especie de sexto sentido", explicó Yoo Mina. "Cada línea temporal tiene su propia... vibración, por así decirlo."
"Genial", murmuró Li Wei. "Así que dependemos del 'sentido arácnido temporal' de una princesa de 300 años."
"Ha funcionado hasta ahora", señaló Yoo Mina con una sonrisa.
Mei Lin, mientras tanto, había encendido el televisor y estaba cambiando rápidamente entre canales, verificando las noticias.
"Todo parece normal", informó. "Mismo presidente, mismos desastres, mismos programas de telerrealidad absurdos."
"¿Qué fecha es?", preguntó Li Wei, buscando su teléfono.
"El mismo día que partimos", respondió Yoo Mina, mirando el reloj de la pared. "Apenas unas horas después. El tiempo de destino tiende a sincronizarse con el tiempo de origen cuando se viaja con intención específica."
"Conveniente", comentó Li Wei. "Así que básicamente tuvimos una aventura en 1996, casi morimos varias veces, y regresamos justo a tiempo para la cena sin ningún resultado ( salvó ese beso) "
"Bienvenido a mi vida durante los últimos tres siglos", sonrió Yoo Mina.
El teléfono encriptado de Li Wei vibró con una notificación. Era un mensaje en un grupo que incluía a los tres:
"Sé que han regresado. Esto no ha terminado. Nos veremos pronto. P.D.: Bonito apartamento, Li Wei. Deberías considerar usar cortinas más gruesas."
Un escalofrío recorrió la columna de Li Wei. "Está aquí", susurró, mirando instintivamente hacia la ventana. "En Orban Kangbashi. Ahora."
"Por supuesto que está aquí", respondió Yoo Mina, sorprendentemente tranquila. "Tiene un reloj que manipula el tiempo y un iPhone del futuro. Probablemente regresó antes que nosotros."
"¿Qué hacemos?", preguntó Mei Lin, ya en modo de combate, escaneando el apartamento en busca de armas improvisadas.
"Necesitamos un plan", dijo Yoo Mina, paseándose por la sala. "No podemos seguir huyendo eternamente. En algún momento, tendremos que enfrentarlo."
"¿Con qué?", preguntó Li Wei, agitando los brazos con frustración. "Él tiene un reloj que ralentiza el tiempo, un teléfono que reescribe la realidad, y probablemente conoce todas las artes marciales inventadas en los últimos mil años. Nosotros tenemos un cofre, un abanico, y mi colección de tarjetas de Pokémon."
"No subestimes nuestros recursos", respondió Yoo Mina. "El cofre y el abanico juntos son poderosos. Y aunque no conseguimos el espejo, la resonancia que establecimos en el museo debe haber transferido algo de su esencia."
"¿Cómo lo sabemos?", preguntó Mei Ling.
Yoo Mina sacó su abanico y lo abrió. Para sorpresa de todos, la superficie del abanico ahora reflejaba la luz como un espejo, aunque seguía manteniendo sus diseños originales.
"Interesante", murmuró, pasando los dedos por la superficie reflectante. "La resonancia funcionó mejor de lo que esperaba."
"¿Eso significa que podemos viajar en el tiempo con más precisión?", preguntó Li Wei.
"Posiblemente", asintió Yoo Mina. "Pero más importante, significa que podemos usar el poder reflectante del espejo."
"¿Y eso es útil porque...?", preguntó Li Wei.
"El espejo no solo refleja imágenes", explicó Yoo Mina. "Refleja energía. Incluida la energía temporal del reloj del monje."
"¿Estás diciendo que podemos contrarrestar su control del tiempo?", preguntó Mei Ling, repentinamente interesada.
"En teoría", confirmó Yoo Mina. "Si podemos reflejar su ralentización temporal de vuelta hacia él, estaríamos en igualdad de condiciones."
"Eso sigue dejándonos con el problema del iPhone mágico que reescribe la realidad", señaló Li Wei.
"Un problema a la vez", respondió Yoo Mina. "Primero, necesitamos prepararnos para el enfrentamiento."
Pasaron las siguientes horas preparando el apartamento de Li Wei para lo que él comenzó a llamar mentalmente "La Batalla Final (Con Memes Incluidos)", porque si iba a morir a manos de un monje shaolín inmortal, al menos quería que el título de su obituario fuera memorable.
Mei Lin estableció perímetros defensivos con una eficiencia aterradora, convirtiendo objetos domésticos ordinarios en trampas potencialmente letales. Li Wei nunca volvería a ver su tostadora de la misma manera.
Yoo Mina, mientras tanto, trabajaba con los artefactos, experimentando con el cofre y el abanico, tratando de maximizar su potencial combinado. De vez en cuando, pequeños destellos de luz dorada y distorsiones espaciales emanaban de la mesa de la cocina, haciendo que Li Wei se preguntara si su depósito de seguridad cubriría "daños por manipulación de la estructura espacio-temporal".
Li Wei, sintiéndose algo inútil entre una experta en seguridad y una viajera del tiempo de 300 años, hizo lo que mejor sabía hacer: preparó café y buscó en internet.
"¿Qué estás haciendo?", preguntó Mei Lin, encontrándolo absorto en su laptop.
"Investigando", respondió Li Wei. "Si vamos a enfrentarnos a un monje shaolín inmortal, quiero saber todo lo posible sobre él."
"¿Y has encontrado algo útil en... Weibo?", preguntó Mei Lin, mirando la pantalla con escepticismo.
"De hecho, sí", respondió Li Wei, sorprendentemente serio. "He estado buscando referencias a un hombre que no envejece, que aparece en momentos históricos clave, siempre con un reloj antiguo."
"¿Y?"
"Y hay resultados", dijo Li Wei, girando la pantalla para mostrarle. "Mira esto: un productor musical en Hong Kong en los 80, un asesor político en Beijing en los 90, un inversor tecnológico en Shanghái en los 2000... siempre el mismo hombre, con diferentes nombres pero el mismo reloj."
Mei Ling se inclinó más cerca, repentinamente interesada. "¿Has identificado su identidad actual?"
"Creo que sí", asintió Li Wei, mostrándole una foto de un hombre elegante en un evento de caridad reciente. "Chen Wei-Ting."
"¿El coleccionista de Hong Kong?", preguntó Mei Ling, sorprendida. "¿El que supuestamente tiene el anillo?"
"El mismo", confirmó Li Wei. "Excepto que no creo que 'tenga' el anillo. Creo que ES el anillo, o al menos, está fusionado con él de alguna manera."
Llamaron a Yoo Mina, quien examinó las fotos con una expresión de reconocimiento gradual.
"Tienes razón", dijo finalmente. "Es él. Ha cambiado su apariencia, pero esos ojos... los reconocería en cualquier época."
"¿Por qué no lo reconociste antes?", preguntó Mei Ling.
"Porque es bueno ocultándose", respondió Yoo Mina. "Y porque nunca lo había visto en esta encarnación específica. Pero ahora que lo veo..."
"Entonces, ¿el anillo y el reloj están con él?", preguntó Li Wei.
"El reloj definitivamente", confirmó Yoo Mina. "El anillo... es complicado. Según la leyenda, el monje fusionó parte de su esencia con el anillo para mantener su inmortalidad. No es tanto que lo posea, sino que es parte de él."
"Esto cambia nuestro enfoque", dijo Mei Ling, siempre práctica. "Si queremos los cinco artefactos juntos, necesitamos al monje."
"Y él nos necesita a nosotros", añadió Yoo Mina. "O más específicamente, necesita nuestros artefactos."
"Un impasse temporal", murmuró Li Wei. "Fascinante y aterrador."
Como si hubiera sido convocado por su conversación, el teléfono encriptado vibró nuevamente con un mensaje:
"Suficiente de juegos. Encuentro en la plaza principal . Medianoche. Traigan los artefactos. Es hora de terminar esto."
Los tres se miraron, la tensión palpable en el aire.
"¿Vamos?", preguntó Li Wei.
"Es una trampa", respondió Mei Lin automáticamente.
"Por supuesto que es una trampa", asintió Yoo Mina. "Pero también es nuestra mejor oportunidad."
"¿Para qué?", preguntó Li Wei.
"Para terminar esto", respondió Yoo Mina, su voz cargada con el peso de tres siglos de persecución. "De una forma u otra."
La , con su distintivos caballos, dominaba el horizonte nocturno de Ordos Kangbashi . A medianoche, la plataforma de observación normalmente estaría cerrada al público, pero cuando llegaron, encontraron la puerta de acceso misteriosamente abierta.
"Definitivamente una trampa", murmuró Mei Ling, mientras subían en el ascensor.
Li Wei, sosteniendo el cofre en su mochila, sentía una mezcla de terror y una extraña calma. Después de todo lo que habían pasado, enfrentarse finalmente al monje parecía casi un alivio, como llegar al jefe final de un videojuego particularmente difícil.
"Recuerden el plan", dijo Yoo Mina, ajustando su abanico. "Yo me encargaré de contrarrestar el reloj. Mei Lin, tú intentarás obtener el iPhone. Li Wei..."
"Lo sé, lo sé", suspiró Li Wei. "Me mantendré fuera del camino y protegeré el cofre."
"Iba a decir 'sé nuestro as bajo la manga'", corrigió Yoo Mina con una sonrisa. "El monje te subestima. Esa es nuestra ventaja."
El ascensor se detuvo con un suave pitido, y las puertas se abrieron a la plataforma de observación. La vista de Ordos de noche era espectacular, un océano de luces que se extendía hasta el horizonte. Pero lo que captó su atención fue la figura solitaria que los esperaba junto a los ventanales.
Chen Wei-Ting, o el Maestro Huang, o como fuera que se llamara en esta época, estaba de pie con las manos cruzadas detrás de la espalda, contemplando la ciudad como un emperador supervisando su dominio. Vestía un traje impecable que parecía cambiar sutilmente de color bajo las luces cambiantes de la torre, y en su muñeca, el reloj antiguo brillaba tenuemente.
"Bienvenidos", dijo sin volverse. "Han recorrido un largo camino para llegar aquí. Algunos de ustedes, más que otros."
Se giró lentamente, y Li Wei pudo ver finalmente su rostro con claridad. Era hermoso de una manera atemporal, con rasgos que podrían pertenecer a cualquier época, y ojos que contenían siglos de conocimiento y pesar.
"Princesa", inclinó la cabeza hacia Yoo Mina. "Tres siglos te han tratado bien."
"No puedo decir lo mismo de ti", respondió ella. "La inmortalidad parece haberte vuelto más dramático."
El monje sonrió, una sonrisa que no llegaba a sus antiguos ojos. "Siempre aprecié tu espíritu. Es una lástima que estemos en lados opuestos de esta... situación."
"No tenemos que estarlo", respondió Yoo Mina, dando un paso adelante. "Dices que quieres destruir los artefactos. Yo quiero usarlos para salvar a mi amado pretendiente. Seguramente podemos llegar a un acuerdo."
"No hay acuerdo posible", respondió el monje, su voz endureciéndose. "Los artefactos deben ser destruidos. El daño que pueden causar al tejido de la realidad es incalculable."
"¿Y qué hay de tu iPhone mágico?", intervino Li Wei, incapaz de contenerse. "¿Eso no daña el 'tejido de la realidad'?"
El monje lo miró con una mezcla de irritación y diversión. "Una herramienta temporal, para un propósito específico. Será destruido junto con los artefactos."
"¿Por qué deberíamos creerte?", preguntó Mei Lin, posicionándose sutilmente para un posible ataque. "Has mentido y manipulado durante siglos."
"No espero que me crean", respondió el monje. "Espero que entiendan. Los artefactos fueron un error, mi error. Como su creador, es mi responsabilidad corregirlo."
"¿A costa de tu propia vida?", preguntó Yoo Mina, escéptica.
"La inmortalidad es una prisión, no un regalo", respondió el monje, y por un momento, Li Wei pudo ver el cansancio infinito en sus ojos. "He vivido demasiado, visto demasiado. Estoy listo para que termine."
Hubo un momento de silencio mientras todos procesaban sus palabras. Li Wei, sorprendentemente, fue quien lo rompió.
"Te creo", dijo, dando un paso adelante. "Pero hay un problema. Yoo Mina ha pasado tres siglos buscando estos artefactos para salvar a su compañero de vida. No puede simplemente renunciar a eso."
El monje miró a Li Wei con renovado interés, como si lo estuviera viendo propiamente por primera vez.
"El pretendiente de la princesa murió hace siglos", dijo finalmente. "Nada puede cambiar eso sin consecuencias catastróficas para la línea temporal."
"¿Qué consecuencias?", desafió Yoo Mina. "¿Qué podría ser peor que vivir tres siglos con el conocimiento de que podría haberlo salvado?"
"La paradoja", respondió el monje. "Si salvas a tu amante , nunca tendrás razón para buscar los artefactos. Si nunca buscas los artefactos, nunca viajarás en el tiempo para salvarlo. Es un bucle imposible que podría desgarrar la realidad misma."
Yoo Mina palideció, como si nunca hubiera considerado esta posibilidad.
"Debe haber una manera", insistió, pero su voz había perdido algo de su convicción.
"La hay", dijo el monje, sorprendiéndolos a todos. "Una solución que podría satisfacernos a ambos."
"¿Cuál?", preguntó Yoo Mina, esperanza y sospecha mezclándose en su voz.
"Los artefactos deben ser destruidos", explicó el monje. "Pero antes, podríamos usarlos una última vez. No para cambiar el pasado, sino para visitarlo. Para que puedas despedirte."
Yoo Mina lo miró fijamente, emociones complejas cruzando su rostro.
"¿Me permitirías ver a mi amado una última vez?"
"Como observadora, no como participante", aclaró el monje. "Sin interacción, sin cambios. Solo un momento de... cierre."
Li Wei miró entre ellos, sintiendo que estaba presenciando la resolución de un conflicto que había durado siglos. Era surrealista y, de alguna manera, profundamente conmovedor.
"¿Y después?", preguntó Mei Lin, siempre práctica.
"Después, destruiremos los artefactos", respondió el monje. "Todos ellos. El cofre, el abanico, el espejo, el anillo y el pergamino."
"¿Tienes el pergamino?", preguntó Yoo Mina, sorprendida.
El monje sonrió enigmáticamente y sacó de su bolsillo interior un rollo antiguo, pequeño pero claramente poderoso, con el mismo símbolo que los otros artefactos.
"Lo he tenido todo este tiempo", confirmó. "Es lo que me ha permitido rastrearlos a través de las épocas."
"¿Y el espejo?", preguntó Li Wei. "Lo dejamos en 1996, en un museo que probablemente ya no existe en esa forma debido a nuestra... intervención."
"El espejo está aquí", respondió el monje, sacando de su otro bolsillo un pequeño espejo de mano, idéntico al que habían visto en el museo. "Lo recuperé antes de que la línea temporal se estabilizara. Los beneficios de tener un reloj que manipula el tiempo."
Colocó el espejo y el pergamino sobre una mesa cercana, junto a su reloj, que se quitó con un movimiento fluido.
"Solo falta el anillo", dijo, mirando significativamente a Yoo Mina.
"Dijiste que estaba fusionado contigo", recordó ella.
"Lo está", confirmó el monje. "Y para liberarlo, necesito tu ayuda."
Extendió su mano derecha, donde Li Wei pudo ver ahora un anillo antiguo que parecía fundido con su piel, el metal y la carne indistinguibles en los bordes.
"El abanico", explicó el monje. "Su poder reflectante, combinado con el cofre, puede separar el anillo de mi esencia."
Yoo Mina dudó, claramente evaluando si esto era otra trampa. Finalmente, con un movimiento decisivo, sacó su abanico y lo abrió, su superficie ahora reflectante brillando bajo las luces de la torre.
"Li Wei", llamó. "El cofre."
Li Wei sacó el cofre de su mochila y lo abrió, sintiendo la familiar energía dorada emanando de su interior.
"Colóquenlos junto a los otros artefactos", instruyó el monje, señalando la mesa.
Con cautela, Yoo Mina colocó el abanico abierto sobre la mesa, y Li Wei hizo lo mismo con el cofre. Los cinco artefactos juntos creaban un patrón extraño, como una constelación de poder antiguo.
"Ahora", dijo el monje, colocando su mano con el anillo en el centro del patrón. "Concentrémonos juntos."
Wei Li, Mei Lin y Yoo Mina se miraron, un momento de duda compartida. Finalmente, Yoo Mina asintió, y los tres se acercaron, formando un círculo alrededor de la mesa.
"Visualicen el anillo separándose", instruyó el monje, cerrando los ojos. "Vean la división entre el metal y la carne, entre el artefacto y su portador."
Wei Li cerró los ojos, tratando de imaginar lo que el monje describía. Para su sorpresa, pudo sentirlo: la energía del anillo, diferente pero relacionada con la del cofre, luchando por liberarse de su prisión de carne.
El zumbido familiar comenzó, creciendo en intensidad hasta llenar la plataforma de observación. A través de sus párpados cerrados, Wei Li podía percibir un resplandor dorado verdoso cada vez más brillante.
Y entonces, un grito de dolor. Los ojos de Wei Li se abrieron de golpe para ver al monje retrocediendo, sosteniendo su mano. Donde antes el anillo había estado fusionado con su piel, ahora había una marca circular, como una cicatriz antigua. Y sobre la mesa, entre los otros artefactos, estaba el anillo, libre y brillante.
"Está hecho", jadeó el monje, su rostro pálido pero determinado. "Los cinco artefactos, juntos por primera vez en siglos."
Los artefactos brillaban con una luz dorada que parecía conectarlos, líneas de energía fluyendo entre ellos como un circuito místico.
"¿Y ahora qué?", preguntó Wei Li , sintiendo que estaban al borde de algo monumental.
"Ahora", respondió el monje, recuperando algo de su compostura, "cumplimos nuestro trato. Un viaje final, para que la princesa pueda despedirse."
Miró a Yoo Mina, quien asintió lentamente, emoción contenida en sus ojos.
"Corea, 1592", dijo ella. "El Palacio Gyeongbokgung, la noche antes de la invasión japonesa."
El monje asintió y comenzó a manipular los artefactos, colocándolos en una configuración específica. "Esto creará un portal de observación", explicó. "Podremos ver, pero no interactuar. Como mirar a través de una ventana al pasado."
Mientras trabajaba, Wei Li se acercó a Yoo Mina.
"¿Estás segura de esto?", preguntó en voz baja. "¿Confías en él?"
"No", respondió ella con una pequeña sonrisa. "Pero he esperado tres siglos para esto. Tengo que intentarlo."
El monje completó su configuración, y los artefactos comenzaron a brillar más intensamente. En el aire frente a ellos, una especie de ventana comenzó a formarse, al principio borrosa pero gradualmente enfocándose para mostrar un palacio tradicional coreano bajo la luz de la luna.
"Gyeongbokgung", susurró Yoo Mina, su voz cargada de emoción. "Mi hogar."
La imagen se aclaró más, mostrando ahora el interior de una habitación del palacio. Un joven vestido con ropas reales estaba sentado a una mesa baja, estudiando un mapa a la luz de las velas.
"Gwanghae", dijo Yoo Mina, lágrimas formándose en sus ojos. "Mi amor."
El joven príncipe, ajeno a que estaba siendo observado a través del tiempo, continuaba estudiando su mapa con expresión concentrada. De vez en cuando, hacía anotaciones en un pergamino cercano.
"Está planificando rutas de evacuación", explicó Yoo Mina, su voz apenas un susurro. "Sabíamos que los japoneses vendrían, pero no cuándo ni con cuánta fuerza."
Mientras observaban, una puerta se deslizó, y una joven entró en la habitación. Era Yoo Mina, o más precisamente, la Princesa Myeongseong, trescientos años más joven pero inconfundiblemente la misma persona.
"Es tan extraño", murmuró la Yoo Mina actual. "Verme a mí misma, como era. Tan joven, tan ingenua."
En la visión, la joven princesa se acercó a su enamorado, colocando una taza de té junto a él. Intercambiaron palabras que no podían oír, pero la afección entre ellos era evidente.
"Le estoy diciendo que descanse", tradujo Yoo Mina. "Que necesitará su fuerza para los días venideros. Él me está respondiendo que el deber de un príncipe es proteger a su pueblo, incluso a costa de su propio descanso."
La escena continuó, los amantes conversando en la tranquilidad de la noche, inconscientes de que al día siguiente sus vidas cambiarían para siempre.
"Nunca supe que esta sería nuestra última conversación normal", dijo Yoo Mina, lágrimas corriendo libremente por sus mejillas ahora. "Al día siguiente, los japoneses atacaron. Él me dio su caballo y me ordenó huir mientras él se quedaba para organizar la defensa."
En la visión, la joven princesa finalmente convenció a su novio de descansar. Antes de irse, se inclinó y besó sus labios en un gesto de afecto pasionsl. El príncipe sonrió, una sonrisa cansada pero llena de cariño.
"Esa fue la última vez que lo vi sonreír", susurró Yoo Mina.
La imagen comenzó a desvanecerse, la energía de los artefactos fluctuando.
"No puedo mantenerlo por más tiempo", advirtió el monje. "La conexión es inestable."
"Solo un momento más", suplicó Yoo Mina, extendiendo una mano hacia la imagen de su enamorado como si pudiera tocarlo a través de los siglos.
Pero la visión se desvaneció completamente, dejándolos nuevamente en la plataforma de observación de la Torre de la Plaza Kobayashi, en el Shanghái de 2025.
Yoo Mina se quedó inmóvil, lágrimas silenciosas corriendo por su rostro. Después de un momento, se volvió hacia el monje.
"Gracias", dijo simplemente.
El monje inclinó la cabeza en reconocimiento.
"¿Fue suficiente?", preguntó, y había una gentileza en su voz que Wei Li no había escuchado antes.
"Nunca será suficiente", respondió Yoo Mina. "Pero es más de lo que creí posible. Un cierre, de alguna manera."
Se volvió hacia Wei Li y Mei Lin. "He perseguido un sueño imposible durante tres siglos", dijo. "Creí que podría cambiar el pasado, salvar a mi enamorado. Pero ahora entiendo que algunas cosas no pueden ser cambiadas sin destruir todo lo demás.No se si me enamorarme algún día.Si alguien llegue a mi vida para amarme,cuidarme,valorar me y darme hijos
"¿Entonces estás de acuerdo?", preguntó el monje. "¿Destruiremos los artefactos?"
Yoo Mina miró los cinco objetos místicos sobre la mesa, brillando con su poder antiguo. Después de un largo momento, asintió.
"Sí", dijo. "Es hora de que termine. Para todos nosotros."
El monje asintió, satisfecho.
"Prepararé el ritual final", dijo, comenzando a reorganizar los artefactos en un nuevo patrón.
Mientras trabajaba, Wei Li se acercó a Yoo Mina. "¿Estás segura?", preguntó en voz baja. "Trescientos años es mucho tiempo para rendirse."
Yoo Mina sonrió, una sonrisa que contenía siglos de sabiduría y pesar. "No es rendirse", corrigió. "Es aceptar. Hay una diferencia."
"¿Y qué pasará contigo?", preguntó Mei Lin, uniéndose a ellos. "Si los artefactos son destruidos..."
"No lo sé", admitió Yoo Mina. "Tal vez regrese a mi tiempo original. Tal vez simplemente... termine. De cualquier manera, estoy lista."
El monje los llamó, indicando que el ritual estaba preparado. Los artefactos estaban ahora dispuestos en un círculo perfecto, cada uno brillando con su propia luz distintiva: el cofre dorado, el abanico plateado, el espejo cristalino, el anillo broncíneo y el pergamino ámbar.
"Para completar el ritual", explicó el monje, "cada artefacto debe ser activado simultáneamente por alguien que tenga una conexión con él."
"¿Qué tipo de conexión?", preguntó Wei Li
"Tú tienes el cofre", respondió el monje. "Ha estado en tu familia durante generaciones. La princesa tiene el abanico, un regalo de su madre. Yo tengo el anillo, que ha sido parte de mí durante siglos."
"¿Y los otros?", preguntó Mei Ling.
"El espejo responde a ti", dijo el monje, sorprendiéndola. "Tu colgante contiene un fragmento de su esencia. Y el pergamino..."
Se volvió hacia Wei Li . "El pergamino responde a ti también, aunque no lo sepas. Fue creado usando tinta mezclada con la sangre de tu antepasado."
"¿Mi antepasado?", repitió Wei Li , aturdido. "¿Qué tiene que ver mi familia con todo esto?"
"Tu antepasado fue mi aprendiz", reveló el monje. "El único en quien confié con el secreto de los artefactos. Fue él quien los escondió cuando comprendí el peligro que representaban."
Wei Li se quedó sin palabras, tratando de procesar esta revelación. De repente, muchas cosas cobraban sentido: la presencia del cofre en su familia, la conexión de Mei Lin con su linaje, incluso su inexplicable atracción hacia toda esta situación imposible.
"Entonces, ¿qué hacemos?", preguntó finalmente.
"Cada uno tomará su artefacto", instruyó el monje. "Yo guiaré el ritual. Cuando dé la señal, activarán su poder, enfocándose en la destrucción."
Con cierta vacilación, cada uno tomó su posición: Wei Li con el cofre y el pergamino, Mei Ling con el espejo, Yoo Mina con el abanico, y el monje con el anillo.
"Concentrémonos", dijo el monje, cerrando los ojos. "Sientan el poder de los artefactos, su conexión con el tiempo mismo."
Wei Li cerró los ojos, sosteniendo el cofre en una mano y el pergamino en la otra. Podía sentir su energía, pulsando como corazones antiguos, resonando con algo profundo dentro de él.
"Ahora", instruyó el monje, "visualicen los artefactos disolviéndose, su poder regresando al flujo del tiempo del que fueron extraídos."
El zumbido comenzó, más profundo y poderoso que nunca. Wei Li sintió que los artefactos en sus manos se calentaban, vibrando con intensidad creciente.
"Mantengan la concentración", ordenó el monje, su voz elevándose sobre el zumbido. "El ritual ha comenzado."
La luz dorada se intensificó, tan brillante que Li Wei podía verla a través de sus párpados cerrados. El zumbido se convirtió en un rugido, y sintió que su cuerpo se volvía ligero, como si estuviera flotando.
Y entonces, algo cambió. El rugido adquirió un tono discordante, y la luz fluctuó erráticamente. Wei Li abrió los ojos para ver que los artefactos estaban pulsando con energía inestable, como si lucharan contra el ritual.
"¿Qué está pasando?", gritó sobre el ruido.
"¡Resistencia!", respondió el monje, su rostro tenso por el esfuerzo. "¡Los artefactos no quieren ser destruidos!"
La energía se arremolinaba ahora como una tormenta dorada, creando un vórtice alrededor de ellos. Li Wei vio con horror que pequeñas grietas comenzaban a aparecer en el aire mismo, como si la realidad estuviera fracturándose.
"¡Esto no es una destrucción!", gritó Mei Lin. "¡Es una implosión temporal!"
El monje, su rostro una máscara de concentración y dolor, gritó: "¡Mantengan el control! ¡No podemos permitir que los artefactos se liberen!"
Pero era demasiado tarde. Con un estallido de luz cegadora, los cinco artefactos explotaron en energía pura. Wei Li sintió que era arrojado hacia atrás, el cofre y el pergamino arrancados de sus manos.
Cuando la luz se desvaneció y pudo ver nuevamente, la escena ante él era caótica. La plataforma de observación estaba intacta, pero el aire estaba lleno de fragmentos de realidad, como cristales rotos flotando en el vacío. A través de estos fragmentos, podía ver vislumbres de otros tiempos y lugares: la antigua Corea, el Shanghái moderno, épocas y lugares que no reconocía.
El monje estaba de rodillas, su rostro una máscara de desesperación. "No", susurró. "No así."
"¿Qué ha pasado?", preguntó Wei Li, ayudando a Mei Lin a levantarse.
"Una fractura temporal", respondió Yoo Mina, mirando los fragmentos de realidad con asombro y horror. "Los artefactos no fueron destruidos. Fueron... liberados."
"¿Qué significa eso?", preguntó Mei Ling.
"Significa que su poder está ahora disperso a través del tiempo y el espacio", explicó el monje, poniéndose de pie con esfuerzo. "Sin control, sin dirección."
"¿Es malo?", preguntó Wei Li
"Es... impredecible", respondió el monje. "El tiempo buscará equilibrarse, sanar las fracturas. Pero habrá... efectos secundarios."
"¿Qué tipo de efectos secundarios?", insistió Mei Lin.
Antes de que el monje pudiera responder, uno de los fragmentos de realidad cercanos se expandió repentinamente, engulléndolo. Por un instante, Wei Li vio la expresión de sorpresa en su rostro antiguo, y luego el monje desapareció, absorbido por el fragmento que inmediatamente se contrajo hasta desaparecer.
"¡Maestro Huang!", gritó Yoo Mina, extendiendo una mano hacia donde había estado.
Más fragmentos comenzaron a expandirse y contraerse erráticamente, como burbujas en ebullición. Uno pasó a través de Wei Li , y por un momento desconcertante, se vio a sí mismo como un niño, jugando con el cofre en el apartamento de su abuela.
"¡Tenemos que salir de aquí!", gritó Mei Lin agarrando su brazo. "¡La realidad se está desestabilizando!"
Corrieron hacia el ascensor, esquivando fragmentos de tiempo que aparecían y desaparecían a su alrededor. Yoo Mina iba delante, pero de repente se detuvo, mirando fijamente un fragmento particular que mostraba el palacio coreano que habían visto antes.
"Mi pretendiente ", susurró, extendiendo una mano hacia la imagen.
"¡Yoo Mina, no!", gritó Wei Li, pero era demasiado tarde.
Con una sonrisa serena, Yoo Mina dio un paso adelante y fue absorbida por el fragmento, que se contrajo y desapareció como los demás.
"¡No!", gritó Wei Li , pero Mei Lin lo arrastró hacia el medio de la plaza.
"¡No podemos ayudarla!", insistió. "¡Tenemos que salvarnos nosotros!"
Entraron en medio de la calle justo cuando la plaza comenzaba a distorsionarse completamente, fragmentos de realidad fusionándose y separándose en un caos caleidoscópico.
Mientras la descendía, Wei Li se apoyó en Mei Lin , tratando de procesar lo que acababa de suceder.
"¿Crees que están...?", comenzó.
"No lo sé", respondió Mei Lin honestamente. "El monje fue absorbido por un fragmento aleatorio. Podría estar en cualquier época, en cualquier lugar."
"¿Y Yoo Mina?"
"Ella eligió", dijo Mei Lin suavemente. "Vio a su pretendiente y tomó su decisión."
Wei Li asintió lentamente, comprendiendo. Después de tres siglos persiguiendo la posibilidad de reunirse con su único amor , Yoo Mina finalmente había encontrado su camino de regreso a casa.
Cuando salieron de la calle,caminaron por la solitaria calle,, el mundo exterior parecía sorprendentemente normal. Una persona caminaba, un solitario coche pasaba, la vida continuaba como si nada extraordinario hubiera ocurrido.
"¿Crees que habrá consecuencias?", preguntó Wei Li mientras caminaban por las calles nocturnas de Ordos Kobayashi "¿Efectos secundarios, como dijo el monje?"
"Probablemente", respondió Mei Lin. "Pero el tiempo tiene formas de sanar sus heridas. Quizás los cambios sean sutiles, casi imperceptibles."
"O quizás mañana despertemos y todos tengan cabezas de dinosaurio", sugirió Wei Li, ganándose una mirada exasperada de Mei Lin.
"Siempre tan dramático", murmuró ella, pero Wei Li notó que había una pequeña sonrisa en sus labios.
Caminaron en silencio por un rato, procesando todo lo que había sucedido. Finalmente, Wei Li habló:
"Entonces, ¿qué hacemos ahora? ¿Volvemos a nuestras vidas normales? ¿Tú amenazándome y yo teniendo ataques de pánico?"
Mei Lin lo consideró. "Podríamos", dijo. "O podríamos intentar algo diferente."
"¿Cómo qué?"
"Como... no sé. Salir a cenar alguna vez. Como personas normales, no como prima-segunda--guardiana-verdugo y su víctima, Y acostumbrarme a llamarte Li Wei para el desayuno, Wei Li para el almuerzo y Wen Li para la cena."
Wei Li la miró, sorprendido. "¿Me estás invitando a una cita?"
"Estoy sugiriendo que podríamos intentar una relación que no esté basada en amenazas de muerte y artefactos místicos", corrigió Mei Lin. "Llámalo como quieras. O quieres ser eternamente mi mejor amigo y ser padrino de mi boda"
Wei Li se aterrorizó de nada más suponer a Mei Lin en brazos de otro
. "Me gusta cómo suena eso de salir. Creo que lo merecemos."
Mientras caminaban por las calles iluminadas del vacío Orban Kangbashi , Wei Li no pudo evitar mirar hacia el cielo nocturno, preguntándose dónde (o cuándo) estarían ahora el monje y Yoo Mina. ¿Había encontrado ella finalmente la paz con su consorte? ¿Estaba el monje atrapado en alguna época distante, todavía buscando una manera de corregir su error ancestral?
No tenía respuestas, pero por primera vez en lo que parecía una eternidad, se sentía en paz con las preguntas.
A la mañana siguiente, Wei Li despertó en su apartamento, momentáneamente desorientado. ¿Había sido todo un sueño? ¿Los viajes en el tiempo, el monje, la princesa de 300 años?
Pasaron varios dias y volvieron a Shanghai a reanudar su vida:
Y es que con Mei Lin todo era complicado. Primera vez con el odontólogo,primera vacuna,primera Coca-Cola,primera hamburguesa,primer viaje en motocicleta, primera vez con un celular
......
Primer viaje en Avión. La valiente guerrera al montarse en el avión se negó rotundamente a sentarse en la ventana,
en el puesto que Wei Li le había comprado para que viera el paisaje. No le tenía miedo a cruzar el tiempo, pero su valor la abandonó cuando el avión despegó y temblando se monto encima de Wei Li, abrazándose a el y temblando como una hoja, haciendo que el la abrazara y ella a punto de llorar apenas pudo balbucearle que no la soltará.
-- Tan bellos-- dijo enternecida una azafata a otra-- .recién casados
-- El es muy bello-- suspiro la otra-- a todos los tipos delgados son débiles con las "gorditas"
-- Suerte que tienen algunas-- terminó la otra viéndolos con ternura.
Así que decidieron irse de discoteca un fin de semana, a recuperar el tiempo
Tanto tiempo en Ordos Kangbashi tenía desactualizado a Wei Li, no se les ocurrió otra cosa que irse al Palacio de Cristal" un lugar más salvaje de citas casuales sin taboo de Shanghai y por ser sábado estába a reventar. Luces láser, champán que costaba más que el sueldo de un año Wei Li, y una pista de baile donde Mei Lin, con su vestido *demasiado* ajustado, estába causando un terremoto social.
Wei Li, tan guapo como despistado, intentaba no babear mientras la miraba, pero cada dos segundos un tipo con más dinero que sentido común se le acercaba a la voluptuosa y curvilínea guerrera
Y ahí empieza el caos.
Así que decidió intentar enseñarla a bailar, no sin antes ver cómo Mei Lin tiró largo a largo un interesado en ella, demaciado interesado por demás.
---No, Mei Lin! ¡El twerking no es un arte marcial! ¡Ese hombre no te está atacando, solo quiere bailar contigo!*-- explicó a la muchacha
**Mei Lin (en posición de combate) --¡Mentira! ¡Su mirada es igual a la de los espías de la Dinastía Ming! ¡Déjame romperle la nariz!*
Wei Li la sujetaba por la cintura (lo cual la deja paralizada por 0.5 segundos) y la arrastro lejos antes de que alguien llame a la policía..
-- Aquí estaremos bien, en una mini mesa para parados .Unas cervezas vamos a tomarnos para ambientar nos.
*Pidió "La Dorada de los Cielos", una cerveza tan cara que el camarero les hizo firmar un contrato antes de servirla.*
**Mei Lin probó un sorbo...--- Sabe a pis de dragón.,quiero vino de arroz
**Wei Li:**(tosiendo) --*¡Es sofisticada! ¡Tiene notas de... de... algo europeo!*
*Pero a la tercera botella, los celos empiezan a fermentar peor que la cerveza.*
Mei Lin decidió ir al baño, mientras Wei Li se quedó viéndola internandose en la multitud.
-- Maldita sea.Mei Lin cada día se pone mejor.-- se vio obligado a aceptar
*Un magnate japonés un CEO coreano y un influencer con más músculos que neuronas se turnan para invitar a Mei Lin a bailar. Ella, borracha con dos cervezas y adorablemente violenta, responde siempre igual:*
**Mei Lin:** *¡Solo bailo con Wei Li! ¡Él es mi... mi... eh...!* (No se le ocurre palabra y en su frustración y al ver qué el tipo le tomo la mano, ella se la partió con un apretón,como apretar un papel.
Otro al verla pasar entre la multitud y ante el monumental trasero
,no se le ocurrió otra cosa que darle un pellizco para que inmediatamente Mei Lin le diera 5 golpes de acupuntura dejándolo paralizado en medio de la pista de baile.
*Wei Li, entre orgulloso y al borde de un infarto, sonríe como un idiota. Viendo el eléctrico evolucionar de la multitud bailando frenéticamente al ritmo de música electrónica.
*Tres mujeres con vestidos más cortos que la paciencia de Mei Lin se abalanzan sobre Wei Li.,al verlo solo
---*Cariño, ¿te gustan los desafíos? Porque yo soy toda una promesa salvaje.Ando buscando un amateur para una filmación y colocarla en Only Fans. Y tú eres el ideal.
La otra descaradamente lo agarró por ahí mismo y anunció a las otras
-- Ey. Este bebé está muy bien dotado.Y está abandonado,nos iremos a mi apartamento y que sea lo que dios quiera.
-- Un Stallone-- suspiro hambrienta la tercera, Pero no pudieron continuar porque Mei Lin: (apareciendo como el Jinete del Apocalipsis) se interpuso entre las mujeres y Wei Li
-- Escúchame flacuchenta, ¡ÉL YA TIENE UNA!* (La mira a los ojos) *...digo, eh... ¡que está ocupado!*-- hacienda que las otras tres la mirarán de arriba abajo dejándolos solos.
**Wei Li:** (a punto de morir de amor) *Sí, estoy... ocupadísimo. Con ella. Para siempre. O algo.*
*Mei Lin lo agarra del brazo con fuerza *casual* (léase: casi le disloca el hombro).*
-- Quiero beber más.. me gusta esto.-- gritó Mei Lin en medio del bullicio
Así que como pudieron bailaron,se embriagaron, la tarjeta de crédito colapso y los echaron del local casi al amanecer., mientras los empleados sacaron al paralizado y lo dejaron en la acera
*Caminaron como zombies , viendo el caluroso amanecer de Shanghai, riéndose de nada y tropezando con todo.*
*Mei Lin... eres la mujer más... más...* (buscando palabra) *¡MÁS!*-- le dijo el ebrio Wei Li.
**Mei Lin:** (riendo a todo dar más ebria que el ) *¡Y tú eres el hombre más... menos!*
*Llegaron al apartamento.y Mei Lin no pudo más, obligando a Wei Li a sacar fuerzas de dónde no tenía y cargarla.
-- Pesas bastante, más que un camión Pesado Fotón.
-- Sinvergüenza,buscando mujeres-- reprochó Mei Lin al borde de un coma etílico.
Wei Lin como pudo entro al apartamento, tropezando y cayendo sobre Mei Lin en el sofá. Sus caras están a milímetros.*
**Mei Lin:** (mirándolo con ojos borrachos y enamorados) *Wei Li...Yo.....
**Wei Li:** (conteniendo la respiración) *¿S-sí?*
**Mei Lin:** *...Tienes cara de almohada.* Jijiji .*¡Zzzz...!*
Me voy a mi cuarto-- anunció difícilmente Wei Li y trastabillando se fue a el.
-- Tengo frío...
Mei Lin sin saber casi ni como ,confundida y en la oscuridad va tras el y apenas Wei Li cayó en su cama,,ella se Se durmió encima de él. Wei Li, entre frustrado y enternecido, murmura:*
**Wei Li:**---- *Te amo, lunática.*
Ella ronca. Él sonríe.
-- Mei Lin. Roncas... Así no se puede..
Casi en el mediodía del domingo
Mei Lin despertó con la resaca de un dragón.
Wei Li fingiendo no recordar NADA (pero se sonroja cada vez que la mira).también despertó con un concierto de cohetes en su cabeza.
Ambos se vieron y siguieron durmiendo
Luego.
Volvió a despertar y vio a Mei Lin dormida a su lado, con una pierna encima de el ,y supo que había sido real. Todo ello.
Ella despertó y abrió la boca de puro asombro.
-- ¿Cómo llegue aquí? Abusador. Aprovechándose de una mujer indefensa.-- reclamó buscando levantarse e irse.
-- Mei. Antes que vuelvas a ser tu. Tengo algo que decirte.-- dijo deteniendola por un brazo.
Mei Lin lo miró con desconfianza.
--- Siempre he buscado la manera de decírtelo. He estado,estoy ,estaré enamorado de ti.-- lanzó de zopeton y sin respirar.-- así que ahora ya lo sabes.
Mei Lin abrió la boca de puro asombro y se incorporó para verlo mejor.
-- Repite eso que acabas de decirme.
-- Que tú lo sabes. Siempre he estado enamorado de ti. Y no hay forma que eso cambie.
Con un rugido de pantera Mei Lin exclamó.
-- Idiota. !Hasta que lo dijistes!. No tienes idea como me has hecho sufrir. He vivido con la angustia que llegue una tramposa te engatuse y me obligue a matarla. Nunca hubiera permitido que estuvieras con otra.
-- Entonces?.
-- Claro que también te amo. Te he enviado todas las señales y ni lo notabas
Fue inevitable, sin perder tiempo,Li Wei la besó y Mei Lin le correspondió apasionadamente, con un volcán de deseo reprimido, que de una cosa paso a otra, y sin pensarlo más, llevados por su pasión sin límites hicieron frenética,depravada,promiscua,enamorada mente,lujuriosa,enloquecidamente el amor, hasta quedar liquidados ambos abrazados,agotados,apasionados s,terminando con un beso interminable.
-- Te amo Mei Lin,sea cuál sea el tiempo que me toque vivir.
-- Yo a ti más .
Luego,con la confianza que lo que habían hecho ,sería el comienzo de una nueva pasión ilimitada.descansaron con la certeza que venía otro combate
Al rato.
-- Bestia,es muy grande,me hicistes un hueco inmenso., no voy a poder meterme en una piscina....Que haces?... No.. es muy pequeño... Por ahí no..nooooooooo.... Aghhhhhhhggghhghh..
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Luego , mientras inerte Mei Lin dormitaba abrazada a el;Encendió su teléfono para revisar las noticias, curioso por ver si había algún "efecto secundario" visible del caos temporal de la noche anterior. La mayoría de las noticias parecían normales: política, economía, celebridades...
Y entonces lo vio. Un pequeño artículo en la sección de entretenimiento: "Éxito sorpresa para el drama histórico 'El Príncipe Gwanghae', protagonizado por la recién descubierta actriz Yoo Mina."
Con dedos temblorosos, Wei Li abrió el artículo. Había una foto de la actriz, y aunque el nombre era el mismo, no era la Yoo Mina que él conocía. Esta era una joven actriz coreana moderna, sin conexión aparente con una princesa de 300 años.
Y sin embargo... había algo en sus ojos. Una sabiduría, una profundidad que parecía fuera de lugar en alguien tan joven.
El artículo mencionaba que el drama estaba basado en la vida real del Príncipe Gwanghae, quien sorprendentemente había sobrevivido a un intento de envenenamiento gracias a la intervención de su concubina, una princesa cuyo nombre había sido borrado de los registros oficiales pero que las leyendas llamaban "El Ángel Guardián de Joseon".
Wei Li sonrió, guardando el artículo para mostrárselo a Mei Lin más tarde. Parecía que Yoo Mina había encontrado su camino a casa después de todo, y de alguna manera, había logrado cambiar la historia sin destruirla.
En cuanto al monje... bueno, en un mundo donde las estrellas de K-pop podían tener productores musicales misteriosos que nunca envejecían, y donde los CEOs tecnológicos podían predecir tendencias futuras con precisión sobrenatural, quizás él también había encontrado su lugar.
Luego Wei Li preparó café (sin salsa picante) y se sentó junto a la ventana, contemplando el horizonte de Shanghai.! Por fin en Shanghai!.
. El mundo seguía girando, el tiempo seguía fluyendo, y en algún lugar entre los segundos y los siglos, la historia de un cofre místico, una princesa viajera del tiempo, y un monje arrepentido continuaba desarrollándose.
Y quizás, solo quizás, en algún rincón de Weibo, un meme sobre un tipo que rompió una sandía con un tenedor seguía acumulando likes, un pequeño recordatorio de que incluso los momentos más absurdos pueden tener consecuencias que trascienden el tiempo mismo.
Epílogo: ¿Y Ahora Qué?
Un mes después de los eventos en la Torre de la Perla Oriental, la vida de Wei Li había adquirido una nueva normalidad que, aunque menos emocionante que viajar en el tiempo, resultaba sorprendentemente satisfactoria.
Para empezar, seguía siendo el "genio de la IA" en Zhang Enterprises, aunque ahora había contratado secretamente a un estudiante de doctorado para que le explicara los conceptos básicos de la inteligencia artificial. Sus presentaciones, llenas de analogías absurdas ("un algoritmo es como un chef borracho siguiendo una receta escrita por un niño de cinco años"), eran inexplicablemente populares entre los ejecutivos.
Mei Lin continuaba en el departamento de seguridad, aterrorizando a nuevos empleados y ocasionalmente lanzando objetos afilados a las fotos de competidores corporativos durante reuniones de estrategia. La diferencia era que ahora, a veces, sonreía. No mucho, y generalmente no en público, pero era un comienzo.
Y, como había pasado aquella secreta mañana de los dos después del caos temporal, habían comenzado a salir, . Citas reales, en restaurantes reales, sin amenazas de muerte (bueno, con menos amenazas de muerte). Resultó que cuando no estaban lidiando con monjes inmortales y princesas viajeras del tiempo, tenían bastante en común: un amor por las películas malas, una adicción compartida a los juegos móviles, y una tendencia a hacer comentarios sarcásticos sobre todo , todos, y hacer el amor de forma que dejarían de kinder las películas pornos más explosivas.
"¿Crees que alguna vez los volveremos a ver?", preguntó Wei Li una noche mientras cenaban en un pequeño restaurante con vista al río Huangpu.
Mei Ling no necesitó preguntar a quiénes se refería. "No lo sé", respondió honestamente. "El tiempo es vasto, y ellos están... en algún lugar dentro de él."
Wei Li asintió, pensativo. Había estado siguiendo las noticias sobre el drama histórico protagonizado por la nueva Yoo Mina, que se había convertido en un fenómeno cultural en toda Asia. La actriz había ganado elogios por su "comprensión sobrenatural" de la era Joseon y su "conexión visceral" con el personaje del Príncipe Gwanghae.
En cuanto al monje, no había señales claras. Aunque Wei Li ocasionalmente creía verlo: un hombre con un reloj antiguo en una cafetería, un rostro familiar entre la multitud que desaparecía al parpadear. Podría haber sido su imaginación, o podría haber sido el Maestro Huang, todavía observando, todavía vigilando los ecos de sus artefactos a través del tiempo.
"¿Te arrepientes?", preguntó Mei Lin, interrumpiendo sus pensamientos. "¿De todo lo que pasó?"
Wei Li consideró la pregunta. "No", decidió finalmente. "Fue aterrador, absurdo y probablemente me causó un trauma permanente... pero también fue lo más extraordinario que jamás experimentaré."
"Además", añadió con una sonrisa, "nos dio esto." Hizo un gesto entre ellos, indicando su relación.
Mei Lin puso los ojos en blanco, pero Wei Li pudo ver el rubor que se extendía por sus mejillas. "Siempre tan sentimental", murmuró, pero no lo negó.
Después de la cena, caminaron por el malecón, la ciudad brillando a su alrededor como un océano de estrellas terrestres. Wei Li se detuvo, mirando hacia la copia de Torre de la Perla Oriental que se alzaba en la distancia.
"¿Sabes qué es lo más extraño?", dijo. "A veces tengo estos sueños... donde estoy en lugares que nunca he visitado, en épocas que nunca he vivido. Como si una parte de mí estuviera... viajando."
Mei Lin
lo miró con interés. "¿Qué tipo de lugares?"
"La antigua Corea. El Shanghái de los años 20. Lugares que ni siquiera reconozco." Wei Li se encogió de hombros. "Probablemente solo es mi subconsciente procesando todo lo que pasó."
"O tal vez", sugirió Mei Lin, "cuando los artefactos se dispersaron, dejaron algo de su esencia en ti. Un eco de su poder.. Y tu fuistes un sinvergüenza me besastes a tricion
Wei Li la miró, sorprendido por la idea.
"¿Crees que es posible que te haya besado a traicion?"Como hubiera podido evitarlo, estabas abrazada a mi...divino...
"Después de todo lo que hemos visto, creo que cualquier cosa es posible", respondió ella.
Continuaron caminando, la conversación derivando hacia temas más mundanos: el trabajo, una película que querían ver, los planes para el fin de semana. Pero la idea persistía en la mente de Wei Li , una posibilidad intrigante.
Esa noche, mientras se preparaban para dormir abrazados , Wei Li encontró algo extraño en su mesita de noche: una pequeña caja de madera que no recordaba haber visto antes. Era simple, sin adornos, pero cuando la abrió, encontró una nota escrita en una caligrafía elegante y antigua:
"El tiempo nunca termina. Solo cambia de forma. Hasta que nos volvamos a encontrar. - YM & MH"
Debajo de la nota había dos objetos: un pequeño abanico de papel y un reloj de bolsillo antiguo. Ninguno tenía los símbolos místicos de los artefactos originales, pero cuando Wei Li los tocó, sintió un hormigueo familiar en sus dedos, como un eco distante de poder.
Sonriendo, cerró la caja y la guardó en un cajón. Algunas aventuras terminaban, pero otras... otras quizás solo estaban comenzando.
En algún lugar (o en algún tiempo), una princesa coreana se reunía con su amante, cambiando sutilmente el curso de la historia sin romperla. En otro rincón del tiempo, un monje cansado finalmente encontraba, si no la paz, al menos un propósito renovado.
Y en el ultra moderno Shanghai , un falso genio de la IA y su prima-segunda-ahora-definitivamente-novia - pareja real, se preparaban para su propia aventura: una vida normal, o tan normal como podía ser después de haber viajado en el tiempo, enfrentado a un monje inmortal, y ayudado a una princesa de 300 años a encontrar su camino a casa.
Como decían en Weibo: "Yoo Mina y Mei Lin son el ship que no sabíamos que necesitábamos". Pero quizás, pensó Wei Li mientras se quedaba dormido, el verdadero "ship" había sido la amistad (y los traumas compartidos) que habían encontrado en el camino.
Y en algún lugar de Douyin, un video de Mei Lin rompiendo una sandía con un tenedor seguía acumulando likes, un pequeño recordatorio de que incluso los momentos más absurdos podían tener consecuencias que trascendían el tiempo mismo.
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Por eso Wei Li despertó en su apartamento a media noche. Shanghai. Seguía siendo el exitoso ejecutivo.La Policía no lo buscaba....
Mei Lin le dijo.
-- Ya es hora, nuestra bebé ya viene en camino.
-- Vamos, hay que apresurarse. La ambulancia ya viene en camino. -- indicó.
-- No te preocupes por nada -- indicó ARIA-- yo cuidare bien al niño hasta que lleguen. Que todo salga bien.
-- Claro que sí.
Y ambos se fueron rumbo al hospital en la ambulancia para que Mei Lin,en el Shanghai de siempre trajera al mundo su segunda hija....Producto de su amor,de su único amor por Li Wei o Wei Li o Wen Li.
FIN
¿O es solo el comienzo?
Para los que creen que está historia no sucedió de verdad
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