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sábado, 26 de abril de 2025

Yorlett cap 1

Novelas Por Capitulos



La arena roja apareció de nuevo esta mañana.
Yorlett se quedó mirando los diminutos granos escarlata que formaban un pequeño montículo junto a la puerta de su habitación. Imposible. Había limpiado a fondo el apartamento la noche anterior, pasando la aspiradora por cada rincón, cada grieta. Incluso había sellado las ventanas con cinta adhesiva, a pesar del sofocante calor de febrero en Melbourne.
Con movimientos mecánicos, producto de haberlo hecho decenas de veces antes, sacó el pequeño recipiente hermético de su bolso y, agachándose, recogió cada grano con meticuloso cuidado. No podía permitirse dejar ni uno solo. Sabía por experiencia que un solo grano era suficiente para que él pudiera sentirla.
El recipiente ya contenía muestras similares de sus cinco residencias anteriores. La arena del Gran Desierto del Territorio Norte  tenía una cualidad única: un tono rojizo intenso que parecía brillar con luz propia bajo ciertos ángulos. Los geólogos tendrían explicaciones científicas para ese fenómeno. sabía la verdad.
Era la sangre de Nankurunaisa
Mientras guardaba el recipiente en su bolso, su mirada se detuvo en el calendario colgado en la pared de la cocina. Tres semanas. Había logrado permanecer tres semanas en este pequeño apartamento en St. Kilda, un suburbio costero de Perth. Era su récord personal desde que había escapado hace un año.
El teléfono vibró sobre la mesa. Un mensaje de texto de un número desconocido:
“¿Crees que el agua te protegerá, pequeña estrella? El mar también tiene arena.”
Yorlett  sintió que el aire abandonaba sus pulmones. Con dedos temblorosos, borró el mensaje, apagó el teléfono y extrajo la tarjeta SIM, que partió en dos antes de tirarla al inodoro y jalar la cadena. Tendría que conseguir otra. Sería la sexta este mes.
Mientras preparaba un café que sabía que no bebería, su mente repasaba el plan de contingencia que había memorizado. Tenía exactamente cuarenta y cinco minutos para desaparecer. Menos, si los seguidores de él ya estaban cerca.
El apartamento, que había decorado mínimamente para darle un aire de hogar temporal, volvía a convertirse en un espacio ajeno. Yorlett se movía por él como una sombra, recogiendo solo lo esencial: documentos, algo de ropa, su cámara, el diario de su abuela y el dinero en efectivo que guardaba en diferentes escondites.
Todo lo demás era prescindible. Había aprendido a no encariñarse con los lugares ni con las cosas.
Mientras metía sus pertenencias en la mochila gastada que la acompañaba desde su huida, el colgante de plata que llevaba al cuello —un símbolo aborigen de protección que Amara le había dado— pareció calentarse contra su piel. Una advertencia.
Se asomó con cautela a la ventana, corriendo apenas un centímetro la cortina. La calle parecía normal: una mujer paseando a su perro, un repartidor en bicicleta, dos adolescentes con mochilas escolares. Pero Elena había aprendido a mirar más allá de lo evidente.
El hombre en la esquina. Demasiado quieto. Demasiado atento. Y aunque estaba a media cuadra de distancia, Elena habría jurado que, por un instante, sus ojos reflejaron un destello dorado cuando la luz del sol los alcanzó.
No era humano. O al menos, no completamente.
Con el corazón martilleando contra su pecho, Yorlett cerró la mochila y se dirigió al baño. No saldría por la puerta principal. El edificio de apartamentos tenía una salida de emergencia que daba a un callejón trasero, pero seguramente estaría vigilada también. Necesitaba una distracción.
De su neceser sacó un pequeño frasco con un polvo ocre y dibujó con él un símbolo en el espejo del baño. Las palabras en lengua Pitjantjatjara que había aprendido  le había enseñado salieron de sus labios como un susurro:
“Wanyu ngayuku tjukurpa kulila, Nyeeruna-ku kurunitja ngayula patila.”
Escucha mi historia, bloquea el alcance de Nankurunaisa
El polvo en el espejo pareció absorber la luz del baño por un momento. Yorlett  no esperó a ver más. Con la mochila al hombro, se dirigió a la ventana de la cocina que daba a la escalera de incendios.

Mientras descendía por los peldaños metálicos, intentando no hacer ruido, los recuerdos amenazaban con abrumarla. No siempre había vivido así, en constante huida. Hubo un tiempo en que tuvo tenía una vida normal. Un apartamento lleno de sus pinturas, amigos con los que quedaba para tomar café, una familia a la que visitaba en Navidad, una carrera en la policía Federal

Todo eso había terminado hace tres años, cuando viajó al desierto para un proyecto fotográfico.
Cuando conoció a OMEO Cooper. Ni siquiera pudo imaginar, que un Aussie, simpático,amoroso,excelente amante,magnífico en todo.Luego todo cambio. Todo salió mal
Cuando cometió el error de enamorarse de un dios.



El autobús avanzaba por la autopista Princes, alejándose de Perth hacia el oeste. Yorlett  había comprado un billete hasta Geelong, pero no tenía intención de llegar tan lejos. Bajaría en alguna parada intermedia y tomaría otro transporte en dirección contraria. Era un truco básico, pero efectivo.
A través de la ventanilla, observaba cómo el paisaje urbano iba dando paso gradualmente a espacios más abiertos. Australia era así: ciudades modernas rodeadas de una vastedad natural que parecía infinita. Un continente de extremos.
Como hija de inmigrantes Mexicanos, descendientes del mítico Tequila Hernández siempre había sentido una extraña dualidad en su identidad. Demasiado australiana para encajar perfectamente en la comunidad mexicana, demasiado latina para ser considerada completamente australiana. Esa sensación de no pertenecer del todo a ningún lugar la había acompañado desde niña.
Quizás por eso había conectado tan profundamente con el desierto cuando lo visitó por primera vez. En aquella inmensidad roja no importaba quién eras o de dónde venías. El desierto no hacía distinciones.
O eso había creído.Cuando vivió esa aventura tan extraña en el campamento N3NE .Tan diferente a su experiencia de adolescente
El recuerdo de aquellos primeros días en el desierto emergió con nitidez dolorosa. El campamento de artistas cerca de Uluru, las noches fotografiando el cielo estrellado, la primera vez que notó a aquel hombre observándola desde la distancia. Siempre al atardecer, siempre cerca de las dunas, siempre solo.
Cuando finalmente se acercó a ella, Yorlett había sentido una mezcla de miedo y fascinación que ahora reconocía como la primera señal de advertencia que ignoró.
“Capturas las estrellas como si entendieras sus historias,” le había dicho él, con un acento que no pudo identificar. “Pero, ¿conoces la historia de Nankurunaisa y las siete hermanas?”
Yorlett  cerró los ojos con fuerza, intentando bloquear el recuerdo. No podía permitirse revivir esos momentos. No ahora. No cuando necesitaba toda su concentración para mantenerse un paso por delante.Luego lo volvió a encontrar un día cualquiera en un supermercado. Lo achacó al destino.Ahora estaba convencida que no fue así.



El autobús se detuvo en una estación de servicio. Varios pasajeros descendieron para estirar las piernas o comprar algo en la tienda. Yorlett  permaneció en su asiento, observando a través de la ventanilla, evaluando.
Fue entonces cuando lo vio. Un dingo. Estaba sentado junto a los surtidores de gasolina, perfectamente inmóvil, mirando directamente hacia el autobús. Hacia ella. Sus ojos tenían un brillo dorado antinatural.
El pánico se apoderó de Yorlett. Nankurunaisa podía poseer animales del desierto, especialmente dingos. Era una de sus manifestaciones favoritas.
Sin pensarlo dos veces, tomó su mochila y se levantó. Necesitaba salir de allí inmediatamente. Mientras avanzaba por el pasillo del autobús, sintió que su colgante de plata vibraba contra su piel, cada vez más caliente.
Al bajar los escalones, el conductor la miró con extrañeza.
“Señorita, aún faltan veinte minutos para llegar a Geelong.”
“Necesito aire,” murmuró Yorlett, evitando mirar hacia los surtidores.


Una vez fuera, caminó rápidamente hacia la tienda, manteniendo la cabeza baja. Por el rabillo del ojo, vio que el dingo se había puesto en pie y la seguía con la mirada. No se movía de su posición, pero no necesitaba hacerlo. Era solo un mensajero, un recordatorio: te estoy observando.
Dentro de la tienda, Yorlett  se dirigió directamente al baño. Cerró la puerta con pestillo y apoyó la frente contra la pared fría, intentando controlar su respiración. El colgante contra su pecho ardía tanto que tuvo que sacarlo por fuera de la camiseta.
Cuando miró el símbolo de plata, vio que había adquirido un tono rojizo, como si estuviera oxidándose desde dentro. Otro mal presagio.
“Yorlett, No puedes seguir así, ” se dijo a sí misma, mirándose en el espejo del baño. Su reflejo le devolvió la imagen de una mujer agotada, con ojeras profundas y una tensión permanente en la mandíbula. A sus veintiocho años, parecía haber envejecido una década en el último año.
Sacó su teléfono nuevo, aún sin configurar, y lo encendió. Necesitaba contactar con alguien, pedir ayuda. La soledad era su mayor debilidad ahora mismo.
Después de tanto tiempo huyendo sola, había llegado a una conclusión dolorosa: no podría escapar de Nankurunaisa para siempre. Tarde o temprano, la encontraría. La única solución era enfrentarlo, pero para eso necesitaba conocimiento, aliados, un plan.
Con dedos temblorosos, marcó un número que había memorizado hace meses pero que nunca se había atrevido a llamar.
Tres tonos. Cuatro. Cuando estaba a punto de colgar, una voz masculina respondió:
“¿Diga?”
Yorlett cerró los ojos y respiró hondo.
“¿Henry Clark ? Soy Yorlett Hernandez. Estudiamos juntos en secundaria. Me recuerdas?. -- Henry enamorado de ella más allá de lo inimaginable. Siempre le mando un stiker , no dejo de hacerlo ni siquiera cuando ella coloco fotos y videos con Omeo Cooper.
Hubo un largo silencio al otro lado de la línea.
“¿Yorlett ? Cómo vas a decir que no te recuerdo .Te sigo en Instagram, Threads. Antes colocabas muchos videos en Tik Tok.
“No estoy muy activa en redes,” le interrumpió. “No puedo hacerlo. Es peligroso.”
Otro silencio.
“¿Dónde estás?” preguntó finalmente Henry-- con un tono más cauto. ¿Qué clase de problemas tienes?
“En una estación de servicio en la autopista Princes. Hay… algo siguiéndome.. Quisiera explicartelo
“¿Algo o alguien?”
La pregunta la tomó por sorpresa. Había esperado escepticismo, preocupación, incluso que pensara que estaba loca. No esta aceptación inmediata de que podría estar siendo perseguida por algo no humano.
“Algo,” confirmó. “Alguien que puede ser algo?. ¿Cuánto sabes sobre mitología aborigen?”
Esta vez, el silencio de Henry tuvo un peso diferente.
“Soy antropólogo especializado en culturas aborígenes, . Sé lo suficiente para entender que si algo de ese mundo te está persiguiendo, estás en un peligro que va más allá de lo que la policía puede manejar.”
Henry  sintió que sus rodillas se debilitaban. Por primera vez en meses, alguien entendía. Alguien creía.
“Necesito un lugar seguro,” dijo, con la voz quebrada. “Solo por unos días. Necesito entender qué me está pasando, cómo detenerlo.”
“Tengo una cabaña cerca de Lorne, en Great Ocean Road. Está junto al mar y rodeada de bosque. Si lo que te persigue está vinculado al desierto, podría ser un buen refugio temporal.”
Yorlett pensó en el mensaje de texto: “¿Crees que el agua te protegerá?”. Sin embargo, era mejor que nada.
“Te enviaré la ubicación exacta,” continuó 

II
. “¿Puedes llegar por tu cuenta sin que te sigan?”
“He tenido práctica,” respondió Yorlett con amargura.
“Estaré allí mañana por la tarde. Tengo que terminar unas cosas en la universidad primero.”
Yorlett  asintió, aunque él no podía verla.

mi oficina de inversiones globales "
“Henry … gracias. Debo decírtelo .Y ten cuidado. Si decides ayudarme, también estarás en peligro.”
“Yorlett, somos amigos. Además, he pasado mi vida estudiando las historias de los espíritus ancestrales. Si uno de ellos ha decidido manifestarse en nuestro mundo, necesito entender por qué.”
Después de colgar, Yorlett se quedó mirando su reflejo unos instantes más. Por primera vez en mucho tiempo, sentía algo parecido a la esperanza. Era un sentimiento peligroso. La esperanza podía llevar a bajar la guardia, y eso era algo que no podía permitirse.
Cuando salió del baño, escaneó rápidamente la tienda y el exterior. El dingo había desaparecido, pero eso no significaba que estuviera a salvo. Compró una Coca Cola dietetica  y preguntó al dependiente sobre los autobuses a Lorne.
“Tienes que ir a Melbourne y tomar uno desde allí,” le informó el hombre, mirándola con curiosidad. “¿Estás bien, señorita? Pareces un poco alterada.”
Yorlett forzó una sonrisa.
“Solo cansada y ya veo que es muy largo. Gracias por la información.”
Mientras esperaba fuera de la tienda el autobús que la llevaría a Melbourne, Yorlett  observó el cielo. El sol comenzaba a descender, y pronto sería de noche. La constelación de Orión sería visible, y con ella, el poder   alcanzaría su punto máximo.
Instintivamente, su mano se dirigió al colgante de plata. Estaba frío de nuevo, un pequeño consuelo.
“Solo un poco más,” murmuró para sí misma. “Solo necesito aguantar un poco más.”
En el horizonte, una nube de polvo rojizo se elevaba, a pesar de que no había viento. Elena sintió un escalofrío recorrer su espalda.
La arena la había encontrado de nuevo. 

 - Tres Años Después



El sol de la tarde se filtraba a través de las cortinas del estudio de Yorlett, iluminando el lienzo en el que trabajaba. Sus manos se movían con seguridad, aplicando pinceladas de ocre rojo y dorado para capturar el paisaje desértico que había recreado tantas veces en los últimos años, aunque nunca exactamente igual.
Desde el ritual en el Gran Desierto del Territorio Norte , Yorlett había redescubierto su pasión por el arte, canalizando sus experiencias en pinturas que capturaban no solo la belleza física del desierto australiano, sino también su cualidad etérea, casi sobrenatural.Quizas algún día presentará  Sus obras buscando   ganar reconocimiento en el mundo artístico, algunos  críticos las habían evaluado como “ventanas a una realidad paralela” y “visiones de un Australia que existe entre los planos físico y espiritual”.
Lo que los críticos no sabían, lo que nadie excepto un círculo muy reducido de personas entendía, era que estas pinturas eran más que expresiones artísticas. Eran un registro, un testimonio, y en cierto modo, una forma de exorcismo continuo.
Yorlett dio un paso atrás, evaluando su trabajo. La pintura mostraba el cañón donde había conocido a Nankurunaisa por primera vez, pero transformado, las paredes rocosas entrelazadas con patrones estelares que parecían moverse si se miraban demasiado tiempo. En el centro, una figura femenina —no exactamente Yorlett , pero con elementos reconocibles de ella— se enfrentaba a una entidad compuesta de luz estelar y sombras del desierto.

No era una representación literal de su confrontación final con Nankurunaisa, sino una interpretación simbólica del equilibrio que había logrado establecer: ni completa separación ni fusión, sino una coexistencia controlada.
El timbre de la puerta interrumpió sus pensamientos. Limpiándose las manos en un trapo, Yorlett salió del estudio y atravesó el espacioso apartamento que ahora llamaba hogar. Después de años de huir, de cambiar constantemente de ubicación, finalmente se había permitido establecerse, crear un espacio permanente para sí misma.
Al abrir la puerta, sonrió al ver a Kira Nguyen, cargada con una pila de libros y una botella de vino.
“Justo a tiempo,” dijo Yorlett, haciéndose a un lado para dejarla entrar. “Estaba a punto de tomar un descanso.”
Kira dejó los libros sobre la mesa del comedor y le entregó la botella de vino.


“Shiraz australiano,” dijo con una sonrisa. “Pensé que sería apropiado para la ocasión.”
Yorlett asintió, reconociendo el significado. Hoy se cumplían exactamente tres años desde el ritual que había transformado su relación con Yorlett, liberándola de su influencia directa y dándole control sobre el vínculo que aún existía entre ellos.
“¿Cómo está Amara?” preguntó mientras buscaba copas y un sacacorchos.
“Sorprendentemente bien para alguien de su edad,” respondió Kira, hojeando uno de los libros que había traído. “Sigue enseñando a jóvenes custodios de conocimiento, preparando a la próxima generación. Te envía sus saludos y esto.”
Extrajo de su bolso un pequeño paquete envuelto en tela roja, similar al que había contenido el diario de Isabel tres años atrás. Elena lo tomó con curiosidad, desenvolviéndolo para revelar una piedra pulida con forma de estrella, idéntica a la que había encontrado en el diario de su abuela y a la que había aparecido misteriosamente en su almohada en la casa de Kira.
“Dijo que completaba el conjunto,” explicó Kira. “Aparentemente, estas piedras tienen un significado especial en la tradición de los custodios de conocimiento. Representan puntos de anclaje, conexiones entre el mundo físico y el espiritual.”
Yorlett estudió la piedra, sintiendo su peso reconfortante en la palma de su mano. A diferencia de los objetos asociados con Nyeeruna, que siempre habían emanado una energía inquietante, esta piedra transmitía una sensación de calma, de equilibrio.
“¿Tres piedras?” preguntó, recordando las otras dos: la que había encontrado en el diario de su abuela y la que había aparecido misteriosamente.
Kira asintió.
“Una para el pasado, una para el presente, y una para el futuro, según Amara. Un recordatorio de que estás conectada no solo a tu linaje, sino también a lo que vendrá después.”
Yorlett  colocó la piedra junto a las otras dos en un pequeño altar que había creado en una esquina de su sala de estar: un espacio dedicado a honrar tanto su herencia familiar como su propia experiencia. Junto a las piedras estaban el diario de su abuela, el colgante de protección que ya no necesitaba usar constantemente, y varias fotografías: Isabel en su juventud, la madre de Elena, y una reciente de Elena con Mateo y su familia.
“¿Alguna señal de él?” preguntó Kira mientras Elena servía el vino.
No necesitaba especificar a quién se refería. En los tres años transcurridos desde el ritual, Kira había continuado su investigación académica sobre entidades estelares, centrándose específicamente en sus manifestaciones a lo largo de la historia.
“Nada directo,” respondió Elena, entregándole una copa. “Ocasionalmente sueño con estrellas, con el desierto. A veces siento una presencia cuando miro la constelación de Orión. Pero es distante, como un eco. Ya no intenta comunicarse activamente.”
Tomó un sorbo de vino, saboreando el rico sabor a frutas oscuras y especias.
“La marca sigue ahí, por supuesto,” continuó, mirando su muñeca izquierda donde el patrón estelar permanecía, aunque ahora parecía más una cicatriz ordinaria que un símbolo sobrenatural. “Pero ya no pulsa, ya no reacciona cuando pienso en él o cuando la constelación está visible.”
Kira asintió, satisfecha pero no sorprendida.
“El ritual funcionó exactamente como esperábamos,” dijo. “No eliminó la conexión, pero la transformó en algo que tú controlas en lugar de él.”
Se sentaron en el balcón del apartamento, que ofrecía una vista panorámica de Melbourne. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras que recordaban inquietantemente al desierto.
“He estado pensando,” dijo Yorlettdespués de un momento de silencio contemplativo, “en escribir todo esto. No como ficción, sino como un registro. Para quienes vengan después.Se que deben haber más víctimas de ese moustruo. De esa entidad tan negativa.
Kira la miró con interés.

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“¿Un libro?”
“Tal vez. O quizás algo más personal, como el diario de mi abuela. Algo que pueda ser transmitido si… si alguna vez es necesario.”
No necesitaba explicar más. Ambas sabían que, aunque  había sido contenido, no había sido derrotado permanentemente. Las palabras que había pronunciado antes de desaparecer seguían resonando: “Mientras lleves mi marca, mientras exista cualquier conexión entre nosotros, siempre habrá un camino de regreso.”
“Creo que es una excelente idea,” dijo Kira. “El conocimiento es la mejor defensa. Tu abuela te dio lo que pudo, pero estaba limitada por su propia comprensión incompleta. Tú puedes ofrecer mucho más.”
Yorlett  asintió, pensando en cómo su abuela había ocultado advertencias en cuentos infantiles y canciones de cuna, intentando prepararla sin asustarla. Ella podría ser más directa, más completa en su transmisión de conocimiento.
“No solo para mi familia,” dijo, una idea formándose mientras hablaba. “Hay otros ahí fuera, ¿verdad? Personas marcadas por entidades como Nankurunaisa atrapadas en ciclos similares de persecución y huida.”
“Sin duda,” confirmó Kira. “En mis investigaciones he encontrado patrones recurrentes en diversas culturas: personas con marcas inexplicables, con conexiones a entidades estelares o elementales, perseguidas a través de generaciones. La mayoría permanecen aisladas, sin comprender completamente lo que les sucede, sin acceso al conocimiento que podría ayudarlas.”
 Sintió una determinación creciente. Su experiencia, su sufrimiento, su eventual victoria parcial… todo podría servir a un propósito mayor que su propia liberación.
“Entonces escribiré para ellos también,” decidió. “Crearé un registro que pueda encontrar su camino hacia quienes lo necesiten, cuando lo necesiten.”
Kira sonrió, levantando su copa en un brindis.
“A la ruptura de ciclos,” dijo. “Y a la creación de nuevos caminos.”
Yorlett correspondió al brindis, sintiendo una sensación de propósito que trascendía su experiencia personal. Lo que había comenzado como una pesadilla de persecución y terror se había transformado en algo más: una oportunidad para ayudar a otros, para convertir el trauma en conocimiento, el miedo en poder.
Esa noche, después de que Kira se marchara, Yorlett permaneció en el balcón, observando cómo las estrellas aparecían una a una en el cielo nocturno. La constelación de Orión ascendía lentamente sobre el horizonte, sus estrellas brillando con la misma intensidad de siempre.
-- Fui feliz contigo, no sé porque todo tuvo que destruirse de esa manera, recordó sus momentos de noviazgo



Pero algo había cambiado en cómo Yorlett  la percibía. Ya no sentía el miedo instintivo, la sensación de ser observada, perseguida. En su lugar, había un reconocimiento tranquilo, una aceptación de la conexión que existía pero que ya no la definía ni la controlaba

Continua




martes, 22 de abril de 2025

La Esquina .Novela

LA ESQUINA


















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Paranormal, Supernatural, Urbano, Contemporáneo, Argumento para Cine Independiente

Parte A

Cap. 1.

La lluvia caía con la furia de un dios enojado, cada gota un diminuto puño golpeando el asfalto. Los tres desamparados, figuras espectrales bajo el implacable aguacero, vieron al cuarto detenerse. Su rostro, demacrado y bañado en agua, se iluminó con una especie de demencia lúcida mientras murmuraba: "Volviste... Sabía que vendrías por mí".

Uno de los tres, con la ropa empapada pegándose al cuerpo como una segunda piel, carraspeó. "Eh, vente. Te va a dar una pulmonía de esas que te dejan tosiendo el alma".

Otro, con la mirada huidiza propia de quien ha visto demasiada oscuridad, extendió una mano temblorosa. "No sigas empapándote. Ven, hombre. Échate un trago", ofreció, la voz áspera como papel de lija.

El recién llegado, ajeno a la oferta de calor y olvido, sonrió con una beatitud escalofriante. "Ella vino por mí", dijo con un entusiasmo que helaba la sangre, como si hablara de un amante largamente esperado y no de algo más... siniestro.

Así fue todo...

No.

La llamada al precinto resonó en la sala como un presagio. Yo estaba de turno, disponible para lidiar con la mugre que la ciudad escupía. Sin perder un instante, me dirigí al lugar, una punzada familiar de presentimiento retorciéndome el estómago.

Llegué al sitio del suceso que había desgarrado la calma con su grito de emergencia. Conocía bien ese cruce de caminos, cada grieta en el pavimento, cada sombra alargada bajo el farol parpadeante. Desde niño, ese era un punto fijo en mi mapa mental, un lugar donde la inocencia y la crudeza danzaban en una extraña y a veces peligrosa armonía.


Regularmente, se veían a los muchachos, los "chicos chicos" como los llamaban, jugando fútbol o béisbol con una camaradería que parecía un escudo contra el mundo exterior. Pero al caer la noche, la luz menguante traía consigo otra clase de reunión. Diferentes grupos se aglutinaban en cada vértice de la esquina, cada uno marcando su territorio invisible.

En el lado noreste, estaban "Los Dañados". Para muchos, eran parias, la escoria de la sociedad. Para otros, una inclinación de cabeza de uno de ellos era casi un honor, una extraña validación en un mundo que los ignoraba. Sus ropas raídas y sus ojos esquivos contaban historias de peleas perdidas y oportunidades jamás encontradas.

Al sur, se congregaban "Los Fresas". Estudiosos, serios, los "chicos bien". No buscaban confrontación. Saludaban con cortesía, pulcros en su vestir, con cortes de pelo que sus padres aprobaban con severa satisfacción. No fumaban la hierba que flotaba en el aire nocturno, no inhalaban pegamento en callejones oscuros, no apuraban botellas de licor baratas. Eran la promesa de un futuro mejor, un faro de normalidad en un mar de incertidumbre.

En las otras puntas, ocasionalmente se veían parroquianos saliendo tambaleantes de los bares cercanos, y los infaltables soplones, los ojos y oídos de una policía del pensamiento que siempre parecía estar husmeando en los márgenes.

La esquina tenía sus propias leyes tácitas, grabadas en el asfalto y en el silencio cómplice de sus habitantes. Nadie se atrevía a tocar a los del sur. Eso era invitar a un infierno de represalias. Los del norte, en su extraña jerarquía, se comprometían a proteger a los "chicos bien". Pero estos últimos se mantenían al margen de las salvajes reyertas que estallaban entre los "Dañados" y cualquier otra banda que osara invadir su territorio. En esos momentos de tensión, los "Fresas" se desvanecían discretamente, como fantasmas asustados por el ruido de la tormenta, hasta que la calma volvía a asentarse sobre la zona popular. No había contratos firmados, nadie hablaba de ello, simplemente... así funcionaba. Era el orden natural de las cosas en esa pequeña porción de Derry.

Para distinguirlos, la gente hablaba de los "chicos chicos", refiriéndose a los jóvenes que siempre pateaban una pelota desinflada o lanzaban una raída pelota de béisbol entre el tráfico esporádico. Luego estaban los "chicos bien", los "fresas", impecables en su vestir, dedicados a sus estudios, que ocasionalmente, con permiso paterno, bebían una cerveza helada y acompañaban a las chicas bonitas al cine para ver esas películas americanas que nos llegaban como destellos de otro mundo.

Y luego estaban los "chicos malos". Genuinamente malos. Los feos, los aborrecidos, los mal vestidos, aquellos a los que nadie invitaba a una fiesta, ni a un partido en el terreno baldío donde una vez se levantó el hospital civil. Eran los sospechosos habituales, los que los milicianos detenían constantemente para identificarlos, culpables a priori de cualquier cosa turbia, real o imaginaria, que sucediera en el sector. Ellos controlaban el flujo de marihuana barata, el paso cauteloso de peatones por ciertas calles, el mercado negro de radiocasetes, bicicletas y ropa robada. Su dominio sobre la esquina era absoluto, una sombra constante en la vida de los demás.

Yo solía pasar por allí a pie, un espectador silencioso en su pequeño universo. Saludaba a todos, sin pertenecer a ningún bando. Vivía a diez cuadras de distancia, una tierra de nadie entre sus facciones. De alguna manera, los "chicos malos" me dejaban en paz. Nunca supe por qué. Sabía que los grupos buscaban ávidamente nuevos miembros y trataban de evitar deserciones, ya que casi todos eran familias y vecinos. En el terreno vacío del antiguo hospital, jugaban juntos, intercambiando jugadores en partidos improvisados de béisbol, baloncesto o fútbol, según la programación de la televisión. Pero al caer la noche, cada uno volvía a su propio redil, reafirmando su pertenencia como si fueran extraños hasta el amanecer.

Cuando terminé la secundaria, presenté los exámenes para la Academia de la Policía Federal de Investigación. Fui admitido. Muy pocos de ellos continuaron saludándome cada sábado cuando regresaba a casa para pasar el fin de semana. Paulatinamente, el lazo que nos unía, tenue ya de por sí, se fue deshilachando hasta desaparecer.

El sector fue mutando lentamente con cada una de mis visitas. En la esquina, el local que antes albergó una sastrería de colombianos fue ocupado por un minimercado regentado por chinos silenciosos y esquivos. Los "chicos bien" se dispersaron hacia las universidades y los institutos tecnológicos. Algunos incluso obtuvieron becas para ir al "Imperio", a España, Irán y Rusia, nombres exóticos que resonaban con promesas de un futuro lejos del polvo y el olvido de nuestra esquina.

La vieja casa de los Gutiérrez, con su jardín descuidado y su aire de misterio, fue demolida para dar paso a un feo edificio de cinco pisos de apartamentos idénticos, como celdas grises apiladas unas sobre otras. También supe que uno de los "chicos malos" había sido abatido por la policía estatal en un atraco chapucero, un evento que tuvo como amargo desenlace que toda la comunidad terminara de aborrecerme.

Me lo demostraban cada vez que pasaba por la esquina con mi camisa blanca de manga larga, mi corbata azul oscuro y mi pelo casi rapado, el uniforme de mi nueva vida. Era como un comentario silencioso, cargado de resentimiento. Ahí va el soplón. El cachorro de policía. Por su culpa, "Cara e' malo" yacía bajo tierra.

La esquina decayó, perdiendo su vitalidad. Era raro ver a alguien allí. El chino vendió su mercado a un polaco gordo y calvo, con una cara que parecía tallada en piedra bruta. Pero, a decir verdad, el hombre era amable y servicial, y su aparente rudeza se debía a su dificultad con el idioma. Aún así, no me gustaba. Había algo en su mirada... sin embargo, lo aceptaba, porque era uno de los pocos que todavía me dirigía un escueto saludo.

Llegaron nuevos vecinos, con buenos coches de segunda mano, gente que trabajaba en las nuevas empresas que se estaban estableciendo en la zona. Abrieron dulcerías con luces de neón, mercerías llenas de baratijas brillantes, pequeños restaurantes familiares llamados "paladares", zapaterías con olor a cuero nuevo y cibercafés donde la luz azul de las pantallas iluminaba rostros absortos. Ocuparon las amplias salas de las viejas casonas del sector, trayendo consigo una nueva capa de normalidad sobre el pasado turbio de la esquina. Pero para mí, la sombra de lo que había sido aún se cernía sobre el asfalto agrietado, como una cicatriz imborrable. Y en esa cicatriz, a veces, juraba escuchar el eco distante de una risa infantil... o algo mucho más siniestro.


II



Al sector centro  de mi ciudad , se mudó una señora con su hija. No era frecuente mi paso por esa parte del pueblo,en realidad cerca de mi zona. Pero quedé entre los impactados por ella. Pura era su nombre.


Pelo negro azabache, ojos verdes como el musgo en los bosques de Amazonas, menuda, bella hasta el punto de doler, demasiado popular entre los adultos de la zona, consentida por todos los chicos y odiada hasta el infinito por las chicas de la urbanización. No era para menos: Pura era una competencia imposible de vencer. Era en extremo, preciosa y tenía una facilidad desconcertante para hacer amigos, sobre todo con los chicos, tuvieran novia, prometida o no.



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domingo, 20 de abril de 2025

Kathy, Parte K, Capitulo 41,42,42,43,44

Novelas Por Capítulos



Parte K,  Parte 41,42,43,44

La batalla entre Qiang y Hang Hing



El nuevo Lai Chong Wisang

🏅🏅🏅🏆🏆🏅🏅🎗🎖🎖🎗🏅🏅🏆🏆🏅🎗🎖🎖🎗🏅🏅🏆🏆🏅🎗🎖
Segunda Parte

Segunda edición

Parte 41

Tiempo del conde Qiang

Las tropas de Hang Hings atacaron ciegamente, cayendo una cohorte romana y un grupo de infantería pesada en el hueco trampa preparado por los defensores...

Los jinetes de Qiang Ling atacaron la caravana de catapultas y carretas de suministros con bolas incendiarias, y Qiang QingLin lanzó dos andanadas interminables de flechas incendiarias.

Desconcertados, las tropas de Hang Hing, a pesar de tener amplía ventaja numérica, no tenían un concepto de guerra contra las estrategias de los juegos medievales online de Kathy, directora de estrategia, sentada cómodamente en una pequeña colina cercana a la batalla; quien logró que las tropas de Qiang Liang destruyeran primero la línea de suministros y batallones de reserva, dejando sin cobertura el flanco trasero de las tropas que marchaban adelante; Qiang Qianglin hizo el resto.

Fue una batalla cruenta y rápida. En dos horas Hang Hing emprendió la veloz y desordenada  retirada para que todas las comarcas supieran su humillante derrota. 400 hombres prisioneros...

1

Horas después, Kathy y Thomas desinfectaban las lesiones con "baijiu'" en cantidad.

Cosieron heridas y colocaron vendajes; Sacaron flechas partidas y en lo posible evitaron infecciones en los heridos graves. Convirtiendo el castillo del conde Qiang en un inmenso hospital

Afortunadamente había entre los prisioneros un médico conocedor de las técnicas del gran Hua Tuo; y se hicieron muchas operaciones quirúrgicas, en un ambiente de gran asepsia gracias a Kathy y Thomas.

72 horas de trabajo continuo y euforia por la espantosa derrota de Hang Hing..

Al terminar Kathy muerta de celos y rabia le cantó a Thomas...

""""Para este avión se te pasó la hora

Fucking despecho, está partiendo el cora

Siento un vacío y está muy frío

So dímelo de una vez por todas, ey-yeah

... Mami, pregunta que si va a llegar, ¿qué va a pasar?

La situación ya me pone mal, me va a matar, me va a matar

Mami, pregunta que si va a llegar, ¿qué va a pasar, qué va a pasar?

La situación ya me pone mal, me va a matar, me va a matar

... Me imaginaba tú y yo en París (París)

Con la foto del recuerdo en Miami (Miami)

Me tiene jodí'a la mente, shawty (shawty)""""

2

Tiempo de Ye Ye.

La ambulancia entró en el galpón; de ella descendió el sacerdote, que se quitto la máscara, dejando ver la cara de Ken....

Ye Ye despertó adolorida para encontrarse con la angustiada cara de Ken.

-- Iwo...Ken me duele todo.. ¿Cómo me conseguiste?.

-- En realidad tú me conseguiste a mi.

-- Quiero explicarte...

-- Yo no fui sincero contigo otra vez-- dijo Ken desilusionado obviando que le mintió hasta en el nombre

-- Ya se que sabes desde siempre que mi padre es Lai Chong Wisang.-- dijo ella viéndose en un espejo de mano. Estaba pálida, pero igual de bella. Tenía una pierna enyesada y estaba casi como una momia de tan vendada.

-- Lo averigüé de la peor forma. Hace años Trabajaba para tu padre y me enamoré de ti. No me importó la diferencia de edad.

-- El es un sociópata .Tu lo conoces. Sabes que es una mente brillante pero incapaz de tener algún sentimiento.

-- Eres su hija. Es lo único que quiere en éste mundo.

-- El contrata bailarinas desnudistas; lo roban, lo estafan.. Mi padre cree que tiene 40 años. Se toma unos brebajes extraños para rejuvenecerse...Pero ya es un hombre de edad y debería estar tranquilo viendo el futbol mundial.

-- ¿Y que pasó con tu madre?.

-- Era una actriz de películas XXX; el la contrató y la embarazó inmediatamente. Cuando ella me tuvo, trató de denunciarlo, fue donde una de las triadas de Macao y la descuartizaron regándola por todo Macao. Todo el mundo cree que el la mató. En realidad El perdió la razón porque estaba enamorado de ella. Para destruirlo, las triadas se vengaron en ella.

Eso fue lo que me dijo cuando tuve uso de razón; por eso estoy con él tratando de controlarlo. Hay 675 órdenes de arresto semanalmente  contra el. Por eso nadie debe saber que soy su hija; pues es mi deber arrestarlo.

-- .¿Y le crees ese relato de Wattpad,Booknet  e Inkitt que te dijo?. Obviamente ese relató de tu madre es mentira en cada letra.

-- Honestamente no lo se. Ahora te busca; dice que le robaste la cosa esa con la que haces dinero como loco.

-- Si se la robe. En manos de Lai Chong Wisang sería el fin de la humanidad.Son criptomonedas que pertenecen a la Hermandad del Corazón de Jade. Y te colocó un rastreador para encontrarme.

--No recuerdo que lo haya hecho. Revísame..no sé si me lo colocó.

-- Ya lo hice. Tenías tres localizadores.

-- ¿Pero como? -- preguntó con un gesto de dolor...

-- Uno es de la policía. Otro de Lai chong Wisang...El otro la verdad no se..

-- ¿Melissa?..

-- Déjame decirte que tu amiguita Melissa se casó con tu papá .

-- Él me lo dio a entender.

-- Lo que oyes.

-- La van a descuartizar por culpa de el.

-- No lo creo.

-- Iwo....Abrazame...Estoy muerta de miedo. Le tengo miedo a los aviones, ratones y estar sin ti.. tu lo sabes.

Ken..se acercó y la besó.

-- He vivido en el filo de la navaja. No me decepciones.

-- Nunca.. Ponme todos los detectores habidos y por haber.  Hay que salvar a mi amiga  a Melissa. Mí padre es muy inmaduro e  irresponsable.No debemos volver a Hong Kong. Vámonos a Xinyi Zona Comercial de Taipei,alquilamos un apartamento y vivimos en paz.

-- Ya te los coloque. Y no podemos irnos a vivir a Taipei?, Las cosas pueden complicarse por ahí...

-- ¿No Confías en mí?.

-- A veces-- susurró él con un beso lleno de promesas...

Ambos sonrieron.

-- Lai Chong No te utiliza. Ya lo comprobé.

Ye Ye lo miro seductoramente y paso su lengua por sus labios.

-- Te neuro hipnoticé..-- aclaro Ken mirándola intensamente-- tampoco sabias de los neurotransmisores dentro de ti.

-- ¡Eres capaz!..mira que dicen que si uno hace el amor no se cierran las fracturas y tú ahora eres muy apasionado.

-- Más tú.. Tranquila... Tenemos que volver a Hong Kong.. Pero antes debo encontrar a un grupo que... Digamos..me debe una grande. Una inmensamente grande.... Lo primero es lo primero.

-- Con cuidado.. Con cuidado... Estoy tan excitada..Nunca me lo has hecho en silla de ruedas ..

3

Tiempo del virrey en época del conde Qiang

El virrey caminó por los amplios pasillos del palacio. Llego a la zona prohibida. Dos amplias puertas de bronce cerraban el paso. Extrajo una inmensa llave y abrió las puertas. Vio a sus espaldas y luego entró, cerrando las puertas detrás de si.

Abdelavis lo miró y le dijo.

-- Sabes que me estoy jugando todo. Me descubren y no lo voy a contar.

El hombre le hizo señal de silencio con la boca; luego le regaló una sonrisa tranquilizadora.

-- Hoy te ayudaré a que cruces el portal...

4.

Tiempo de Melissa en Hong Kong actual.

Melissa estaba aislada en una celda aparte. Sería trasladada a tribunales.

-- La próxima vez que vea a alguien con 4 brazos ni pendiente. No logre nada, me casé con una momia y estoy presa, no sé ni de qué. Si salgo de esta, más nunca saldré de mi apartamento. De paso soy la reina indiscutida de todas las relaciones "throning", nadie puede decirme que  no subí de status en mis citas.

A media noche fue introducida en una van Mercedes Benz sprinter cerrada y sacada del cuartel general de la policía

Marchaban por el puente Tings Ma cuando un cohete impacto contra la van, volteándola 2 hombres con 2 aerosoles le dieron una rociada a la puerta, desprendiéndola totalmente.

Melissa salió tambaleándose por la puerta para conseguir una camioneta Suv Rolls Royce blanca y en medio de la vía a Lai Chong Wisang

con 2 copas de cristal cuarzo en una mano y una botella de champán en La otra; un hombre enmascarado se le acercó entregando un gigantesco ramo de rosas


-- Mi princesa bella preciosa. Perdona la demora..

-- dijo sonriente el Dr Lai Chong Wisang a la estupefacta y desorientada Melissa..

-- dijo sonriente el Dr Lai Chong Wisang a la estupefacta y desorientada Melissa

Era Lai Chong Wisang.. Pero no era igual.. Para nada.. Parecido al Lai Chong Wisang de horas antes


Parte 42 y 43 Parte A

Tiempo de Rai Chai 






RaiChai

 Era lo que puede decirse un obsequio para la chica que quisiera tenerlo. Tranquilo, buen estudiante, sencillo, una estructura muy normal; de esos chicos que se ponen un trapo, despeinado, o bien vestido lucen bien.

Tenía de herencia un buen apartamento, estaba a     punto de graduarse de economista en la Universidad ,con dos teletrabajos más o menos estable. El chico promedio, bonito, solitario de Hong Kong.       Y porque estaba solo?. ¿Por qué no había alguien a su lado?. No era un chico inmerso en inestables "amores líquidos".Era demasiado tímido y no sabía descifrar ni de lejos el lenguaje de gestos y sonrisas que usan las chicas para dar a entender que puedes acercarte un poco más. Recibía sonrisas, saludos y gestos de bellas compañeras de salón y simplemente Rai Chai era analfabeto en ese misterioso lenguaje

Tampoco era víctima de "Emofilia"; las obsesiones por otra persona. La realidad fue un proceso por partes hasta que desde la secundaria, de una manera cruel y despiadada, sin pedirle permiso , ni entender el sufrimiento que le causaba; un día cualquiera de otoño, mientras Melissa Feng volvía en la tarde de clases, ella se llevó el alma, la razón, los sentimientos y vida de Rai Chai;  de la misma manera nunca se los devolvió. Mil veces él buscó el valor para decírselo, murió 30 veces en vida por cada hora al verla con un chico acompañándola; por su parte, buscó desesperadamente otras chicas, tarea imposible.

 
Melissa Feng estaba insertada con clavos malignos de desbordado y genuino amor en su alma. No podía dejar de pensar en ella, soñaba con ella, vivía pendiente de ella, se despertaba pensando en ella y se acostaba con la sensación de otro día más sin ella .  Su vida revivía cuando a veces se encontraban en el ascensor, ella con su uniforme de policía marchaba a trabajar, dejándole unos buenos días que eran todo el combustible necesario para afrontar el día.

Se dedicaba a verla cuando hacían guerras de Kareokee los domingos en la tarde en el área común del edificio


Como un tonto ,todos  los sábados marchaba hasta la esquina donde ella dirigía el tránsito para contemplarla,

Como un tonto ,todos  los sábados marchaba hasta la esquina donde ella dirigía el tránsito para contemplarla,

 totalmente hechizado, absolutamente enamorado.  




Soñando despierto que algún día estarían los dos en esa mesa conversando en una cita BYOB, haciendo cupcakes o arreglos florales, mientras veía como se las ingeniaba para conquistarla

Soñando despierto que algún día estarían los dos en esa mesa conversando en una cita BYOB, haciendo cupcakes o arreglos florales, mientras veía como se las ingeniaba para conquistarla

No tenía fuerzas para luchar contra eso. Raí concluyó que nació enamorado de ella;  estaba seguro de que no soportaba seguir con esa angustia, con ese dolor,  decidió decírselo. Ya no importaba más.

Con esa firme decisión estaba, cuando en el cafetín de la escuela de negocios de la universidad de Hong Kong vio la noticia en el noticiero de la mañana de HKS TV noticias

""""Peligrosa delincuente es rescatada en operación comando""

. Mostraba una foto de Melissa Feng, un video con múltiples luces de la policía y bomberos, dos ambulancias retirándose presurosas de la escena y una van incendiada.2 policías heridos y una fenomenal congestión vehicular en todo el puente Tings Ma."""..

Nadie le hizo caso a la noticia; menos él, quedando como una estatua, paralizado por el impacto de la noticia.

El no era un tipo de aventuras, ni de lanzarse al vacío desde la azotea de un rascacielos amarrado en la cintura por una soga. Pero una decisión superior a sus fuerzas le dijo que la noticia era mentira, que Melissa Feng estaba en algún sitio de Hong Kong; el debía encontrarla, salvarla y decirle que estaba enamorado de ella.

-2-

Tiempo de Qiang

Qiang Ling no celebraba la victoria. No se había puesto armadura para protegerse en la batalla. Atacó personalmente en el sitio más peligroso y con su estandarte para ser fácilmente identificable

Buscó una vez la esquiva muerte y decepcionado, triste, salió a las afueras del castillo a tratar de hacer lo imposible, serenar su alma por cinco minutos

. Buscó una vez la esquiva muerte y decepcionado, triste, salió a las afueras del castillo a tratar de hacer lo imposible, serenar su alma por cinco minutos .

Así que ante la multitud que se aglomeró frente al castillo para celebrar la victoria; el Conde Qian Qianglin se colocó estrictamente jerárquico detrás de su esposa. Akame era una legítima princesa; para ella eran los vítores , 


Por la alegría del triunfo, la lluvia de pétalos de rosa  y Qiang se limitó a acompañarla

Por la alegría del triunfo, la lluvia de pétalos de rosa  y Qiang se limitó a acompañarla. Siendo un Conde logró casarse con una Princesa. Y porque? Nada más porque era inmensamente más rico que el Rey. 

Terminada la ceremonia y para que no quedara dudas, Qiang Qinling se arrodilló en gesto de sumisión y obediencia ante Akame, quien intento inútilmente de levantar a su marido. Así que quedaba bien claro y para todos entendidos.Akame mandaba y gobernaba la provincia.

-3-

Akame y Hang Hing hablaban una vez más en la puerta del pasadizo secreto del Castillo de Qiang

-- Es necesario que le des el veneno lo más rápido posible a Qiang Ling.

-- ¿Y por qué?.. Las circunstancias cambian las prioridades... Qiang Ling te dio la paliza de tu vida y quedases en el mayor de los ridículos con esta espantosa derrota.

-- ¿Tú también me traicionas?.

-- Me parece que eres tu peor enemigo. En cambio, yo soy la esposa del héroe de la provincia.

-- !¡Maldita bruja!.

-- Estás muy devaluado Hang Hing-- le dijo Akame con una despectiva sonrisa 

-- El no te ama.

-- Ni yo a él. Somos el matrimonio perfecto. Por lo tanto, me quedo con mi marido. Elevado a los ojos del emperador, fuerte, rico, bello, poderoso y mío... Todo mío.

Hang Hing derrotado con una nueva humillación, se retiró y Akame se dirigió a la entrada secreta.

Antes de entrar dio la vuelta sobre si misma y miró, escudriño atentamente la oscuridad circundante. Luego entró al pasadizo.

Un rato después, Qiang Qiangling  emergió de las sombras y raudo penetró en otro pasadizo...Un nuevo hachazo a su alma. Lo había escuchado todo.

.
Tiempo de Ye Ye.

Realmente Ken Zhao tuvo que admitir que pasara lo que pasara. Nunca, Jamás e imposible dejar a Ye ye

Nunca, Jamás e imposible dejar a Ye ye

 








El actor y modelo Zuho es quien caracteriza al personaje Rai Chai...

 




Parte43 Parte B

En los tiempos del Conde Qiang Ling...

Kathy y Thomas habían estado evadiéndose, también Mei To no dejaba nunca solo a Thomas.

Inevitablemente, ambos se encontraron en el amplio pasillo al comedor ceremonial, Kathy trató de continuar y Thomas le cerró el paso.

-- Es necesario que entiendas.-- empezó por decir angustiado ,enloquecido al verla vestida en la moda del tiempo en que vivían.

-- Claro que entiendo -dijo furiosa Kathy-- quieres que acepte el papel prefijado por ti. Una moneda al aire. Cara es esposa y ya la tienes, sello es concubina y es el puesto libre con mi nombre. No soy sobras de nadie..

-- No seas terca. Sabes que no es así. Las circunstancias. Estoy claro que Mei To tiene una dependencia emocional conmigo.

-- Que tiene como procedimiento de curación largas y depravadas sesiones terapéuticas de sexo salvaje; como parte del proceso estás planificando un trio. No cuentes conmigo.

Thomas, dolido y abrumado, hizo para apartarse.

Ella azorada trató de irse rápidamente y se trabó con la alfombra, y para no caer buscó agarrarse adonde sea, que no fue otro sitio, que en los brazos de Thomas, quien no perdió oportunidad; apretándola con sus fuertes brazos ,tomó golosamente sus labios, dándose un apasionado y ardiente beso de fuego, que ambos deseaban y que el destino se los brindaba.

Terminaron el momento y Thomas susurro.

-- Estoy malditamente enamorado de ti.

Kathy dio un doloroso grito de dolorosa  angustia, de la pasión del amor y zafándose violentamente de sus brazos, pudo huir desesperadamente mientras lágrimas de agonía rodaban por su rostro

Mei to los había visto en secreto. Suspiro. No se engañaba. Ella era la tercera, la que sobraba entre ellos dos.

-2-

Tiempo Actual...

Ray Chai

estaba enterado que en Hong Kong se vendían unos 900 Rolls Royce al año

 estaba enterado que en Hong Kong se vendían unos 900 Rolls Royce al año. Y el Rolls Royce Cunigan no era de los que se vendían muchos...

Rai Chai empezó a buscar y reducir posibilidades... La gran mayoría de esos vehículos estaban en los nuevos territorios.. No era fácil, pero no imposible... La policía buscaría.. 

¿Y como sabía él de un Rolls Royce involucrado?.. Por su trabajo... El de una empresa de búsqueda de autos robados y precisamente ese era uno de sus dos trabajos de Telehogar.. Revisar cámaras de vigilancia en Av principales de la ciudad... Detectar vehículos robados. Vio el video de seguridad del puente.. Vio a Melissa.. Vio el hombre.. Ella luchaba contra dos hombres que la atrapaban y vio cómo luchaba contra dos hombres que la atrapaban. Vio al hombre obligarla a tomar la copa. Vio como ella se desmayó. Observó cómo abandonaban la zona. Los siguió por las cámaras de seguridad en los semáforos, Vio como llegaban a los nuevos territorios. Lo vio por las enmarañadas calles de la zona montañosa del sur...

-- Te voy a encontrar-- Dijo Ray.

- 3-

Tiempo del Conde Qiang Ling..

El Conde contemplaba la belleza de Akame..Si la llegaba a llevar a una recepción real, Akame levantaría pasiones , depravados amores de todo  tipo entre hombres y mujeres de la nobleza... El perfil de la mujer era para admirar por horas y la belleza de su cuerpo era para lograr una obsesión sin límites.. ¿Qué era lo que le impedía amarla?...

Simple... El Quería morir....

-- Akame.-- llamó a su esposa

-- Dime bien mío-- dijo ella acercándose junto al Conde , arrodillándose junto a él y colocando sus manos en las rodillas de Qiang Ling

--Han ocurrido muchas emociones. Sé que preparas un ponche muy relajante.

-- No eres muy asiduo a los ponches. Un buen vino de arroz es más conveniente.-- sugirió ella.

-- Akame.-- la nombró  él.

-- Está bien..-- dijo ella levantándose con la gracia de un cisne y caminando a la sala del cuarto. Akame no preparó el ponche dándole la espalda a Qiang... Lo hizo totalmente frente a su marido.

Cuando le llevó la infusión, Qiang Ling le dijo.

-- Akame. Yo te tengo confianza.-- le dijo viéndola directamente, mientras se bebía la infusión.

-2-

Mek-su estaba frente a las nueve puertas de la meditación perfecta.

-- Tu error te condena... Cerraste tu alma al amor; encadenaste una vida que merecía ser feliz a tu lado, a un mundo de sombras y dolor.-- dijo la voz en el lugar de no tiempo y no dolor

Mek Su oculto, su rostro con tristeza, su mirada y musito.

-- Me asustó la vorágine de su amor. Era una niña ; el castigo de mi alma es estar prisionera en un castillo y decirle "Te amo", "aquí estoy para ti" y darle todo lo que le negué. Está con Akame, quien no lo quiere, lo traiciona, él lo sabe . Quiere que ella lo maté para estar conmigo. Akame no lo mata para que siga sufriendo y no pueda llegar a mis brazos...

-- Hay que compensar. Dos almas gemelas siempre se encuentran y compensan. Complementarás ahora y compensarás después en conciencia total. -- dijo la voz más allá del divino portal.

Mek su se preguntó.

-- ¿Porque estoy.... Sintiendo.... Dolor??.

-3-

https://youtu.be/2xydd8OOI8Q

Sintió que se ahogaba. Desesperada nadó hacia arriba

, tosiendo y buscando desesperada respirar vómito agua, tratando de respirar agarrando bocanadas de agua

 , tosiendo y buscando desesperada respirar vómito agua, tratando de respirar agarrando bocanadas de agua. Cómo pudo salió de la piscina, sintiendo ondas de frío y dolor.

Eso solo significaba una cosa... Estaba viva.. Nuevamente estaba viva..

-- Volví, vengo a recuperar lo que es mío, mi, hija...y mi amor... Mi único amor.. él es mío y nadie me lo quitará -- dijo Mi suk saliendo desnuda del inmenso estanque de agua caliente del castillo de Qiang.

-- Tengo hambre.. Tengo deseos..me duele el vientre..


Para caracterizar al Dr Lai Chong wisang hemos escogido al consagrado Chow Yun-Fat

Para caracterizar al Dr Lai Chong wisang hemos escogido al consagrado Chow Yun-Fat


PARTE 44








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Parte 44

Segunda edicion

Segunda Temporada

TIEMPO ACTUAL:

-- Usted tiene que entender que esto no es normal-- dijo Melissa sentada en el otro extremo de la mesa.

El anciano la miró y no le dijo nada, solo tomó un poco de vino y le dijo.

-- Te propongo algo...Es la solución honrosa a todo esto. Reconozco que hay ciertas diferencias de edad entre nosotros.

-- Y pretende tenerme feliz con ropa cara, joyas y un stripper contratado para que me haga el amor después que usted me narcotiza.

-- Bueno. Salvo algunos detalles, supongo que es lo que muchas chicas quieren.

-- Yo no.. Por su culpa perdí mi carrera policial.

-- Es un mal entendido . Puede arreglarse.-- repuso el hombre con una comprensiva sonrisa.

-- ¿Qué propone ahora?.

-- Voy a devolverte tu libertad. A cambio de ..un  poco tiempo para distraerme. Ser un anciano es muy monótono. Poco sueño, dificultades de escuchar y orinar.! ¡Y pare de contar ar!

-- Por favor. Debería respetarse!. Fácilmente puedo ser su bisnieta.

-- Algo así. Pero no lo eres

La joven guardó silencio.

-- Veras. Es una apuesta. Tú apuestas algo y yo apuesto algo.

-- Detesto las apuestas.

-- Te estoy dando una oportunidad. Es para complacer a un anciano solitario. Míralo de esa forma.

Ambos guardaron silencio otra vez

El Dr habló.

-- Está bien. Yo apuesto 100 millones de dólares de Hong Kong, 3 kilos de oro, y tu libertad plena todo para ti... Es un juego nada más.

-- Escuche... déjeme ir. Se que si usted no quiere que lo vean, nadie lo encontrara; no tengo posibilidad de hacerle el más mínimo daño. Yo no le diré a nadie que se donde se esconde. Porqué no tengo la menor idea de cuantos escondites tiene. Es la realidad. No lo busqué... Usted me secuestro

-- Sígueme-- le dijo Lai Chong Wisang, levantándose de la mesa.

-- ¿A dónde vamos?.

-- A la puerta. Te acompaño a la puerta... eres libre de irte.. pensé que lo nuestro podía funcionar. Pero entiendo que no es posible. No quieres, no puedo obligarte. Con eso te demuestro que lo mío contigo no es un capricho obsesivo de un viejo loco.

Estupefacta y sin creerlo, ambos descendieron por la vereda y llegaron a la calle.

-- Me da mucha pena con usted. Es un hombre solitario que compra compañía por dinero-- le dijo Melissa.

-- No te preocupes. Contrataré esta noche un espectáculo Drag Queen para distraerme.. Es la una y 20 minutos de la tarde.-- dijo viendo su Rolex de oro.

-- Si. También va a llover.

-- Bueno. Ya sabes en 24 horas tendrás lo que te ofrecí.

-- No quiero nada. Sólo irme a la policía a solucionar el lío en qué estoy metida.

-- Pues hecho esta.. yo apuesto lo que dije anteriormente. Tu apuestas con tu vida.

-- Qué es lo que dice?.-- pregunto viendo la extraña sonrisa del hombre.

-- Una apuesta. yo te pago lo ofrecido si duras viva 24 horas..si te atrapo en 24 horas tu me das tu vida. Tienes 20 minutos de ventaja. Es una de las tantas apuestas de 24 horas de Hong Kong... las otras no pagan tanto ni dan tantas oportunidades como yo.

Melissa en principio no comprendió. Hasta que entendió al ver la expresión y sardónica sonrisa de Lai Chong Wisang y desesperada comenzó a correr...

I

TIEMPO DEL CONDE QIANG:

Akame despertó y vio el conde terminando de vestir.

El dio vuelta para salir y ella le dijo.

-- Bien mío. Detente un momento.

Qiang se detuvo y ella presurosa saliendo de la cama tocó su rostro.

-- Qiang -- dijo admirada-- !Por el divino cielo!..!Que hermoso y bello estas!.

-- Gracias Akame. Muy amable de tu parte.

El Conde se despidió con un gesto dejando confundida a Akame en medio del cuarto. Realmente era como si viera por primera vez a Qiang y se sintió orgullosa de ser su compañera..

Qiang Ling salió al pasillo y vio a sus sirvientes arrodillados junto a la puerta de una de las habitaciones. La puerta estaba abierta. Qiang corrió presuroso y dijo casi fuera de sí de la rabia.

-- He prohibido que esa puerta este abierta.-- dijo entrando en la habitación y estupefacto miró.

Entró a la habitación de Mek Su por primera vez en casi 25 años. Con un estremecimiento en su cuerpo vio la cama y la escena de la traición entró nuevamente en su alma para partirla en mil pedazos de dolor.

El guardarropa de ella estaba abierto. Si alguien en el mundo sabía cuantos trajes y zapatos tenía ella; pues era precisamente él

-- Falta un traje-- dijo tras una rápida ojeada. Miró y vio a sus sirvientes arrodillados con la vista fija en el piso.

-- ¿Quién fue? Es una estupidez. Es ropa que era de una quinceañera. Si alguien necesita un traje con solo pedirlo se lo hago confeccionar-- preguntó el conde.

-- Nadie fue -respondió la jefe de los servicios.

-- Doy mi solemne publica palabra de no darle ningún castigo; sólo quiero saber por que lo hizo.

Un silencio sepulcral invadió el ambiente.

Akame entró a la habitación. Primera vez que lo hacía y se abrazó.

-- La muerte, la vida, La pasión-- susurró Akame con una estremecimiento viendo a Mek Su parada en un oscuro rincón del cuarto

--

II

Melissa para correr mejor se quitó y botó a cualquier parte las zapatillas y a su lado llego Rai Chai en una motoneta eléctrica..

Sacando valor de donde no tenía Rai evitando tartamudear y rojo como un tomate le dijo.

-- Hola. Soy tu vecino Rai. Vengo ayudarte.

Melissa lo vio y reconoció. Se incorporó en la moto y le dijo.

Se incorporó en la moto y le dijo

-- Se quien eres. Eres mi vecino ,El chico del ascensor y el que los sábados que se la pasa viendome trabajar en mi esquina asignada...Llévame fuera de Hong Kong.Ya de inmediato...

Continuara y te invitamos a apoyar igualmente estos trabajos que hemos colocado para ti


Continúa leyendo aquí en el enlace  el Capitulo 45
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La Biorefineria Capitulo 2 y 3

Novelas Por Capitulos --- **III** [ https://youtu.be/tDB1qjmIW6 I]* Chrysolo, con la ayuda de sus panas revolucionarios, juntó algo de...