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lunes, 29 de diciembre de 2025

Lezka.Parte 1

Novelas Por Capitulos


### Parte 1: Desde el inicio hasta el final del Capítulo 2

# 195 Kilómetros de Frontera

#

### Seudónimo: Edrapecor

**Primera Edición:** Marzo de 2015 
**Segunda Edición:** Diciembre de 2015 
**Tercera Edición:** Diciembre de 2016 
**Cuarta Edición:** Abril de 2018 

Copyright © 2015 edrapecor
All rights reserved. 

Thank you for respecting the hard work of this author.

Los contenidos expresados aquí son producto de la imaginación del autor. No tienen relación con ningún país, hecho histórico pasado o presente, lugares o fechas. Son el esfuerzo imaginativo de Edrapecor. Cualquier coincidencia con la realidad es una extraña e improbable coincidencia.


https://youtu.be/G7FXILY4dMI

### Sinopsis

Dos naciones viven en medio de una inmensa enemistad: la militarizada y atrasada Dekalia del Norte, y la moderna, libre y tecnológica Dekalia del Sur. En ambas se desarrolla una historia familiar. Tres hermanos —Kyllyo, Tazzia y Letzka—, muy diferentes entre sí, están ligados por el recuerdo de su madre común: Hoka. Su recuerdo es querido y reverenciado secretamente en Dekalia del Norte, mientras que en Dekalia del Sur se manifiesta públicamente con mucho amor. El destino de ambas naciones está en juego, en manos de los tres.

Una historia desarrollada en tiempos diferentes lleva a un desarrollo de los acontecimientos con situaciones marcadas que dejan huella, a consecuencia de cada uno de los actos de los tres hermanos.



### Capítulo I

Los dos Matzhih 4x4 eléctricos marchaban silenciosamente por la espesura. A poca velocidad y con las luces apagadas, rodaban lentamente por la tundra. Se detuvieron y varias personas descendieron. Todos en silencio, vigilando y observando sigilosamente todo alrededor en la inmensa oscuridad que los rodeaba. Ayudaron a la mujer a descender. La admiraban. Lo que hacían era peligroso y doloroso, mucho más que cualquier riesgo que antes hubieran tomado.

—Camine recto —dijo el hombre, muy delgado, calvo y algo pálido, en tono de respeto militar—. Luego, justo cuando termine de caminar los diez minutos, debe correr a todo lo que dé durante cinco minutos. Sin bajar de intensidad ni por un instante. Debe aguantar. Luego, quince minutos a buen ritmo. No se detenga. No hable. No encienda la linterna.

Ella revisó su abrigo. Sabía que la vida de todos sería muy breve, algunas horas. Ellos también lo sabían. Desde el principio lo habían aceptado. Repentinamente, abrazó a uno de ellos. Era un abrazo para todos.

—Apúrese. Ya —apremió el hombre.

Ella los miró. Inspiró fuerte y luego, resueltamente, se internó sola en la oscuridad...

### II

Muchos años después, Letzka







 estaba en el colmo de la frenética actividad de lo más alto del frenesí de un "Destruye la Casa" electrónico de sus amigas de clases.

¿A quién le importaba que estuviera repitiendo por segunda vez el semestre introductorio en la Universidad de Proxekía? Tenía un padre multimillonario, una madrastra que la consentía en todo lo imaginable, y una hermanita de 15 años que era su fotocopia holográfica en 3D.

Había desbaratado tres autos en un periplo de siete meses, unas tres carpetas de infracciones de todos los colores, más de un millar de noviazgos rotos y dos trenes de bobos despechados. Un tatuaje diabólico en el hombro, y en ese momento tenía un litro y medio de whisky en el estómago, con unos 300 gramos de pastillas de éxtasis. Perdió la cuenta de los tabacos de marihuana que había fumado y decidió no tocarse el corazón, pues de seguro sus latidos tenían un ritmo más que súper frenético. Estaba hiperventilada y simplemente no podía dejar de masticar y bailar.

Cuando terminó la fiesta, ebria, drogada e hiperactiva, salió a toda velocidad en el Trykon 4x4 diésel eléctrico de su padre, el cual tomó sin su permiso (por supuesto)...

Se lanzó a 240 kilómetros por hora por la autopista hacia los suburbios.

Llegaría a su mansión, tratando de recordar si le había dado un rayón o golpe, lo introduciría en la gigantesca cochera. Para cualquier eventualidad, lo estacionaría de último y si te he visto, no me acuerdo.

Comenzó a llover fuertemente. Así que pasó inmediatamente a la tracción 4x4. Era una impecable chofer, salvo los autos destruidos... Disfrutó el máximo placer de manejar un auto poderoso, adherido absolutamente al pavimento. Rebajó la velocidad a unos fastidiosos 140 kilómetros por hora.

Vio un camión atravesado en toda la carretera. Se acercó lentamente... El imbécil le hacía señas. Apenas estaba comenzando a colocar las intermitentes...

Aburrida, frenó completamente para ver si tenía como pasar por el borde de la carretera. Dos DerFen se estacionaron a su lado casi inmediatamente. Por intuición, colocó inmediatamente la reversa. Pero las luces de varios reflectores LED en el techo de otro DerFen colocado justo detrás de su maleta le impidieron retroceder. Inmediatamente entendió. Comenzó a gritar con pánico e intentar descender del auto. Pero la puerta no abría, pues los DerFen a su lado le impedían a ella, tan delgada que, a pesar de esa condición, no podía salir por la abertura.

—Me quieren secuestrar. Auxilio —gritaba histérica, tratando de escapar.

Repentinamente, uno de los autos, el que justamente estaba en su puerta, arrancó a toda velocidad para dejar a un fornido hombre, quien se acercó a la puerta del pasajero. El hombre arrancó la puerta limpiamente y como un papel la sacó del vehículo.

Letzka se desmayó.




### II

Despertó. Tenía una sed atroz, aparte de una resaca gigantesca. Dolor de estómago. La molesta sensación de una futura y potente diarrea.

Estaba sentada en una silla giratoria, amarrada con cinta adhesiva industrial a la misma. Una mujer de aspecto militar la miraba fijamente. Cinco fornidos hombres, igualmente.

—Tengo que ir al baño. Me siento mal —anunció lastimeramente con el sabor de huevos podridos en la boca.

Uno de los hombres hizo un gesto y la mujer rápidamente la desató.

—Ayúdeme —le dijo casi susurrando cuando fue llevada a los sanitarios—. Mi padre tiene mucho dinero. Le sabrá agradecer.

Inmutable, la mujer la tomó por el brazo y se mantuvo frente a ella cuando estaba sentada en el WC.

—Mi padre le puede pagar lo que a usted se le ocurra pedir. Ayúdeme a marchar. Lo olvidaré todo. No tiene por qué seguir en este camino. Aparte del dinero, puedo conseguirle que también le dé ese auto. Solo tiene tres días de comprado.

La mujer se mantuvo imperturbable, viéndola con ojos muertos, sin expresión. A pesar de su cansancio y susto, hizo una panorámica. Era un baño sin ventanas, impecablemente limpio...

Hizo diarrea, después vomitó...

La mujer entró, la ayudó a limpiarse.

—No lo olvide... Mantengo lo que le dije —expresó trabajosamente, sintiéndose peor.

La mujer la llevó y la sentó en la silla, pero no la amarró.

Furiosa, los vio. Parecían zombis. No hablaban. Ningún gesto.

Decidió mostrarse agresiva.

—Ya van a ver. Perdieron su oportunidad. En este momento, mi padre debe andar buscándome. Ya vi sus rostros... Después no digan que no les ofrecí una honrosa salida. Tengo una familia poderosa. Esto no se va a quedar así. Quiero hablar con el tonto que los manda —dijo gangosamente, quedando agotada por el esfuerzo.

Ninguno le contestó. La agitación la hizo vomitar nuevamente, ensuciándose la ropa.

La mujer rápidamente la limpió.

—Agua. Por favor. Agua fría —suplicó angustiada.

Inmediatamente apareció el hombre. Grueso. Tosco. Muy alto. Mandíbula cuadrada, imponente, con maligna expresión en su rostro, que se mantenía con gesto crispado y un pelo rapado que anunciaba un ser de armas tomar.

La muchacha abrió la boca de puro asombro...

Su hermano mayor. Kyllyo… Su peligrosísimo hermano mayor. O sea, había ido de más o tenía que ponerse tensa y pendiente.

El hombre se acercó. Uno de los hombres rápidamente trajo una silla. Alzó una mano e inmediatamente el otro hombre a la carrera trajo una jarra con agua fría.

—En tu casa hay un Trykon con las mismas placas y kilometraje. Ni cuentas se darán que no es el mismo... Para los efectos, la mentira que dijiste de pasar la noche en casa de tu amiga Sien es verdad. Tenemos tiempo de hablar —dijo sentándose en la silla al revés y cruzando sus gruesos brazos en el filo de la espalda de la misma.

—¿Por qué no me llamaste? Yo hubiera ido donde sea para atender lo que quieras —dijo repentinamente alerta, asustada. Porque, aunque fuera su hermano, no dejaba de ser peligroso para ella.

—No irías nunca adonde vivo. Por eso vine aquí. Como comprenderás, por estos lados siempre hay algunos desacuerdos. Así que estamos, como nos gusta, de incógnito.

—Kyllyo... ¿Pero qué puede ser tan importante para este susto que me diste? —dijo ella fascinada a su pesar por la imponente figura de su hermano. Algo le dijo que tendría que estar en sus cabales y atenta en sus sentidos o, de lo contrario, podría pasarla mal. El hecho de ser hermanos no hacía ninguna diferencia.

—Simples precauciones —explicó el hombre limpiándola brutalmente, en el estilo de limpiar una yegua o un tanque de guerra, mientras no dejaba de ver a la joven petrificada. Luego agregó—: Mi padre está muriendo. Pueden ser cosas de horas, días o hasta algunos meses. O años... Debo prepararme desde ya a muchas cosas.

Apenas muera, la Asamblea Popular me nombrará Primer Ministro, Director General del Partido y Comandante Supremo del Ejército de Liberación. Nuestra hermana Tazzia también adquirirá importantes responsabilidades —continuó el hombre, viendo la expresión de no entender nada en lo absoluto de la otra.

Ella lo miraba sin comprender. Nada de eso tenía que ver con ella.

Eran hermanos por parte de madre...

Su madre se había vuelto a casar, lo hizo con su padre. Ella nació y cuando tenía 2 años de edad, su madre Hoka desarrolló un cáncer violentísimo que en horas la mató.

Sus hermanos le eran desconocidos. Algunas veces los veía en fotos y programas noticiosos de TV. Su hermano mayor le llevaba 14 años y Tazzia le llevaba 8...

Jamás habían compartido nada. Ella era ciudadana de Dekalia del Sur, amaba la libertad, las fiestas, las modas, el tener dinero y disfrutarlo. Dekalia del Norte era una mancha oscura en el norte de su país. Ahí, en un palacio sin ningún adorno, cuadrado y gris, estaban sus hermanos, sin sentimientos, sin risas. Sin nada, únicamente disfrutando un poder omnímodo sostenido por el ejército creado por su despótico padre, el primer esposo de Hoka… Era el padre de sus hermanos, Katkrot Letkro Pact, dictador absoluto de Dekalia del Norte.

La capital de Dekalia del Norte era Poz-xekia. Estaba a 97.5 kilómetros de las alambradas de la frontera sur y a 97.5 kilómetros de esa alambrada más al sur estaba la capital de Dekalia del Sur, la ultramoderna, avanzada, cosmopolita y tecnológica Proxekía. Las dos ciudades estaban separadas por 195 kilómetros… Dos estilos de vida confrontados, antagónicos en todos los órdenes, sin ninguna atenuación. Por eso ella estaba vestida lujosamente, por eso su hermano estaba en un estricto uniforme militar.

Ella solo sabía que tenía un miedo espantoso. Un miedo terrible a su hermano. Lo había visto solo una vez muchos años antes, cuando era una pequeña, en el campus de la Universidad de la Unión Vethel. Cuando estudiaba economía junto a su hermana... Fue después de la muerte de su madre Hoka. Su padre había ido a verlos. Quería discutir la herencia. Quería que conocieran a su hermana menor. Pero ellos no habían mostrado ni un gesto humano. Ni un abrazo... Nada... Ellos se habían limitado a escucharlo. Cuando su padre le dijo a ella:

—Mira. Son tus hermanos. Abrázalos —incitó esperanzado su padre, dándole un leve empujón hacia ambos.

Él simplemente había hecho un gesto de límite con la mano.

—Hasta ahí.


https//youtu.be/sHQ0ul3xRY4

Su hermana Tazzia, hierática, rígida al lado del muchacho. Escucharon. No contestaron. Sin despedirse, los dejaron a ambos solos… Tazzia había caminado junto a su hermano. Repentinamente devolvió sus pasos y la abrazó muy duro. El otro ni volteó. Luego volvió al lado de su hermano, recibió una palmada muy fuerte en la cabeza por parte de éste…

—Tengo ganas de orinar otra vez —balbuceó lastimeramente, aterrada ante el hombre que sentado frente a ella la miraba, exactamente igual a la primera vez que lo vio; quien volvió a limpiarla en el estilo de quitarle el sucio al capot de un auto militar táctico.






Kyllyo hizo un gesto hacia la mujer. Está la ayudó a pararse y caminaron rápido hacia el baño. Pero no llegó. Se orinó en el camino. Estaba avergonzada.

—Lo lamento —se disculpó con la mujer.

Fue al baño. Como pudo se limpió. Su ropa estaba en estado deplorable. Olía mal.

Cuando salieron y llegaron nuevamente a la silla, Kyllyo se incorporó y tomó a la mujer por el pelo, la arrastró hasta donde estaba el orinal, restregando la cara de la misma contra el suelo.

—Incompetente. Inútil —le decía, mientras restregaba la cara de la mujer contra el piso mojado de orina.

Ella corrió. Trató de interponerse, pero un brutal sopetón la lanzó al aire, quedando en el suelo llorando, tratando inútilmente de incorporarse.

—No, Kyllyo. No, Kyllyo. Fue mi culpa. Yo me oriné. Fui yo. Ella no tiene nada que ver —gemía llorando con la desesperación de tener un epílogo tan diferente a la frenética diversión de horas atrás.

Kyllyo extrajo de su abrigo una automática. Disparó a la cabeza de la mujer, dejándola tendida en el piso. Sin ver, extendió el brazo y uno de los hombres corriendo tomó el arma y la guardó.

Su hermano fue a donde ella. Levantándola como una hoja, la arrastró hasta la silla y con la cara descompuesta le gritó:

—Si no dejas de llorar, te voy a dar una cachetada con el puño cerrado —le dijo con expresión que le indicaba que no dudaría en hacerlo.

Quedó en automático paralizada. Nunca le habían hablado así. En silencio miraba al hombre mientras sus lágrimas caían incontenibles por sus mejillas, chorreándole el rímel, destrozándole el descompuesto maquillaje.

—Me avergüenzas ante mis hombres. Eres débil, cobarde. Ya veo lo pésimo que te han criado. Te convendría unas semanas en la primera división de infantería pesada de nuestro glorioso ejército —expresó el hombre con un lejano desprecio.

El hombre se mantuvo un instante en silencio mientras ella trataba inútilmente de controlarse. Luego extrajo un pañuelo tosco y le secó las lágrimas brutalmente.

El hombre comenzó a hablar, mientras le daba otro vaso con agua bien fría que trajo uno de sus asistentes.

—Verás. Sabes que la Asamblea de Naciones de Todos los Órdenes (ANTO) ha decretado un bloqueo general contra nosotros. No podemos viajar. No podemos negociar. Nadie puede invertir en nuestro país. En fin, limitan cruelmente nuestras actividades más simples… Eso nos afecta a todos. Directamente a mí... Adicionalmente, todavía no hemos finiquitado el asunto de la herencia de nuestra madre.

—No sé nada de negocios —atinó a decir en completo estado de shock—. Mi padre se ha encargado siempre de todo.

El hombre la volvió a limpiar. Extendió su mano con el vaso vacío y el ayudante prestamente lo tomó.

—¿Quieres más? —preguntó fríamente.

Ella negó con un gesto.

—El caso es que quisiera por primera vez jugar contigo... ¿Juegas en Facebook? ¿Juegas en Internet? —preguntó cortésmente, dando un giro a la conversación que la dejó desconcertada.

—A veces —contestó aterrada, casi sin poder respirar. La imagen de la mujer cayendo con la cabeza destrozada martilleaba una y otra vez en su cerebro.

—Entonces te sigo contando los preliminares de este juego —dijo el hombre, mientras sus ayudantes retiraban el cadáver de la mujer, dejando una estela de sangre en el piso.

Ella lo siguió mirando sin comprender.

—Entonces, cualquier transacción que hagamos es castigada y el banco amonestado o hasta clausurado. Las empresas que nuestra madre dejó en la República Territorial del Cuarto Orden (RTCO), y aquí en Dekalia del Sur, solo las maneja tu padre a su antojo. Toma el capital y las ganancias y se da la gran vida. Tazzia y yo quedamos por fuera. No podemos tomar posesión de lo nuestro. No nos importa. Afortunadamente, la propiedad personal está abolida en mi adelantada nación y tenemos todo, somos absolutamente felices. Sin embargo, necesito algo de mi herencia para mis… gastos de representación, asuntos oficiales. Bueno, no te interesa mucho esa parte.

Ella afirmó con un gesto para decir:

—Sigo sin entender... ¿Por qué no hablas con mi padre?

—Porque no hay manera de hablar con el señor todopoderoso. No atiende razones. No quiere pagar y te digo que es un vulgar ladrón, tal como todo capitalista explotador y miserable —dijo con exaltado odio.

—¿Quieres que yo hable con él? —propuso para tratar de calmarlo.

—No, para nada. Vamos a jugar y divertirnos como hermanos que nos queremos. Yo soy tu hermano mayor y también tengo derechos sobre ti… Todos.

—Oye.

—Di "Sí, señor" —le dijo tomándola y acercando su rostro al de él.

—Sí, señor.

—Di "Estoy de acuerdo" —ordenó acercando su rostro al de ella, disfrutando cada segundo de su poder sobre ella.

Ella dudó.

—DILO —gritó viéndola enfurecido nuevamente y sacudiéndola—. DILO.

—Estoy de acuerdo —contestó con un hilo de voz, comenzando a llorar de nuevo, temblando como una hoja.

El hombre la soltó satisfecho.

—Vamos a hacerlo —afirmó con satisfacción, haciendo el convincente gesto afirmativo con su cabeza.

—Vamos a hacerlo —balbuceó ella aterrada, sin saber a qué se refería, asintiendo igualmente.

—Toma. Con esto vamos a jugar —le dio un laptop en un estuche de lujo—. Nadie debe saber de él. No puedes prestarlo a nadie. Será para jugar cuando yo esté aburrido... Yo te llamo.

—¿Me dejarás ir?

—Claro.

—Kyllyo, no sé nada de política. Ni de Dekalia del Norte. Es la segunda vez que te veo en mi vida. No sé cómo es Tazzia. Solo soy una chica de 17 años que se divierte.

—Y tienes un hermano que te necesita y va a jugar contigo —resumió el hombre abrazándola salvajemente y le dijo al oído—. Eres mi hermana. Nada. Nadie puede ni siquiera tocarte. Lo desintegro… Hicimos hoy un pacto. Di "Sí, señor".

—Sí, señor —contestó comenzando a llorar de miedo nuevamente.




### Capítulo 2

Hoka, 




Desdeniña mostró un cúmulo de cualidades artísticas, igualmente una belleza precoz. Había que cuidarla de los hombres. Tenía una plasticidad corporal extraordinaria, podía bailar casi cualquier cosa, una heurística inmensa para la poesía, componer canciones, escribir cuentos, novelas, relatos, guiones de teatro, una voz extraordinaria para cantar.

Su aldea estaba en los límites septentrionales de la República Territorial del Cuarto Orden (RTCO), donde terminaban las praderas y comenzaba el duro y frío desierto… Sin embargo, su pueblo de pastores había logrado cultivar las áridas tierras, produciendo tomates, hortalizas, uvas y aceitunas muy famosas. Por ahí era donde provenía la notoriedad del pueblo: la feria de la aceituna…

Uno de los soportes de la feria era la escuela elemental. Siempre estaban presentes en los actos culturales. Eran notorias las fastidiosas presentaciones junto a los aburridos actos de la coral infantil, que lograba arrancar los más grandes bostezos.

En una de tantas, presentaron a una espigada alumna de 6to grado: Hoka.

La niña hizo un cover que dejó anonadados a todos por lo extraordinario que fue... Fue una coreografía preparada por la niña e hizo un doblaje perfecto de la canción.

https://youtu.be/V-KT1ZkrewU

A pesar de la obstinada oposición de sus padres, un día en un 7027 4x4 diésel eléctrico oficial, se fue la niña con una beca gubernamental a estudiar en la escuela de artes aplicadas de la lejana capital.

A la vuelta de pocos años, Hoka se convirtió en una belleza destrozadora de todos los corazones habidos y por haber. Actriz, cantante, bailarina, dramaturga, poetisa, escultora, pianista, pintora, escritora y guionista... Era un paradigma de inteligencia... Hasta que llegó a los 14 años. La nación recibió una visita oficial.

Katkrot, dictador de la nación limítrofe por el oeste, Dekalia del Norte. Venía a firmar un tratado de cooperación y ayuda militar, tratado de libre comercio, de libre tránsito de personas, vehículos y aeronaves, eliminación de aduanas y pago del comercio en sus respectivas monedas nacionales, eliminando la doble tributación al comercio internacional.

En otras palabras, Dekalia del Norte sería en la práctica un estado libre asociado. Eso le permitiría a Katkrot recursos para cimentar su poder... Armarse hasta los dientes para invadir y derrotar a Dekalia del Sur, y así apoderarse de su industria tecnológicamente avanzada, de sus campos labrados con los últimos adelantos de la agricultura y esclavizar a su población para aumentar exponencialmente su poder. Entre las dos naciones, desplumarían a los decadentes vecinos del sur.

Los dirigentes de la RTCO organizaron una serie de actos teatrales y baile en honor al distinguido huésped.

Vieron cómo el dirigente de 58 años comía con la mirada a la frágil y preciosa artista.

Tenían todo con Katkrot. Querían más. Era la oportunidad de tener a alguien dentro del palacio. Utilizaron todos los recursos y presiones contra Hoka. No querían una noche de pasión... Querían más. Katkrot tenía muchas amantes. Pero estaba descontrolado con la joven... Los dirigentes le dijeron que no permitirían que el honor de las artistas y chicas del país fuese mancillado. Matrimonio o nada. Él aceptó. Matrimonio.

A la niña le fue aumentada la edad. Tenía 14 años, legalmente la llevaron a 20. Sus familiares fueron amenazados.

La joven se vio obligada a destruir sus ilusiones de adolescente, su corazón, sus anhelos y forma de vida. La vida de sus familiares estaba de por medio.

Se desposó con un hombre feo, tosco, ignorante, bipolar, inmensamente poderoso, asesino y desconfiado.

Llegó a un nuevo país... Sin color, destruido, de gentes recelosas y silenciosas... Un palacio presidencial que era un antiguo cuartel y siguió siéndolo... Constantemente estaba en construcciones y remodelaciones... Un austero cuarto, sin ninguna comodidad, le fue asignado, pues los lujos eran únicamente para el disfrute del dictador.

Fueron días horribles. La violaba constantemente. La joven se embarazó casi inmediatamente.

Descubrió que tenía la misma importancia que un florero. Aparentemente, la protección que le otorgaría su nación RTCO no se dio.

Una mañana, Hoka dio a luz un varón. Un magnífico desfile militar. Silenciosamente, ella se mantuvo al lado, viendo aquel interminable desfile. El gran guía, el gran conductor, el gran líder, tenía un rostro que indicaba algo... Aburrido... Ya no parecía tan interesado en la joven a su lado… Y es que había diferencias notables. Él podía estar hablando días de las cualidades de los VP67W. Ella estaba fascinada con Miranda Kerr.

### III

Poco a poco, con el paso de los años, Dekalia del Norte se fue militarizando. Un gobierno de corte nacional estalinista...

(Nota: El texto continúa en la Parte 2, ya que el documento es largo. He dividido aquí para evitar sobrecarga, pero el contenido es fiel al original con solo correcciones.)

### Parte 2: Desde el Capítulo 3 hasta el final (incluyendo "La Otra Chica" y notas del autor)

### III

Poco a poco, con el paso de los años, Dekalia del Norte se fue militarizando. Un gobierno de corte nacional estalinista se había instalado. Educación militarizada, sociedad planificada, economía centralizada y estatizada. Pueblo uniformado, comida racionada, electricidad y combustibles racionados, venta de vehículos a particulares prohibida, censura de prensa, radio, cine, televisión e internet. Restricción a la libre circulación, permiso para tener hijos, partidos políticos eliminados, presos políticos en los espacios oscuros y todo el resto del mundo era enemigo. Los únicos que tenían razón y eran inocentes de todo, víctimas de todas las conspiraciones mundiales, era el gobierno de Dekalia del Norte...

La única diversión eran las interminables maniobras militares, ver y oír los fastidiosos discursos del gran líder.

No era el mejor sitio para criar un hijo. Con el tiempo, descubrió que su esposo se casaba y descasaba con una facilidad pasmosa, sin importarle ella en lo absoluto. No se divorciaba. Siempre era viudo. Únicamente ella sobrevivía. Entendía por qué. Era extranjera. Provenía del país que era el único sostén. Llegó el día que su hijo fue separado de su lado. Desde esa edad, el niño comenzó a tener ropa de camuflaje militar... Con indiferencia, recibió el título de La Primera Combatiente.

La siguiente candidata a desaparecer de una forma u otra.

Casi nunca hablaba con su esposo. Le era un desconocido, ella era un adorno más del palacio... Sin importancia y sin valor... No podía ir a los mercados populares... Era evidente que no querían que ella viera la escasez de alimentos.

https://youtu.be/Me5ILhq0zy0

No le dejaban caminar ni visitar las calles... Podía sufrir un atentado, era la explicación… No tenía por qué salir. Cosa que no entendió. ¿Cómo podía sufrir un atentado en un país militarizado y con una policía secreta extremadamente represiva que tenía micrófonos en las casas para escuchar hasta las conversaciones familiares? Nadie tenía respuesta para eso.

A pesar de su poco conocido papel, aprovechándose de su imagen, poco a poco el dictador fue transformando el pesado palacio presidencial. El otrora cuartel se fue convirtiendo en un búnker de lujo y refinamiento, totalmente inaccesible al pueblo.

El pueblo tenía un juego de ropa cada seis meses... Ella tenía siete juegos iguales para la semana y se los rotaban cada mes. Su ropa interior, sus cosméticos, vituallas y perfumes les habían quitado las etiquetas. Ella sabía que venían del extranjero. Después descubrió que ellos utilizaban casi todo proveniente del Imperio Superior de los Pueblos Tecnológicos (ISPT), el mortal enemigo, el culpable de todos los males, el que orquestaba todas las agresiones, conspiraciones, ataques...




### III

Un Tapirubur Limousine Eléctrico Diésel llevó a Letzka hasta su hogar. Le habían lavado la ropa, la habían bañado y estaba en buenas condiciones. Llegó con sus libros y un nuevo juguete: el laptop de su hermano... Afortunadamente, su padre andaba en viaje de negocios. Habían llamado de la Universidad, preguntado si pensaba continuar la carrera.

Fue a su cuarto y se encerró. Quería dormir. Pero no podía. La imagen del disparo no salía de su mente. Tenía miedo de su hermano. Lo conocía por periódicos. Verlo así, repentinamente ante ella, le tenía una angustia atenazante en cada latido de su corazón.

Demostraba su peligrosidad cuando cruzó la frontera, la secuestró, llevándola a un galpón, seguramente en los barrios bajos de la ciudad, y en ese momento debía estar cruzando la frontera cerrada, militarizada entre los dos países.

Durmió vencida por los acontecimientos. Cuando se despertara, le diría la verdad acerca de la universidad a su padre por teleconferencia. Cuando este llegara, le suplicaría que la sacara al ISPT y ahí sí estudiaría. No pensaba estar cerca ni tener ningún lazo con su hermano.

Se disponía a deshacerse del laptop cuando este lanzó una marcha militar. Asustada, lo abrió...

—Otra vez. Espero que el laptop no me electrocute —dijo viendo el mensaje...

—Vamos a jugar… —decía el mensaje, dándole dos opciones: 
— Sí 
— No.

Le dio a la opción de Sí, pues supuso que si no lo hacía, el laptop le enviaría un chorro de gas venenoso directo a su cara.

La pantalla cambió de colores varias veces.

Se desplegó un menú.

Crear cuenta 
Crear Password 
Video de instrucciones 
Pregunta Secreta. 
Nombre:

Colocó el nombre: “Las Flores de Letzka”

Descripción:

Curiosa, colocó: Itinerario, fiestas, reuniones, fotos de bellos, amor, locura, jaja…

Siguió leyendo a medida que se desplegaba el menú...

¿Movimientos? Sí… No 
¿Crear Cuenta? Sí... No 
Escoger Banco... País... Moneda... Tipo… 
¿Reiniciar? 
¿Guardar? 
¿Salir? 
¿Cancelar? 
¿Continuar?

Trató de salir... No pudo... Le dio a todas las opciones y no podía... Una sola titilaba... Cada vez más curiosa, continuó...

Continuar…

Un listado impresionante de bancos se desplegó ante sus ojos... Todos eran de paraísos fiscales, ciudades estados, territorios liberados...

Trató de escoger uno... Cuando estaba pequeña, fue una vez de vacaciones a la Ciudad Autónoma de la Península Gris (CAPG). Le encantó la arquitectura colonial, mediterránea, turística, la ciudad de la fiesta perpetua.

Vio los dos primeros bancos de la lista... Le atrajo uno que tenía colores verde pastel, guayaba y fucsia en el portal...

Este mismo es…

—Introduzca el pendrive —leyó el titilante mensaje.

—¿Pendrive? No tengo...

Una alarma sonó y vio en la parte interna del laptop una especie de gel que titilaba. Lo despegó... Un pendrive del grosor de una hoja, transparente además... Se colocó en el pendrive.

Lo introdujo…

Inmediatamente, la pantalla del laptop cambió de color.

Establezca en pantalla con su dedo, lápiz digital una firma, acerque su cara y luego dele un beso a la pantalla.

Así lo hizo...

Introduzca ahora 7 letras, 8 números y 6 signos analógicos...

La pantalla se apagó. Así duró un rato con un punto titilante que cambiaba de colores.

—Este juego es más aburrido que “A pensar” —dijo a nadie.

Un pito... Una música. Una alarma y el laptop vibró... Después, un mensaje en su pantalla.

Usted ha accedido como usuario de su cuenta. 
HTZ218|=?ǨÇVT]96606321-Z 
Banco del Tesoro de la RTCO 
Saldo: 2.733.998.765.456.000 Dólares de RTCO 
2.150 Toneladas de Oro. 
6.785 quilates de Diamantes 
25.000.000.000 Dólares de ISPT en Bonos del Tesoro al portador. 
Expandible y transformable a 25 tipos de criptomonedas.

Estupefacta, no daba crédito a sus ojos.

Mostraba su cara, sus huellas digitales... La huella de su boca y sus dos ojos…

Opciones: 
Transferir a un tercero. 
A nueva cuenta. 
Comprar moneda. 
Retiro efectivo. 
Recarga de Saldo. 
Crear tarjeta Virtual. 
Convertir criptomonedas.

De un sopetón se le olvidó el susto... ¿Qué era todo esto? Parecía Google Finance y Yahoo Finance de verdad... ¿Todo era virtual?

Vio de reojo su propia cuenta de ahorros... El laptop la estaba asociando automáticamente.

Tenía el saldo de la mesada de su papá... Con miedo, transfirió 500 dólares... Lo hizo, vio como su cuenta aumentó en 500 dólares y la otra no se le movió ni un número...

Inmediatamente, la pantalla cambió de colores y la cara de su hermano apareció...

—Gracias, Letzka... Me has liberado una cantidad importante de mi dinero... También ahora es tuyo... Transfiere a esta cuenta 500.000.000 dólares convertibles a criptomonedas Mondoong.Coin. Hazlo ya —agradeció su hermano con el esbozo de una malvada sonrisa.

En automático lo hizo... Sin pensar... Olvidando las sanciones contra su hermano... Sin medir consecuencias…

Inmediatamente llegaron las comprobaciones... Otra cuenta prefijada automáticamente...

—Oye, hermano... ¿Esto no es Yahoo Finance? —preguntó deslumbrada por las cifras que se mostraba ante ella.

El hombre rió fuertemente...

—No. No es... Gracias, hermana... Pronto nos comunicaremos... No pierdas el laptop. No por nada. ¿No querrás comenzar el proceso otra vez?

—No —dijo ella asustada.

—Por cierto... Toma todo... Todo lo que quieras... Ni me preguntes… Gracias por ayudarme... Confío en ti. No me falles… —le dijo la voz del hombre...

—Tengo 500 dólares... Es para la rumba —dijo celebrando, olvidándose en automático de todo lo vivido…

Como toda chica de 17 años y medio, continuó su periplo de vida. Le lanzó cuatro embustes a su padre, de alguna manera logró sostenerse en la universidad pasando unas materias, aplazando otras, quedándo rezagada con respecto a sus compañeros.

Había estado tratando de hacer ejercicios de estadística con ayuda de su extraña laptop. No logró encenderla. ¡Qué va! Tarea imposible...

Olvidó el laptop. Más le gustaba sociología, música, literatura. Estaba pensando seriamente cambiarse de facultad.

Por eso ya no le interesaba el extraño artefacto, no le era útil. No tenía ningún interés en las matemáticas. Además, tenía varios de sobra, botados por cualquier sitio.

Pasaron varios días, indiferente a los llamados de atención de su padre, durmiendo poco, fiesteando mucho, divirtiéndose demasiado.

—¡Ay Dios! —Una madrugada, su laptop atronó el ambiente. Desorientada y con respiración entrecortada, buscó a tientas el origen de la música... ¿Dónde estás? ¿Dónde te coloqué? ¿De dónde viene esa música?

Asustada... Mientras incontenible, la música marcha militar se había transformado en música de Iron Maiden atronaba en su cuarto. Después de buscar el origen de la música, encontró que provenía de su laptop, sepultado bajo toneladas de ropa regada en el piso.

—Estás más que enfermo —le dijo a la muchacha a manera de saludo al aparato.

—Mi padre está muriendo —de él salió la gruesa voz de Kyllyo, apremiándola casi con angustia—. Transfiéreme 1.750.000.000 dólares, transfórmalos a Mondoong.Coin inmediatamente. Toma para ti 25.000.000 (25.000 Mondoong.Coin)... Espero aquí en línea. Es urgente... Necesito tener efectivo por cualquier eventualidad.

Aterrada, emocionada, sintiéndose partícipe de algo, lo hizo. Sintió que por un instante tenía a su feroz hermano en sus manos y de verdad la sensación era alucinante. No se equivocó y en 67 segundos todo estaba realizado.

Durante un rato contempló el saldo de su cuenta: 25.000.000 de dólares titilaban ante ella. Su padre trabajaba un esforzado mundo para hacer realidad una cifra así en muchos meses, y ella con un simple plumazo lo hizo. Sin poderse contener, comenzó a gritar, brincar y bailar en la oscuridad en su cuarto…

### II

El hombre en un flux color guayaba y camisa rosada contemplaba a la joven sentada delante de él.




 Tenía que controlarse para no reír. Estaba con una ropa fosforescente, y un lazo del tamaño de una moto recogía su pelo.

Evidentemente tenía contactos. Su manejador de citas estaba copado. Su asistente escogía cuidadosamente quiénes podían hablar con él y esta niña había saltado cualquier barrera.

—Quiero grabar un disco ,plot,compack, presentación,lo que sea—anunció a manera de saludo, después de sentarse ante él en su escritorio.

Escueta y directa. ¡Vaya con la niña! Había accedido a la entrevista. Hija de un poderoso empresario. Hija de una leyenda. Hermana de un peligroso hombre. Todo en una sola presentación.

—Es un honor para nosotros tenerte aquí —mintió de la mejor forma—. Hoka es digna de toda nuestra admiración. Estamos seguros que mucho de ella puedes ofrecernos.

—¿La escuchó cantar? —preguntó tratando de parecer interesada. No quería perder tiempo.

—Por supuesto.

—Entonces, estoy dispuesta a hacer una prueba. No quise traer una maqueta. Mi micrófono no es de buena calidad y no tengo músicos.En realidad fue algo que se me ocurrió está mañana.

—Hacer una prueba en estudio es costoso —aventuró el hombre con el fin de desilusionarla, hacer más breve la entrevista.

Ella asintió. No había problema. El hombre vio que se entenderían. No pareció importarle.

—Bien —dijo cuidadosamente, a ver con cuánto se podía contar—. Estamos en una permanente búsqueda de talentos. Podemos ver cómo adaptar tu voz, ver tu estilo, pulir detalles. Es muy emocionante.

—¿Cuánto necesita?

—Bueno. Si queremos estremecer la puerta, se necesitan agentes, músicos, cuerpo de baile, director de escenografía, compositor.

—Tengo mis propias letras —anunció la joven.

—Entonces, adicionamos arreglistas —sugirió el hombre sin creérselo todavía.

Ella hizo un gesto. Le parecía bien. No había nubes en el horizonte.

—¿1.500.000 dólares? ¿1.500 Mondoong.Coin? —preguntó tentativamente la joven.

—No está mal. Pudiera ser más... —aventuró, completamente seguro que blufear. Era hija de millonario, pero no creía que su padre fuese tan irresponsable para darle tanto dinero a esa chiquilla loquita de carretera.

—No veo problema —negoció la joven. Tenía la sartén por el mango.

La muchacha extrajo una fina pluma de oro.

—Espera —contestó sonriendo el hombre—. Todavía tenemos cosas por pulir. Tengo que hacer una prueba de voz. ¿Soprano? ¿Mezzosoprano?

—Ni idea.

El hombre la vio. De verdad no era fea. Magnífica estructura. Si tenía aunque fuera el 1% de inteligencia de su madre… Aparentemente sí tenía una chequera Wallet  ilimitada. Ya averiguaría si estaba blofeando. Se lanzó.

—Hay un proyecto de novela por ahí. Lo que llamamos un proyecto maldito. Pero siempre insisto con ella. Es de un escritor que nunca vendió más de 10 ebooks en KDP Trakamazon. Yo hace años la leí. Tengo un pálpito. Sé que llevándola a película le agradaría al público. Pero estoy solo ante los ejecutivos. No quisieron ni escucharme. Yo sí creo en ella… Te resumo:

Ella es una soldado de blindados de nuestro ejército. Él es oficial de allá, de nuestros enemigos. Un combate. Se enamoran. Muchas canciones… Al final, una escena épica. Te voy a dar el argumento para que lo leas —dijo el hombre, buscando entre los cajones de su escritorio y extrayendo un compact disk.

Es todo un drama… Mejor aún. La propia hija de Hoka debutando en ese papel... Eso sí. Todo es todo. Clases de baile. Clases de actuación. Clases de canto, entrenamiento militar… Todo al mismo tiempo.

— ¡Sí va! —dijo la joven levantándose intempestivamente de la silla. Estaba con los ojos brillantes.

—No tenemos elenco, ni guionista, a ningún ejecutivo le ha gustado... Piensan que el momento político puede ser complicado.

—Quiero participar —dijo ella sorda a lo último.

—Además, el financiamiento —incitó él.

—¿Cuánto?

—Pues no sé… El actor. Yo siempre he pensado en un chico de impacto.

—Es perfecto. Es bellísimo. Busquemos lo mejor —decía ella casi delirante, sin haber leído ni una letra del argumento.

—Podrían ser unos 7.000.000 de dólares. No hay ni un solo anunciante... Es que a nadie le ha gustado. Solo a mí —dijo el hombre manipulando con una cara de tragedia.

—Yo pongo todo el dinero. Absolutamente todo. ¿A qué cuenta debo transferir inmediatamente? —anunció ella, haciendo que el hombre abriera la boca. Su proyecto encarpetado estaba a punto de nacer. Tenía la fuerza que abría todas las puertas. Solo tenía que buscar al escritor, quien difícilmente sobrevivía descargando camiones con mercancía en las calles de la ultramoderna capital, muriéndose de hambre…

—Bien. El productor ejecutivo. ¿Quieres que sea yo?

—Quiero que seas todo —dijo ella vibrando de emoción, y extrayendo una tarjeta de débito—. Quiero comprarle los derechos de autor al escritor. Pagale lo que sea... Es más. Quiero conocerlo.

—Sabía que debíamos hablar —dijo el hombre dando un tope al escritorio. Cruzó el escritorio y la alzó, dándole un beso en la mejilla—. Vamos a hacer historia.

—Vamos inmediatamente —dijo sacándola a volandas de la oficina y caminando a grandes pasos por no decir corriendo, mientras hablaba jadeante—. Si no me da un infarto de emoción en estos cinco minutos, vamos a ir inmediatamente con la Gerencia de espectáculos. Yo lo manejaré todo. La parte difícil comienza de este instante para ti.

—¿Dónde transferir?, o ¿Quieres un cheque holográfico por todo el presupuesto para que lo cobres ya?

El hombre se detuvo automáticamente.

—Tranquila. Déjate dirigir. Estoy tan emocionado como tú. Pero debemos controlarnos. Si no, nos vamos a morir aquí mismo… —dijo excitado hasta lo inconcebible. Su proyecto. Sabía que sí…

—¿La alfombra roja? Quiero caminar descalza.

—Como quieras —dijo el hombre volando a través de los pasillos, y perseguido a toda velocidad por ella. Ya estaban corriendo.

—Vamos a estremecer el firmamento —decía el hombre casi a gritos—. *195 Kilómetros de Frontera*. Ese es el título. La colocaremos en el horario estelar. Compraremos la hora. Traeremos al muchacho que las haga ovular, sea quien sea en este momento en ISPT.

El hombre estaba casi sin respiración en la puerta de la Gerencia de Espectáculos.

—Quiero ver las letras de tus canciones.

Todavía no se lo creía... Cinco años tratando de sacar adelante el proyecto. Arrastrándose. Suplicando por unos céntimos. Consolando al escritor, quien se mantenía descargando camiones de embutidos para poder tener unos pocos centavos para sobrevivir.

Ahora podía gritar. Podía imponer... Si no lo apoyaban, lo haría como productor independiente. No podían detenerlo. Habían llegado jadeantes a la imponente oficina del Gerente de programación y espectáculos.

—Quiero hablar con Vlotok.

—Está en una reunión —contestó la plástica asistente, viéndolo con la sonrisa con la que alejaba a los gerentes que pronto serían despedidos.

No está disponible —adicionó, al ver que el otro y la sonriente payasa no se retiraban, parecían no entender lo que sucedía. "Está con gerentes más importantes que tú. Quizás algún día", decía el lenguaje corporal de la joven.

—Está para mí. Ahora —dijo dándole un golpe estremecedor al escritorio de la chica, haciéndola saltar.

—A veces los métodos de Dekalia del Norte funcionan —dijo con una sonrisa, viendo como la aterrada asistente hablaba por el intercomunicador con el todopoderoso—. Sin ofender. Claro está.

—No me ofenden.

—Déjame aclararte una cosa. Te voy a hacer sufrir... Mucho. Te voy a hacer maldecir. Pero vas a hacerlo bien. Si no, te mató nueve veces por minuto...

Letzka rio divertida. Este momento nunca lo olvidaría. Ahora sí sabía que estaba viva.

### Capítulo 3

https://youtu.be/7TfRiXjK0iY

Hoka entendía absolutamente lo que sentía Edmundo Dantès en el Castillo de If.

No había diferencia con ella. Un detalle. Su prisión era más grande y por lejos más cruel. Mejor dicho, sus carceleros eran fríos y corteses. Estaba prohibido hablarle. Estaba prohibido sonreírle. Su gran alivio: casi nunca veía a su esposo. Mucho menos veía a su hijo. Lo había parido. Lo había amamantado, pero tenía remordimientos. No sabía si lo amaba. No sabía si lo necesitaba. No lo sabía de verdad. Tenía la certeza que había dado a luz un monstruo igual a su padre.

No celebraban las alegres fiestas de mitad del invierno, cuando se decoraban los árboles con luces de colores, se intercambiaban regalos y con esfuerzo la gente compartía cenas. No era así. Una ciudad oscura, silenciosa, con algunas luces de camiones militares transitando por las solitarias avenidas. Así lo contemplaba desde las ventanas del palacio. Ahora rodeado de una inmensa pared con garitas blindadas.

Había una sola gran celebración: el cumpleaños del líder, del supremo comandante, del gran guía y conductor, el creador de toda felicidad y prosperidad. Se hacía un imponente desfile militar.

https://youtu.be/JsBM6sA1cFs

Mostraban las variaciones y modernizaciones a los tanques X9, los lanzamisiles O58, los aviones Veneno 72, Veneno Z19, los nuevos helicópteros 9F. Y el máximo orgullo: los misiles intercontinentales llenos de virus electrónicos 3-2-2-.

En este desfile, una sombra manchaba la alegría del poderío de la nación. El gran conductor de todos los pueblos ya tenía muchos años. Su salud había tenido altibajos, presentando largas ausencias del líder.

Se rumoreaba que tenía hipertensión, diabetes y una gran insuficiencia coronaria. Esto lo hizo mostrarse más agresivo. Más desconfiado. Más agresivo.

Ella odiaba toda la vida recordar ese desfile, pues en esa misma noche, ebrio, llegaba a su apartamento dentro del palacio. Sin duda la violaría brutalmente.

Llegó agresivo. La empujó a un sillón y la abofeteó. Por puro placer.

—Inútil... Puta... Imbécil —gritó histéricamente con expresión de desvariado asco. Dijo sentándose con una supuesta y burlona cara de interés—. ¿Qué aportas a la vida? ¿Cantar? Entonces canta.

Vio el piano. Tomándola por un brazo, la llevó según su costumbre a empujones junto al piano, sentándola brutalmente en la butaca y sentándose a su lado le dijo con el aliento de beodo.

—Es verdad... Tocas piano. Toca entonces —ordenó empujando brutalmente la cabeza hacia el piano.

Aterrada, comenzó los acordes de la marcha militar número 7.

—No... Esa mierda no... Algo de la música débil y degenerada que sabes.

Ella rememoró. Tenía tiempo sin tocar. Había perdido las ganas de hacerlo.

Tocó y comenzó a cantar con los ojos cerrados una juvenil canción de los pastores de su pueblo. La canción que decía algo que ella nunca pudo tener.

https://youtu.be/idnvgIRdYhc

Al final de la canción, el hombre juntó su fea cara a su rostro y le dijo:

—¿Sabes? He estado enamorado todo este tiempo. Una bella ingeniera aeronáutica. Le di todo. Le di perfumes. Le regalé hasta una salida al extranjero. Un auto... Sí... Le di un auto… Trató de huir de mí. La atraparon en la frontera con RTCO... Yo mismo acabo de matarla —informó comenzando a llorar... Mientras lo hacía, restregaba en la mejilla una pistola le decía—. Con esta misma pistola la maté…

Luego, el hombre se quedó en silencio y la vio.

—Tú has sido la única que me has entendido. Yo sé que me tienes asco. Sé que no me amas. Pero me entiendes. Te he maltratado porque eres más inteligente que yo. Sé que no estás a gusto aquí y si pudieras escapar lo harías… Pero no lo harás.

Así fue. Desde un principio Comenzó a violarla repetidamente hasta que llegó un día que la liberó. La liberó, no porque estaba embarazada. Eso no lo frenó en lo absoluto. Siguió usándola a placer... Violentamente... Pero a ella ya nada le importaba. Estaba muerta por dentro.

Sin embargo, a partir de un día amaneció diferente. Comenzó a dormir con ella pero sin tocarla. La invitaba a desayunar. Comenzó a tratarla de otra manera. Era algo completamente distinto. La llevó al consejo de ministros… Le dio libertad para que enseñara música a varios niños. Le dio libertad para que fuera a consolar a los enfermos en los hospitales. En Dekalia del Norte, fueron entendiendo que Hoka no hacía propaganda. Trataba genuinamente de ayudar. Generalmente sin obtenerlo. Pero para el pueblo, esos gestos de compasión y amistad eran más que valederos, en medio de tantos sufrimientos. Los recibimientos que le hacían no eran poses. Eran verdaderos. Katkrot tenía que obligarlos a sonreír. Ella les generaba espontáneas sonrisas... Esos raros momentos de libertad eran toda una bendición para ella... Hasta que, entendiendo que el pueblo la quería de verdad, prohibió terminantemente sus salidas.

En las reuniones de ministros entraban jóvenes, extranjeros. Hablaban de cosas nuevas. Bolsas de valores... Inversiones... En un principio no comprendía nada. Pero era interesante lo tratado. Comenzó a disfrutarlo. A entenderlo, pues él la obligaba a que le explicara. Ella tenía que entender. Luego hacerlo entender.

En las reuniones de ministros recibía un cortés saludo. No conocía a ninguno. Él los escogía de las provincias. Supuestamente, entre los mejores médicos, entre los mejores ingenieros. Repentinamente los cambiaba. Los demás no preguntaban. Era como si el nuevo siempre hubiera estado ahí…

Un día, el gran guía propuso:

—Voy a proponer a la primera combatiente para un puesto. Claro, si el consejo de ministros lo apruebe —dijo apenas sentado y mirando a todos—. Su embarazo no ha sido limitante para sus actividades en favor del pueblo.

Todos aplaudieron con entusiasmo fingido. Ella recibió el cargo de Ministra de Asuntos Culturales y Educativos. Era un puesto decorativo, pero le permitió viajar por el país, organizar conciertos, espectáculos y eventos educativos. Por primera vez en años, vio algo más que las paredes del palacio.

Viajó a las provincias. Vio la miseria real: niños desnutridos, hospitales sin medicinas, fábricas paradas. Intentó ayudar en secreto, enviando recursos desde sus contactos en RTCO. Pero todo estaba vigilado.



Esos raros momentos de libertad eran toda una bendición para ella. Hasta que él, entendiendo que el pueblo la quería de verdad, prohibió terminantemente sus salidas.

Cada semana recibía una nueva asignación,una nueva dirección, un nuevo ministerio, ella tenía que ser parte del culto a la personalidad.Era necesario.Ella era popular por si misma.Si hubieran elecciones,hubiera ganado por 90% sin trampa.

Nadie objetaba nunca . Diariamente Todos inmediatamente se levantaron de los sillones y aplaudieron largamente. Minutos después, el hombre hizo un gesto y, sincrónicamente, todos dejaron de aplaudir. Miraron asustados.

—Siéntense —ordenó secamente.

Absolutamente sin excepción mostraban rostros de felicidad por la noticia.

Ella los miró con pena. Era extranjera. Ni les iba ni les venía.

—Tú —señaló el dictador a uno de ellos—. Explícanos a todos lo que nuestros aliados de la RTCO están haciendo en estos instantes. Los alcances de la reforma comercial que los mantiene inmersos en una gran actividad... ¿Cómo podemos beneficiarnos de eso?

El hombre explicó lo que estaban reformando: términos desconocidos como bolsa de valores, emisión de compra y venta de acciones de las empresas públicas, empresas de maletín, comercio privado, libertad de movimientos...

Todos escuchaban atentamente. El hombre terminó su explicación y el gran dictador hizo un gesto de satisfacción. Todos habían entendido la idea.

Ella después recibió un montón de libros y una computadora. Tenía que leer y estudiar. Después explicarle a él. No podía aparecer ante su gente como si no supiera nada del tema.

Por ahí comenzaron a hacerse reuniones cada vez más técnicas. Eran más frecuentes las visitas de conocedores del tema, que provenían hasta del odiado ISPT.

Ella ahí fue enterándose de cosas inauditas… Mucha de la comida humanitaria que llegaba venía precisamente de ISPT... Cada vez eran más frecuentes las películas y comida de ahí. Solo para ellos, y a él le encantaban: las de guerra, las de ciencia ficción, las de terror… los musicales. La obligaba a aprenderlos y cantarlos cuando estaban solos en el cuarto. Le decía que eso era bueno para el embarazo… También se enteró de que no eran los campeones mundiales de fútbol, como creía la gente. Ni que habían derrotado en béisbol a la selección de ISPT, ni que su flota de guerra había vencido en épicas batallas a todos. Más bien encontró que la mitad de los barcos estaban accidentados por falta de repuestos, y su flota aérea era en su gran mayoría unas viejas carcachas de la RTCO. Las pocas aeronaves ultramodernas estaban en la base aérea subterránea de Poz-xekia para defenderlo únicamente a él, no al país.

Ahora ella entendía perfectamente muchos términos. Comenzó a memorizar las tendencias para los próximos 6 meses, para los próximos 12 meses, para el próximo año. Todas las tendencias: índices industriales, índices por país, ETFs, bonos, acciones, bonos convertibles en acciones tipo A y B, guías de futuras inversiones de Dekalia del Sur, ISPT, ISP, UV y RTCO, entre otras...

Hacían inmensas inversiones a través de empresas de maletín y hombres de paja. Sin embargo, las ganancias eran únicamente para él... Nada para el pueblo… Algunas migajas para los colaboradores. Repentinamente hubo una purga. Todos los ministros cayeron en desgracia. Fue justamente antes de una toma de ganancias. Todo para él.

Su red de empresas de maletín en varias ciudades estados crecía como la espuma. Todo en las narices de ISPT.

A medida que su embarazo transcurría, le fueron otorgando más libertades. Le asignó un Plutón 11 diésel eléctrico 4x4, lo máximo en lujo fabricado en ISPT. Demostrando que nada que beneficiara a su pueblo proveniente del odiado enemigo; solamente podía disfrutarlo él y los suyos.

Podía salir con escolta. Descubrió aquella ciudad fea, simétrica, sin alma.

Todo de un solo color. Autobuses azul con una cinta verde. Colas interminables ante los centros de alimentos, farmacias o lo que fuera.

El pueblo está vestido de un pantalón gris y camisa verde, una gorra negra con una estrella azul de cinco puntas. Los estudiantes de primaria, secundaria, los obreros, los campesinos adicionan un prendedor con la bandera del país y su uniforme era pantalón azul oscuro y camisa blanca. Los estudiantes universitarios, los oficiales de bajo rango, los empleados de los ministerios, un pantalón verde y una camisa amarilla; tenían un prendedor con la bandera y una gorra azul con la estrella verde de 5 puntas. Los científicos, los directores de industrias, los miembros de la asamblea de ciudadanos se vestían únicamente con un pantalón marrón oscuro y una camisa de kaki, con chaquetas marrón oscuro.

Siempre había excepciones. Las había en un uniforme. Era el más temido y odiado: las fuerzas de Control y Seguridad, los tribunales de control y los altos oficiales de la milicia con sus variedades de uniformes vino tinto y pantalón negro, un prendedor con la bandera, la estrella y el escudo de la nación. Todos sin excepción con botas militares y, en su defecto, unos zapatos de tela y goma de color marrón... El único uniforme que usaba Katkrot y los privilegiados, los miembros del politburó... Los que podían hacer lo que les diera la gana, pero que tenían la muerte como despido. Con una diferencia a simple vista: las telas. Eran de lujo y calidad. Eran importadas de la Unión Vethel y secretamente de ISPT, con zapatos de extrema calidad... Eran fácilmente reconocibles. Usaban limusinas Tapirubur importadas secretamente de Dekalia del Sur; y adicionaban en su pecho un prendedor con la cara del gran guía, conductor supremo.

Prohibido maquillarse, prohibido el pelo largo, prohibido gritar en la calle, reírse escandalosamente, prohibido bigotes y barba. Un solo tipo de corte de pelo. Un solo tipo de montura de lentes. Prohibido emborracharse, fumar, rezar, mirar detenidamente a una muchacha. Prohibido los homosexuales, prohibido estar sin hacer nada en horas laborales.

Una tarde solicitó al chofer detenerse... Descendió por primera vez en la calle. El hombre no supo qué hacer ni qué decir. Estaba en la inmensa y gigantesca plaza de la suprema felicidad y al final de ella la estatua de 30 metros de su esposo. Vio algunos niños comiendo un helado... En palacio tenía de todos los sabores. Pero un helado al aire libre le pareció supremo... Así fuera de un solo sabor... Le suplicó comprar uno... El hombre vio la cola de 600 personas con niños y directamente se fue al mostrador, apartando brutalmente a los que estaban a punto de recibir su helado, después de soportar una cola a 45 grados de temperatura bajo un inclemente sol… Ella, sin saber lo que estaba haciendo el chofer, inocentemente se fue caminando hasta la estatua de su marido... Caminaba en medio de personas que no sabían quién era ella. Tenía puesto un pantalón prenatal color gris y una camisa extra larga verde, el mismo de los campesinos y obreros... No tenía prendedor... Le parecía una idiotez… 

 





Viola estatua de su esposo; por un instante sintió lástima de la inútil vanidad de él.

—Inclínate —le dijo la voz seca, inflexible.

Sorprendida, giró su rostro. Un sargento la miraba hoscamente.

Ella lo hizo. Igualmente temerosa del uniforme negro y vino tinto.

—No es suficiente —le dijo el hombre extrayendo un bastón de policía. Tenía el uniforme de los idiotas que tenían que agradecerle a la vida obedecer, trabajar sin descanso hasta reventar, y ningún privilegio ni derechos en el país, protegiendo servilmente a los que sí tenían de todo y disfrutaban de lo lindo de los beneficios que se le negaban a un pueblo manso y resignado.

—Es que estoy embarazada —se disculpó ella tratando de inclinarse.

El hombre levantó el bastón para golpearla, cuando el grito del chofer le hizo mirar... El chofer, un teniente coronel con el helado, venía corriendo a todo dar.

—No la mires —gritó enfurecido al otro.

El hombre llegó y, dándole el helado a ella, le quitó el bastón, cruzando el rostro del hombre cuatro veces con el mismo, dejándolo inerte en el piso...

—Le suplico, le ruego. Vámonos inmediatamente. Que nos están viendo —dijo a media voz  el militar aterrado, olvidándose del otro, que malherido quedaba en el suelo.

En el auto, el helado le supo a hiel. Silenciosamente llegó al palacio. Su bebé le dio varias patadas en el vientre. Nadie le dijo nada. En silencio vio y no vio una película romántica traída de ISPT. En la noche, Katkrot no hizo ningún comentario.

Al día siguiente suponía que más nunca saldría de palacio. Pero a las 4, un edecán la invitó a pasear. Vio al chofer: un coronel de aviación. Tosco y firme. Entendió absolutamente lo que le sucedió al sargento y a su chofer anterior. Estaba claro que hiciera lo que hiciera siempre habría una víctima.

Una fría noche de otoño dio a luz una niña. Su padre decidió que se llamaría Tazzia. Fue a visitarla 5 minutos y se fue. Estaba en medio de maniobras navales de defensa. Después le trajeron a su hijo. Tenía 2 años sin verlo. Inmutable, sin alegría, sin tristeza. Un robot.

Comprendió que no podía seguir teniendo monstruos. Fue la primera vez que pensó en escapar. Salvaría al menos a alguno de ellos. Debía planificarse para escapar. Pero nadie había podido escapar del país. Nadie la ayudaría. Nadie colaboraría; lo que sí encontraría serían delatores.

El palacio estaba lleno de cámaras, de micrófonos ocultos, de vigilantes. Nadie podía hablar privadamente. Las llamadas telefónicas y de celular eran controladas. Facebook, MeWe, Twitter, Instagram, Bluesky, Mastodon, Threads, Line, WhatsApp, TikTok, Telegram, Skype fueron bloqueados. Los correos electrónicos no podían enviarse al extranjero. Imposible viajar internamente. Barreras y retenes estaban en toda la frontera. No tenía contacto con su familia desde años atrás. No tenía amigos. Sus únicos contactos eran en las reuniones ministeriales.

—No tienes prendedor —rugió su esposo repentinamente, sacándola de sus abstraídos pensamientos, planificando, analizando... nada. No había manera de escapar—. Contesta... ¿En qué piensas? ¿Por qué no dices nada?

—Pues... Pienso que porque soy extranjera —aventuró ella.

—Imbécil —le dijo sacudiéndola como un trapo—. Eres la primera combatiente. La madre de todos... La inspiración y guía de la mujer luchadora y productiva de esta sociedad. La genuina representante de la felicidad suprema.

En la mañana, una oficial le indicó que la esperaban en el patio de armas del palacio. Su esposo no había estado con ella en toda la noche. Ahora era raro que lo hiciera.

Rápidamente fue adónde la esperaban. Se peinaba por el camino. Vio la Guardia de Honor. Katkrot estaba dirigiendo él mismo con traje de camuflaje negro y vino tinto.

Había descendido con Tazzia en brazos.

Le indicaron dónde debía pararse.

—Por los servicios y sacrificios en beneficio del pueblo, por su denodada lucha contra los enemigos de la patria, la combatiente Hoka recibe esta muestra de aprecio de todos los ciudadanos en su máxima expresión —dijo el hombre colocando un prendedor con su foto, enmarcado en oro. Había nacido una nueva condecoración. Ella era la primera en recibirla. Por un momento lo aceptó, a pesar de lo ridículo del gesto. Consideraba que más nadie la merecía y con creces…

Eso solo le indicaba algo. Katkrot estaba asustado. Necesitaba publicidad. Es que las cosas se complicaron. Las sanciones internacionales cada vez eran más fuertes… Los barcos de guerra de las Islas del Sol Poniente se mostraban más agresivos. Detenían, abordaban y revisaban las mercancías, incautando las de lujo para la nomenclatura y dejando pasar únicamente alimentos y medicinas para el pueblo. A pesar de sus discursos incendiarios, dos divisiones aéreas de ISPT estaban estacionadas en las bases de Dekalia del Sur.

Los sicofantes que lo apoyaban hacían manifestaciones en muchas ciudades y estados. Pero sus gritos, marchas y discursos no hacían mella. La tenaza que lo ahorcaba cada vez era más fuerte.

Los gobiernos pedían lo que él no podía dar: elecciones libres, libertad para los presos políticos, libertad de prensa, libertad de huelga. No podía hacerlo. Se podían descubrir sus contactos con el narcotráfico, el terrorismo internacional y los campos de concentración. El efecto era que se atornillaba más en el poder.

Hacía maniobras militares, aéreas y navales, incrementaba la represión interna, organizaba multitudinarias manifestaciones de apoyo al gobierno y gritaba duro. Amenazaba peor y rogaba internamente que sus enemigos decidieron dejarlo en paz. Es que su marina no podía pelear: oficiales corruptos, flojos, mal entrenados. No tenía buena tecnología en sus aviones y la superioridad de sus jets era solo en el papel. Sus enemigos lo sabían. Él también.

Puertas adentro era un gran líder, reverenciado, amado, temido. Afuera, un pobre payaso histérico, sin ningún peso específico en el contexto mundial.

Redoblaba esfuerzos. Sus misiles eran 10 años más atrasados que todos los demás. Sus satélites eran de primera generación, su bomba de virus electrónicos solamente era peligrosa para él mismo, por el peligro de autoexplosión.

Por eso la propaganda de la condecoración a Hoka. Una rastrera muestra de suplicar ayuda a la RTCO. Su esposa valía y ella así lo entendió.





### Capítulo 4

El ejecutivo no había obtenido consenso para una película. Obtuvo algo mejor: una serie televisiva. Ahora era una locura en el ranking.

https://youtu.be/WXaHPh0oiMQ

Los anunciantes se peleaban a dentelladas los espacios publicitarios. Letzka demostró quién era: incomparable actriz. Sin duda la hija de una magnífica artista, como lo fue Hoka. Definitivamente era estúpidamente buena en su trabajo.

Daba una intensidad al papel histriónico que tenía literalmente pegado a medio país del televisor, a YouTube y había opacado a todo, absolutamente a todo el elenco.

Iniciaron simultáneamente una gira musical por Dekalia del Sur y era un histérico frenesí; pues Letzka también era una magnífica cantante y bailarina. La gira por RTCO estaba más que segura. Por eso, la universidad quedó en el olvido.

La bella joven logró la más absoluta independencia de su casa. Las 18 horas de grabación diaria la hacían consumir cantidades industriales de pastillas energizantes, cigarrillos de marihuana, inhalar cocaína, bebidas a toda hora, en medio de la locura de las ganancias...

El costo de los 9 800 000 dólares invertido al 100 % por Letzka lo había triplicado; tenía de ganancias 24 900 Mondoong.Coin (1 Mondoong.Coin equivalente a 1000 dólares de ISPT). Era bella, adorada, famosa. Todos los chicos del país estaban enamorados de ella; era la joven que indicaba la tendencia de la moda. Tenía ofertas en secreto de las TV de ISPT, de la TV de las Islas del Sol Poniente, de la Unión Vethel y, por supuesto, de la patria de su madre, la RTCO.

Así que, a pesar de todo, inocente al fin, se enamoró del galán protagónico, contratado desde la TV de ISPT, el chico que las ponía todas a ovular. Rápidamente fue atrapada en sus redes, llevándola a una orgía de drogas, alcohol y sexo, teniéndola enamorada e incrementando su capacidad histriónica a niveles inimaginables para una actriz veterana. Hacía llorar y gritar a las chicas en las plazas, apelotonadas ante las pantallas gigantescas de la TV digital, en las vidrieras de los centros comerciales. El país se paralizaba a las 3 PM (fue el horario que le permitieron, pues al principio nadie tenía fe en el proyecto), desplazó totalmente la serie de las 9 PM del mismo canal y a todas las de la competencia. Ella se volvió un ser insoportable, malcriada y pretenciosa. Tocaba el cielo con las manos y conocía perfectamente el sabor de la fama y la gloria.

Una limusina Tapirubur EX Edición Limitada la traía y llevaba a donde le diera la gana, comía gratis en los restaurantes, los fans la perseguían en las calles. Como toda actriz novata, comenzó a confundir su papel con la vida real. Estaba enamorada del personaje y del galán. Sus manejadores lo advirtieron y estimularon, pagándole una prima adicional al galán Bayuan para que mantuviera el romance y lograr más centimetraje en la TV de farándula. Es que lo tenían todo, pero querían el absoluto... La trama se volvía más vibrante, apasionada y los besos dejaban sin respiración a las quinceañeras, fanáticas de la serie.

Las chicas veían de YouTube la serie y hacían encuestas en TV. La trama era la que siempre la gente imaginó:

https://youtu.be/HQ6__9yYWwI

«Una bella y juvenil soldado de Dekalia del Sur era la mejor tanquista de una brigada; su vida transcurre evadiendo las pretensiones amorosas de su oficial, quien, lleno de despecho, le hace toda clase de injusticias. Ella valientemente soporta, pues ama el ejército.

Hay un sangriento choque en las alambradas; ella es la que más combate. El capitán, hijo de westonzolanos, es genéticamente cobarde debido a su mediocre raza; huye a las primeras de cambio, dejándola abandonada, diciendo medio millón de embustes como excusa cuando le exigen respuestas a su proceder e inculpándola por la derrota.

Es hecha prisionera por los malvados de Dekalia del Norte. Es golpeada, torturada y se disponen a fusilarla. Interviene el dentífrico galán: un teniente de Dekalia del Norte. Una violenta chispa de pasión estalla incontenible. Él asume todos los riesgos y logra salvarla. Se aman salvajemente en medio de la noche, mientras la buscan con helicópteros y perros entrenados…

Ella logra huir. Es una héroe. Enfrentada a las calumnias de su comandante, lo hace quedar en ridículo cuando, en los nuevos combates, ella demuestra su gran valentía. A partir de ahí su vida es un constante arriesgar la vida en las peligrosas alambradas, hasta llegar al lloroso e histérico capítulo final, donde ella, sangrando sus manos por las alambradas, trata de salvarlo para que él cruce y huya con ella camino a la libertad.

No son los criminales de Dekalia del Norte los que lo matan. Es el desdeñado capitán chavista, sirviente de los narcoislámicos, cobarde y asesino, quien le da tiros hasta en la estrella de la cachucha al bello teniente; dejándola a ella gritando horrorizada, envuelta en lágrimas, viendo la escena del joven muerto enredado en las alambradas, alumbrado por los reflectores de las garitas».

Fue un histérico delirio. Dejó en pañales al viejo dorama «Cruzando fronteras»... Una multitud de descontroladas quinceañeras fue en manifestación a las puertas del canal a pedir un final alternativo. Era inconcebible que un chavista, un westonzolano, una vez más le destruyera el futuro a gente buena y decente, ¡hasta en las series de televisión!…

Eso le permitía a los ejecutivos idear una segunda parte... Algo... Había que calmar a la multitud. Los anunciantes lo exigían… Desesperados andaban detrás del escritor, quien por los momentos se dedicaba a descansar, y solo si Letzka le pagaba una montaña de Mondoong.Coin accedería a escribir una segunda parte…

Ella suponía que su éxito televisivo era extensivo a su vida personal. El galán, en una romántica cena, le anunció que tenía que salir del clóset, que era TGT, BTV, HKX, transgénero bisexual y heterohomosexual, y su novio, un superdotado actor de Namibia, el cuál estaba muerto de celos y despecho. Él no podía vivir sin él y la dejó sentada sola en el restaurante. Quedándose enamorada del personaje y del actor. Lloró un poco. Decidió quitarse el despecho y abandonó su amargura con una súper «tumbar la casa» que hiciera historia.

https://youtu.be/bXIwfwSHXMU


Continuara





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