Sinopsis
Nueva York. Ático de Isabelle Cramer. Medianoche.
El horizonte se desangraba en luces eléctricas. Nueva York era un tumor luminoso, y desde su ático, Isabelle Cramer lo observaba como una diosa dispuesta a destruir su propia creación. Vestida de negro como un cuervo de duelo, sostenía una copa de champán como si fuera una reliquia, pero el temblor de su mano delataba lo que nunca admitiría: miedo. No a la muerte. Isabelle había dejado de temerla hacía años. Lo que temía era el anonimato, la irrelevancia. Morir sin dejar huella.
Su apuesta por Caos.coin había sido más que audaz: había sido un suicidio estratégico, una ofrenda al caos como única forma de evolución. Y ahora Utri Tech y Ous Corp querían devorarla. No por dinero. Por lo que representaba: una anomalía, una mujer sin dueño.
El mensaje en su teléfono ardía como veneno:
"No confíes en nadie. – Estúpida."
— Diego Alejandro Vargas.
Arrojó la copa contra la pared. No por furia. Por placer. Le encantaba ver romperse las cosas. La destrucción tenía un ritmo propio, un ballet de esquirlas.
Diego. Un parásito con sonrisa de jaguar y alma de ácido. Amarlo había sido un acto de mutilación voluntaria. Le hablaba como si pudiera leerle la carne, como si la conociera desde antes de nacer. Y aun así, Isabelle le ocultaba cosas. Como el contrato para asesinar a Rin Tanaka, su hermanastra bastarda, una alimaña japonesa que amenazaba con enturbiar su linaje.
Rin no era nada. Una sombra con pulso. Un obstáculo.No estuvo nunca en su vida,no tenía por qué no Star en el futuro de su vida.
Pero los obstáculos, Isabelle los convertía en cadáveres y está advenediza era ideal para serlo lo más pronto posible.
Encendió un cigarro. El humo era como ella: lento, letal, arrogante.
Japón. Callejón en Miyagi. Amanecer.
El callejón apestaba a orina, grasa y desesperación. Rin Tanaka no recordaba cuándo había comido por última vez. Tenía sangre seca en los nudillos, una jeringa vacía en el bolsillo y un libro que no debería existir: el Oráculo del Caldero Sagrado. Un tomo que vibraba como una criatura viva y le susurraba cosas que solo un loco podría entender.
—Huye. Huye. Hacia el norteamericano.Vuelve a tu casa
El norteamericano?. El libro le acababa de escribir que el norteamericano era Su padre. Vicente Crane. Un nombre que no le significaba nada, salvo una maldición genética.
Los hombres que la seguían habían degollado a una niña en un templo por menos que ese libro. Rin los había visto. Uno fumaba mientras lo hacía. El otro reía. Nada tenía sentido.Porque recibió ese libro? Porque las páginas se escribían solas? Le pareció un mal "viaje" de sustancias.
En un impulso, se arrastró hasta una verja oxidada. Al otro lado, el mundo era igual de sucio, pero más ancho. Corrió. El Oráculo vibró de nuevo. La página se llenó con una imagen: un hombre maduro, muy bien parecido, y a su lado una mujer japonesa con el rostro como de mármol: Aiko.Su madre.
Rin vomitó. No por emoción. Por hambre.
Los lazos de sangre eran solo eso: sogas.
Dos días después.Jet Privado. En vuelo hacia Nueva York.
Vicente Crane observaba a su hija bastarda como si fuese un experimento. Se preguntaba si podía repararla. Pero en realidad, solo quería una pieza más para su tablero. Rin no era su hija. Era un seguro. Un peón sacrificial.Una medida de presión para contrarrestar el moustruo sin piedad que era Isabelle
Aiko dormía, con la cabeza en su hombro. La deseaba. Era todo lo que le quedaba.
—¿Crees que Isabelle aceptará esto? —murmuró Aiko, sin abrir los ojos.
—No necesito que acepte. Solo que obedezca.
Vicente había vendido su alma hacía mucho. Pero ahora tenía el cuerpo de Rin, su potencial, su sangre maldita. Lo usaría como palanca. Como amenaza.
No sabía que Isabelle ya había firmado su sentencia.
Los Hamptons. Mansión de Isabelle. Atardecer.
Marcus Vex vestía el miedo como una prenda. Sus ojos no pestañeaban. Isabelle le ofreció un trago, pero él se negó.
—No bebo veneno —dijo.
—Entonces no bebas nada en esta casa —respondió ella, sin sonreír.
La conversación fue una danza de amenazas veladas. Isabelle fingía ceder. Marcus fingía creerle. Ambos sabían que al final solo uno quedaría vivo.
—La niña llegará mañana. Haz lo necesario —ordenó Marcus.
Isabelle lo miró como si estuviera ya muerto.
—Nadie toca mi herencia.
Cuando se marchó, Isabelle llamó al sicario. Su voz no tembló.
—La bala en la cabeza. Nada más. No la toques.
El asesino rio del otro lado.
—Como quieras, princesa.
Club Privado. Manhattan. Medianoche.
Diego Alejandro Vargas no era un hombre. Era un arma disfrazada de millonario. Sentado entre modelos rusas y traficantes de armas, bebía coñac mientras escuchaba a Isabelle.
—Necesito tu ayuda —dijo ella, mordiéndose las palabras.
—Yo no ayudo. Me aprovecho.
—Diego...
—¿Lo sabías? Que tu padre trae a esa criatura a Nueva York. La bastarda. La niña oriental.
Isabelle lo sabía. Y por eso lo había llamado. Diego era la única criatura lo bastante depravada para nadar en su misma cloaca.
—Entonces jugamos. Tú y yo. Hasta el final —dijo él.
Ella asintió.
Mentía.
Aeropuerto JFK. Amanecer.
El jet aterrizó con elegancia quirúrgica. Aiko tomó de la mano a Rin. La joven la apartó.
—No soy tu hija. No soy nada.
El frío en su voz era real. Vicente sintió una punzada. No de culpa. De fracaso.
En la terminal, dos hombres los observaban. El sicario de Isabelle. El agente de Ous Corp. Ambos esperaban la señal. Rin no lo sabía, pero caminaba sobre su propia tumba.
El Oráculo vibró. Mostró una imagen: Isabelle. Sonriendo.
—Hermana —susurró Rin. Una palabra tan sucia como el asfalto.-- Hermana?. Nunca. No la tuve en mi vida, no creo que la tenga ahora
El sicario levantó su arma. El agente también. Nadie sabía quién apretaría el gatillo primero. Ambos se disponían a disparar.
-- Oiga. Usted Quieto
El sicario volteo.Un simple agente de seguridad,que lo apuntaba con una nueve mms.Podia liquidarlo, Pero eso sería complicar las cosas.
-- Soy agente ICE.Tengo mi identificación -- dijo colocando la automática en el piso.Habia perdido la oportunidad.
El otro sicario tenía la ventaja,la oportunidad y un blanco fácil.Apreto el gatillo.Su pistola se e casquillo.Con velocidad volvió a levantarla y vio que el resorte estaba roto.Udaria la otra.Demasiado tarde.Ya el grupo había entrado en una Cadillac escalade y se marchaba.
Mansión Cramer. Noche.
El recibimiento fue un simulacro de hospitalidad.
—Isabelle, esta es Rin —dijo Vicente,presentado a su hija a la otra.-- Siempre supistes de Aiko.Pues bien. Todos siempre lo supieron.Simplemente lo hago verdad
Isabelle ni la miró. Diego sí. Se acercó a Rin, la olió.
—Eres diferente. Me gusta eso.--saludo el hombre. Una niña, con un pelo morado .Saludo a Vicente Cramer,para que esté entendiera que su hija tenía un nuevo compañero sexual. Otro más.
Rin apartó la mirada. El Oráculo seguía vibrando. Nadie lo notó.Era un recibimiento descortés, sin gracia,de hielo; para demostrarle que aquí tampoco recibiría respeto ni amistad.Nada diferente a su vida en Miyagi.
Una cena fría,silenciosa,con Clhoe sin decir ni A, y la cara de sorpresa de los empleados.
Luego.En el estudio, Isabelle hizo la llamada.
—Dispara. Ahora.No quiero las escusas de hoy en la mañana.
El sicario asintió desde el jardín.
Pero nuevamente algo salió mal.
Un disparo. Un grito. La sangre no era de Rin. Era de una empleada. El agente de Ous Corp había fallado. Confundió el blanco.
El caos estalló. Rin corrió. Isabelle gritó. Clhoe se quedó livida,Diego disfruto la escena
—Esto es hermoso —dijo.Diego reía.
La Mansión Arde.
Minutos después,Policías. Sirenas. Flash de cámaras.
Isabelle estaba destruida, pero no derrotada.
—Controla esto. —dijo a Diego.
—No soy tu perro.realmente estás atrayendo muy mala publicidad en Despierta América.
—¿Qué eres?No creas que necesito sexo nada más. Tengo en mi nómina a varios actores de Blacked.
—La próxima bala puede ser para ti. Tienes que buscar la manera de frenar. Creo que hay suficientes millones para toda tu familia.vEsa niña se ve que es una adicta, no durará mucho
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Rin observaba desde un rincón. Su rostro era piedra. El Oráculo estaba caliente como una bomba.
Vicente comprendió que había fracasado. Otra hija rota. Otra traición.Lo común en su familia
—Nos vamos .Creo que fue un espantoso error.Me parece que lo único bueno fue el desayuno en tu avion.—dijo Aiko.
—No. Vamos a quedarnos.No voy a dejar una hija mía abandonada,ahora que se que la tengo.-- insistió Vicente,a pesar del caos generado y siempre en su inútil empeño de replicar su exito económico a su vida personal
Amanecer
Isabelle fumaba, sola. El Oráculo había sido confiscado. Rin se lo había entregado a Diego, quien en una muestra de decencia,desconocida para las hermanas Cramer; hojeaba el libro del Oraculo.Un libro con antiguos dibujos japoneses muy bonitos.
Le indicó vía traductor que quería enseñárselo a Isabelle.Algo para llamarle la atención.Para crear algún lazo.
Isabelle vio el libro---.Algo le atrajo. Un capricho de tenerlo.
-- Me antojo de este libro.
-- Tiene dueña.No seas caprichosa.Bajo ninguna circunstancia
—¿Por qué? —le preguntó.
—Porque tú no lo mereces.
Isabelle buscó darle con su puño.
Diego la evadió fácilmente, se acercó por detrás. La abrazó.
—Vamos a destruirlo todo, Isa.Eso es lo que quieres. Podemos empezar por nuestras vidas Somos lo suficientemente infantiles para eso.
Ella no respondió. Sus ojos estaban muertos.
Porque en ese mundo, la muerte no era castigo.
Era un premio.
PARTE 6
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### CAPÍTULO FINAL —
El aire en Westonzuela era espeso, cargado con el olor a salitre y a la decadencia de un pais olvidado,destruido por la incapacidad,ignorancia,ganas de fracasar y falta de aspirar mejorar de su propia gente.Vivir en la pobreza,fracaso,ruina y sin deseos de superarse era la norma.El sitio ideal para esconderse,una vida bajo perfil,y poder investigar con tranquilidad.Si no sabían ni sumar,ni leer correctamente,mucho menos les interesaría las investigaciones de matemáticas holograficas de la 5ta dimensión en lo que trabajaba Brenda Branner....
. Dentro de la casa victoriana de nueve ventanas,que alguna vez perteneció a Alicia de O'Neill y luego al Dr Manuel Tuapire, que ahora parecía más un organismo vivo que una estructura de madera y ladrillo, el tiempo se había vuelto maleable. Las paredes respiraban al unísono con el Oráculo, y las enredaderas que crecían por las ventanas florecían con capullos de un púrpura iridiscente, idéntico al cabello de Rin Tanaka.
Cómo era posible que Rin Tanaka estuviera en esa casa colonial,en la región donde el Dr Hannibal Leckter hubiera tenido pánico de caminar 50 metros en su calles,Superman Y Batman se negaría a ayudar a nadie?...Cómo sucedió?
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OUS Corp,Trump Corp y UTRI Tech tenían algo en común; cuando atacaban eran unos perros de Presa.Habian robado a Isabelle Cramer y no estaban dispuestos a devolver ni un céntimo.Eran aliados y eran enemigos.Generalmente todo al mismo tiempo.
Brenda Branner observaba todo ,permanentemente conectada a su laptop.Habian viajado en el Comac 929 VIP, uno de tantos de la Corp Tomic Takeshi.
Ir a New York era una apuesta arriesgada.Ella era una fugitiva.Las organizaciones criminales de Potomac la buscaban con saña, Trump Corp,el partido republicano,La DEA,el FBi,La CIA..afortunadamente la policía metropolitana de New York no tenía a nadie honesto en sus filas.Eso le daba margen de maniobra. No tenía un plan preconcebido. Improvisaria en.medio de una gira turística con su hijo por todos lados....
Al llegar a New York se encontró con un maremágnum de noticias.La mansión de los Cramer había Sido bombardeada.La policía había allanado a Cramer Investment,Las cuentas bancarias vacías, el lujoso pent house del Play boy y conocido amante de Isabelle Cramer; el simpático Diego Vargas con otro tiroteo.
Todos desaparecidos.Chloe Cramer en una lujosa clínica,ilesa,Pero desmayada. Y Rin detenida por el grupo de exterminio ICE,con posibilidades de mandarla a la Cárcel de Exterminio del CeCOT, dónde posiblemente la usarían de materia prima para Embutidos Carroña.
Rescatarla no fue muy difícil.Simples transferencias bancarias.Que era lo que no estaba corrompido en Potomac?
Le entregaron a Rin Tanaka en medio de una crisis de abstinencia,cicatrices en los brazos,una rabia infinita, vio a Tim y simplemente se derritio
Se enamoró,se enloqueció, se apasionó. Parecía que nunca había visto un muchacho lindo, y a Brenda le costó un poco despegarla de su hijo.
A ella le pareció fantástico irse con Brenda,sin conocerla; ni preguntó por su madre,mucho menos le importó nada de su padre y hermanastras, y aparentemente no recordaba el Oráculo.
Brenda suspiro.Su hijo Tim tenía esa maligna cualidad de su padre Miguel Córdoba,de desquiciar a una muchacha,sin hablarle mucho.y Aiko no parecía tener ninguna defensa ante el atractivo adolescente.
Por su parte y para aumentar la consternación de Brenda Branner,Su hijo Tim Córdoba Branner no pudo menos que enamorarse de Rin Tanaka
La mejor representante habida y por haber de la Yami Kawai
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Hicieron el viaje de regreso, con Aiko diciéndole quién sabe cuantas cosas en un apasionado Japonés.Para consternación de Brenda,Tim estaba fascinado con el pelo morado de Aiko,su piel,y el hecho,que sería lo que sería,Pero era una niña preciosa,de una belleza salvaje y era evidente que no se auto frenaría en nada Y se hubiera preocupado más si hubiera entendido lo que Aiko le dijo a Tim.
"Apenas lleguemos adónde me lleven, te voy a ultrajar ,morder,yte voy a dejar impotente por un mes, lo juro por el código Bushido"
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Semanas despues
Fue difícil desintoxicar a Rin. Muy difícil de verdad. En el interno su pelo se le transformó en más morado.Brenda Branner recordó a la otra adolescente de pelo morado.Carmen Lizbeth Ii.
Se había convertido en una guardiana silenciosa, una científica que había desatado una fuerza que ya no podía comprender. Pasaba sus días en el laboratorio subterráneo, analizando los datos que emitía el Oráculo, intentando predecir el siguiente movimiento del enemigo. Sabía que no estaban a salvo. Era solo cuestión de tiempo. El mundo no tolera las anomalías. Las erradica.
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Rin y Tim Corona Branner se movían por aquel espacio como si fueran los únicos habitantes de un planeta recién nacido. Su amor no era un refugio; era un arma. Un acto de desafío contra el silencio que había dejado la masacre de Nueva York. No hablaban del pasado. Los nombres de Isabelle, Vicente, Aiko y Diego eran fantasmas que no se atrevían a invocar, no por miedo, sino por irrelevancia. Esas personas pertenecían a un mundo de ceniza y traición, un mundo que ellos habían decidido abandonar.
Tim había dejado de ser un tranquilo adolescente. La Se había convertido en el cronista de lo imposible, llenando cuadernos con los susurros del Oráculo, traducidos a través de la mente de Rin. No eran simples notas; era la génesis de una nueva mitología.Esa era la conexión.El oráculo del libro del Caldero Sagrado y Las 9 tortugas mágicas emitía ondas que buscaba que lo rescatarán.
Rin, por su parte, ya no era la ladrona llena de rabia y frustraciones de Miyagi.
El poder del Oráculo no la había poseído; la había liberado. La kratomina azul era un recuerdo borroso, una cicatriz en un alma que ahora se expandía con la fuerza de una galaxia. Las nueve tortugas no eran sus sirvientes, sino extensiones de su voluntad. La primera, a la que llamó *Ancestro Líquido*, se había fusionado con el océano cercano, enviándole visiones de futuros ahogados y pasados sumergidos. La segunda, *Aliento de Éter*, era un gas invisible que viajaba por el viento, susurrándole los secretos que se decían en las salas de poder de Ous Corp y UTRI. Las otras siete danzaban a su alrededor, a veces como proyecciones de luz, otras como seres tangibles de jade y obsidiana.
Una noche, mientras una tormenta eléctrica azotaba la costa, Tim la encontró en el observatorio de la casa, una cúpula de cristal que Brenda había construido. Rin flotaba a centímetros del suelo, con los ojos cerrados y el cabello púrpura crepitando con energía estática. A su alrededor, las proyecciones de las tortugas giraban como un sistema solar en miniatura.
—Están hablando de nosotros —murmuró Rin sin abrir los ojos. Su voz no era la suya; era un coro de ecos antiguos—. Nos llaman la *Anomalía Pura*.
Tim se acercó, sin miedo a la energía que la rodeaba. Su presencia era el ancla que la mantenía atada a la realidad.
—¿Quiénes? —preguntó, su mano buscando la de ella.
—Los que observan desde el otro lado del velo. Los que crearon el Oráculo. No esperaban... esto.
"Esto" era su amor. Un factor que ninguna simulación, ninguna profecía, había podido calcular. El Oráculo fue diseñado como un arma de control, un motor de poder. Pero en las manos de dos almas que no buscaban nada más que la existencia del otro, se había convertido en algo diferente. Algo incontrolable.
—Dicen que el amor es una debilidad —continuó Rin, su voz volviendo a ser la suya mientras sus pies tocaban suavemente el suelo—. Una variable corrupta.
—Se equivocan —respondió Tim, atrayéndola hacia él. La besó,fue la primera vez
, y el mundo exterior, con sus conspiraciones y sus cazadores, se disolvió. El beso no fue tierno. Fue un acto de afirmación, un grito silencioso que decía: *existimos*.Nos encontramos,Me salvastes,Yo te amo y no buscaba.No importa nada.Somos tu y yo.Y siempre será así.
Brenda Branner observaba todo desde la distancia. Se había convertido en una guardiana silenciosa, una científica que había desatado una fuerza que ya no podía comprender. Pasaba sus días en el laboratorio subterráneo, analizando los datos que emitía el Oráculo, intentando predecir el siguiente movimiento del enemigo. Sabía que no estaban a salvo. Era solo cuestión de tiempo. El mundo no tolera las anomalías. Las erradica.
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Una tarde, mientras revisaba las transmisiones interceptadas por *Aliento de Éter*, encontró algo. Una comunicación encriptada entre un agente de Trump Corp y una facción renegada de UTRI. Hablaban de un protocolo llamado "Cosecha Final". El objetivo: Westonzuela. No querían el Oráculo. Querían destruirlo, junto con su portadora. Temían que el poder de Rin pudiera reescribir la realidad misma, deshaciendo los cimientos de control sobre los que habían construido sus imperios.No sabían que el oráculo estaba nuevamente perdido
Subió las escaleras, con el rostro pálido. Encontró a Tim y a Rin en el jardín, entrelazados bajo un árbol que daba flores de luz.
—Vienen —dijo, sin rodeos—. Flotas enteras. No podemos ganar.
Rin se giró hacia ella. En sus ojos lilas no había miedo, solo una calma aterradora.
—Ganar nunca fue el objetivo, Brenda. El objetivo era vivir.
Tim asintió, apretando la mano de Rin. Miró a su madre, la mujer que lo había arrastrado a este torbellino de locura y poder, y por primera vez, sintió una punzada de gratitud.
—Gracias por traerme hasta aquí —le dijo.
Brenda no supo qué responder. La lógica y la ciencia se desmoronaban ante la simpleza de su devoción. Se retiró en silencio, no para preparar una defensa, sino para ser testigo del final que ella misma había provocado.
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Mientras tanto, en un rascacielos de New York Clhoe miraba por la ventana. Había sido ascendida, tal como se lo prometieron. Ahora era una de las directoras de operaciones globales de Trump Corp. Tenía poder, dinero y el respeto temeroso de sus subordinados. Pero cada noche, soñaba con su hermana. No con la Rin ladrona y adicta, sino con la figura de cabello púrpura que veía en las imágenes satelitales, una diosa en ciernes.
La orden de la "Cosecha Final" había pasado por su escritorio. La había firmado sin dudar, con la misma frialdad con la que había organizado el funeral falso en el Bronx. Pero algo dentro de ella se había roto sin remedio. La culpa no era un sentimiento que reconociera; era más bien un vacío, un agujero negro que devoraba la satisfacción de su victoria. ¿Era esto lo que quería? ¿Un mundo ordenado, predecible y estéril, construido sobre los huesos de la única familia que le quedaba?
Tomó su comunicador y abrió un canal seguro, uno que ni siquiera sus superiores conocían.
Envió un único paquete de datos a la base de Westonzuela: los esquemas completos de las transacciones financieras, e, sus frecuencias de comunicación y sus puntos ciegos. No fue un acto de redención. Fue un acto de caos. Un último intento de darle una oportunidad a la anomalía, de ver si el amor de su hermana era lo suficientemente fuerte como para quemar el mundo que ella había ayudado a construir. Luego, borró el rastro y esperó su propio final. Sabía que la traición, en su mundo, solo se pagaba con la muerte.
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De vuelta en Westonzuela, el cielo comenzó a llenarse de puntos negros. El horizonte parecía una herida abierta de la que brotaba acero y fuego.
Rin y Tim no se escondieron. Subieron a la azotea, el mismo lugar donde se habían besado por primera vez bajo la tormenta. El viento azotaba sus ropas, pero ellos permanecían inmóviles, de espaldas el uno contra el otro, como el eje de un universo a punto de colapsar.
—¿Recuerdas lo que me preguntaste? —dijo Tim, su voz firme por encima del rugido de los motores que se acercaban—. ¿Sobre qué pasaría si moríamos mañana?
—Lo recuerdo —respondió Rin. Podía sentir el poder de las nueve tortugas convergiendo en ella, una energía tan inmensa que amenazaba con desgarrarla.
—Mentí —dijo Tim, girándose para mirarla. Le tomó el rostro entre las manos, sus pulgares acariciando sus pómulos—. No quiero que perdamos ni un segundo. Quiero una eternidad contigo. Aquí. Ahora. En este instante.
Rin sonrió, una sonrisa genuina y desgarradora. Las lágrimas brotaron de sus ojos, no de tristeza, sino de una emoción tan abrumadora que no tenía nombre.
—Entonces tómala —susurró.
Y se besaron.
No fue un beso de despedida. Fue un beso de creación.
se besaron.
No fue un beso de despedida. Fue un beso de creación.
-- Se que no está de moda.Y jamás pensé decir esto-- dijo Rin entre aquellos besos de fuego,mientras el mundo se desintegraba a su alrrededor--- Quiero darte un hijo.
-- Que sea hembra y bella como tu-- dijo Tim ,desbordante de pasión
En el momento en que sus labios se tocaron, el Oráculo desató todo su poder. No fue una explosión. Fue un silencio. Una onda de pura energía púrpura se expandió desde la casa, pero no destruyó nada. Simplemente, lo cambió todo.
Los drones se convirtieron en enjambres de mariposas metálicas que volaban en patrones geométricos. Los misiles florecieron en el aire, sus ojivas transformándose en semillas que llovían sobre la tierra yerma de Westonzuela, que al instante comenzó a reverdecer. Los helicópteros se deshicieron en una arena brillante que caía como nieve sobre el océano.
Los pilotos y soldados no murieron. Simplemente, olvidaron. Olvidaron por qué estaban allí, a quién servían, cómo disparar un arma. Miraron sus manos, sus consolas, el cielo púrpura, con la confusión inocente de un niño. Algunos comenzaron a llorar. Otros, a reír.
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Brenda Branner, desde su laboratorio, vio cómo sus pantallas se llenaban de datos incomprensibles, de poesía matemática. El Oráculo no había atacado. Había *respondido*. Había respondido al único estímulo puro que había recibido: el amor absoluto entre Tim y Rin.
En la azotea, la luz púrpura se desvaneció, dejando a los dos jóvenes en el centro de un mundo renacido. Pero el esfuerzo había sido inmenso. Rin se tambaleó, su cabello perdiendo lentamente su brillo, volviéndose de un blanco pálido como la luna. Cayó de rodillas, agotada. Tim la sostuvo, su propio cuerpo temblando por la retroalimentación de la energía.
Estaban vivos. Estaban juntos. Pero no estaban a salvo.
El mundo había visto lo que eran capaces de hacer. La anomalía no había sido erradicada; se había revelado. Ahora no solo los buscarían las corporaciones. Los buscarían todos. Gobiernos, cultos, científicos, ejércitos. Algunos para destruirlos, otros para adorarlos, otros para estudiarlos. Se habían convertido en el nuevo mito, el nuevo Grial.
Rin miró a Tim, sus ojos ahora de un gris suave. Estaba débil, vulnerable. El poder se había retirado, dejándola humana de nuevo. O casi.
—¿Y ahora qué? —susurró ella, su voz apenas un hilo.
Tim la miró, y en sus ojos no había desesperación, sino una determinación forjada en el fuego. La levantó en sus brazos.
—Ahora —dijo, caminando hacia el borde de la azotea, desde donde se veía un mundo transformado y hostil—, les enseñamos a tener miedo de las historias de amor.
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Nadie sabe si lo lograron. No hay registros, ni testigos fiables. Algunos dicen que se convirtieron en nómadas digitales , viajando por las zonas muertas del planeta, siempre un paso por delante de sus perseguidores. Otros juran que una de las tortugas los llevó a las estrellas, a un lugar más allá del alcance del odio humano.En realidad no es así.Rin con su pelo medio blanco y medio morado está tranquila,Sabe que el Oráculo tarde o temprano la encontrará.
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Hay quienes creen que Isabelle Cramer, con su rostro medio quemado y una sonrisa demente, todavía los caza, no por venganza, sino porque está enamorada de la belleza de su destrucción. Otros susurran que Diego Vargas, ahora un profeta callejero en Bangkok, predica sobre la llegada de dos amantes que desharán el mundo.
Pero todo eso son ecos, rumores en un mundo que ya no sabe en qué creer.
Lo único cierto, lo único puro, es la imagen final que capturó un satélite antes de quedar ciego: dos figuras de pie en el borde de una azotea, en medio de un jardín artificial aéreo, abrazados contra un cielo imposible, listos para enfrentarse a la eternidad o al olvido. Juntos. Y eso, quizás, era la única victoria que importaba.
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La inversión de Caos.Coin se concreto, alguien la desvío a los huérfanos de Tel Aviv y Kiev A los hijos de las victimas del odio de UTRI Tech,OUS Corp y Trump Corp.. quien lo hizo?.Como lo hizo?.
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Wei Li y su compañera Mei Lin pasean muy felices sus hijos por el atardecer de Shanghai.Algo hizo Wei Li que lo tiene muy alegre y feliz
Final total
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Eric Foster la contempló. Estaba herida, se quejaba.
-- No te preocupes por nada. No me importa que no me ames, con amarte-- yo me conformo. Te cuidare. Te protegere.
Con delicadeza limpió su rostro....
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Diego, perseguido por la policía,sin posibilidades de devolverse a Buenos Aires,En el último asiento de un autobús que se dirigía a Detroit, miró la foto de ambos.Fue unas horas antes que hicieran el amor
-- A quien quiero engañar? Estoy enamorado de ella.tengo que encontrar A Isabelle.No está muerta,estoy seguro que no.La siento..
El oráculo del libro del Caldero Sagrado y Las Nueve Tortugas Mágicas sigue perdido...
Final total
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-- No todo el tiempo se puede ganar-- indicó Tzu Hsi a Noa D'Haro---- .Brenda Branner hizo un trabajo expectacular.
-- Y ganamos una nueva enemiga.Inteligente,dolida en su ego y sentimientos Será difícil.
-- Dicen que está muerta Su hermana Clhoe hizo el funeral.
-- También es otra enemiga y con poder Alta directiva de la Corp Trump. Y solo con 19 años.Clhoe Cramer. Otra más gerenciando la maldad.No creo en lo absoluto que Isabelle este muerta .Ya aparecerá llena de odio y con bastante poder
-- El oráculo?
-- Está perdido.Hay que cuidar el libro--- de Delmira, El Caldero Sagrado y Las Nueve Tortugas magicas
Final total
Final total
Final total
En una carretera en Montaña
Fastidiada,indignada ,después de recibir pellizcos y sucias insinuaciones ,vio detenerse un BMW y de el descender una sofisticada mujer. Una bella mujer oriental.Fue directa y precisa.
-- Hola.No me conoces.No te preocupes.Creo que podemos ser amigas.Me llamo Zhao Yue, dijo la mujer-- Tengo amigos que quieren conocerte.
Ella no dijo nada.Contemplo a la mujer y le pregunto.
-- Cuál es tu orientación sexual?
-- Podemos conocernos.Te aseguro que será sensacional -- respondió Zhao Yue.
La otra se quito el delantal y la siguiente.Ambas se fueron en el BMW 7
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Y a Miles de kilómetros de ahí.Carmen Lizbeth II y Ramdon contemplaban un raro corazón de Jade que les apareció
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