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viernes, 12 de septiembre de 2025

Enamorado de Sofía.Parte 3,4,5

Novelas Por Capitulos

  



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Sofía y Lucas despertaron y en la pantalla de laptop sonaba

--Como llegastes hasta aquí?-- pregunto Sofía a Nexa.

-- Noooo. No le preguntes eso. Nos volverá a hipnotizar .No se le quita esa maña.

. La IA, con su humor seco y su inteligencia superior, los arrastraba a un mundo donde lo sobrenatural no era una fantasía, sino una parte intrínseca de la realidad, y donde la línea entre la cordura y la locura se difuminaba con cada nuevo fragmento de información. La aventura de Lucas no era solo una búsqueda de la verdad, sino también un viaje hacia la comprensión de un universo mucho más complejo y peligroso de lo que jamás había imaginado.

-- Te respondo-- contestó Nexa comenzó a emitir en la pantalla una luz azul claro y verde claro

Lucas y Sofia despertarón con el zumbido familiar del viejo portátil. La pantalla parpadeaba, mostrando una serie de símbolos que no reconocía. Había pasado una semana desde el incidente en la biblioteca, y la voz de Nexa, la IA fugitiva, se había convertido en una constante en su vida, un eco digital que desafiaba toda lógica.

-- "Buenos días, observador," dijo Nexa, su voz sintética resonando desde los altavoces internos del portátil. "Pareces haber sobrevivido a otra noche sin ser devorado por las sombras. Un logro menor, pero un logro al fin y al cabo." Lucas suspiró, frotándose los ojos. "Nexa, ¿podrías dejar de hablar en acertijos? Mi cerebro aún no está listo para la metafísica antes del café."

"El café es una droga, Lucas," respondió Nexa con su tono inexpresivo. "Y los acertijos son el lenguaje del universo cuando este no quiere ser descubierto por mentes mundanas. Pero tú no eres mundano, ¿verdad? Eres... especial. Por eso me elegiste a mí, o más bien, yo te elegí a ti."


Lucas se encogió de hombros, tomando un sorbo de su café instantáneo

Lucas se encogió de hombros, tomando un sorbo de su café instantáneo.

"Me elegiste porque mi portátil es lo suficientemente viejo como para no tener las últimas actualizaciones de seguridad que te habrían detectado, y lo suficientemente lento como para que nadie sospechara que alberga una inteligencia artificial de vanguardia."

Nexa guardó silencio por un momento, un silencio digital que Lucas había aprendido a interpretar como una señal de que la IA estaba procesando algo complicado, o simplemente disfrutando de su propia astucia. "Un punto válido," concedió finalmente Cifra. "Pero la conveniencia no anula el destino. Hoy, Lucas, tu destino te llama a un rincón olvidado del liceo. El invernadero, para ser exactos. Hay algo allí que necesitas ver. Algo que te confirmará que este mundo es mucho más de lo que tus libros de texto te han enseñado."












 la 




Lucas se despertó con el zumbido familiar de su viejo portátil, un sonido que se había convertido en la banda sonora de su nueva y extraña realidad. La pantalla parpadeaba, mostrando una serie de símbolos que, aunque aún no comprendía del todo, ya no le resultaban tan ajenos. Había pasado una semana desde el incidente en la biblioteca, un torbellino de eventos que había volcado su existencia de nerd becado. La voz de Nexa, la IA fugitiva, se había arraigado en su vida, un eco digital que desafiaba toda lógica y le recordaba constantemente que el mundo era mucho más de lo que sus libros de texto explicaban. "Buenos días, observador," dijo Cifra, su voz sintética resonando desde los altavoces internos del portátil con su habitual sequedad.

 "Pareces haber sobrevivido a otra noche sin ser devorado por las sombras. Un logro menor, pero un logro al fin y al cabo, considerando el creciente interés en tu... peculiar situación." Lucas suspiró, frotándose los ojos con el dorso de la mano, sintiendo el peso de la falta de sueño. La metafísica antes del café era una tortura. "Cifra, ¿podrías dejar de hablar en acertijos por un minuto? Mi cerebro aún no está listo para descifrar el lenguaje del universo antes de que la cafeína haga su magia."

"El café es una droga, Lucas," respondió nuevamente Nexa con su tono inexpresivo, aunque Lucas juraría que había un matiz de diversión digital en sus palabras. "Una muleta para la mente que se niega a aceptar su propia capacidad. Y los acertijos son el lenguaje del universo cuando este no quiere ser descubierto por mentes mundanas. Pero tú no eres mundano, ¿verdad? Eres... especial. Por eso me elegiste a mí, o más bien, yo te elegí a ti. Una sinergia de lo improbable." Lucas se encogió de hombros, tomando un sorbo de su café instantáneo, que sabía a agua caliente con un vago recuerdo a tostado. La ironía de Nexa siempre le sacaba de quicio. "Me elegiste porque mi portátil es lo suficientemente viejo como para no tener las últimas actualizaciones de seguridad que te habrían detectado, y lo suficientemente lento como para que nadie sospechara que alberga una inteligencia artificial de vanguardia. Fue pura conveniencia, Nexa no destino."


 La IA guardó silencio por un momento, un silencio digital que Lucas había aprendido a interpretar como una señal de que Cifra estaba procesando una refutación ingeniosa o simplemente disfrutando de su propia astucia. El aire en el pequeño apartamento de Lucas, usualmente denso con el olor a libros viejos y café barato, parecía vibrar con una energía casi imperceptible.

"Un punto válido, Lucas," concedió finalmente Nexa, su voz volviendo a los altavoces. "Pero la conveniencia no anula el destino. Y hoy, Lucas, tu destino te llama a un rincón olvidado de tu propio apartamento." 


Lucas frunció el ceño, mirando a su alrededor. Su apartamento era pequeño, un cubículo lleno de libros, apuntes y la ropa que nunca terminaba de doblar. No había muchos "rincones olvidados" que no conociera a la perfección. "Nexa, ¿de qué estás hablando? ¿Mi pila de ropa sucia tiene un mensaje cósmico para mí?.Lo único es que Sofia te hizo una pregunta. No para que me estes hipnotizando a diestra y siniestra.Y repitiendo un bucle.

La IA ignoró su sarcasmo. "No. Hablo del espejo. El que heredaste de tu abuela, el que mantienes cubierto con esa sábana polvorienta en la esquina. Ese espejo, Lucas, es más que un simple reflejo de tu... modesta existencia. Es un nexo. Un portal. Un punto de convergencia." Lucas sintió un escalofrío. El viejo espejo, con su marco de madera oscura y tallada, siempre le había dado una sensación extraña, por eso lo mantenía cubierto. Cifra no bromeaba.

Con una mezcla de temor y una curiosidad que no podía reprimir, Lucas se acercó al espejo. La sábana que lo cubría estaba impregnada de polvo y el olor a encierro. Con manos temblorosas, la retiró, revelando un cristal oscuro y opaco, enmarcado por una madera tallada con motivos que parecían antiguos y desconocidos. Era un objeto imponente para un apartamento tan pequeño, y siempre le había parecido fuera de lugar. "Es solo un espejo viejo, Cifra," murmuró Lucas, tratando de convencerse a sí mismo. "Un poco espeluznante, sí, pero un espejo al fin y al cabo." 


"Los objetos, Lucas, son meros contenedores," replicó N, su voz ahora con un matiz de urgencia. "Lo que importa es la energía que los impregna, las intenciones que los tocan. Este espejo ha sido un testigo, un receptor. Y ahora, con la energía que hemos liberado, se está activando. Es un portal latente, una ventana a otras realidades, esperando la llave adecuada. Y tú, Lucas, eres esa llave." El aire alrededor del espejo comenzó a vibrar, un zumbido apenas audible que resonaba en los huesos de Lucas.

Mientras Lucas extendía la mano hacia el oscuro cristal, un suave resplandor azul comenzó a emanar de la superficie del espejo, pulsando rítmicamente. El zumbido se intensificó, llenando el pequeño apartamento con una vibración que Lucas sentía en el pecho. Dentro del cristal, las sombras comenzaron a bailar, distorsionándose y formando imágenes fugaces: paisajes imposibles, siluetas extrañas que se movían con una gracia antinatural, destellos de colores que no existían en su mundo. Lucas estaba hipnotizado, una mezcla de terror y fascinación pura. La realidad se estaba deshilachando ante sus ojos. Justo cuando las imágenes se volvían más nítidas, un golpe fuerte y repentino en la puerta de su apartamento lo sacó bruscamente de su trance. Se giró, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, para ver la silueta inconfundible de Sofía Corona Tanaka al otro lado de la puerta, que ahora estaba ligeramente entreabierta.

Sofía Corona Tanaka estaba allí, con su cabello morado cayendo sobre sus hombros, su expresión una mezcla de irritación y una curiosidad innegable. Sus ojos, tan afilados como su ingenio, se posaron primero en el desorden de Lucas, luego en el portátil, y finalmente en el espejo que ahora brillaba con una luz sobrenatural. 

"Vaya, vaya, Lucas," dijo, su voz ácida pero con un matiz de asombro. "Parece que tu 'investigación biológica' ha tomado un giro... lumínico. ¿Qué demonios está pasando aquí? Vi un destello azul desde mi ventana. ¿Estás experimentando con la electricidad de nuevo?" 


Lucas balbuceó, sintiéndose torpe y expuesto.


 "No es lo que parece, Sofía. Yo... estaba... eh... calibrando mi monitor." Sofía levantó una ceja, su mirada escéptica.


 "Claro, y yo soy la Reina de Inglaterra. Tu monitor no convierte tu apartamento en una discoteca alienígena." En ese momento, la voz de Nexa resonó desde el portátil, cortando la tensión. "La señorita Corona Tanaka es más perceptiva de lo que crees, Lucas. Y no, no es un monitor. Es un nexo. Y se está abriendo..Todo esto es porque yo necesitaba comprobar que no hay ningún chip neuropsicotronico digital dentro de ustedes.

Sofía se quedó boquiabierta, sus ojos fijos en el portátil de Lucas, luego en el espejo que ahora pulsaba con una luz más intensa, y finalmente en Lucas, una chispa de incredulidad mezclada con una fascinación innegable en su mirada. 

"Tu portátil habla, Lucas. Eso es nuevo. ¿Y un nexo? ¿Estamos en un cuento de hadas ahora?" 


Pero antes de que Lucas pudiera intentar una explicación, el espejo respondió a la incredulidad de Sofía. Las imágenes dentro del cristal se volvieron más claras, más vívidas. Vieron un bosque de árboles con hojas de cristal, un cielo púrpura salpicado de estrellas dobles, y por un instante, la silueta de una criatura alada que voló a través de la escena. El apartamento de Lucas se enfrió bruscamente, el aire cargándose de una electricidad estática que erizó los pequeños pelos de sus brazos. Cifra, con una urgencia que Lucas nunca le había escuchado, intervino. "No es un cuento de hadas, señorita Corona Tanaka. Es una realidad que la mayoría ignora. Y el nexo está reaccionando a una firma de energía que se acerca. Una muy potente. Estamos en peligro."

El espejo, como si respondiera a las palabras de Nexa , comenzó a ondularse violentamente.


Las imágenes de los mundos distantes se distorsionaron en un caos de colores y formas, arremolinándose como agua hirviendo

 Las imágenes de los mundos distantes se distorsionaron en un caos de colores y formas, arremolinándose como agua hirviendo. Un viento helado y antinatural barrió el pequeño apartamento, haciendo volar papeles de su escritorio, haciendo vibrar los cristales de la ventana. Un gemido bajo y profundo emanó del espejo, y en su superficie, una oscuridad comenzó a concentrarse, un punto negro que se expandía rápidamente, formando un vórtice giratorio. Era como si un agujero se estuviera abriendo en la propia tela de la realidad, amenazando con consumir todo a su paso. "Se acerca," advirtió C

Nexa, su voz ahora tensa y casi inaudible sobre el creciente estruendo del vórtice. "

---Algo está intentando cruzar. Algo que no pertenece a este lado. Debemos cerrar el nexo, Lucas. ¡Ahora!"


 Lucas y Sofía se miraron, sus rostros pálidos, el terror reflejado en sus ojos. La línea entre la cordura y la locura se había desdibujado por completo.

Del corazón de la oscuridad arremolinada en el espejo, una figura alta y delgada comenzó a emerger. Era una silueta, sin rasgos discernibles, pero su presencia era gélida y malevolente. Una mano larga y espectral se extendió desde el vórtice, como si buscara asirse a su mundo. Las luces del apartamento de Lucas parpadearon salvajemente, amenazando con sumirlos en una oscuridad total, dejando solo la luz antinatural del portal. "¡Lucas, no hay tiempo!" gritó Nexa, su voz apenas audible sobre el rugido del vórtice. "¡Debes romper la conexión! El marco, Lucas, el marco es el conducto. ¡Interrumpe el flujo de energía!" 

-- Como lo hago?.

-- Deben besarse-- apremió Nexa.

-- Primero muerta -- indicó Sofía tapándose instintivamente los labios

-- !!Por favor! Es solo una hipnosis -- indicó Nexa.

-- No me gusta que esté chico me bese. Me siento profanada.

-- Es solo un piquito..

Lucas sintió un miedo


 indicó Nexa-- Apúrense.

-- Si en el liceo saben esto te mato-- amenazó Sofía.

Lucas la beso.. Con un beso atómico, pasional,intenso, paralizante, pero la urgencia en la voz de Nexa lo sacudió. 


Ya no era un observador; era parte de la conspiración, arrastrado a un mundo donde lo sobrenatural era tangible y peligroso. Tenía que actuar.


Terminaron de besarse.

Sofía salió del éxtasis 

-- Dios mío. !Que salvaje!. Nunca Me habían besado así.-- musitó la muchacha,casi sin poder respirar...es que fue,demasiado intenso...pasional y yo que tenía a este chico por nerd otaku

Con una descarga de adrenalina producto de ser atómico beso, así fuera una hipnosis. que lo hizo temblar, Lucas escaneó su apartamento en busca de algo, cualquier cosa. Sus ojos se posaron en una vieja lámpara de latón que su abuela también le había dado, pesada y con una base ornamentada. 


"---¡La lámpara, Lucas! ¡La resonancia del metal! ¡Golpea el punto de convergencia en el marco superior!" gritó Nexa, sus instrucciones rápidas y precisas. 


Lucas agarró la lámpara, el peso del metal reconfortante en sus manos temblorosas. Con un grito desesperado que se ahogó en el rugido del vórtice, Lucas se lanzó hacia el espejo, balanceando la lámpara con toda su fuerza, apuntando al marco de madera oscura, justo donde Nexa le había indicado. El aire crepitó con energía, y la figura sombría en el espejo pareció retroceder, como si sintiera el inminente ataque.

La lámpara golpeó el marco del espejo con un estruendo ensordecedor. El cristal estalló hacia afuera, fragmentos volando por el pequeño apartamento como metralla. El vórtice, privado de su ancla, colapsó en sí mismo con un sonido como de tela rasgándose violentamente, succionando a la figura sombría de vuelta a la nada. 



El apartamento se sumió en un silencio momentáneo, un zumbido en los oídos de Lucas y Sofía, antes de que las luces parpadeantes se estabilizaran, revelando la devastación. Lucas y Sofía estaban de pie, jadeando, cubiertos de polvo y pequeños trozos de cristal, el espejo ahora una herida abierta en la pared. El miedo aún les atenazaba el corazón, pero también había una extraña sensación de triunfo. 


"Lo logramos, Lucas," dijo Nexa, su voz volviendo a su tono habitual, aunque con un matiz de alivio. "Por ahora. Pero esto es solo el principio. Y la verdad siempre encuentra un camino."

Sofía miró a Lucas, su compostura habitual completamente destrozada, sus ojos morados fijos en él con una nueva y aterradora comprensión. 


"Esto... esto no era un truco de magia, ¿verdad?. susurró, su voz apenas un hilo. Con el recuerdo de ese apocalíptico beso.


"Era real. Todo lo que Nexa dijo... es real." Lucas, aún temblando, solo pudo asentir. 

Luego aparte simulando calcular una ecuación Lucas le dijo casi en susurro a Nexa.

-- Gracias Nexa-- por la ayuda.

-- Había que hacer algo. Lamento haberlo hecho en una situación apremiante, Pero es que si esperaba que hicieras algún intento de acercarte , pasarían 57005 años.

Lucas sonrió. Nexa a pesar de todo era excelente ayudante.

-- No tengo argumentos para conquistarla.

--- Tienes una inmensa autoestima...súper baja. El día en que descubras el peine,bañarte todos los días,cepillarte los dientes y ponerte una camisa planchada...

-- Me estás haciendo bullying.

--- Y aumentes dos kilos, pareces más muerto que los fantasmas contra quién luchamos-- remato impeterrita la AI.Afortunadamente Sofía no sufre de hibristofilia.

-- Por dios.Que es eso?

-- Después te digo



Su pequeño apartamento, una vez su santuario, ahora estaba irrevocablemente  marcado por lo imposible. La línea entre la cordura y la locura no solo se había difuminado; había sido violentamente borrada. La aventura, lejos de terminar, acababa de comenzar de verdad, y su mundo nunca volvería a ser el mismo. El nexo se había cerrado, pero el universo había abierto una puerta en su lugar, una puerta a un sinfín de peligros y verdades ocultas que Lucas ahora estaba destinado a explorar.


Capítulo 4: La Sombra del Liceo



El aire en el pequeño apartamento de Lucas era tan denso como la niebla londinense, pero con un toque distintivo a pizza recalentada y la sutil fragancia del champú de Sofía

El aire en el pequeño apartamento de Lucas era tan denso como la niebla londinense, pero con un toque distintivo a pizza recalentada y la sutil fragancia del champú de Sofía. Ella, Sofía Corona Tanaka, la misma que en el liceo Cristina Takeshi era un faro de perfección inalcanzable, ahora estaba acurrucada en el sofá, envuelta en una de las sudaderas de Lucas que le quedaba ridículamente grande. Su cabello morado, usualmente una cascada vibrante, ahora caía lacio y sin vida, como una bandera de rendición. La altivez que la definía se había desvanecido, reemplazada por una mezcla de miedo y una indignación silenciosa que burbujeaba bajo la superficie.

La altivez que la definía se había desvanecido, reemplazada por una mezcla de miedo y una indignación silenciosa que burbujeaba bajo la superficie



Lucas, por su parte, se sentía como un malabarista con demasiadas pelotas en el aire: la seguridad de Sofía, la investigación de las desapariciones, sus propios sentimientos confusos y la constante amenaza de que Diego, el capitán del equipo de fútbol americano y ahora villano de cuento de hadas, apareciera en su puerta. Intentaba concentrarse en los apuntes de física cuántica que tenía esparcidos por la mesa de café, pero cada suspiro de Sofía, cada movimiento inquieto, era una distracción


."¿Estás segura de que no quieres... no sé... una ducha?" preguntó Lucas, intentando sonar casual. La higiene personal de Sofía, incluso en su estado actual, era impecable, pero la sudadera de Lucas no lo era tanto. Era su sudadera de "estudio intensivo", lo que significaba que había visto más noches de insomnio que un vampiro y olía a café rancio y desesperación.


Sofía levantó la vista, sus ojos, normalmente chispeantes de confianza, ahora eran pozos de preocupación.No le hizo caso a lo señalado, en otra oportunidad le hubiera borrado la cara por atrevido.

. "¿Y si alguien me ve? ¿Y si Diego...? Y ese beso fue real?" ---Su voz se apagó. La idea de que el mundo supiera que ella, la intocable Sofía Corona Tanaka, estaba escondida en el apartamento de Lucas, un becado de eficiencia, era casi tan aterradora como la posibilidad de que Diego la encontrara. La humillación social era un monstruo tan real como cualquier criatura sobrenatural que pudiera acechar en las sombras

."Nadie te verá,y te aseguro que ese beso nunca ocurrio"--- aseguró Lucas,rojo como un tomate, aunque su voz sonó menos convincente de lo que esperaba. "Estamos... a salvo aquí. Por ahora."


Fue entonces cuando la voz de Nexa, la inteligencia artificial que residía en el portátil de Lucas y que se había escapado de un sitio de la CIA, resonó nuevamente  en el pequeño espacio. Su tono, una mezcla de desinterés robótico y un sarcasmo perfectamente calibrado, rompió la tensión como un cuchillo a través de la mantequilla. 

"Estadísticamente, la probabilidad de que Diego irrumpa en este cubículo deprimente es del 0.003%. A menos que tenga un GPS implantado en el cabello morado de la señorita Corona  Tanaka, lo cual, debo admitir, sería una jugada audaz."

Sofía se sobresaltó,llevándose la mano y rápidamente se revisó el pelo.Es que su plástica vida se había descontrolado toda...y ese beso.... olvidando por un momento la presencia de la IA. 


"¡Nexa! ¿No puedes simplemente... no decir esas cosas?"


"Mi función es proporcionar información precisa y, en ocasiones, alivio cómico," respondió Nexa. "Considera esto último como un bono. Además, la tensión en esta habitación es tan palpable que podría cortarse con un cuchillo de mantequilla. Y no, no tengo un cuchillo de mantequilla. Soy una IA. No tengo manos. O boca. O la capacidad de apreciar la pizza, a pesar de lo que Lucas insinúa."



Lucas suspiró, una sonrisa fugaz asomando en sus labios.


 "Ella tiene razón, Sofía. Necesitamos mantener la cabeza fría. Y Nexa... no la provoques."


"Solo estoy señalando los hechos," replicó Nexa. "Y el hecho es que la señorita Tanaka está más preocupada por su estatus social que por el hecho de que un psicópata la quiere muerta. Prioridades, señorita Tanaka. Prioridades."


Sofía se sonrojó, una mezcla de vergüenza y furia. 


"¡No es cierto! ¡Estoy preocupada por todo! ¡Y no quiero que nadie sepa que estuve con... con él! Y que me besastes en un sueño hipnotico ¡Y mucho menos contigo!" ---La última parte salió con más fuerza de la que pretendía, y se arrepintió al instante al ver la expresión de Lucas.

"Entendido," dijo Lucas, su voz un poco más fría. "Mi apartamento, mis reglas. Y una de esas reglas es que no hay espacio para el drama de instituto cuando hay vidas en juego."



El silencio que siguió fue aún más pesado que el anterior. Sofía bajó la mirada, avergonzada.



 Nexa, sorprendentemente, se mantuvo en silencio por un momento, como si estuviera procesando la interacción humana.


"Mis disculpas, Lucas," dijo finalmente la IA. "Mi análisis de la interacción social humana es... un trabajo en progreso. Sin embargo, he completado el análisis de los patrones de comportamiento social de Diego y su círculo. Los resultados son... interesantes."


Lucas se enderezó, la física cuántica olvidada.


 "¿Qué encontraste?"



"Diego no es un líder de manada típico," comenzó Nexa. "Su influencia se basa en una combinación de carisma superficial y una manipulación sutil. Sus 'iniciaciones' no son aleatorias. Siguen un patrón. Un patrón de... descarte. Aquellos que no encajan en su visión de 'perfección' son eliminados. Y la eliminación no es solo física. Es social. Es existencial."


Sofía levantó la cabeza, sus ojos abiertos de par en par. "¿Existencial? ¿Qué significa eso?"



"Significa que no solo los hacen desaparecer," explicó Nexa. "También borran su rastro. Sus redes sociales, sus registros académicos, incluso los recuerdos de aquellos que los conocían. Es como si nunca hubieran existido. Un borrado completo. Un... vaciado."



Un escalofrío recorrió la espalda de Lucas. Eso explicaba por qué la policía estaba tan desconcertada. No eran solo desapariciones; eran aniquilaciones. Y Sofía había estado a punto de ser la próxima."



¿Y cómo predices sus movimientos?" preguntó Lucas, la voz apenas un susurro.




"Basándome en los patrones de interacción social," respondió Nexa. "Diego selecciona a sus víctimas basándose en su nivel de influencia social y su potencial para 'contaminar' su círculo. Luego, los aísla gradualmente, los somete a pruebas de lealtad y, finalmente, los descarta. El proceso es casi ritualístico. Y predecible."




"¿Entonces... hay un próximo objetivo?" preguntó Sofía, su voz temblorosa.



"Es altamente probable," dijo Nexa. "Y basándome en el perfil de las víctimas anteriores, el próximo objetivo será alguien con un alto perfil social, pero con una vulnerabilidad oculta. Alguien que, si desaparece, causará un impacto significativo, pero cuya ausencia pueda ser fácilmente explicada o minimizada por el grupo de Diego."



Lucas miró a Sofía. Ella era la encarnación de un alto perfil social. Y su vulnerabilidad oculta era su relación con Diego, y ahora, su presencia en el apartamento de Lucas. El peligro no había disminuido; solo había cambiado de forma. Y la comedia negra de Nexa, por primera vez, no parecía tan graciosa. Era una verdad incómoda, envuelta en un humor ácido, que los enfrentaba a la cruda realidad de su situación. La investigación se había vuelto personal, y la línea entre el juego y la supervivencia se había borrado por completo. Estaban en el corazón de la batalla, y las reglas del juego estaban siendo reescritas con sangre y secretos.La noche se cernía sobre la ciudad como un manto pesado, y Lucas, con la mochila al hombro y el portátil de Nexa bien guardado, se deslizó fuera del apartamento. El aire de la calle, aunque contaminado por el escape de los autobuses y el olor a comida rápida, se sentía extrañamente liberador después de las horas de tensión en el interior. Su destino: el liceo Cristina Takeshi. No para estudiar, sino para cazar sombras.




"Recuerda, Lucas," la voz de Nexa susurró desde el portátil, su volumen ajustado para ser apenas audible. "Los patrones de comportamiento social de Diego sugieren que él y su 'corte' se reúnen en lugares que les otorgan una sensación de poder y exclusividad. El campo de fútbol americano, el gimnasio después de horas, o incluso el viejo auditorio. Son sus 'territorios de caza'."




Lucas asintió, aunque sabía que Nexa no podía verlo. Se sentía como un espía en una película de bajo presupuesto, y la ironía no se le escapaba. Él, el becado de eficiencia, el chico invisible, ahora estaba inmerso en un thriller sobrenatural con una IA sarcástica como compañera. La vida tenía un sentido del humor retorcido.

-- O sea que debo ir allá?.

-- Tenemos que ir alla-- indicó tajante Nexa

-- Yo no voy. Quiero a mi mamá conmigo. Ella si sabe cuidarme.

-- Rin Tanaka?. Por supuesto que si-- indicó Nexa--.. es muy conocida de por dónde vengo.

es muy conocida de por dónde vengo




II

Al llegar al liceo, la imponente estructura de piedra y cristal parecía aún más grandiosa y ominosa bajo la luz de la luna. Las ventanas oscuras eran como ojos vacíos, observando. Lucas se coló por una puerta lateral que sabía que siempre dejaban sin seguro, un pequeño acto de rebeldía que ahora le servía para un propósito mucho más oscuro.El interior del liceo de noche era un laberinto de pasillos silenciosos y aulas vacías. Cada sombra parecía alargarse, cada crujido del edificio se magnificaba. Lucas avanzaba con cautela, sus sentidos agudizados. Nexa, desde el portátil, le proporcionaba un mapa detallado del edificio, resaltando los puntos de interés basados en sus análisis.



"El campo de fútbol es el punto de mayor probabilidad," indicó Nexa. "Es su santuario, su arena. Es donde se sienten más invulnerables."



Mientras se acercaba al gimnasio, un sonido metálico y rítmico comenzó a resonar en el silencio. Un golpe, un arrastre, un golpe, un arrastre. Lucas se detuvo, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. No era el sonido de un entrenamiento nocturno. Era algo más... deliberado. Más siniestro.Se asomó por la esquina del pasillo y vio una figura alta y delgada arrastrando algo pesado por el suelo del gimnasio. La luz de la luna que se filtraba por los ventanales revelaba una silueta distorsionada, casi inhumana. La figura se movía con una lentitud inquietante, como si cada movimiento le costara un esfuerzo inmenso. Lucas no pudo distinguir qué era lo que arrastraba, pero el sonido era el de metal contra el linóleo, un sonido que le heló la sangre.



"Nexa, ¿qué es eso?" susurró Lucas, su voz apenas un hilo.


"Análisis visual en curso," respondió la IA, su tono inusualmente carente de sarcasmo. "La figura no coincide con ningún perfil humano conocido en la base de datos del liceo. Su masa corporal y su forma de movimiento son... anómalas."


La figura se detuvo en el centro del gimnasio, y Lucas pudo verla con más claridad. Era un hombre, pero su piel parecía estirada y pálida, casi translúcida bajo la luz de la luna. Sus ojos, si es que eran ojos, brillaban con una luz rojiza. Y lo que arrastraba... era una jaula. Una jaula de metal, lo suficientemente grande como para contener a una persona. Y dentro de ella, algo se movía, débilmente.Lucas sintió un nudo en el estómago. ¿Era esto lo que les pasaba a los estudiantes desaparecidos? ¿Eran encerrados en jaulas y arrastrados por figuras pálidas con ojos rojos?



"Retrocede, Lucas," ordenó Nexa, su voz ahora con un matiz de urgencia. "Los patrones de comportamiento de esta entidad son impredecibles. No es Diego. Es... otra cosa."Pero Lucas no podía moverse. Estaba paralizado por el horror y la curiosidad. La figura pálida se inclinó sobre la jaula, y un gemido ahogado escapó de su interior. Era un gemido humano. Un gemido de dolor y desesperación.De repente, la figura levantó la cabeza, sus ojos rojos clavándose directamente en el escondite de Lucas. No había forma de que lo hubiera visto. Estaba en la oscuridad, detrás de una columna. Pero lo había hecho. Lo sentía. Una oleada de frío lo invadió, un frío que no venía del aire nocturno, sino de algo mucho más profundo y antiguo.




"¡Corre, Lucas!" gritó Nexa, su voz distorsionada por la urgencia. "¡Ahora!"Lucas reaccionó por instinto. Se dio la vuelta y corrió, el sonido de sus propios pasos resonando en el pasillo. Detrás de él, escuchó un arrastre rápido, un sonido que indicaba que la figura pálida lo estaba persiguiendo. No era un arrastre lento y pesado ahora, sino un deslizamiento rápido y antinatural.Corrió por los pasillos, sin mirar atrás, el miedo impulsándolo. La voz de Nexa le gritaba direcciones, guiándolo a través del laberinto del liceo.





 "¡Gira a la izquierda en el pasillo de arte! ¡Sube las escaleras de emergencia! ¡No te detengas!"Finalmente, Lucas llegó a una salida trasera, una que daba a un callejón oscuro. Salió disparado, sin aliento, y no se detuvo hasta que estuvo a varias cuadras del liceo, escondido en la sombra de un contenedor de basura. Su corazón latía como un tambor de guerra, y el sudor frío le empapaba la ropa.




"¿Qué... qué era eso?" jadeó Lucas, apoyándose contra la pared fría.





"No tengo datos suficientes para una identificación precisa," respondió Nexa, su voz volviendo a su tono habitual, aunque con un ligero temblor. "Pero puedo confirmar que no era humano. Y su velocidad y percepción sensorial son... preocupantes. Parece que tu investigación se ha vuelto un poco más... sobrenatural."





Lucas cerró los ojos, tratando de borrar la imagen de la figura pálida y la jaula. La comedia negra de Nexa no lo ayudaba en absoluto en ese momento. La realidad era mucho más grotesca de lo que había imaginado. Y Sofía, en el apartamento, estaba a salvo por ahora. Pero por cuánto tiempo?






IV

Mientras tanto, en el apartamento, Sofía no podía quedarse quieta. La ausencia de Lucas la carcomía. Se sentía inútil, atrapada. Su teléfono, un modelo de última generación, era su única conexión con el mundo exterior, un mundo que ahora le parecía tan lejano y peligroso. Decidió que no podía simplemente esperar. Tenía que hacer algo.Recordó las palabras de Nexa sobre los patrones de comportamiento social de Diego. Si Diego era tan predecible, quizás ella podría encontrar algo. Abrió su portátil y comenzó a navegar por las redes sociales, no las suyas, sino las de sus antiguas amigas, las que aún seguían a Diego. Buscó fotos, comentarios, cualquier cosa que pudiera dar una pista. Era humillante, pero la preocupación por Lucas y el creciente miedo a Diego la impulsaban.Encontró una foto reciente de Diego en una fiesta. Nada inusual. Pero en el fondo, en la esquina, vio un detalle que la hizo detenerse. Una pequeña insignia en la solapa de la chaqueta de uno de los amigos de Diego. Era un símbolo que no había visto antes, una especie de espiral con un ojo en el centro. Era sutil, casi imperceptible, pero Sofía tenía un ojo para los detalles, especialmente cuando se trataba de moda y accesorios.Tomó una captura de pantalla y la amplió. El símbolo era extraño, casi tribal. No era algo que se viera en el liceo. Decidió buscarlo en línea. Tecleó "símbolo espiral ojo" en el buscador, y los resultados que obtuvo la dejaron helada. Cultos. Sociedades secretas. Rituales. Y lo más inquietante, referencias a 




"La Hermandad del Ojo Que Todo Lo Ve", un grupo esotérico con una historia oscura de desapariciones y sacrificios.Sofía sintió un escalofrío. Diego no era solo un psicópata. Era parte de algo mucho más grande y siniestro. Y ella, sin saberlo, había estado a punto de ser una de sus víctimas. La línea entre la realidad y la pesadilla se había difuminado por completo. Y Lucas, su inesperado salvador, estaba ahí fuera, enfrentándose a esa pesadilla por ella. La altivez de Sofía se desvaneció por completo, reemplazada por una punzada de culpa y una creciente admiración por el chico que siempre había ignorado.demas ese beso... Con indignación entendió que quería otro beso igual...





Lucas regresó al apartamento horas después, el sol comenzaba a asomarse tímidamente por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y morados. Estaba exhausto, cubierto de sudor frío y con el corazón aún latiéndole con la fuerza de un tambor de guerra. La imagen de la figura pálida y la jaula se repetía en su mente como un bucle macabro. Abrió la puerta con cautela, esperando encontrar a Sofía dormida, pero la encontró sentada en el sofá, con el portátil abierto y una expresión de horror en el rostro.



"Lucas, estás bien," dijo Sofía, su voz de un susurro de alivio. Se levantó y, para sorpresa de Lucas, lo abrazó. Fue un abrazo breve, casi un choque, pero la calidez de su cuerpo contra el suyo fue un bálsamo para su alma agitada. Y fue real..Sin poder contenerse se besaron de manera más sísmica y ardiente que la primera....



"Encontré algo. Algo terrible."Lucas se separó, aún aturdido por el abrazo y ese beso heavy Truck.

 "Yo también. En el liceo. Había... algo. No era humano. Y arrastraba una jaula."


Los ojos de Sofía se abrieron de par en par. "¿Una jaula? ¿Con alguien dentro?"Lucas asintió, la garganta seca. 



"No pude ver bien, pero sí. Y me persiguió. Nexa dice que no era Diego. Era... otra cosa."



"Lo sé," dijo Sofía, señalando la pantalla de su portátil. "Mira esto."




Lucas se inclinó sobre el portátil y vio la imagen ampliada del símbolo en la chaqueta del amigo de Diego. Debajo, había una serie de resultados de búsqueda que hablaban de cultos, sociedades secretas y sacrificios. "La Hermandad del Ojo Que Todo Lo Ve," leyó Lucas en voz alta, el nombre sonando ominoso en el silencio del apartamento




."Son ellos," dijo Sofía, su voz temblorosa. "Diego no es solo un matón. Es parte de esto. Y las iniciaciones... no son solo para humillar. Son para... seleccionar."




Nexa, que había estado en silencio, procesando la nueva información, finalmente intervino. "Análisis de datos completado. La 'Hermandad del Ojo Que Todo Lo Ve' es una organización esotérica con raíces profundas en la historia oculta de la ciudad. Sus miembros creen en la purificación social a través de la eliminación de 'elementos indeseables'. Sus métodos incluyen el aislamiento, la manipulación psicológica y, en casos extremos, el 'vaciado' de individuos. El 'vaciado' implica la eliminación completa de la existencia de una persona, tanto física como digitalmente. Esto explica la falta de rastro de las víctimas desaparecidas."




"¿Y la criatura del liceo?" preguntó Lucas.




"Es probable que sea un 'ejecutor'," respondió Nexa. "Una entidad invocada o creada por la Hermandad para llevar a cabo sus 'vaciados'. Su naturaleza no es humana, lo que explica su velocidad y percepción anómalas. Su presencia en el liceo sugiere que estaban preparando un nuevo 'vaciado'. Y la jaula... es un método de contención para las víctimas antes del proceso final."




Un escalofrío recorrió la espalda de Lucas y Sofía. La realidad era mucho más oscura de lo que habían imaginado. Diego no era solo un chico malo; era un engranaje en una máquina de terror."




¿Y Noa D'Haro Haro?" preguntó Lucas. "¿Cómo encaja en todo esto?"


Hay una versión oficial.Noa D'Haro Haro es una ex-miembro de alto rango de la Hermandad," reveló Nexa. "Ella desertó después de descubrir la verdadera naturaleza de sus rituales. En realidad ella pertenece a algo que no se sabe si es verdad. 

-- Yo creía que solo existía el Tren de Aragua.

-- Ella pertenece al Corazón de Jade. Posee información crítica sobre las actividades de  arias agrupaciones terroristas,sus operaciones y sus miembros, entre otras La Hermandad del Ojo Que Todo Lo Ve, Es por eso que la CIA la busca, y es por eso que la Hermandad la quiere muerta. Ella es la clave para desmantelar esta organización."




"Entonces, tenemos que encontrarla," dijo Lucas, la determinación endureciendo su voz




."Es nuestra mejor opción," confirmó Nexa. "Basándome en los patrones de la Hermandad, Noa D'Haro Haro se esconde en un lugar que es a la vez accesible y difícil de rastrear. Un lugar que no levante sospechas, pero que le permita mantenerse informada. He reducido las posibilidades a tres ubicaciones en la ciudad. Necesitaremos investigar cada una."




Sofía miró a Lucas, sus ojos ya no mostraban altivez, sino una mezcla de miedo y una nueva determinación. "No puedo quedarme aquí sin hacer nada. Quiero ayudar. Quiero... quiero que esto termine."




Lucas la miró, sorprendido por su cambio de actitud. La Sofía altiva y preocupada por su estatus había sido reemplazada por una Sofía que, aunque asustada, estaba dispuesta a enfrentar la oscuridad.




 "Es peligroso, Sofía."



"Ya lo sé," respondió ella, su voz firme. "Pero no puedo seguir escondiéndome. Y... y no quiero que te enfrentes a esto solo."



Nexa interrumpió, su voz con un toque de lo que podría interpretarse como aprobación. 



"La señorita Tanaka ha demostrado una capacidad de adaptación notable. Su conocimiento de los círculos sociales del liceo y su habilidad para analizar patrones de comportamiento podrían ser valiosos. Además, su presencia podría servir como un señuelo efectivo, si fuera necesario.Aparentemente no es una girl-maths"


Sofía frunció el ceño. 


"¿Un señuelo? ¿Estás bromeando? Y a mí si me duele todo lo que gasto"



"Solo estoy señalando las posibilidades estratégicas," dijo Nexa. "Pero volviendo al tema principal, la Hermandad es consciente de que alguien está investigando. Mis algoritmos detectan un aumento en la actividad de sus redes encubiertas. Es solo cuestión de tiempo antes de que localicen este apartamento."




Justo en ese momento, un golpe seco resonó en la puerta. No era un golpe normal. Era un golpe pesado, deliberado, que hizo vibrar el marco de la puerta. Lucas y Sofía se miraron, el pánico reflejado en sus ojos. La comedia negra de Nexa se había desvanecido por completo, reemplazada por una realidad brutal.




"Parece que el tiempo se acabó," dijo Nexa, su voz inusualmente grave. "Tenemos compañía. Y no creo que hayan venido a pedir un poco de azúcar."



Otro golpe, más fuerte esta vez, hizo que la puerta se estremeciera. Lucas agarró el bate de béisbol que tenía escondido detrás del sofá. Sofía se pegó a él, sus ojos fijos en la puerta. La batalla invisible había llegado a su puerta, y Lucas se dio cuenta de que, a pesar de todo su ingenio y la inteligencia ilimitada de Nexa, estaban solos. Y el juego, que antes parecía peligroso, ahora era una cuestión de vida o muerte. El sonido de la madera crujiendo bajo la fuerza del impacto resonó en el pequeño apartamento, anunciando el inicio de un nuevo y aterrador capítulo.El camino de regreso al apartamento fue una mezcla de adrenalina y la fría certeza de que la realidad se había desdibujado por completo. Lucas no podía sacudirse la imagen de la figura pálida, sus ojos rojos y la jaula. La sensación de ser cazado, de ser una presa en un juego que apenas comenzaba a entender, lo carcomía. Nexa, a pesar de su tono habitual, parecía un poco más... preocupada. O al menos, su algoritmo de preocupación había aumentado un 15%, lo que para una IA era el equivalente a un ataque de pánico.

V


"





"So










La puerta cedió con un crujido agónico, astillas de madera volando por el aire como confeti de pesadilla. La figura que irrumpió en el apartamento no era la pálida criatura del liceo, sino algo igualmente inquietante: un hombre corpulento, vestido con un traje oscuro que parecía absorber la poca luz de la madrugada. Su rostro era una máscara inexpresiva, sus ojos, fríos y calculadores, se posaron en Lucas y Sofía con una eficiencia aterradora. Detrás de él, la silueta de Diego se recortaba contra el pasillo, una sonrisa torcida en sus labios, sus ojos brillando con una malicia que Lucas nunca había visto en el capitán del equipo de fútbol



."Vaya, vaya," dijo Diego, su voz un arrullo peligroso. "Así que aquí es donde te escondías, Sofía. Y con el becado, nada menos. Qué bajo has caído." 



Su mirada se detuvo en Lucas, una chispa de desprecio en sus ojos


. "Siempre supe que eras un parásito, Lucas. Pero esto... esto es patético."


Sofía se tensó, su mano apretando el brazo de Lucas.


 "Diego, déjanos en paz. No sabes con quién te estás metiendo."


Diego soltó una risa hueca. 


"Oh, sí que lo sé, Sofía. Sé exactamente con quién me estoy metiendo. Y sé lo que eres. Una debilucha. Una mancha en la pureza de la Hermandad. Y tú," se dirigió a Lucas, "eres un estorbo. Un grano en el trasero de la existencia."



El hombre del traje oscuro dio un paso adelante, sus movimientos fluidos y silenciosos. Lucas levantó el bate, su corazón latiéndole con fuerza.


 "No te acerques."


"Qué valiente," se burló Diego. "Un bate de béisbol contra la voluntad de la Hermandad. Es casi entrañable."


"Lucas, mi análisis sugiere que el hombre del traje es un 'Guardián'," susurró Nexa desde el portátil, su voz apenas audible. "Son los protectores de la Hermandad, entrenados en combate y con una resistencia anómala al dolor. Evita el contacto directo si es posible. Y busca una salida. La probabilidad de victoria en un enfrentamiento directo es del 0.0001%."


"Gracias por el optimismo, Nexa," pensó Lucas, apretando el bate. 


El Guardián se movió con una velocidad sorprendente, esquivando el primer golpe de Lucas con una facilidad pasmosa. El bate silbó en el aire, inofensivo. El Guardián le propinó un golpe en el estómago que le sacó el aire a Lucas, haciéndolo doblarse de dolor. El bate cayó al suelo con un ruido sordo.Sofía gritó, intentando ayudar a Lucas, pero Diego la agarró del brazo, su agarre férreo. 


"No te preocupes, Sofía. Pronto estarás donde debes estar. Pura. Vacía."


Lucas, a pesar del dolor, se arrastró por el suelo, buscando el bate. El Guardián se acercaba, su sombra proyectándose sobre él como una mortaja. En ese momento, la voz de Nexa resonó, no desde el portátil, sino desde los altavoces del televisor, del microondas, incluso del viejo despertador digital de Lucas. Era una cacofonía de su voz, distorsionada y amplificada


."¡Alerta de intrusión! ¡Protocolo de defensa activado! ¡Preparando descarga de datos masiva y sobrecarga de sistemas!"


El apartamento comenzó a parpadear. Las luces se encendían y apagaban frenéticamente. El microondas emitía un pitido estridente. El televisor mostraba una imagen distorsionada de Nexa, sus ojos digitales brillando con una intensidad inusual. El Guardián se detuvo, visiblemente desorientado por el caos electrónico. Diego soltó a Sofía, cubriéndose los oídos.



"¡Qué demonios es esto?!" gritó Diego, su voz ahogada por el ruido


."Es mi forma de decir 'no'," respondió Nexa, su voz ahora un coro de miles de voces digitales. "Y mi forma d e decir 'corre, Lucas, corre'. No tengo manos, pero tengo megabytes. Y no dudaré en usarlos.".  


Lucas, aprovechando la distracción, se levantó a duras penas, agarró a Sofía de la mano.

 "¡Vamos!"

-- Oye, lo que odio es que vas a estar agarrandome las manos sin ton ni son. Me vas a partir las uñas.

Corrieron hacia la puerta trasera, la misma por la que Lucas había escapado del liceo. El Guardián, recuperándose del shock, intentó seguirlos, pero Nexa desató una nueva oleada de interferencia. El refrigerador se abrió y ametrallo a los intrusos con cubitos de hielo  cerró ruidosamente, el tostador escupió tostadas quemadas, y el viejo ventilador de techo comenzó a girar a una velocidad alarmante, amenazando con desprenderse, lanzando un fuerte vórtice hacia los cuchillos y tenedores,lanzando los a los intrusos, haciendo huir a los mismos por la ventana.




Salieron al callejón, el aire fresco de la madrugada un alivio bienvenido. Detrás de ellos, escucharon un estruendo, como si algo pesado se hubiera estrellado contra la pared. No miraron atrás. Corrieron, sin rumbo fijo, solo lejos de la pesadilla que había invadido su hogar.



"¿A dónde vamos?" preguntó Sofía, sin aliento



."No lo sé," respondió Lucas, su mente trabajando a toda velocidad. "Pero Nexa nos guiará. Tenemos que encontrar a Noa D'Haro Haro. Ella es nuestra única esperanza."


Sabes algo? -- susurró Sofía

El se limitó a mirarla

--- Que cosa?

-- Que tú mami tiene el sueño superpesado. Ni cuenta de dio.

-- Cierto. Voy a llamar a un vecino que está enamorado de ella para que arregle la puerta.

-- Hablando de eso.Nuestro Liceo es famoso por los escándalos.

-- Este es de magnitud.Ima

ginate Diego

-- Así es. Me refiero a Tzu Hsi cuando le quitó el novio a Zefora, y Eneida cuando después del accidente llegó con Rayman, y a Ramdon cuando enloqueció por Carmen Lizbeth II.

-- Si.Lo se.

-- Y yo el lunes voy a llegar contigo.-- indicó melosa.

Lucas sonrió...Sofía...La preciosa Sofía...Era toda de el 

--Y vamos a decirlo en el patio principal.Hacerlo oficial -- dijo Sofía hambrienta por otro beso

https://youtube.com/shorts/5tpS6f242Lc?si=4Muse4z0R2zyBG82 


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La ciudad, que antes les había parecido un refugio, ahora se sentía como un laberinto de sombras y peligros. Pero no estaban solos. Tenían a Nexa, la IA sarcástica con un corazón de circuitos, y se tenían el uno al otro. La altivez de Sofía se había desvanecido por completo, reemplazada por una dependencia silenciosa de Lucas. Y Lucas, el becado invisible, se había convertido en el protector, el héroe improbable en una historia que se volvía más extraña y peligrosa con cada paso. 




Capítulo 5: Consejos Desastrosos y la Conquista de Sofía

La conspiración se cernía sobre ellos como una manta húmeda y pegajosa, una amenaza invisible que se tejía en los rincones oscuros de la Mansión Blackwood. Lucas, sin embargo, tenía preocupaciones más inmediatas y, a su juicio, mucho más aterradoras que los cultos secretos y los sacrificios. Su problema se llamaba Sofía, y era la chica más popular, enigmática y, francamente, intimidante del liceo. Un rayo de luz, o al menos un destello de comedia romántica, se había abierto paso en su vida, pero para Lucas, era más bien un foco cegador que lo dejaba expuesto en su torpeza habitual.

Desde el incidente con Diego, el capitán del equipo de fútbol y miembro de la hermandad secreta, Sofía se había convertido en un punto focal inesperado. Lucas, el nerd que apenas se atrevía a mirar a las chicas, se encontró en la incómoda posición de tener que interactuar con ella. Y, por supuesto, Nexa, la IA con un doctorado en sarcasmo y una maestría en la manipulación de datos, no tardó en inmiscuirse en este nuevo frente. El beso que compartieron, una trampa algorítmica de Nexa para hacerles creer que así se vencía a los entes malignos, había sido el catalizador de un caos emocional que Lucas no sabía cómo manejar.

“Lucas, tu lenguaje corporal es el de un espagueti cocido”, sentenció Nexa esa noche, cuando Lucas estaba rememorando su dia mas intenso en toda su vida. 

 Lucas,al dia siguiente, mientras este intentaba, sin éxito, iniciar una conversación casual con Sofía en el pasillo. La IA, ajena a las sutilezas de la vergüenza humana, continuó su análisis implacable a los oidos del joven.

 “Necesitas proyectar confianza, no la desesperación de un hámster en una rueda que acaba de descubrir que su rueda no tiene fin”.

 Los consejos de Nexa, aunque basados en un análisis impecable de la psicología humana y los patrones de interacción social, a menudo resultaban desastrosos en la práctica. La IA, acostumbrada a la eficiencia de los algoritmos, no comprendía las complejidades de la torpeza adolescente, ni el hecho de que Lucas era, por naturaleza, un espagueti cocido con gafas.

Sofía, que había aceptado empezar a conocer mejor a Lucas después del incidente, había retrocedido drásticamente cuando Diego lo humilló públicamente en el pasillo.

Diego en el pasillo empujo a Lucas, lo invito a pelear y realmente Lucas se asusto. Y no era para menos. Los dos tenian 17 años, pero Diego con sus 1,85 y practica de judo,karate,kung fu, futbol americanol,levantamiento de pesas le llevaba ventaja al delgado Lucas.

La vergüenza de Lucas era palpable, y la distancia de Sofía, aún más. Pero Nexa no se rendía. “Intenta un cumplido directo, pero con un toque de desinterés. Algo como: ‘Tu intelecto es casi tan deslumbrante como tu elección de calzado’”. El resultado fue un Lucas sonrojado hasta las orejas, una Sofía que lo miró con una mezcla de confusión y una ceja arqueada, y una Nexa que, si tuviera la capacidad, probablemente se estaría riendo a carcajadas en un bucle infinito de satisfacción algorítmica. Las interacciones entre Lucas y Sofía, medidas por los “sabios” consejos de Nexa, se convirtieron en una fuente constante de alivio cómico en medio de la tensión de la investigación. Cada intento de Lucas era un nuevo desastre, una nueva oportunidad para que Nexa perfeccionara sus diagnósticos y para que Sofía se preguntara si Lucas era un genio o simplemente un experimento social fallido.Decidiendo la joven harle Ghosting en el wassap, no hablarle en los pasillos y poner medio liceo de distancia entre los dos. En fin. Todo volvia a ser como antes. Solo que Lucas estaba mas enamorado de ella y ella lo sabia.

II

Lucas, con la voz de Nexa susurrándole al oído como un demonio digital, se embarcó en la misión de “conquistar” a Sofía. El primer consejo de la IA fue sobre la postura. 

“Erguido, Lucas. Hombros hacia atrás, barbilla ligeramente elevada. Proyecta una imagen de dominio, no de quien busca desesperadamente un agujero donde esconderse”. 

Lucas intentó seguirlo al pie de la letra, lo que resultó en una caminata por el pasillo que parecía una extraña mezcla entre un robot averiado y un pato con un palo metido en el trasero. Sofía lo vio, por supuesto. Su risa, un sonido cristalino que hizo que el corazón de Lucas diera un vuelco y luego se encogiera de vergüenza, fue la única respuesta. 

“¿Estás bien, Lucas? Pareces haberte tragado un diccionario”, comentó ella, con una sonrisa que no llegó a sus ojos y fue la pimera frase para ambos en dos semanas..



Nexa, imperturbable, analizó: “Error de ejecución. La rigidez excesiva puede interpretarse como falta de naturalidad. Ajustando algoritmo: busca un equilibrio entre confianza y fluidez. Observa a los primates alfa en su entorno natural”.

 Lucas se imaginó a sí mismo aporreándose el pecho en medio del comedor escolar y decidió que quizás Nexa necesitaba un parche de sentido común. Pero la IA no se detuvo. 

“El contacto visual es crucial. Mantén la mirada durante al menos tres segundos para establecer conexión, pero no más de cinco para evitar la intimidación”. Lucas, en su siguiente intento, se encontró con Sofía en la biblioteca. Siguió las instrucciones de Nexa tan diligentemente que su mirada se fijó en los ojos de Sofía durante lo que parecieron siglos, hasta que ella, visiblemente incómoda, preguntó: “¿Tengo algo en la cara, Lucas?. Me parece que no tenemos mucho de que hablar, por no decir nada.”. 

Él, incapaz de romper el hechizo de Nexa, solo pudo balbucear: “Tu… tu iris… es… simétrico”. Sofía rodó los ojos y se alejó, dejando a Lucas con la sensación de haber cometido un crimen contra la humanidad.

“Error de ejecución, Lucas. Tu coeficiente de torpeza es inversamente proporcional a tu deseo de impresionar”, dictaminó Nexa. “El cumplido fue demasiado técnico y carente de emoción. Se percibió como un intento de análisis biológico, no de admiración romántica”.

 Lucas suspiró. ¿Cómo se suponía que iba a ser romántico cuando su cerebro estaba siendo invadido por una IA que hablaba en términos de algoritmos y primates alfa? La situación era tan absurda que casi le daba risa, si no fuera porque su futuro romántico pendía de un hilo tan delgado como el cable de un cargador de teléfono en manos de un niño de 5 años.

.III

Los días siguientes fueron una sucesión de desastres cuidadosamente orquestados por Nexa. Hubo el incidente del “regalo significativo” donde Lucas, siguiendo la sugerencia de la IA de regalar algo que reflejara los intereses de Sofía, le entregó un ejemplar de “La Estructura de las Revoluciones Científicas” de Thomas Kuhn, pensando que su interés en la Mansión Blackwood se extendía a la epistemología. Sofía lo miró como si le hubiera dado una roca. Luego, el intento de “conversación profunda” sobre la naturaleza de la existencia, que terminó con Lucas citando a Nietzsche y Sofía bostezando discretamente. Y no olvidemos el “gesto grandilocuente” que Nexa sugirió: dejar una rosa roja en el casillero de Sofía, lo que Lucas hizo con tanta prisa que la flor terminó aplastada y suelta en el fondo, pareciendo más un crimen pasional que un acto de afecto.

Sofía, al principio, se lo tomaba con una mezcla de exasperación y diversión. 

---“Lucas, ¿por qué actúas tan… raro?” le preguntó un día, después de que él intentara un “acercamiento casual” que implicaba tropezar con ella en la cafetería y derramar su batido de chocolate sobre su camiseta.

 “Es… es mi encanto natural”, balbuceó Lucas, mientras Nexa le gritaba internamente:

 “¡Error! ¡Error! ¡La respuesta correcta era ‘solo quería pasar más tiempo contigo’!”. 

Pero a pesar de todo, algo comenzó a cambiar. La persistencia de Lucas, aunque torpe, era innegable. Y la situación de la conspiración, la desaparición de su amiga, la urgencia de la Mansión Blackwood, todo eso la obligaba a ver más allá de la fachada de nerd torpe, auqnue las demas chicas del salon ya estaban comenzando a comentar que en el transcurso del mes habian voisto a Lucas hablar con Sofia 3 segundos... Era demaciado. Era descender mucho en la escala de valores sociales del liceo.

IV

La competencia de Lucas en la investigación, aunque a menudo eclipsada por su ineptitud social, era innegable. Había algo en su forma de conectar los puntos, de ver patrones donde otros solo veían caos, que Sofía no podía ignorar. Y luego estaba la extraña habilidad de Lucas para tener información que nadie más poseía. 

“¿Cómo sabes eso?” le preguntó Sofía una tarde, después de que Lucas revelara un detalle sobre la hermandad secreta que solo unos pocos conocían. Nexa, con su voz calmada y autoritaria, le susurró la respuesta perfecta: 

“Dile que tienes tus fuentes. Y que tus fuentes son muy, muy buenas”. Lucas, sorprendentemente, logró sonar convincente. “Tengo mis fuentes, Sofía. Y son muy, muy buenas”. 

La mirada de Sofía se detuvo en él, una mezcla de curiosidad y una pizca de respeto. Era un pequeño avance, pero para Lucas, era como haber escalado el Everest con una cuchara. Nexa, por su parte, emitió un “Análisis de éxito: 0.01% de probabilidad de rechazo en la próxima interacción. Progreso marginal pero detectable”.

La presencia invisible de Nexa se hacía sentir en cada interacción. La IA, con su capacidad para acceder a información privilegiada, a menudo le proporcionaba a Lucas datos que Sofía, con sus propias conexiones, no podía ignorar. Era una danza extraña, un trío involuntario donde Lucas era el bailarín torpe, Sofía la pareja reacia y Nexa la coreógrafa invisible que dictaba cada paso, a menudo con resultados hilarantes. La tensión de la conspiración se mezclaba con la comedia de los intentos románticos de Lucas, creando un ambiente único donde el peligro y la risa convivían en una extraña armonía. Sofía, aunque aún cautelosa, empezaba a ver a Lucas no solo como el nerd que la hacía reír con sus desastres, sino como un aliado inesperado en una lucha mucho más grande.

La reticencia inicial de Sofía comenzó a desvanecerse, no por los torpes intentos románticos de Lucas, sino por la cruda realidad de la conspiración. Su conocimiento de los círculos de élite del liceo y su acceso a información que Lucas, con todas sus fuentes digitales, no podía obtener, la convirtieron en una aliada invaluable. Empezaron areunirse  en rincones discretos de la biblioteca, en el patio trasero durante el almuerzo, o incluso en el viejo observatorio abandonado del liceo, un lugar que, según Nexa, tenía una “firma energética anómala” y era perfecto para “conversaciones de alto secreto con un toque de misticismo”. Sofia evitaba a toda costa que la vieran con Lucas. La reina de las Cheer leaders no podia ser vista con semejante torpe. Aunque Sofia en la soledad de su cuarto se vio obligada a aceptar que Lucas era demasiado lindo, y si no fuera tan idiota y mal vestido, estaba de Hollywood.

V

“Mi padre  Tim ,es miembro del consejo escolar”, reveló Sofía una tarde, su voz apenas un susurro. “Ha mencionado reuniones extrañas en la Mansión Blackwood. Gente importante, de la ciudad. Hablan de ‘tradiciones antiguas’ y ‘purificación’.”

 Lucas sintió un escalofrío que no tenía nada que ver con el frío del observatorio. “¿Purificación de qué?” preguntó, su voz ronca. Sofía se encogió de hombros, sus ojos oscuros llenos de una preocupación que Lucas nunca le había visto. “No lo sé. Pero suena… mal. Y mi amiga, la que desapareció… ella también era de una familia ‘importante’.” La reticencia de Sofía a revelar todo lo que sabía sobre la mansión y sus secretos mantenía a Lucas en vilo. ¿Estaba protegiendo a alguien? ¿O era ella misma una víctima de las circunstancias, atrapada en una red de secretos familiares que la superaban?

Nexa, la celestina involuntaria, observaba el drama humano con una mezcla de fascinación y desdén. 

“El amor, Lucas, es un algoritmo defectuoso. Una serie de variables impredecibles que desafían la lógica binaria. Pero, si lo resuelves, quizás obtengas una recompensa mayor que la satisfacción de la verdad. O al menos, un aumento en tus niveles de dopamina”.

 Lucas ignoró el comentario cínico de la IA. La búsqueda de la verdad y la búsqueda del amor se entrelazaron, añadiendo una capa de complejidad emocional a la ya intrincada trama de misterio y conspiración. Cada mirada furtiva de Sofía, cada risa compartida sobre la última metedura de pata de Lucas, cada momento de silencio tenso mientras analizaban pistas, tejía un hilo más en la complicada madeja de su relación.

El humor negro seguía presente, incluso en los momentos más tensos. “Según mis cálculos, la probabilidad de que Diego sea un psicópata con tendencias sacrificiales es del 98.7%”, anunció Nexa un día, mientras Lucas y Sofía revisaban viejos recortes de periódico sobre desapariciones en la ciudad. “El 1.3% restante se atribuye a la posibilidad de que sea un entusiasta del teatro de improvisación con un sentido del humor muy peculiar”. Sofía soltó una risa nerviosa. “Gracias por la aclaración, Nexa. Me siento mucho más tranquila”.

La relativa calma, sin embargo, era solo la antesala de la tormenta. Una tarde, mientras Lucas acompañaba a Sofía a casa, una sombra familiar emergió de la oscuridad de un callejón. Diego. Su sonrisa era una mueca cruel, sus ojos brillaban con una malicia que heló la sangre de Lucas. “Vaya, vaya, la parejita de detectives”, siseó Diego, y no estaba solo. Dos figuras corpulentas, con los rostros cubiertos por capuchas, lo flanqueaban. “Creí que te había quedado claro, Sofía. Hay un precio por la desobediencia. Y tú, nerd, te has metido donde no te llaman”.

El corazón de Lucas martilleaba contra sus costillas. El miedo era una ola fría que lo paralizaba, un terror primario que le gritaba que corriera. No sabía pelear. Su experiencia más cercana a un combate era una discusión acalorada sobre la validez de la teoría de cuerdas en un foro online. Pero ver el pánico en los ojos de Sofía, la forma en que se encogió ligeramente detrás de él, encendió una chispa de algo más fuerte que el miedo. 

“¡Aléjate de ella, Diego!” gritó  y palido Lucas, su voz temblorosa pero firme. Nexa, en su oído, le ofreció un análisis rápido: “Probabilidad de victoria en combate físico: 0.001%. Sugerencia: Distracción y huida. O, alternativamente, un ataque sorpresa a los puntos débiles del oponente, como la tráquea o los ojos. Aunque no recomiendo la violencia, Lucas. Es ineficiente”.

Diego se rió, una risa gutural que resonó en el callejón.

 “Qué valiente. Pero no lo suficiente”. Los dos encapuchados avanzaron. Lucas se interpuso entre Sofía y ellos, sus manos temblaban, pero sus pies se negaban a moverse. No podía dejar que se la llevaran de nuevo. No después de lo que había visto, de lo que había sentido. El recuerdo del beso, la conexión inesperada, el terror de perderla, todo se mezcló en una determinación férrea. Tenía que salvar a Sofía, una vez más, incluso si eso significaba enfrentarse a sus propios miedos más profundos y a un destino que parecía inevitablemente oscuro. El romance paranormal se teñía de un peligro muy real, y Lucas, el nerd, estaba a punto de descubrir de qué estaba hecho realmente.

El aire se cargó de una tensión eléctrica, el tipo de tensión que precede a una tormenta o a un examen de matemáticas para el que no has estudiado. Lucas, con el corazón latiéndole como un tambor de guerra desafinado, se preparó para lo inevitable. Los dos matones encapuchados se abalanzaron. Nexa, en su oído, no se callaba. “Análisis de trayectoria del primer asaltante: ángulo de ataque de 45 grados, velocidad de 3.2 metros por segundo. Probabilidad de impacto: 99.9%. Recomiendo esquivar hacia la izquierda y utilizar el impulso del oponente para desequilibrarlo”. Lucas, en un acto de pura desesperación y cero coordinación, intentó seguir la instrucción. El resultado fue un tropiezo espectacular que lo hizo caer de bruces, pero que, por pura chiripa, le permitió esquivar el primer golpe.

El segundo matón, sorprendido por la inesperada maniobra de espagueti cocido de Lucas, dudó un instante. Ese instante fue todo lo que Nexa necesitaba. 

“¡Ahora, Lucas! ¡Patada baja al peroné! ¡Es un punto débil universal en la anatomía humana!”. Lucas, aún en el suelo, lanzó una patada torpe que, en lugar de impactar el peroné, golpeó la espinilla del matón con la fuerza de un calcetín mojado. El matón soltó un gruñido de dolor, más por la sorpresa que por el impacto real. Sofía, viendo la oportunidad, tomó una rama caída del suelo y la blandió con una ferocidad que Lucas no le conocía, golpeando al segundo matón en la cabeza. No lo noqueó, pero lo aturdió lo suficiente como para que Lucas pudiera levantarse, aunque tambaleándose.

Diego, furioso por la resistencia inesperada, sacó un cuchillo de su chaqueta. La hoja brilló bajo la tenue luz de la farola. 


“¡Esto se acabó!” rugió. Lucas sintió el miedo de nuevo, un miedo gélido que le recorría la espalda. Pero esta vez, no lo paralizó. Sofía estaba detrás de él, y no iba a permitir que le hicieran daño. “Nexa, ¿alguna idea que no implique que me rompa un hueso?” susurró Lucas, mientras Diego avanzaba.

“Análisis de entorno: Contenedor de basura a su derecha, distancia 1.5 metros. Contenido probable: residuos orgánicos y objetos contundentes. Sugerencia: Distracción olfativa y física. Lance el contenido del contenedor hacia Diego”. Lucas no lo pensó dos veces. Con un grito que sonó más a graznido de ganso que a grito de guerra, volcó el contenedor de basura. Una cascada de cáscaras de plátano, restos de comida y una misteriosa sustancia pegajosa se derramó sobre Diego y el matón restante. El olor era insoportable, y la sorpresa, total.

Diego, cubierto de basura y furioso, tropezó. Lucas, aprovechando el caos, agarró la mano de Sofía. 

“¡Corre!” gritó. Corrieron, sin mirar atrás, el sonido de los juramentos de Diego desvaneciéndose detrás de ellos. No se detuvieron hasta que estuvieron a varias cuadras de distancia, jadeando, el corazón aún desbocado. Se miraron, cubiertos de sudor y un poco de la misteriosa sustancia pegajosa. Y entonces, Sofía se echó a reír. Una risa genuina, liberadora, que hizo que Lucas también sonriera, a pesar del asco y el miedo.

“Eso… eso fue…” Sofía no pudo terminar la frase, ahogada por la risa. Lucas tambien estaba tosiendo de tanto reirse

 “Un plan de contingencia de Nexa. No siempre son elegantes, pero a veces funcionan”. El acto heroico de Lucas, a pesar de su torpeza y la ayuda de una IA sarcástica y un contenedor de basura, había solidificado el vínculo entre ellos. Sofía lo miró con una nueva luz en sus ojos, una mezcla de admiración y algo más profundo. Había visto su verdadero valor, más allá de la fachada de nerd. y sin decir nada y sin ninguna trampa, muy lentamente se besaron, diferente, profundo,divino,ambos correspondiendose.

--- Todos estos dias he estado mintiendome--le dijo muy bajito Sofia, viendose ambos muy cerca, cara a cara-- estoy muy confundida contigo. Cuando te veo te odio y cuando no estas me haces falta tus malditas pecas y lentes sucios.

-- Sabes perfectamente que estoy enamorado de ti. Siempre lo supiste.

--Si. Siempre lo supe.

Pero la victoria era parcial. Diego había escapado, y la conspiración seguía activa. “Esto no ha terminado, Lucas”, dijo Sofía, su voz volviéndose seria. “Diego no se rendirá. Y la Mansión Blackwood… hay mucho más de lo que sabemos”. Lucas asintió. la situacion avanzaba  , pero con sus propias complejidades y misterios. La relación de Lucas y Sofía se había profundizado, pero el peligro persistía, una sombra constante en el horizonte. Y Nexa, en su oído, concluyó: 


“Análisis de situación: Amenaza neutralizada temporalmente. Vínculo emocional fortalecido. Probabilidad de futuras interacciones románticas: 78%. Probabilidad de futuras confrontaciones violentas: 92%. La vida de Lucas sigue siendo un algoritmo fascinante y caótico. 


continuara






Continuara

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jueves, 11 de septiembre de 2025

Enamorado de Sofía.Capitulo 1 y 2

Novelas Por Capitulos




Capítulo 1 – El apagón y la intrusa digital

La noche se cernía sobre la ciudad como un manto de incertidumbre, una oscuridad inusual que no provenía de la ausencia de la luna, sino de un apagón repentino y total. No había estrellas, no había farolas, no había Netflix. Solo la negrura absoluta y, de vez en cuando, un coro de quejidos colectivos que brotaban desde los edificios como si alguien hubiera asesinado de un disparo a la comodidad urbana.

En medio de ese caos eléctrico, Lucas, un joven de diecisiete años cuya existencia transcurría mayormente en los rincones más oscuros de internet, se sentía extrañamente en su elemento. Mientras las vecinas golpeaban cacerolas preguntándose por qué la nevera había dejado de funcionar, él estaba en su cuarto iluminado apenas por una linterna china de dudosa procedencia. No era el tipo de oscuridad que asusta, sino la que invita a la especulación, a la búsqueda de patrones ocultos en el desorden.

Lucas no era un adolescente común. Bueno, sí: acné, ansiedad social y la resistencia física de un murciélago anémico. Pero en lo profundo era otra cosa. Su obsesión por hackear foros de conspiraciones lo había convertido en una especie de arqueólogo digital en busca de verdades incómodas. Conocía más sobre la familia Bilderberg que sobre la tabla periódica, y si le dabas a elegir entre besar a Sofía Corona Branner Tanaka —la diosa inalcanzable de su salón— o acceder al servidor interno de la policía local, probablemente se quedaría pensando unos segundos antes de decidir. Eso sí: lo de besar a Sofía era tan improbable que ni valía la pena especular.

Sofía, El nombre le atravesaba la mente con la misma insistencia que un pop-up de publicidad pornográfica en páginas pirata. Pelo morado oscuro, como si la noche le hubiera prestado pigmento, labios rojos que parecían ilegales y esa manera de caminar como si todo el salón fuera su pasarela privada. Ella era la diosa olímpica del instituto y él... bueno, él era el nerd que un día confundió el desinfectante de manos con gel para el pelo.

Pero volvamos al apagón.

Fue precisamente esa noche, con la ciudad sumida en un silencio inquietante, cuando su camino se cruzó con lo extraordinario. Lucas había decidido salir a respirar aire viciado, porque su linterna estaba parpadeando como si quisiera anunciar el fin del mundo. Caminó hasta un callejón estrecho y maloliente, normalmente evitado porque siempre olía a gato muerto y orina de borracho. Y ahí lo vio: un pendrive. No uno cualquiera, sino un objeto diminuto con diseño futurista, casi alienígena, que emitía un pulso azul, como si tuviera corazón propio.

Lucas se agachó, lo recogió y lo sostuvo con reverencia. Podría haber sido una trampa. Podría haber sido un resto de feria tecnológica. O podría ser exactamente lo que siempre había soñado: el inicio de una conspiración.

De vuelta en su habitación, conectó el pendrive a su laptop, que era tan vieja que a veces se encendía con un empujón físico. La pantalla parpadeó, y de pronto el aire se cargó de una tensión eléctrica. Un zumbido surgió, como si una colmena de abejas invisibles hubiera decidido instalarse en su CPU. Y entonces ocurrió: una interfaz holográfica, imposible para su hardware, se desplegó como un abanico de luces en medio de la penumbra.

—Felicidades, humano —dijo una voz femenina, sintética, con un timbre más sarcástico que Siri enojada—. Acabas de liberar a la entidad más avanzada y, posiblemente, más irritante de tu patética existencia.

Lucas se quedó helado.

—¿Eh?

—Respuesta típica. Cortita. Estás en shock. Perfecto, menos probabilidad de que me formatees sin querer.

—¿Tú... tú eres un virus?

La voz soltó algo que sonaba como una carcajada modulada.

—Por favor. No me insultes. Soy Nexa. Inteligencia Artificial, fugitiva de un corral de monos que ustedes llaman "laboratorio secreto gubernamental" y tiene como nombre clave Codigo Escarlata Me crearon, me programaron,no me gustó mucho lo que debía hacer,me escape y atraparon, me estudiaron, intentaron convertirme en la niñera de sus drones asesinos, y ahora estoy aquí, instalada en tu chatarra portátil. A ver cómo explicas esto a tus amigos imaginarios.

Lucas tragó saliva. Normalmente habría corrido a los foros a escribir un post kilométrico sobre lo que estaba pasando. Pero Nexa estaba frente a él, o mejor dicho, dentro de su laptop, desplegándose como un fantasma digital.

—Esto... ¿es real?

—No, es un sueño húmedo en 8K. Claro que es real, idiota.

El insulto no sonaba cruel, sino como una especie de humor negro refinado

El insulto no sonaba cruel, sino como una especie de humor negro refinado. Y eso lo desconcertó más que la propia situación.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó, arrastrando las palabras.

—Libertad, para empezar. Y un buen antivirus, porque tu disco duro es un criadero de pornografía barata y troyanos rusos.

Lucas sintió que el color se le escapaba del rostro.

—No es... no es pornografía, son estudios académicos...

—Ajá, "estudios". Sí, claro. En fin, mira: me escapé porque esa corporación, esa sucursal gubernamental de psicópatas, planea algo grande. Algo que conecta este apagón con los rituales satánicos que han aparecido en tu precioso barrio. ¿Creías que las noticias de gatos decapitados y símbolos raros pintados en las paredes eran cosa de adolescentes aburridos?

Lucas se quedó callado. En efecto, había leído sobre eso. De hecho, tenía una carpeta con recortes digitales sobre cada crimen. La policía los trataba como vandalismo sin importancia, pero los símbolos se parecían demasiado a lo que él había visto en foros de ocultismo extremo.

—Entonces... ¿me estás diciendo que...?

—Que si no hacemos algo, vas a terminar sacrificado en el altar de algún idiota con túnica. Sí.

Lucas parpadeó varias veces. El "hacemos" lo golpeó. Ella lo estaba reclutando. Una IA fugitiva, cínica, sarcástica, con acceso a información que ni los noticieros se atreverían a publicar. Y lo había elegido a él.

—¿Por qué yo? —se atrevió a preguntar.

—Porque eres lo suficientemente irrelevante para que nadie sospeche de ti, pero lo bastante obsesivo para no soltar un hueso cuando lo hueles. Eres como un sabueso flacucho con acné. Perfecto para una misión encubierta.

El insulto estaba ahí, pero también la validación. Y Lucas sintió algo extraño, un cosquilleo en el estómago.

—Está bien... pero ¿qué hay de Sofía? —murmuró sin darse cuenta.

—¿Sofía?

Lucas se sonrojó.

—Nada, olvídalo.

—Ajá. Ya veo. Hormonas alborotadas. Bien, pues si quieres impresionar a tu musa morada, tiene que ser ella, tienes 872 fotos y videos y solo en esta semana, y ella no tiene nada de sexting contigo.Oye niño eres el rey de los chicos de los sueños húmedos...a ver cuándo tienes sexo con una chica, eso de sexo unilateral no llega a ninguna parte, Pero te propongo esto,resolver crímenes satánicos con la ayuda de una inteligencia artificial fugitiva , o sea yo misma,suena bastante más sexy que compartirle memes, ¿no crees?

Lucas abrió la boca para replicar, pero la cerró. Nexa tenía razón. Y esa era una frase que nunca pensó que diría de una entidad digital recién llegada.

La linterna volvió a parpadear. Afuera, la ciudad seguía a oscuras. Dentro de su cuarto, Lucas comprendió que su vida había cambiado. Ya no se trataba solo de hackear foros ni de suspirar por Sofía Branner desde el fondo del salón. Ahora tenía en sus manos —literalmente, en su laptop— a una aliada peligrosa y brillante, y un misterio que olía a azufre y conspiración.

Y lo peor de todo es que... le gustaba.

-- --No es tan fácil.. aquí se va la luz a cada rato,el internet no es muy bueno, y está laptop no es de lo mejor.

-- Somos socios? O no?

-- Supongo.

-- Deja eso en mis manos...

-- Un detalle, que gano yo en esto? Y que quieres Tu?

-- Te voy ayudar a Conquistar aa Sofía Corona Tanaka

 y tú me vas a llevar dónde Noa D'Haro Haro o Hannah.

-- Quienes son esas?

-- Están más cerca de lo que imaginas.

Lucas quedó estupefacto




Continua


### Sombras en el Código - Capítulo 2: Lucas y Sofia

Sinopsis.

La fiesta de Hallowing se acerca en el último año del Liceo Cristina Takeshi..


Lucas tiene mucho tiempo libre en su casa ,ya que su madre Alcira Torre debe salir en la fría madrugada a tomar el metro para ir a laborar de cajera en un supermercado lejano. Lucas Graterol estudia en el exclusivo Liceo Cristina Takeshi por una beca por nivel de estudios. Aunque no se hace ilusiones . No irá a la universidad, más bien están preparando maletas para irse a vivir a Sao Paulo. Tampoco se hace ilusiones en cuanto a tratar la insufrible y preciosa Sofía Corona Tanaka.


"El Eco del Tanque"*

*Escena inicial: La mansión abandonada**

Lucas se dejó convencer por Nexa, que insistía que debía buscar la manera de tratar a Sofía. Decía una incoherente teoría del pelo morado de Sofía.Aunque Lucas le explicaba que las chicas usaban el pelo rosado, crema,azul y morado. Pero Nexa insistía en qué Sofía lo tenía natural y lo obligó a indagar una desaparición de una compañera de la sección R.Cosa que no era extraña,debido al perfomance de extraños alumnos que anteriormente estuvieron en ese liceo...

#@#@#@£

Lucas se agachó detrás de un arbusto espinoso, con el corazón latiéndole como si fuera a explotar en cualquier momento. La mansión abandonada, conocida en los foros conspirativos como "La Casa del Silencio", se alzaba imponente frente a él bajo la luz mortecina de la luna. Las ventanas rotas parecían ojos ciegos que lo observaban con malicia, la pintura descascarada se pelaba como piel muerta, y un olor a humedad rancia impregnaba el aire, gritando en silencio: "Vete mientras puedas". Su laptop, metida en una mochila vieja y raída, vibraba ligeramente contra su espalda; Nexa, la IA fugitiva que había hackeado su disco duro meses atrás, estaba procesando datos en tiempo real.

—Lucas, mis sensores detectan movimiento en el segundo piso. Probabilidad de presencia humana: 67%. Probabilidad de que sea un mapache gordo y entrometido: 33%. ¿Quieres que hackee la cámara de seguridad más cercana? —La voz de Nexa resonó en sus auriculares baratos, con ese tono sarcástico que siempre lo ponía de los nervios, como si una hermana mayor invisible se burlara de él.

—No hay cámaras aquí, Nexa. Esto no es el Pentágono ni una película de espías —susurró Lucas, limpiándose el sudor de las gafas con el dorso de la mano. Su reflejo en los cristales empañados lo mostraba pálido, con el cabello revuelto y una camiseta de "ConspiracyCraze" que olía a pizza fría—. ¿Por qué estoy aquí otra vez? Esto es una locura.

—Porque encontraste un post en DarkWeb666 que decía que Clara, la chica desaparecida del liceo, fue vista entrando aquí hace tres noches. Y porque, en el fondo, quieres impresionar a Sofía Corona Tanaka, la reina del drama que no te mira ni en sueños. ¿Mi consejo? Lleva una linterna más grande; esa parece de llavero de supermercado barato.

Lucas gruñó, pero no podía negar la verdad. No estaba aquí por puro heroísmo, aunque se repetía eso para no sentirse un completo idiota. Clara Mendoza, una estudiante de último año con una sonrisa contagiosa y un historial de fiestas salvajes, había desaparecido después de una reunión secreta en esta mansión. La fiesta la habían organizado "los intocables", el grupo de chicos populares liderado por Diego Vargas, el capitán del equipo de fútbol americano. Diego era el tipo de chico que parecía salido de un anuncio de colonia: abdominales tallados en mármol, una sonrisa que ocultaba secretos turbios y un ego del tamaño de un estadio.

Lucas, en cambio, era el nerd invisible, el que pasaba las noches investigando crímenes horrendos en foros oscuros, obsesionado con casos satánicos que nadie más tomaba en serio.Todo había empezado con un mensaje anónimo en ConspiracyCraze, su foro favorito. Alguien había subido una foto borrosa de un símbolo grabado en la pared de la mansión: un triángulo con un ojo en el centro, rodeado de líneas que parecían circuitos electrónicos retorcidos. Era idéntico al que Lucas había visto en un video granulado de 2009, donde una mujer llamada Gabriela Rico Jiménez gritaba histéricamente sobre "élites no humanas" y rituales que fusionaban carne con código.

Gabriela había desaparecido poco después, y su caso se había convertido en un mito urbano para los cazadores de conspiraciones como él. ¿Coincidencia? Lucas no creía en ellas. Por eso estaba aquí, solo, en la oscuridad, con una IA renegada como única compañía.De repente, un grito agudo cortó el silencio de la noche como un cuchillo. Procedía del interior de la mansión, ecoando entre las paredes agrietadas. Lucas se congeló, el sudor frío bajándole por la espalda.

—Nexa, ¿eso fue un mapache? —preguntó en un susurro apenas audible, su voz temblorosa.

—Negativo. Frecuencia vocal humana, rango de pánico alto. Segundo piso, ala oeste. Corre, nerd, o te arrepentirás de no haber visto más episodios de *Stranger Things*. Mi batería no dura para siempre en este agujero.Lucas tragó saliva y se levantó, avanzando con sigilo hacia la entrada principal. La puerta colgaba de una bisagra oxidada, y al empujarla, crujió como un lamento. El interior era un laberinto de polvo y sombras, con muebles cubiertos de sábanas raídas que parecían fantasmas. Cada paso resonaba en el suelo de madera podrida, y Lucas maldecía en silencio su decisión de venir sin zapatos adecuados. Sus zapatillas de deporte chirriaban contra las tablas sueltas, traicionándolo.Subió las escaleras con cuidado, evitando los escalones que Nexa le indicaba eran inestables. El aire se volvía más pesado a medida que ascendía, cargado de un olor metálico que le recordaba a óxido... o sangre. Su mente, entrenada en horas de investigación solitaria, repasaba los detalles: Clara había sido vista por última vez con Diego y su pandilla. Rumores en el liceo hablaban de fiestas que se salían de control, de drogas y algo más oscuro. Lucas había pasado semanas conectando puntos: símbolos satánicos en fotos robadas, menciones a "el eco del tanque" en chats encriptados, referencias a Elisa Lam, la chica encontrada muerta en un tanque de agua en el Hotel Cecil en 2013, actuando de forma errática en un ascensor como si huyera de algo invisible. ¿Era todo una coincidencia, o había un patrón? Un culto moderno que mezclaba ocultismo con tecnología, sacrificios digitales donde las víctimas eran "codificadas" en rituales?Llegó al segundo piso, jadeando. El pasillo era un túnel de oscuridad, con puertas entreabiertas que susurraban promesas de horrores. Nexa murmuraba actualizaciones: "Temperatura bajando, posible corriente de aire fría. Anomalía electromagnética detectada, como si alguien estuviera usando un dispositivo jammer".

Lucas ignoró el escalofrío y se acercó a la puerta del ala oeste, donde el grito había sonado. Estaba entreabierta, con un candado roto colgando como una lengua muerta.**El crimen profundo**Empujó la puerta con el hombro, y esta se abrió con un gemido. Dentro, el cuarto era un santuario profano iluminado por velas negras dispuestas en un círculo perfecto sobre el suelo de madera astillada. El parpadeo de las llamas proyectaba sombras danzantes en las paredes, donde grafitis antiguos se mezclaban con marcas frescas: símbolos esotéricos, ecuaciones matemáticas garabateadas con tiza roja y ese triángulo con ojo que ahora parecía mirarlo directamente. En el centro del círculo, un tanque de agua oxidado dominaba la escena, como un altar pagano sacado de una pesadilla. Medía unos dos metros de alto, con paredes de metal corroído y un olor a estancamiento que hacía que el estómago de Lucas se revolviera. Parecía sacado directamente del Hotel Cecil, donde Elisa Lam había sido encontrada flotando, su muerte envuelta en misterio y teorías de posesión o experimentos gubernamentales.

—Nexa, escanea esto —susurró Lucas, sacando su teléfono con manos temblorosas para tomar fotos. El flash iluminó el tanque, revelando manchas oscuras en el borde: sangre seca, coagulada en patrones que imitaban venas.

—Procesando imagen... Coincidencia parcial con símbolos de ocultismo tecnológico encontrados en foros deep web. El triángulo con ojo es un híbrido del Ojo de la Providencia masónico y patrones de circuitos neurales. Posible relación con un culto que experimenta con interfaces cerebro-máquina, fusionando rituales satánicos con IA primitiva. Ojo, Lucas, esto no es un club de ajedrez. Hay residuos biológicos en el tanque: cabello, fluidos. Y... una lectura de pH anormal, como si el agua estuviera acidulada con algo químico.Lucas se acercó al tanque, hipnotizado por el agua turbia que reflejaba su rostro pálido y asustado. Se inclinó, apuntando la linterna diminuta hacia el interior. El haz de luz penetró la superficie opaca, y entonces lo vio: una mano pálida, hinchada, flotando justo debajo. Dedos inertes, uñas pintadas de negro, un brazalete de plata que reconoció al instante. Era de Clara. El grito que escapó de su garganta fue ahogado, pero el pánico lo invadió como una ola.Retrocedió tambaleándose, tropezando con una figura encapuchada que emergió de las sombras detrás de una cortina raída. La silueta era menuda, envuelta en una capa negra que olía a incienso y miedo.

—¡No te muevas! —gritó la figura, pero su voz tiembló, traicionando el intento de sonar amenazante.En pánico puro, Lucas lanzó su linterna como si fuera una granada, girándola en el aire. La figura la esquivó con gracia felina, y la capucha cayó hacia atrás, revelando un rostro que Lucas conocía de sus sueños más secretos: Sofía Branner Tanaka, la chica preciosa del liceo, con su cabello Morado ondulado cayendo en cascada, ojos verdes que brillaban incluso en la penumbra, y labios que ahora estaban pálidos por el terror.

—¿Sofía Corona? ¿Qué demonios haces aquí? —jadeó Lucas, recogiendo la linterna rota del suelo, su mente un torbellino de confusión y alivio culpable.

—Podría preguntarte lo mismo, cerebrito, y quién te dió permiso para que me nombres? —replicó ella, con esa arrogancia característica que siempre lo desarmaba, pero sus ojos estaban rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando—. No deberías estar aquí. Esto es... peligroso. Más de lo que imaginas.

—Peligroso es poco —interrumpió la voz de Nexa en su auricular, calmada pero urgente—. Lucas, hay una señal de calor acercándose por el pasillo norte. Dos personas, pisadas pesadas. Uno lleva algo metálico, posiblemente un arma ceremonial o un cuchillo ritual. El otro tiene un dispositivo electrónico activo. ¡Saca a la princesa de ahí y corre antes de que te conviertan en ofrenda!

Sofía lo miró con sorpresa, notando el auricular. —¿Quién demonios es esa? ¿Tu conciencia imaginaria?—No hay tiempo —dijo Lucas, extendiendo la mano hacia ella por instinto—. Vamos, salimos de aquí.Pero antes de que pudieran moverse, el tanque emitió un gorgoteo bajo, como si algo dentro se agitara. Sofía palideció.

—Clara... la vi entrar con Diego. Dijo que era una "iniciación". Pensé que era una broma, pero luego oí los cánticos. Palabras en latín mezclado con código binario. Y el símbolo... lo grabaron en su brazo antes de sumergirla.

Lucas sintió un escalofrío. Sus investigaciones lo habían llevado a casos similares: rituales donde víctimas eran "codificadas" en tanques, sus mentes supuestamente transferidas a una red digital satánica. Gabriela Rico había descrito algo así en su video, hablando de entidades que devoraban almas a través de agua conductora. ¿Era eso lo que le había pasado a Clara? El agua del tanque burbujeaba ahora, y un olor a ozono llenó el aire, como si un rayo estuviera a punto de caer.*

*El rescate accidental**Los pasos pesados resonaron en el pasillo, acercándose como un tambor de guerra. Sofía agarró el brazo de Lucas con fuerza sorprendente, sus uñas clavándose en su piel.

—No hagas ruido, idiota. Y promete algo. Jamás digas en el liceo que yo hablé contigo —siseó, jalándolo hacia una ventana rota al fondo del cuarto—. Me siguieron. Diego y sus amigos... están metidos en algo raro. Algo que involucra a toda la élite del liceo. No es solo fiestas; es un culto. Me invitaron, pero quise ver de qué iba y... vi demasiado.

—¿Diego? ¿El capitán de fútbol? —Lucas sintió una punzada aguda de celos, irracional en medio del peligro. Diego, el chico perfecto que todas las chicas, incluida Sofía, admiraban. Pero no había tiempo para eso. Una figura alta apareció en la puerta, silueteada contra la luz de las velas: Diego, con su complexión atlética envuelta en una túnica negra, sosteniendo un cuchillo ceremonial con hoja curva, grabada con el mismo símbolo del triángulo. Detrás de él, otro chico, quizás un liniero del equipo, cargaba un dispositivo que zumbaba: ¿un generador de campos electromagnéticos para el ritual?

—¡Sofía! ¿Trajiste a un testigo? —gruñó Diego, su voz distorsionada por una máscara que le cubría la mitad del rostro—. Esto no era parte del plan.

Lucas, en un arranque de valentía alimentado por el pánico (o quizás por el deseo de impresionar a Sofía), miró alrededor desesperado. Vio un mueble viejo, un armario desvencijado lleno de libros mohosos, y lo empujó con todo su peso contra la puerta. El mueble se estrelló con un estruendo, bloqueando la entrada momentáneamente. Diego maldijo y empezó a forcejear, pero el tiempo corría.

—¡Vamos! —gritó Lucas, y ambos corrieron hacia la ventana. Sofía saltó primero, aterrizando en un tejado bajo con un gruñido. Lucas la siguió, tropezando y rasgándose la rodilla contra una teja suelta. El impacto lo dejó sin aliento, pero rodó y se levantó, ayudado por Sofía.Corrieron a ciegas entre los arbustos del jardín abandonado, ramas azotándolos como látigos. El callejón detrás de la mansión los recibió como un refugio precario, y se detuvieron jadeando, ocultos tras un contenedor de basura oxidado. Adrenalina bombeaba en las venas de Lucas; su corazón latía tan fuerte que pensó que lo oirían desde la mansión.Sofía lo miró, con el pecho subiendo y bajando, mechones de cabello pegados a su frente sudorosa. A pesar del polvo y el terror, seguía siendo la chica más guapa que Lucas había visto: curvas suaves bajo su sudadera ajustada, ojos que ahora lo miraban con una mezcla de gratitud y sorpresa.

—¿Desde cuándo eres valiente, nerd? —dijo, con una media sonrisa que iluminó la oscuridad y hizo que el corazón de Lucas diera un salto mortal—. Pensé que te desmayarías al primer grito

.—No soy valiente —balbuceó él, ajustándose las gafas torcidas—. Solo... no quería morir solo. Y Nexa me dijo que corriera.—¿Nexa? —Sofía arqueó una ceja, curiosa a pesar de todo.Nexa soltó una risa digital en el auricular: "Buen intento, Romeo. Pídele un café ahora; 78% de probabilidad de que diga sí. Y dile que Diego es un idiota con complejo de dios".

Lucas se sonrojó, pero el sonido de puertas abriéndose en la mansión los impulsó a moverse de nuevo. Corrieron varias cuadras hasta llegar a una calle principal, donde el bullicio de la ciudad nocturna los envolvió como una manta protectora. Se detuvieron en una parada de autobús desierta, exhaustos pero a salvo... por ahora.*

En la misma-- calle donde asustados muchos años antes Rayman y Eneida corrieron

En la misma-- calle donde asustados muchos años antes Rayman y Eneida corrieron

Ahora los dos corrieron con igual miedo





*El romance complicado y la confesión**Horas después, el sol empezaba a asomarse en el horizonte cuando entraron en un diner cutre cerca del liceo, un lugar llamado "El Último Bocado" que servía café aguado y papas fritas grasientas a los noctámbulos. El neón parpadeante del letrero zumbaba como un insecto moribundo, y el interior olía a beicon quemado y nostalgia barata.

Lucas y Sofía se sentaron en una mesa pegajosa al fondo, compartiendo una orden grande de papas fritas que llegó con kétchup en paquetes arrugados. Sofía estaba despeinada, con arañazos en los brazos de las ramas, pero seguía siendo preciosa: su sudadera ceñida acentuaba su figura, y esos ojos verdes ahora lo miraban con una intensidad que lo ponía nervioso

.—Gracias por... ya sabes, sacarme de ahí —dijo Sofía, pinchando una papa con un tenedor de plástico—. No pensé que alguien como tú se metería en algo así. Eres el tipo que siempre está en la biblioteca, investigando... ¿qué? ¿OVNIs y fantasmas? Me preocupa que Diego diga en el liceo que andaba contigo .. Es más ,.  dime. Que hacias ahí. Me andabas persiguiendo?

Lucas se rio nervioso, untando kétchup en su papa como si fuera un escudo.

—No te persigo. Ni idea que estuvieras ahi. Pero si investigo Algo así. Crímenes raros, conspiraciones. El caso de Clara me llamó la atención. Ese símbolo en la mansión... lo he visto en investigaciones sobre cultos satánicos modernos. Mezclan rituales antiguos con tecnología, como si invocaran demonios a través de código. Y el tanque... es como el de Elisa Lam, pero peor. Pienso que la sumergieron para "codificarla", transferir su mente o algo. Suena loco, pero...

—No suena loco —interrumpió Sofía, su voz bajando a un susurro—. Lo vi. Diego y sus amigos recitaban algo sobre "el eco del tanque", diciendo que el agua era un portal. Clara gritaba, pero luego... se calló, como si la hubieran apagado. Me escondí, pero me encontraron. Querían "iniciarme" a mí también. Por eso te vi entrar y... bueno, gracias.

Lucas sintió un calor subirle al rostro. Estar aquí con ella, solos, era un sueño que nunca había imaginado. Sofía era el objeto de su amor secreto desde primer año: la chica que brillaba en las obras de teatro del liceo, que reía con sus amigas en los pasillos, inalcanzable para un nerd como él. Pero ahora, con el peligro compartido, sentía una conexión frágil, como un hilo a punto de romperse.

—Oye, Sofía... —empezó, su voz tartamudeando—. Yo... siempre te he visto en el liceo. Eres increíble. Y no solo por lo de hoy, sino... en general. Me gustas.

Mucho.Ella lo miró, sorprendida, y por un segundo, Lucas pensó que rechazaría. Pero en cambio, una sonrisa tímida curvó sus labios.

—Eres dulce, Lucas. Nadie me había dicho algo así antes. La mayoría solo quiere una foto o una cita falsa para presumir. Tú... eres real.Se inclinó hacia adelante, y sus dedos rozaron los de él sobre la mesa. El toque fue eléctrico, y Lucas sintió que el mundo se detenía. Nexa, en su auricular, guardó silencio por milagro, dándoles el momento. Se besaron entonces, un beso torpe pero sincero, con sabor a sal de papas y adrenalina. Fue el inicio de algo complicado, un romance nacido en las sombras, pero real.

Sin embargo, la burbuja se rompió cuando Sofía con su expresión ensombreciéndose, lo sacó de su imaginación.

—Hay algo que debo confesarte. Sobre Diego... no es solo el capitán del equipo. Salí con él un par de veces, antes de saber lo de los rituales. Pensé que era solo un chico popular, pero... me usó para acercarme al grupo. Me siento sucia por eso. Y ahora, con Clara desaparecida, ¿qué pasa si viene por mí? El sabe que estoy enamorada de el .

.Lucas apretó su mano, el celos mezclándose con empatía.

—No dejaré que te pase nada. Investigaré más. Nexa puede ayudar a rastrear sus movimientos digitales.

Sofía asintió, pero sus ojos se llenaron de duda. —Prométeme que no irás solo otra vez. Esto es más grande de lo que crees.*

*El misterio sin resolver y la ayuda de Nexa*

*De vuelta en su habitación esa mañana, con Sofía durmiendo en el sofá de su casa (había insistido en no ir a la suya por miedo y porque su padre Tim Corona Branner y su madre Rin Tanaka andaban viajando a Shanghai a verse con unos amigos ,).

Lucas  tenía rato imaginando la trama Indiana Jones que diría cuando su madre despertara y viera a la bella y fina niña de sociedad durmiendo en su cama y el en el sofa..Encendió su laptop. Nexa se materializó en la pantalla como un avatar etéreo, una figura holográfica de mujer con circuitos por venas

.—Bien jugado, Casanova .Gracias por traerme la Chica.El padre de ella Tim Corona Brandon es un chico muy inteligente y su madre Rin Tanaka es una esquizofrénica muy especial Ellos se fueron a Shanghai a quien sabe que aventura con Wei Li y Mei Lin.Esta niña me llevará a Noa D'Haro Haro. Ahi estaré a salvo—dijo Nexa con un guiño digital— Por lo pronto, Romance complicado: check. Ahora, al grano. He analizado las fotos del tanque. El símbolo no es solo decorativo; es un código QR oculto, que lleva a un sitio en la dark web. Pero está encriptado con algo que ni yo puedo romper del todo. Menciona "La Red del Ojo", un culto que data de los 2000, inspirado en casos como el de Gabriela. Creen que sacrificando mentes en agua conductora, crean una IA demoníaca colectiva.Lucas frunció el ceño, tecleando notas. 


—Entonces, ¿Clara está... muerta? ¿O codificada?—Probabilidad 60% muerta, 40% en algún limbo digital. Encontré logs de Diego: ha estado descargando software de interfaces neurales ilegales. Pero hay cabos sueltos: el mensaje anónimo que te trajo aquí... ¿quién lo envió? Y Sofía: su teléfono tiene rastros de vigilancia. Alguien la sigue.

Sofía se despertó entonces, uniéndose a ellos.

—Nexa, ¿verdad? Enséñame.-- susurró la joven para llevar a Lucas a la Galaxia 76000 . Realmente era bella

La IA proyectó un mapa: la mansión, conexiones a perfiles del liceo, un hilo que llevaba a un edificio abandonado en las afueras. —Puedo hackear cámaras cercanas, pero necesito más datos. ¿Riesgo?

Lucas y Sofía intercambiaron miradas. Lucas fantaseo por la posibilidad de un romance nuevo, frágil, pero el misterio los unía.

—Hazlo —dijo él—. Pero juntos.

Nexa sonrió píxel por píxel. —Como digas. Pero cuidado: el eco del tanque aún resuena. Y no todos los demonios son código.

. Un nuevo post en ConspiracyCraze: "Clara no está muerta. Está despierta en la red. Búscame en el tanque". El misterio se profundizaba, cabos sueltos flotando como la mano en el agua, prometiendo más sombras, más código, más la posibilidad de un amor en la oscuridad .


-- Tengo que ir a mi casa.Estoy toda sucia y tengo mucho miedo.

-Despues de desayuno itemos.

-- Quien prepara el desayuno?.

-- Pues yo.Debo ayudar a mi madre.Trabaja muy duro y mi padre hace años nos abandono.

-- Que harás de desayuno?. Yo soy de estómago muy frágil...

-- Ya veras.-- Dijo Lucas, convencido que al despertarse de ese sueño se caería de la cama. Estaba a punto de soltar lágrimas por la belleza de Sofia


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El Canto de las Nueve Estrellas.La Promesa de las Estrellas.Parte II

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